-Es Uruha
Fueron las últimas palabras que pronunció Reita antes de que yo ya estuviera abriendo mi auto para dirigirme a su apartamento.
Conducía como loco, necesitaba llegar y asegurarme de que todo estaba bien con Uruha. Los semáforos, altos y peatones poco me importaban ya que a estas alturas ni siquiera la ley me detendría o retrasaría, apenas iba a medio camino y maldecía una y otra vez a Reita por vivir en una zona tan alejada a la mía; en cuestión de una media hora ya estaba estacionado frente al edificio donde Reita tenía su apartamento, como pude bajé del auto y corrí hasta la entrada sin siquiera ponerle seguro, cuando entré la recepcionista al verme correr despavorido ni se tomó la molestia de preguntarme qué demonios estaba haciendo, de pronto me topé de frente a las escaleras que parecían desafiarme a subir hasta la planta 6 que era dónde estaba Reita. Me tropezaba una y otra vez sin tomar cuidado a la locura que estaba haciendo, ¿qué demonios te pasa, Kai? Me pregunté a mí mismo, era cierto, desde que venía en camino no me importaba nada, ni que me detuvieran, ni que chocara, ni tropezar y caer por las escaleras, nada, en estos momentos sólo podía pensar en Uruha y en que probablemente me necesitaba. Ya sólo me faltaba un piso para llegar pero en eso Uruha apareció frente a mí en medio de las escaleras haciendo que frenara en seco mirándonos fijamente, en estos momentos mi mente se desconectó, no podía emitir sonido alguno e incluso sentía como si mi corazón se detuviera por unos segundos; los pasos lejanos de Uruha fueron los que me devolvieron a la realidad pues, después de esos efímeros segundos, pude notar como él seguía su camino como si nada, como si no me hubiera visto
-Kai, ahí estás
Escuché la voz de Reita acercándose a mí, se le notaba un poco agitado y antes de poder articular palabra abrió a boca de nuevo
-Debemos hablar
Sentenció, aún estábamos en medio de las escaleras así que me hizo una seña con la mano para que nos dirigiéramos a su apartamento.
-Él no me quiso escuchar
Pronunciaba Reita mientras tomaba asiento a mi lado
-¿A qué te refieres?
Pregunté arqueando una ceja para verme desinteresado, sabía perfectamente que se refería a Uruha pero claro que no lo demostraría
-A Uruha, en cuanto le dije que estabas en camino él sólo insistió en irse, quise convencerlo a que se quedara para que los tres platicáramos pero no quiso
-Ya veo…
Dije desviando la mirada pero Reita me miraba insistentemente como si sospechara algo
-Kai, últimamente actúas muy extraño. No es que sea entrometido pero… ¿Pasó algo entre ustedes?
Boqueé al escuchar la pregunta de mi amigo, fui incapaz de contestar
-Dímelo Kai, medio mundo se ha dado cuenta de que cuando están juntos actúan muy extraño. Uruha es mi amigo desde la infancia, así que si le hiciste algo dímelo ahora y te juro que…
-Tranquilo, no es nada
Dije lo más pacíficamente que pude para que Reita se tranquilizara, cosa que logré con éxito pues suavizó su expresión y se acomodó a mi lado nuevamente
-Lo siento, es sólo que no soportaría ver a dos de mis amigos peleados
-No estamos peleados, Reita, lo que pasa es que…
Comencé a pronunciar pero me detuve al ver que Reita se levantó repentinamente y se dirigió a su habitación. Minutos después regresó con una caja en sus manos, se le notaba preocupado
-Mira, hoy vino a dejarme esto
Decía Reita colocando la caja en la mesa de centro
-Son cosas que él y yo juntamos desde que somos niños y no sé por qué me la dio si prometimos que él la guardaría para siempre, es como si él ya no la quisiera o ya no la pudiera guardar más. Oh, espera
Se dirigió de nuevo a la habitación dejándome pensativo ¿Qué se proponía? Primero me pedía que lo olvidara y ahora viene a dejarle sus cosas a Reita. Sin darme cuenta, mi amigo ya estaba de nuevo sentado a mi lado mirándome fijamente
-¿Se te ocurre el por qué está haciendo esto?
