Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

DIGNO DE TI. por Sangre Samurai

[Reviews - 172]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

El Rey Thor hace una propuesta al viejo Loki y como resultado, intenta cambiar su pasado.

Magni casi cumple cinco años, la edad en que murió.

Loki y Amora discuten.

Mientras retiraba el jaez de su magnífico caballo, un par de ojitos del color de los zafiros, una sonrisa traviesa y unos cabellos solares que se escondían tras la puerta de las caballerizas detuvieron momentáneamente el trabajo del joven pelinegro.

-Sal de ahí, Magni... te he descubierto- dijo, respondiendo con otra amplia sonrisa a la del pequeño que al ser llamado, salió raudo de su escondite para correr y saltar a los brazos que le alzaron con firmeza- Pequeño cachorro ¿Me estabas espiando?

-¡No!- exclamó el niño, abrazado al blanco cuello y pegando su mejilla sonrosada en la piel de durazno del dios- Solo quería saber si me has comprado algo para mi cumpleaños...

-Miren al pilluelo, solo quiere saber si tengo un obsequio escondido... Pues te voy a decir algo, pequeño trueno... Sí, si tengo algo para ti.

La carita de Magni se iluminó con esa luz inmensa de la dulce niñez, apenas fue puesto de nueva cuenta en el suelo, fue a hurgar entre los bolsos de la silla de montar, provocando también la felicidad de Loki, puesto que consentir al hijo amado del Príncipe era uno de los mayores placeres de su vida.

-¿Qué es, Tío Loki? ¿Qué me trajiste? ¿Se come? ¿Son dulces?

-Hey, un momento... Yo no dije que te lo entregaría ya. Es justamente para el día de tu cumpleaños...

-Pero faltan muchos días...

-Solo tres días. ¿No puedes esperar tres días?

-Dámelo ya... por favor...- pidió el niño, mirando al pelinegro con aquel mohín de criatura consentida que le hacía delirar- Tío Loki, por favor... por favor...

No era necesario que le rogaran demasiado, Loki tenía el corazón de mantequilla ante aquella alegre, fuerte y ruidosa criatura. Sacó de su propia capa una caja de madera tallada, opulentamente decorada con carey, marfil y piedras preciosas. La entregó a Magni y se deleitó en la felicidad con la que la abría para ver su contenido.

-¿Te gusta? ¿Sabes qué es?

-No sé que es...- negó el niño con un movimiento de cabeza, mientras se embelesaba con una extraña y brillante esfera de color azul que comenzó a flotar apenas se abrió el estuche que la contenía.

-Usa tu magia y sabrás lo que es, Magni.

-Pero...- repuso el pequeño, bajando sus ojos con pena- Mamá no desea que use mi magia... me lo ha prohibido...

-¿Prohibirte usar la magia? Magni, eres una criatura mágica, lo sabemos, tú lo entiendes ¿No es verdad? Tienes poderes que debes estar desarrollando, no te pueden prohibir algo que está en tu naturaleza. De la misma forma en que tu padre espera que seas un gran guerrero, fuerte como significa tu nombre, valiente, que sea digno de la casa real de Asgard... también esperamos que tu magia te ayude a ser todavía más poderoso.

Magni volvió a sonreír. Se sintió apoyado por su querido tío, tal como Loki deseaba ser llamado. Entonces su gesto cambió, era evidente que solo le bastaba concentrarse un poco para dejar que saliera la magia que hasta ese momento poseía.

-¿Qué hago con esta pelota, tío?

-¡No es una pelota, por los cielos de Asgard!- rió Loki, orgulloso de ver a su sobrino con la mirada brillante y el ceño fruncido, como si fuera un terrible hechicero- Es un juguete metamorfo... No hay muchos de estos en Asgard… Ahora concéntrate y el juguete tomará la forma que tú desees...

-¿Un juguete meta... meta...?

-Metamorfo. ¡Pon atención, Magni! Concéntrate en tu animal favorito... ¿Cuál es…? ¿Un perro, un pony?

-¡Un gato!- exclamó el niño, y a su mandato, la esfera tomó la forma de un pequeño felino. Era como una silueta en tres dimensiones, pero aún conservaba el color azul oscuro y las chispas brillantes, como la noche estrellada en su interior. Magni se entusiasmó al ver como el minino se movía y saltaba igual que el gato de su imaginación- Pero mi gato tiene dos colas y dientes de sable...

