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DIGNO DE TI. por Sangre Samurai

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Notas del capitulo:

Toda historia tiene un final, la historia de Thor Odinson indigno, de Loki Agente de Asgard y de sus futuros comienza a desenredarse y llegar a su conclusión.

Aquí lo primero: ¿Qué sucedió realmente el día que murió Magni?

 

Loki se puso en guardia, ignorando si podría defenderse de aquel fantasma que regresaba tan solo para continuar con sus peleas, con su rencor. Era increíble que ni siquiera la muerte hubiese puesto fin a los celos que Amora sentía hacia él.

La hechicera había vivido como la esposa del Rey Thor sin ser nunca coronada como reina, había soportado la indiferencia y las muchas infidelidades del soberano de Asgard esperando inútilmente el momento de desquitarse, odiando siempre al que consideraba el único causante de su vida llena de sombras y de infelicidad.

-Hola, embustero...- dijo Amora, flotando brillante y translúcida hasta colocarse muy cerca de su odiado rival- ¡Cuánto tiempo debió pasar para que este momento llegara! Cuanto tuve que soportar al lado de quien nunca me amó esperando, siempre esperando poder desquitarme... pero mi alma inmortal descansará en los cielos de Valhalla al finalizar este día, lo juro...

-Muchas veces pensé en el momento de mi muerte- respondió Loki, encogiéndose de hombros como si su comprometida situación no le importara demasiado- Pero jamás imaginé que mi querida cuñada me ahorrara el viaje haciéndome morir justo en los dominios de Hela.

-¿Estás tan seguro de que hoy morirás?

-¿Y de qué otra forma puede ser? Dime que oportunidad tengo de ganarte, Amora, cuando tú ya no tienes nada que perder... tu alma es prisionera del inframundo y si me matas, me arrastrarás contigo por puro odio.

Amora sonrió con amargura y entonces, el viejo dios del caos tuvo la certeza que ella tampoco controlaba del todo su presencia en Hel. Los dos estaban frente a frente obedeciendo a una voluntad superior.

Ambos se volvieron cuando Hela reapareció, rodeada de un séquito de seres descarnados y terroríficos. Se sentó majestuosa en su trono de muerte y se regodeó en la visión de aquellas dos excelentes almas que estaban a su alcance.

-Supongo que ambos saben por qué están aquí- inició a decir Hela, mientras le era escanciado en una copa de oro, una especie de vino oscuro como sangre coagulada- hace tanto tiempo que no tenía la oportunidad de entretenerme a este nivel, que casi es una pena el riesgo que toman de quedarse en mis dominios, pero les prometo que, si se convierten en mis huéspedes, intentaré tratarlos lo menos cruelmente posible.

-Creí que me habías tomado por la fuerza para enfrentarme con Amora- dijo el viejo Loki, respirando con alivio.

-No, no vas a pelear, no hay diversión en eso, así que quítate la idea de una pelea. Estás aquí porque alguien apeló la sentencia eterna del alma piadosa de la esposa de un Rey y como no puedo negarme a esa petición, hoy aquí celebraremos un juicio.

-¿Yo que tengo que ver con su descanso eterno? ¿Acaso también me van a acusar de asesinarla cuando según recuerdo, su naturaleza vanir sencillamente llegó al final de la vida? ¿Me van a enjuiciar por eso?

-No Loki... Amora no logró llegar a los firmamentos de Valhalla al morir, a pesar que su esposo llevó a cabo un funeral con todos los honores, ella te acusa por la muerte de Magni Thorson y hoy, Padre de Todo nos acompañará para conocer la verdad acerca de la muerte de su hijo.

Y a las palabras de Hela, el Rey Thor hizo una espectacular aparición. Loki nunca lo había visto como lo que era en realidad, el nuevo Padre de Todo, ocupando el trono heredado por Odín, con todo su poderío y majestuosidad.

-Tengo la mente muy revuelta… en realidad, Thor no fue engañado, sino que era una maquinación suya o de Amora… o quizá de Hela, o de los tres... ¡Estoy viejo! No tuve la astucia suficiente para adivinar lo que en realidad está sucediendo... pero mi corazón no me engaña. Loki Laufeyson está sin duda, viviendo las últimas horas de su existencia.

***

El día de la muerte de Magni comenzó como cualquier otro, con una discusión entre el amante y la esposa del Príncipe Odinson. Era como un continuo infierno para el rubio, verlos y escucharlos reñir porque uno quería llevar de paseo al niño y la otra insistir en que no se le acercara. El motivo era lo de menos, la cuestión era hacerse de palabras, insultarse e intentar obligar al mayor a elegir entre los dos.