Preguntó intrigado, yo sólo negué con la cabeza y le indiqué que continuara
-Lo más extraño es que lo está haciendo con todos, hoy también le entregó por fin los collares a Ruki que le había prestado meses antes y nunca se había dignado a entregarlos, además de que le pidió disculpas a Saki si alguna vez lo había ofendido y le dijo que podía llegar a ser tan bueno como Aoi y ahora viene conmigo y me entrega el tesoro más grande que tenemos desde que nos conocimos
-¿Y por qué no sólo pensamos en que quiere dejar todo en orden?
Dije aunque estaba tan confundido como él y no podía sacar otra conclusión
-¿Dejar todo en orden? ¿Pero, para qué?
-Quien sabe, quizá nos lo dirá luego. Habla con él y…
-Espera, ¿No te ha hablado o dado algo?
Interrumpió Reita con la mirada pensativa, estaba organizando las ideas en su cabeza y eso no era nada bueno
-Habla tú con él, después de todo eres el líder y tal vez sea un buen momento para que se reconcilien
Desvié la mirada al escucharlo, quise decir que no pero ¿qué explicación podía darle? Después de todo le había dicho que entre Uruha y yo no pasó nada grave. Tragué saliva para aclarar mi garganta la cual se sentía seca desde que Reita pronunció aquellas palabras
-Bien, lo intentaré
Dije finalmente y Reita sonrió al escucharme, sentía mi corazón salirse por menuda estupidez que acababa de aceptar.
Después de unas horas salí del departamento de mi amigo, bajaba las escaleras con las piernas temblorosas y quería que el tiempo se regresara y nunca haber llegado ahí. Uruha no quería verme, quería alejarse de mí y ahora que había aceptado platicar con él me aterraba, pues sabía que mi corazón no soportaría ser roto de nuevo por la misma persona.
Al día siguiente me pasé toda la mañana pensando en cómo me dirigiría a Uruha después de lo que había pasado los últimos días. La hora de irme no llegó demasiado lento ya que sin pensarlo ya estaba encendiendo mi auto para dirigirme a la compañía, en 20 minutos ya me encontraba ahí, estacionando mi auto frente a esta y caminando hasta la puerta de entrada. Durante el ensayo me concentré lo más que pude en hacerlo bien pero no rendía al máximo, aún seguía pensando en Uruha y me afectaba como nunca; la última canción del ensayo fue como una campana o alarma de que tenía que dirigirme a él rápido, después de todo se lo había prometido a Reita y yo también necesitaba saber qué pasaba con él
-Uruha…
Lo llamé después de asegurarme de que todos se habían ido, se encontraba sentado en el borde del escenario organizando sus cosas
-Dime
Su voz sonaba notoriamente menos brusca así que continué
-Debo hablar contigo
-Está bien, habla
Dijo mirándome fijamente con sus almendrados ojos, balbuceé por unos momentos y respiré hondo para continuar
-¿Por qué actúas tan extraño con los chicos?
-¿A qué te refieres?
-A que últimamente has hecho lo que quedaba pendiente con ellos
-Oh, eso. Bien, no sé por qué te diré esto Kai, pero la verdad es que me iré
Dijo soltando un suspiro antes de levantarse y comenzar a caminar a la salida, dejé de respirar por unos segundos pero antes de que se fuera lo seguí, esto no se había acabado
-¿Irte? ¿A dónde? ¿Por cuánto tiempo?
Pronuncié a sus espaldas, Uruha se detuvo y volteó a verme
-Sólo me iré para siempre, no te diré más
-Uruha, ¿qué pasará con la banda entonces? ¿Qué pasará con noso…?
Me detuve sin poder creer lo que estuve a punto de decir, Uruha me miró interrogativo
-¿Con nosotros? Nunca hubo un nosotros, creí decírtelo ayer, tú y yo nunca nos conocimos
Pronunció de manera seria y firme, de nuevo me lastimaría como de costumbre
-Uruha, no entiendo el porqué de que me lastimes ¿acaso no te das cuenta de que yo te…?
-¡Cállate!
Exclamó muy enojado sin dejarme terminar pero esta vez no se acabaría así. A pesar de que me sentía desfallecer lo tomé de la cintura apegándolo a mi cuerpo, harto de no poder demostrarle lo que siento, Uruha se quedó inmóvil ante mi acción y en ese momento me olvidé por completo del rumbo en el que iba la conversación
-Uruha, ¿sabes? Yo te…
Estaba a punto de sincerarme pero fui interrumpido por los labios de Uruha presionándose contra los míos haciéndome callar de inmediato y cerrar los ojos, recordando aquella vez que me besó por primera vez.
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