El juguete tomó la forma descrita y era el objeto más fascinante y divertido que cualquier niño hubiese imaginado.

-Muy bien, solo con tu magia es posible que esto funcione... y cuando desees guardarlo, solo ordena “ve a dormir” y la esfera entrará en su caja.

-¿Y si quiero que sea una espada?- dijo ahora el pequeño rubio, asiendo el arma que apareció ante sus ojos- ¡La tengo! ¿Puedo pelear con ella, tío Loki?

-¡No verdaderamente!- rió el pelinegro- Solo puedes jugar... Con esto no puedes provocar ni provocarte daño alguno, mi querido.

Afuera, Amora buscaba a su hijo hacía algunos minutos. Su risa alegre, sus exclamaciones llenas de emoción, le indicaron que se encontraba por el rumbo de los establos. Fue directo hasta ahí solo para encontrarle abrazando a su aborrecido rival. Si algo le molestaba a la hechicera además de vivir la mentira de un matrimonio arreglado, era que su retoño sintiera una profunda predilección por el amante de su esposo. Magni y Loki continuamente estaban juntos, el ojiverde no ocultaba cuanto amaba al niño, ni lo feliz que eso hacía al padre. Los celos de la madre estaban siempre a flor de piel.

No lo toleraba. Detestaba aquella afinidad y hacía lo posible por evitarla. Apenas vió a su vástago lanzó una orden en voz alta, ordenándole que se retirara a sus habitaciones. La nana que la acompañaba corrió a tomar la mano de Magni y llevárselo lejos.

-¡Mi juguete!- dijo el pequeño, solicitando que le permitieran tomar el obsequio.

Loki, quien puso de inmediato un gesto de desprecio en su rostro, se apresuró a levantar la caja y entregársela al niño.

-¡Suelta eso, Magni! Nada debes recibir de él especialmente ¡Lo sabes!

Magni sollozó, obedecía a su madre aunque sintiera el deseo de llevarse aquel artefacto que le había maravillado. Dejó la caja en el suelo y salió casi arrastrado por la nana.

-El niño no tiene la culpa de tu odio, Amora... solo es un obsequio.

-Nada tuyo le hace falta- concluyó tajante la hechicera- Y quizá es tiempo que hablemos claro y de frente. Con mi familia no te metas.

Loki se irguió con altivez, por supuesto que era tiempo de hablar.

-Y quizá ese tiempo fue desde que te metiste entre Thor y yo, cuando sabías perfectamente que teníamos una relación. Tu familia la construiste pasando sobre los sentimientos de Thor y los míos.

-La cuestión es que él se casó conmigo, que Magni es nuestro hijo... no es tuyo, nunca lo será. Y la educación de mi hijo la decido yo, incluyendo seleccionar a quienes se acerquen a él... Y no me agrada tu cercanía.

-¿Quieres impedir que Magni me quiera? ¿Crees que puedes impedir que el agua fluya? ¿Qué el viento sople? No Amora, lo que haces no es bueno para el niño y no puedes impedir que yo esté junto al hijo de Odinson, continuaré cerca de él, continuaré amándolo y exigiendo que su educación incluya aprender a usar su magia, es antinatural que se lo impidas.

-Pues te reto a que lo intentes. Magni es mi hijo, te lo repito: MI HIJO, y no quiero que te le acerques, no me obligues a tomar medidas más drásticas.

-¿Te atreves ahora a amenazarme?

-Tómalo como quieras...

Los dos se miraron desafiantes a los ojos, hasta que la voz clara y firme de Odinson puso fin a esa confrontación verbal.

-Amora... retírate.

Loki se sintió satisfecho. Por primera vez frente a la que era su esposa, el rubio le daba un lugar por el que había estado luchando todos esos años. Se cruzó de brazos y la miró con desprecio, la hechicera se vió forzada a obedecer la indicación de su marido y su príncipe, no podía negarse y con un ademán de rabieta, salió rumbo al interior del palacio. A Odinson le esperaba un mal rato cuando se hallara a solas con ella.

Y mientras, le esperaba otro mal rato intentando contentar a Loki y convencerlo que mientras Amora fuera una buena madre, difícilmente podía oponerse a sus decisiones en la educación de Magni. En este punto, el joven pelinegro tendría que ser más comprensivo.