Sabiamente, Odinson le daba a Amora su lugar como madre de su hijo alegando que lo había prometido, la hechicera no perdería sus derechos de madre jamás, y le daba a Loki la razón en todo el resto, por supuesto, el joven tenía su lugar prioritario como su pareja, las decisiones que tomara en su vida personal le correspondía tan solo al Agente de Asgard. Pero cuando discutían por Magni, ambos debían ceder un poco cada vez y llevar la fiesta en paz si no deseaban encender la furia del rubio.

-Debes darle tiempo, querido- le decía Odinson a su amado, luchando por mantenerlo entre los brazos porque Loki se le escapaba una y otra vez, molesto por no poder llevarse consigo al niño- Amora es una madre celosa y protectora, seguramente no desea permitir a su pequeño ir a pescar a las cataratas porque ella no lo supervisará personalmente.

-Es una arpía, lo hace exclusivamente por molestarme, por alejarlo de mí y tú no le dices nada, es como si no te interesara que yo forme parte de la vida de tu hijo.

-Entiende esto, corazón mío: Tú me importas mucho, eres mi vida entera igual que lo es Magni. Pero ella es su madre... hablaré con Amora, poco a poco aceptará compartir los cuidados y educación de nuestro hijo. Porque Magni también es nuestro ¿De acuerdo? Tú y yo, que estaremos juntos por el resto de nuestras vidas, lo veremos crecer, lo formaremos y será parte de nuestros corazones siempre. Anda, mañana iremos los tres de pesca ¿Quieres? A mí no me podrá negar llevármelo.

-¿Mañana? No, cariño, mañana no voy a ninguna parte. Tengo todo listo y me marcho a las montañas, iré hasta el tope de las cataratas, donde se pesca esa trucha dorada que tanto te agrada. La asaré y me la comeré yo solo, gracias.

Loki se marchó y el rubio movió la cabeza intentando ser comprensivo. Tenía varios asuntos en su cabeza que eran importantes antes que seguir consintiendo a su amado. En realidad, para Odinson una gran prioridad en su vida continuaba siendo conocer la identidad de la mujer que ahora usaba su martillo y llevaba su nombre. Todas sus batallas llevaban la doble consigna de averiguar quien era ella.

Así pues, Loki salió rumbo a las montañas y Odinson salió a buscar a ciertos trolls que podían tener información. Y en las habitaciones del castillo, Amora discutía agriamente con su pequeño retoño, a quien todavía no se le pasaba el disgusto de no salir de paseo.

-Yo quiero ir, madre... yo quiero ir con mi tío Loki de pesca... ¡Tú no me quieres y por eso no me dejas ir con mi tío Loki! ¡Tú lo odias, se lo dices siempre, lo odias y yo lo quiero mucho!

-Magni, vas a obedecerme sin discusión, soy tu madre y yo sé que es lo mejor para ti.

-¡No! ¡Suéltame! Quiero ir con Tío Loki... ¡Le diré a Padre que me haces llorar!

-¡Magni! Te comportas como un caprichoso y malcriado- Amora estaba perdiendo la paciencia. Su hijo era un niño fuerte, voluntarioso y consentido, pero siempre noble y obediente... excepto cuando de Loki se trataba. Entonces el rubio vástago del Dios del trueno era un niño berrinchudo, terco e insufrible- Irás a tus habitaciones con tu nana, no te daré postre esta tarde durante la comida y espero que pienses mejor antes de volver a comportarte así.

Sin dejar de llorar, Magni fue llevado por sus cuidadoras donde Amora le ordenó. Y la hechicera se dejó caer sobre su propia cama, tomando aire y recobrando la calma después del mal rato con su hijo. Vió perfectamente a su hermana menor entrar y al menos, esperaba, tenerla a ella para desahogarse un poquito.

-Hiciste bien en no dejar a tu hijo salir- dijo Lorelei, sonriendo malignamente- Mi querido sobrino no debe crecer con el trauma de atestiguar la muerte de su queridísimo tío...

-¿Lo harás este día?- preguntó Amora, sintiendo que una corriente eléctrica le recorría de pies a cabeza al imaginar que, al fin, se libraría de su odiado rival.

***

Pero Magni no era un espíritu fácil de detener. Por la ventana observó la comitiva de jinetes que salía con rumbo de las montañas y al notar que al final, una nave más lenta, llevando armas, víveres y otros accesorios les seguía, vió su oportunidad de colarse y burlar la vigilancia impuesta por su madre Amora.

