-Uruha, ¿estás llorando?
Dije mientras me acercaba lentamente a él
-No
Espetó con la voz quebrada mientras rápidamente secaba sus ojos, estaba a punto de darse la vuelta e irse pero lo detuve de nuevo tomándolo del brazo
-¿Te pasa algo?
-Nada que te importe
Dijo sin mirarme a los ojos. Sabía que este era el momento en el que debía cuestionarlo acerca de lo que nos pasó apenas hace unos días
-¿por qué eres tan grosero conmigo? ¿Te hice algo?
-No Kai, yo sólo…Olvídalo
Dijo intentando zafarse de mi agarre pero lo tomé con un poco más de fuerza y de una manera brusca debo admitir. Uruha volteó rápidamente y jaló su brazo con fuerza para liberarse pero yo se lo impedí
-Basta Kai, ¿qué quieres?
Dijo con la voz quebrada pero agachando la mirada, como si tuviera miedo de mirarme directamente a los ojos; seguramente la razón era porque no quería que viera como una cascada de lágrimas humedecía sus pálidas mejillas, aunque, a pesar de la lluvia, yo lo podía notar perfectamente
-Quiero saber que pasa contigo
-No me pasa nada, ¡suéltame!
Dijo jalando su brazo con más fuerza para separarse de mí lográndolo a medias, limpió otra vez sus lágrimas con brusquedad para que no lo viera llorar
-Uruha…por favor
Dije casi en un susurro sintiendo un nudo en la garganta; quería, necesitaba una respuesta clara. Sin darme cuenta estaba llorando al igual que Uruha pero vaya sorpresa me llevé al ver como clavaba sus ojos en los míos, tenía una expresión de seriedad en la cara e increíblemente ya no estaba llorando. Esperé a que me dijera algo pero no lo hizo, así que continué
-Es porque aún lo recuerdas ¿verdad?
Uruha abrió los ojos de sobremanera por un segundo y abrió la boca como si fuera a darme una respuesta pero se quedó pensativo unos segundos, como si no pudiera creer lo que acababa de decirle
-No sé de qué hablas
Finalmente respondió en un susurro
-Claro que lo sabes. Aún no olvidas a Aoi
-Cállate…
Dijo de nuevo con voz casi inaudible mientras retrocedía con la mirada perdida en el suelo
-No mientas Uruha, sé que es por eso
-Cállate, maldita sea
Repetía una y otra vez mientras retrocedía. A cada paso que él retrocedía, yo avanzaba, como si quisiera dejarlo sin escapatoria aunque en mis intenciones nunca fue molestarlo
-¿Acaso tan difícil es aceptar que él está muerto?
Dije con un tono que pareció bastante tosco, Uruha levanto la mirada de repente y se acercó a mí
-¡Cállate!
Gritó directamente en mi cara permitiéndome ver como gruesas lágrimas se desbordaban mojando sus mejillas muy rápidamente, nunca quise hacerlo llorar
-Lo siento, yo sólo…
Comencé a decir entre balbuceos. Quería disculparme porque sabía que estaba siendo un imbécil. Quería explicarle que esta era la primera vez que experimentaba algo como esto pero, como siempre, Uruha no me permitió terminar
-Yo lo unico que quiero es no meterme en tu vida
Se veía más serio dejándome perplejo, no estaba entendiendo nada
-¿De qué hablas?
-¿Ya lo olvidaste? Eso fue lo que me pediste
- Uruha, no fue mi intención decirte eso
-Lo dijiste, eso es lo que importa. No vuelvas a buscarme ni mucho menos a dirigirme la palabra
-¿Qué? ¿Por qué?
-Porque eso será lo único que me hará olvidarte
Su respuesta me dejo paralizado. El dolor de que me quería lejos de él, la impotencia de no decirle todo lo que sentía, así como el miedo de las posibilidades que había de que llegara a odiarme.