***

 En el futuro, Loki escuchó perfectamente cuando la puerta de su celda se abrió. En la oscuridad que lo rodeaba, había perdido la noción del tiempo, no tenía idea si era la mañana, tarde o madrugada. Aunque por el aroma de comida, supuso que se trataba del guardia que llevaba sus alimentos de mediodía. Sí tenía hambre, pero estaba decidido a no comer nada, se pondría famélico y moriría de inanición antes que seguir soportando la nueva oleada de sentimientos y emociones que le brotaban en el corazón.

Los pasos del guardia acercándose lo pusieron de mal humor, se dijo a sí mismo que apenas le solicitara que se levantara a comer, le diría con un grito que se largara y se llevara consigo todo, que era un bruto y no entendía sus palabras.

Pero a pesar que estaba parado tras él, el intruso no dijo una sola palabra y Loki tampoco habló... que se cansara de esperar entonces y se marchara.

Fue entonces cuando sintió sobre su hombro flaco la calidez de una mano grande y fuerte, cuyo contacto lo hizo estremecer. ¿Cómo se atrevían a tocarlo? Hizo un esfuerzo y permaneció quieto. Entonces, la mano se deslizó un poco hacia su cuello y acarició los largos cabellos entrecanos, para regresar al hombro y obligarlo a volverse con firmeza hacia el recién llegado.

Loki se topó entonces con el rostro adusto y noble del Rey Thor.

Por breves segundos los dos se reconocieron, escudriñaron sus facciones y clavaron sus miradas el uno en el otro. Todavía sin decir palabra. Thor con un aura de majestuosidad, de realeza, de poder. Loki con un dejo de orgullo y altivez que sentaban excelente a sus maduros rasgos.

Entonces, en insistente silencio, el Rey Thor tomó el tazón que llevaba en una charola de plata, un tazón fino, no del grosero y vulgar metal en que siempre eran llevados sus alimentos. Y con la ternura propia de un padre o de un amante, llevó delicadamente la cuchara a los labios cerrados de Loki.

El viejo embaucador no gritó, no reclamó ni rechazó el bocado. Abrió la boca dócilmente y permitió que un poco de sopa caliente cayera en su estómago.

A ese bocado siguió otro y otro más, ofrecidos en silencio, con lentitud y cuidado. Hasta que se vació la mitad del tazón y Loki colocó su mano frente a la cuchara para señalar que no deseaba más. Los días sin alimento habían encogido su estómago y con poco, se sentía satisfecho. Entonces el Rey Thor tomó con sus dedos un trozo de pan de delicada consistencia y lo mojó en un aceite aromado con vinagre balsámico y especias. Loki comió dos bocados más de pan y después rechazó el tercero.

En este punto, una lágrima traicionó el azul límpido del único ojo del Rey y al verla, los verdes y todavía brillantes ojos de Loki se llenaron igualmente de bravas y saladas lágrimas, aunque no permitió a ninguna resbalar por sus mejillas.

-¿Te dije que te has puesto muy viejo... Thor?- preguntó Loki con voz quebrada, mientras una mueca extraña bailó en sus labios intentando ser una sonrisa.

-Los dos somos viejos, hermano...- respondió el soberano, colocando nuevamente su enorme mano en el cuello del embaucador- Y espero que seamos más sabios.

-¿Por qué has venido? Pensé que yo ya no te interesaba.

-Vengo a proponerte una última empresa, viejo amigo, viejo compañero... Una última jornada juntos. Porque he tenido un sueño insistente durante estos días, un sueño en que mi amado hijo Magni, me suplica que averigüe la verdad de su muerte y me exige castigo para el verdadero culpable...

-Dudaste de mí por un siglo... y ahora haces caso de un sueño... ¿No es eso un insulto a mi dignidad?

-Solo déjame saber y creer en ti por última vez.

-¿Y si te digo que no me importa ya que creas en mí?

***

Ángela miró la pequeña figura de su sobrino en aquella triste actitud, sentado temerariamente en el alféizar de su ventana en lo alto del piso cuarto del palacio, con las rodillas flexionadas y escondiendo su rubia cabecita para llorar sin reparos.