Magni se deslizó con agilidad por la enredadera hasta el jardín, corrió como un pequeño gamo, escondiéndose tras los arbustos, hasta alcanzar la parte trasera de la nave y antes que despegara, el niño entró sin dudarlo, echándose encima una manta y sonriendo plenamente por su triunfo. Una vez en plena montaña, sorprendería a su tío Loki con su presencia.

El calorcito de la manta y el vaivén suave de la nave lo arrulló, quedándose dormido por varias horas hasta que la sed y el calor del medio día lo despertaron. Salió de su escondite buscando la forma de encontrar al pelinegro y saciar su sed, pero nadie se encontraba cerca. Bajó de la nave, abrió varias de las mochilas apiladas en lo que parecía ser el campamento provisional y sacó varias viandas y frutas, las que comió con verdadero apetito y al escuchar gritos y exclamaciones de los paseantes, celebrando la buena pesca, recordó que su intención era acompañar al tío que tanto quería en su entretenimiento. Dejó la comida a un lado, bebió toda el agua que pudo de una cantimplora y caminó con rumbo al río, donde su fino oído le indicaba que el grupo estaba pescando.

-¡Tío Loki!- gritó Magni, al ver al joven metido en la corriente del río, que era rápida en aquella época del año, colocando trampas para pesca y revisando algunos de los preciados peces dorados que ya habían mordido sus anzuelos.

Loki no lo escuchaba, ni podía ver su pequeña figura saltando de alegría en su intento de llamar su atención. Todos se encontraban concentrados en armar la trampa más grande que Magni había visto en su vida.

Cerca de la caída de aguas, de la catarata principal, se encontraba la presa que codiciaban más que las carpas doradas, en Asgard, podía encontrarse un pez de enorme tamaño y afilados dientes, se llamaba “estrella azul” o probablemente tenía un mejor nombre científico, pero todos lo conocían así por su color azul pálido, por la mancha de color azul intenso que solía tener en los costados y porque su sabor era uno de los más delicados y exquisitos placeres para degustar, bien asado y bañado en cerveza. Pescarlo era difícil, el azul era esquivo y fuerte, podía romperle las costillas a cualquier asgardiano con un solo coletazo, pero una vez atrapado, comerlo era en sí mismo un gran trofeo.

Loki y sus acompañantes estaban empeñados en llevarlo para la cena. Las carpas doradas que se atraparon desde temprano fueron la carnada perfecta, la trampa se colocó de modo que apenas el azul entrara, las puertas cerrarían con fuerza y algunas puntas afiladas subirían para aprisionarlo y evitar que rompiera las paredes de la trampa y escapara.

-¿Están seguros que lo vieron saltar por aquí?- preguntó Loki, empapado totalmente, pero terminando de colocar la carnada y ajustar la sensibilidad del resorte de la puerta.

Magni apresuró sus pasos, bajando entre los mangles de la orilla y pensando como hacerse escuchar, ya que la corriente brava hacía demasiado ruido y su tío no podía escuchar sus gritos. El hijo de Thor era un excelente nadador, pero la piscina cristalina y llena de flores y juguetes flotantes que tenía en sus habitaciones no se parecía en nada a aquellas aguas frías y oscuras que pasaban ante sus ojos a toda velocidad. Sin embargo, él no tenía miedo... entró y luchó con todas sus fuerzas para llegar hasta donde su tío seguía revisando sus anzuelos y carnadas.

Magni observó la enorme trampa, llena de peces dorados que al parecer, ya no luchaban más por regresar al agua: Si sorprendía a todos con tales peces entre sus manos, sin duda llenaría de orgullo a Loki, porque también él podía ser un gran pescador. Sin medir las consecuencias, el rubio niño se introdujo en la trampa colocada para el enorme pez... un segundo después, la trampa se accionó, cerrando la puerta y ascendiendo las agudas puntas hacia su interior.

***

Amora y el viejo Loki, junto a la reina Hela y el rey Thor, seguían aquella visión de su pasado sintiéndose hondamente emocionados... Para la hechicera y para el rubio, los padres de aquel pequeño, resultaba un trago muy amargo verlo en sus últimos minutos de vida. Enterarse que Loki no se había llevado al niño contrariando sus órdenes, sino que se había escapado y la cuidadora no se dio cuenta hasta que llegaron las malas noticias del accidente, dispararon en Amora todos sus remordimientos y culpas, por no saber cuidar de él; para Thor, ver a su única descendencia cometer la imprudencia de entrar al río y llegar hasta la trampa sin tener la conciencia del peligro en que estaba le hacían doler el corazón.