Uruha puso los ojos en blanco y me tomó de los hombros bruscamente acercándome a él haciendo que nuestras caras estuvieran a escasos centímetros. Sentía como mi corazón se aceleró, estaba completamente pegado al cuerpo de Uruha así que le imploraba a todo lo sagrado porque Uruha no sintiera mis latidos empujando su pecho; a decir verdad no sabía lo que se proponía ahora
-Me alejaré de ti. Te prometo que actuaré como si nunca me hubieras conocido, así que te pido que hagas lo mismo conmigo
Dijo seriamente penetrando su castaña mirada en la mía, haciéndome sentir miserable
-Yo sería incapaz de hacer eso
Dije sin siquiera ocultar mi voz quebrada
-Claro que puedes hacerlo. Olvida lo que pasó entre nosotros, olvida que alguna vez fuimos amigos, olvida incluso el maldito momento en que nos conocimos, sólo así podremos estar en paz
Sentí sus palabras desgarrando mi corazón ¿Para él no significo nada? Sentía como las lágrimas invadían de nuevo mis ojos pero esta vez impediría que se desbordaran; Uruha me miraba seriamente y yo hacía lo mismo, no podía permitirle olvidarme sin siquiera darme una explicación de por medio. Reuní todo el valor del mundo sabiendo que tal vez lo que haría a continuación empeoraría las cosas pero finalmente lo tomé de la nuca y sin pensarlo dos veces uní mis labios con los de él, con la esperanza de hacerlo cambiar de opinión al recordar el día que él me besó. Sentí como las manos de Uruha se separaron de mis hombros y las dejaba caer a sus costados manteniéndose inmóvil. Cuando me quedé sin aire me separé de él y lo vi directamente, estaba empapado en lágrimas, no entendía nada pero antes de poder decir o hacer algo Uruha levantó la mano para golpearme, ladeé mi rostro esperando su golpe pero increíblemente no lo hizo, mordió sus labios para acallar unos sollozos y me empujó
-Olvídame
Dijo finalmente dándose la vuelta para comenzar a alejarse de ahí a paso rápido, yo sólo me quedé observando como desaparecía ante las gotas de lluvia. Dentro de mi cabeza imaginaba correr detrás de él, cubrirlo con mi abrigo y ofrecerme a llevarlo hasta su casa pero sabía que eso nunca pasaría, no con una persona que no me quiere en su vida. No pasó mucho tiempo para que la lluvia cayera con aún más intensidad mientras yo seguía ahí parado y llorando como las personas a las que le rompen el corazón, aunque a mí sí me lo habían roto y lo peor de todo es que era la primera vez que lo hacían.
Después de unos minutos mi cuerpo comenzó a temblar por tremendo aguacero que estaba cayendo, con pesadez me dirigí a mi auto y me subí haciéndome la misma pregunta una y otra vez ¿qué demonios haría después de eso?
Cuando llegué a mi casa la lluvia aún no había cesado, fui al balcón de mi habitación y la observaba fijamente, no podía procesar lo que había pasado con Uruha, buscaba una razón complaciente ¿Porque no quiere darme una oportunidad? No lograba comprenderlo, nada encajaba. Mi celular comenzó a sonar sacándome del mar de pensamientos en el que me había sumergido, limpié las lágrimas que estaba derramando y me dispuse a contestar
-¿Hola?
Dije lo más serio que pude, quien sabe si mi voz aún permanecía quebrada
-Hola Kai, soy Reita
-¿Qué pasa?
-Eres el líder así que tú sabrás lidiar con esto…
Comenzó a pronunciar, se le notaba nervioso
-No tengo idea de qué significa ni qué debería hacer pero tengo la esperanza de que tú…
-¡Joder, habla ya Reita!
Interrumpí a mi amigo ya que me desesperaba que no fuera al grano de una vez. Al escuchar lo que me dijo mi mente se desconectó y sólo sentía la necesidad de ir a ver lo que pasaba
-Es Uruha...
Fueron las últimas palabras que pronunció Reita antes de que yo ya estuviera abriendo mi auto para dirigirme a su apartamento.
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