-¿Qué te sucede, pequeño?- le dijo, llegando hasta él agitando sus majestuosas alas de ángel- ¿Quién te hizo sentir mal?

-Mamá...- respondió, secándose las mejillas y los azules ojos- Tío Loki me dio un obsequio, mamá no permitió que yo lo trajera conmigo...

-Eso es una verdadera pena- replicó la hija de Odín- Yo creo que un obsequio no debe ser despreciado... ¿Dónde lo dejaste? Yo iré a traerlo para ti... o mejor aún, vamos donde te espera tu tío Loki y después iré por el obsequio.

Magni aceptó encantado, le gustaba mucho que su tía Ángela lo llevara en vuelo a su lado. Abrió los brazos y levantó el rostro para sentir el viento frío, la libertad y la altura. Ángela lo llevó de a poco hasta la cúpula dorada más alta del palacio real, casi en las nubes decía Magni... ahí lo esperaba la sonriente figura de Loki.

-No...- dijo el niño al ver al ojiverde extenderle los brazos- No me dejes... no me dejes aquí.

-Pero si es tu tío Loki... anda, querido. Quédate con él mientras yo bajo a los establos en busca de tu obsequio, después jugaremos un poco sin que tu madre se entere.

-¡No!- repitió Magni, sin ser escuchado.

Ángela bajó hasta el lugar donde el niño le había dicho que estaba la caja decorada y su obsequio. Buscó solo un poco y la encontró todavía abandonada en el suelo. Tomó la caja y la abrió, a sus ojos solo apareció una pelota simple, de color azul obscuro y arrugó el ceño con curiosidad, ¿Ese era el grandioso obsequio por el que tanto lloraba el niño? Preparó sus alas para volver a tomar el vuelo y fue entonces cuando los vió; Loki y Odinson discutían acaloradamente en los jardines. Después del enfrentamiento verbal con Amora, el pelinegro ahora se hacía de palabras con su amante, a quien reiteradamente rechazó su indicación de alejarse temporalmente de su hijo, con la finalidad de calmar un poco a la celosa madre. Loki por supuesto, se negaba, no estaba dispuesto a darle esa satisfacción. Amaba a Magni, lo quería con sinceridad, alejarse de él solo le parecía un capricho, porque ella no quería compartir el afecto que había despertado entre los dos.

-¿Dónde dejaste a Magni?- preguntó la joven, interrumpiendo a la pareja.

-El niño está en sus habitaciones- dijo Odinson, viendo también la oportunidad de cortar la discusión con Loki.

-No... yo acabo de entregártelo arriba, en la cúpula mayor... lo dejé mientras buscaba su caja y su obsequio.

Odinson y Loki se miraron comprendiendo que algo anormal estaba sucediendo. Ángela palideció y el rubio ordenó subir de inmediato a buscar a su pequeño. De los recursos de los tres, solo ella podía regresar a toda velocidad y así lo hizo.

Magni luchaba por liberarse de la mano de un Loki que no era al parecer, el tío que tanto adoraba. No podía estar en dos lugares a la vez.

-¿Quién eres?- le dijo Ángela, preparándose para combatir si era necesario- ¿Quién eres y por qué me has engañado? Solo espero que no pongas en riesgo al heredero de Asgard...

-¡No es mi tío Loki!- gritó Magni- Yo te lo dije.

Ángela se posó a dos pasos del niño y el usurpador lanzó una carcajada llena de burla.

-No te asustes, hermanita... no pienso hacer daño a esta ricura de criatura. ¡Qué grande es su poder! Me vió a través de mi forma falsa... es un gran hechicero.

Odinson y Loki llegaron casi al mismo tiempo, deteniéndose en seco al ver al doble del menor reteniendo a Magni.

-¿Quién eres?- repitió Ángela, cuidando los inquietos movimientos del pequeño.

-No te atrevas a hacer daño al niño...- agregó el hijo de Odín, amenazando al que retenía a Magni con un gesto feroz y su terrible hacha en la diestra.

El doble se sabía dueño de la situación, calculando cual era el mayor provecho que podía sacar.

Pero Loki se mantenía concentrado, fijas las gemas verdes de su mirada en los zafiros del hijo de Odinson y con ligeros ademanes de entendimiento, logró que el niño hiciera justo lo que quería: Magni arrebató el amuleto que pendía del cuello del falso Loki y lo arrojó al frente, cayendo en manos de Ángela.