Un instante antes del momento mortal, Magni alcanzó dos peces dorados con sus manitas, los alzó y con una sonrisa de triunfo gritó:

-¡Mira, tío Loki... he logrado pescar!

Esta vez, el sonido prístino de aquella vocecita llegó hasta los oídos del menor, alzó sus ojos de esmeralda y el corazón le dejó de latir: El hijo de Odinson estaba ahí, en medio del río, dentro de una trampa mortal. Su reacción fue casi instantánea, gritó al niño, le ordenó desesperado que no se moviera, que no pestañeara siquiera para evitar que el resorte se accionara, al mismo tiempo que lanzó un haz de energía mágica en un todavía más desesperado intento de sacarlo de ahí a tiempo.

-¡Magni, no te muevas!  Por todo lo eterno... ¡No te muevas!

Fue lo último que el Agente de Asgard recordaba haber visto, el rostro de desconcierto de Magni, sus manos con los peces que eran la carnada, y el remolino de agua, turbulento y feroz, que siguió el instante en que la trampa se cerró. Loki había logrado sacar al niño, pero el enorme pez azul lo interceptó en el aire, seguramente atraído por el movimiento y el aroma de los peces carnada.

Enseguida, todo quedó en silencio. Varios pares de ojos quedaron atónitos observando como el cauce del río seguía con normalidad, varias gargantas ahogaron sus gritos y todos los corazones presentes se llenaron de dolor.

Nunca, nadie, ni siquiera Thor con todo su poder, Amora con toda su magia, nadie encontró al pez azul,  ni el cuerpecito de Magni jamás pudo ser recuperado y esa tarde, la tragedia marcó la vida y el futuro de los tres.

Amora casi enloqueció de dolor, culpó el resto de su vida al amante de su esposo por la muerte de su hijo. Se negó a concretar el divorcio, decidida a ser la conciencia culpable de Odinson. Nunca lo dejó, pero nunca tuvo una actitud de cariño hacia él, y se negó tajantemente a darle otro hijo. Se quedó a su lado para recordarle siempre su miseria, su pérdida y su dolor.

Thor no podía creer la ausencia de aquel vástago que tanto amaba. Encerrado en su propia tragedia, no se ocupó demasiado de nadie más, ni de su esposa ni de su amante, simplemente dejó la vida transcurrir. Tolerando a Amora, desatendiendo a Loki, viviendo solo para Asgard, para el trono que al final heredó de su padre y envejeciendo en la más absoluta soledad. Dejó su vigor y su juventud en brazos de muchas amantes, de muchos guerreros que codiciaron por igual sus favores, pero Odinson, posteriormente coronado como Rey Thor, Padre de Todo, jamás volvió a amar.

Loki se fue de Asgard, incapaz de sobrellevar la culpa y la soledad. Su vida fue lo que se esperó siempre que fuera: la del Dios de las Mentiras. Sus embustes, sus traiciones, sus malos negocios se conocieron a lo largo y ancho de los diez mundos. Un día, cientos de años después... regresó al lado de su hermano adoptivo, ex amante y ahora Rey intentando reconciliarse un poco. Amora jamás lo aceptó, y los dos se hicieron la vida imposible ante la total indiferencia de Thor. Al rey le daba igual si se sacaban los ojos.

Así transcurrieron los milenios y al final de su vida, la hechicera recibió una carta de su hermana Lorelei, de la que nada sabía desde hacía centurias, en ella, la maliciosa hechicera describía como Loki y ella se habían reencontrado alguna vez, teniendo ocasionalmente sexo sin amor, y en medio de la lujuria y el desenfreno en que vivieron, le había contado que al tratar de salvar a Magni, al que se había llevado a escondidas de su madre, accidentalmente lo había lanzado a las fauces del temible azul. Eso sonó como la prueba final de su culpabilidad, lo acusó formalmente y el rey Thor lo creyó, su último deseo fue que el embustero pagara con creces la muerte de aquel ser inocente y maravilloso que no había pedido llegar al mundo, pero que ella había amado entrañablemente.

Thor cumplió su deseo, buscó y encontró a Loki en su derruído castillo de las montañas, lugar donde se había refugiado para paliar sus propias culpas y desde el que intentaba con cierta frecuencia, volver a hablar con el que había sido su gran amor. Lo acusó formalmente de la muerte de Magni y lo envió a las mazmorras.

El resto era historia conocida.

***

-Hay cosas que no se pueden cambiar...- pensó el viejo Loki cuando vió a su joven yo feliz y distraído, disfrutando de la pesca sin notar la presencia de Magni, por lo que no pudo evitar cuando entró al río, a la trampa y a su segura muerte- Lo que va a ser, sucederá... no importa lo que se esfuerce, no importan sus sacrificios, ni su inmenso amor... Hay cosas que siempre sucederán...

Su soliloquio nadie lo escuchó, absortos como estaban en la visión proporcionada por la Diosa Hela y el Padre de Todo. Caminó lentamente, concentrado, reuniendo todos los restos de su antes magnífico poder... Vió a Amora, sollozando amargamente mientras comprendía los detalles del fatídico día en su niño había muerto. Vió a Magni entrar en la trampa, congelado en sus retinas con su hermosa carita pálida y asustada, dándose cuenta que llegar ahí había sido una equivocación. Vió a Hela sonreír, la visión de la muerte siempre agradaba a la dueña de Hel.

Y también observó al Rey Thor, con toda su poderosa presencia, con todo su dolor. Sabía que durante toda su vida lo había amado, que aún en las épocas oscuras del destierro, en sus rencores más tatuados en su reseco corazón, en sus venganzas y en sus mentiras, el sentimiento de amor por Thor, ahogado, reprimido, aplastado... siempre estuvo y estaría ahí.

-Una última vez... si puedo evitarte que sufras, amor mío...- dijo, comenzando a concentrar su magia, su fuerza y sus trucos en el talismán que le permitía el viaje en el tiempo.

Solo fue un pestañeo, un fragmento de eternidad detenido para que su mirada de esmeralda lanzara todo su amor al Rey Thor, que fijó su único ojo en Loki y en su último sacrificio.

-¿Qué vas a hacer?- fueron las palabras que salieron apenas en la punta de sus labios, que no se convirtieron en grito, porque el viejo embustero había desaparecido.

El instante de la muerte de Magni llegó, Thor volvió a concentrarse en ello, en su dolor revivido y en Amora, en el espíritu atormentado de la que había sido su esposa... en lo equivocados que habían estado al acusar al pelinegro, cuando todo había sido solo un muy lamentable accidente.

Pero Loki ya no estaba.

Hela seguía sonriendo, mucho muy satisfecha.

-Un último sacrificio por parte del viejo trickster, que conmovedor, aunque aparentemente fue inútil ya que Magni continúa desaparecido- dijo la Diosa de la muerte- Supongo que tú, Amora, estás complacida de lo que acabas de atestiguar. Padre de Todo... ¿Estás de acuerdo con el veredicto final para ella?

-Si, Hela... estoy de acuerdo...- dijo el Rey Thor, sobreponiéndose a su emoción y dirigiéndose hasta el espíritu de su ex mujer.

-Loki era inocente...- murmuró Amora, llenándose de una luz intensa y placentera, llena de paz, perdonando, liberándose de sus rencores añejos- Loki no lo mató... era inocente...

-Descansa querida Amora- dijo el Padre de Todo, moviendo su diestra para que la esencia de la hechicera cerrara sus ojos y comenzara a disolverse en una multitud de brillantes partículas luminosas, que lentamente iniciaron a flotar con rumbo a Valhalla- Descansa y ve al cielo hermoso donde encontrarás la paz. Encuentra también ahí, el alma de tu hijo, de nuestro amado Magni… Descansa al fin en paz.

-Gracias...- fue la última palabra que Amora pudo decir, antes de ascender completamente y abandonar su limbo de sufrimiento.

-Muy emocionante, Padre de Todo- dijo Hela- Pero es necesario concluir... ¿Estás listo?

 

Notas finales:

El Loki del futuro es amargo y malvado porque nunca pudo redimirse, como él lo ha dicho muchas veces, lo que debe suceder pasará, no importa todo lo que se haga por evitarlo.

Aquí les dejo el principio de la conclusión del fic, el cual espero haya sido de su agrado, yo lo amé y por favor, visiten el maravilloso fan art que YessyHB ha realizado en su Deviant art:

http://serena-4.deviantart.com/art/Digno-de-ti-519424078

Les dejo la versión a la que yo le he dado color, pero honor a quien honor merece, el dibujo es un obsequio.

Gracias por leer.

 


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