-¿Qué diablos...?- exclamó el extraño, quien al perder el amuleto reveló, en medio de un resplandor color jade, su verdadera identidad.

-Viejo...- murmuró Loki al reconocerle- Pensé que no te volvería a ver.

-No lo pude resistir- Dijo el viejo Loki encogiéndose de hombros- después de todo lo que por tu culpa estoy viviendo...

-Deja a Magni y hablaremos...

-Pero sucede que no voy a dejarlo. Tengo mis razones y como siempre... sabes que no las diré. Así que el consuelo que les doy es que no sufrirá daño alguno y regresará a ustedes sano y salvo dentro de un par de semanas.

-Sabes que no te lo permitirán...

-Dulzura, no les estoy solicitando permiso. Así que, criatura con alas, hermosa hermana extraviada en el tiempo, devuélveme mi amuleto y nos veremos pronto.

Odinson estaba a punto de saltar sobre el extraño, al que Loki le hablaba tan familiarmente y solo por el temor de que su hijo sufriera algún daño era que se contenía. Pero la sola mención de que no le verían en dos semanas estaba provocando que perdiera el control.

-No, viejo... No puedes hacer eso... Estás interfiriendo, no puedes interferir en lo que no ha sucedido, no puedes sin sufrir graves consecuencias en el futuro...- suplicó el muchacho, mientras contenía con sus manos y su cuerpo cualquier reacción demasiado violenta por parte de su rubio amante- Hablemos sin rehenes...

El viejo Loki tenía la mirada extraviada, la razón fuera de su mente, estaba en verdad diferente. Se veía ansioso, preocupado y definitivamente, la cercanía de un Thor en su juventud, en su plenitud de fuerza y virilidad, le perturbaba. El joven pelinegro nunca antes había visto a su yo del futuro tan poco dueño de la situación.

-Ignoro quien seas tú... demonio, fantasma o hechicero... pero si no liberas a mi hijo en este instante conocerás mi ira y juro que no quedará un átomo de ti sobre la faz de este mundo.

-No seas tonto, Dios del Trueno... no arriesgues a tu cachorro.- Insistió el viejo, mirando a Ángela con rabia- Mi amuleto, niña... que comienzo a impacientarme.

Fue entonces el turno de Ángela para hablar.

-Este amuleto lo rescaté de caer a las cataratas que pasan a nuestros pies. ¿Te interesa? Dime primero qué es lo que tienes para ofrecerme...

El viejo Loki se volvió a mirarla con presteza, con la mirada congestionada. Pero casi al instante la cambió por otra mueca de diversión.

-Eres un ángel... o al menos eso crees que eres, querida. Y los ángeles son negociantes...

-Así es. Tengo el amuleto, si tú lo deseas, debes darme a cambio algo que consideres tan valioso como el objeto que yo puedo darte.

-No me interesa, solo me da el poder de cambiar mi aspecto...- concluyó el viejo, comenzando a mover las manos en un ademán mágico... pensaba desaparecer con Magni a su lado.

-¡Mientes viejo embaucador!- interrumpió Loki, intentando ganar tiempo- Aún eres un cambiaformas, lo serás siempre, el amuleto no te da ese poder... es el amuleto lo que te permite viajar en el tiempo. Es valioso... muy valioso... ¡Y sabes que no estoy mintiendo!

Acorralado, el viejo Loki miró a todos con rencor y enseguida, soltó su clásica burlona carcajada. Dejó ir a Magni, no tenía caso arriesgar sus viajes si podía quedarse atrapado en un tiempo que no le correspondía.

-Eres basura, Agente de Asgard...- gritó entonces, con algo de frustración- ¡Eres basura! ¡Quédate en tu tiempo! ¡Quédate con tu vida miserable, a la sombra, como un vulgar amante! ¡Quédate! Ya no tienes ambiciones, ya no eres nada. Tus esfuerzos me han cambiado, me han devuelto algo que ahora odio profundamente... ¡Me has devuelto el corazón! ¡Ahora siento... odio... aborrezco… y amo! ¿Sabes lo que eso significa? Mil veces idiota, mil veces maldito... Me has hecho sufrir... ¡Te juro que no permitiré que el sufrimiento regrese a mi vida!

Magni corrió a los brazos de su padre y el viejo Loki se lanzó a toda velocidad sobre su yo joven, lo tomó violentamente por el cuello y lo arrastró hacia abajo, con el rumbo de las cataratas. Nada pudo impedirlo, ni los gritos de Odinson, ni la espada desenvainada de Ángela.

-Hermana lleva al niño con su madre y después, alcánzame en la cueva que existe tras la mayor de las caídas de agua... tengo la certeza que hacia allá han volado Loki y este demonio que tanto se le parece.

-Sí- respondió la joven, dejando entonces que el mayor corriera empuñando su hacha con el rumbo que había indicado.

***

El viejo Loki dejó caer al muchacho en el suelo mojado, colocándole una barrera mágica que le impedía moverse. Seguía furioso.

-Imbécil, imbécil y terco corazón enamorado... por salvar a esa criatura has interrumpido el momento... era el instante, era el segundo único que ya no se podrá repetir... has impedido que el futuro cambie a mi manera...

-¿Por qué? ¿Por qué ahora intentas interferir?- le preguntó Loki, luchando por liberar un poco su garganta de la barrera de energía y poder respirar con algo más de soltura.

-¿Acaso importa ya? Sucederá lo que va a suceder... ¿No te lo dije? No importa si yo solo atestiguo en silencio o interfiero, lo que es... va a suceder y nada lo cambiará...

-Dime que va a suceder...

El viejo solo rió, se burló con su risa sonora que taladraba los oídos. Era evidente que estaba muy molesto.

-Debo felicitarte, lograste cambiar lo suficiente para que mi corazón de piedra se estremeciera nuevamente, para que la tristeza y el amor, que son casi lo mismo, se adueñaran, igual que la cizaña del roble, de mis sentimientos... Y como la mala hierba, así morirán; secos, ahogados, miserables... Porque ahora sufro al ver a Thor y mi corazón me dice que lo amo, que jamás dejé de amarlo y ¿sabes qué? Thor no me ama a mí...

-¡Si en el futuro Thor y tú están separados… lucha como yo por su amor! ¡Lucha y míralo! En toda su nobleza, en toda su realeza... el Thor del presente, Odinson… me ama... me ama solo a mí...

-¡Ilusiones! ¡Mentiras! Solo te utiliza... usa tu cuerpo, le das placer... pero no te ama...

-Te equivocas, viejo... Si he logrado que te des cuenta que aún lo amas, entonces estoy haciendo bien las cosas… y en el futuro, Thor seguirá amándote como hoy, porque su alma es buena, su corazón es constante...

-¡No me hagas ya reír, estúpido! Ay princesita, a veces olvido lo ingenuo que eres... Igual no tienes remedio. Intenté arreglar el futuro por última vez y he fallado miserablemente.

El viejo Loki se volvió con insistencia hacia las aguas furiosas que caían a sus espaldas y a un lado de ellos.

-Él viene... ¿Verdad? Viene a rescatarme. Su amor no me abandona... Quédate y mira con que ternura llegará a mi lado, con cuanto amor revisará que no tenga yo heridas serias y si llega a verte. ¡Ten cuidado porque no podré controlar sus deseos de desquitarse porque has tocado a su amado!

-No... pequeño tonto... no tienes remedio...- repitió el viejo, quitando el gesto de burla por el de la seriedad más grande- Dame el amuleto, vi cuando se lo arrebataste a ese ángel de hermana que tenemos.

Loki sonrió. Efectivamente, él se había adueñado del amuleto y sin dudarlo un instante, lo entregó a su yo futuro.

-Ve y cuida de Thor y deja que él cuide de ti... Y si aún quieres verme, procura avisarme y no intentes hacer otra cosa estúpida y precipitada.

Odinson estaba por llegar, no había tiempo ya... el viejo tomó la prenda que hacía posibles sus viajes en el tiempo y la activó. Antes de desaparecer, acercó su rostro a Loki para decirle:

-Dos semanas, pequeño Agente de Asgard... Te restan solo dos semanas de felicidad con tu rubio, disfrútalas y perdóname porque no pude cambiar lo que te espera...

Notas finales:

Con un nudito en la garganta escribí este capítulo... espero que les guste.

Gracias por sus review!!!!

Sigamos adelante con la lectura.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).