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Calamidad del Porvenir por ArasinyaT

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Notas del capitulo:

Espero que les guste

Había despertado con el infernal y estruendoso sonido de la alarma de Itachi. Le costó levantarse porque no quería salir del confort de la  cama y de los cálidos brazos de su novio, sin embargo fue ese mismo quien lo sacó arrastras de la cama. Se fue a su habitación para ducharse y alistarse sin antes salir del cuarto de Itachi con besos robados y más caricias.  Terminando de arreglarse salió al pasillo, Itachi estaba esperándolo y bajaron juntos de la mano hasta el comedor. Los demás estaban allí sentados tomando el desayuno.

—Buenos días a los tortolitos. —Los saludo Mikoto al verlos llegar.

—Buenos días. —Saludaron a la par, también saludaron a Fugaku quien estaba leyendo el periódico.

—Necesitaran un desayuno recomponedor. —Dijo Sasuke. —Hacer mucha actividad física cansa.

Deidara quería reclamarle pero se contuvo porque estaban Mikoto y Fugaku presente. Itachi lo agarró del brazo para sentarlo junto a él antes de que dijera algo.

— El que puede, puede. —Contesto Deidara de todas formas. Todos se quedaron callados hasta que Fugaku lanzo una leve carcajada.

—Bien jugado Deidara. —Se dirigió Fugaku. —Vas a tener que buscarte que buscar a alguien para que no te pongas envidioso.

—No te amargues Sasuke, eres un bomboncito. Debe tener muchos donceles y mujeres detrás de él. —Mikoto apretó los cachetes de su hijo que estaba sentado a su lado.

Tomaron tranquilamente el desayuno, al terminar Itachi dijo que lo llevaría en su auto ya que sus facultades estaban cerca una de la otra. Le desearon buena suerte en su primer día antes de partir junto a Itachi.

Al llegar Itachi se estaciono y bajo junto a él para darle un beso de buena suerte. Lo vio partir y se dio media vuelta para ingresar al edificio. Busco una tabla de programaciones para saber a dónde ir, caminando por los pasillos se topó con Sai que al parecer estaba en las mismas que  él.

—Hola Sai. —Saludo Deidara animado de encontrar a alguien conocido.

—Oh Deidara. —Sonrió Sai extrañamente, parecía como forzada. — Estoy buscando la sala 5 ¿Sabes dónde está?

—También voy para allá, preguntémosle a alguien. —Sugirió acercándose a una persona.

Le indicaron la dirección y fue junto con Sai hasta llegar a una amplia sala iluminada, ya habían llegado algunos de los alumnos pero el profesor aún no aparecía. Deidara se unió al grupo junto con Sai para conocer a sus otros compañeros.

De pronto la puerta se abrió dejando ver a una figura con cabello pelirrojo, hizo que todos se dispersaran y se sentó en un banco alto, le dedico un guiño a Deidara que pasó desapercibido para los demás menos para él.

—Bienvenidos, soy el profesor Sasori no Akasuna. —Todos los miraban atento, era un artista muy reconocido y sentían admiración por él.

El resto de la clase siguieron hablaron, esta semana iba a ser nada más que presentaciones y charlas por lo que sería muy relajado. Sasori les pidió algunos materiales y les indico como serían los trabajos que harían este semestre con él. Al finalizar Deidara fue el último en salir, Sasori se acercó a él y lo saludo.

—Hola Deidara, me alegro que estés en mi clase. —Deidara se alegró por recordarlo.

—Yo igual, estoy agradecido de estar en su clase. —Le sonrió al pelirrojo. —Bueno, hasta luego que tengo que ir a la siguiente clase.

—Claro, nos vemos. —Se despidió.

Siguió a Sai que estaba un poco más adelante por el pasillo y fueron al otro salón. Hicieron lo mismo que recién, conversar e informarse sobre lo que harían a futuro. Ya no tenían más clases y eran casi las una de la tarde así que fue un rato con los demás a conversar. En seguida sintió su celular vibrar, le había llegado un mensaje de Itachi preguntándole como iba todo, sonrío como un bobo enamorado al recibir una muestra de interés por parte de su novio, quiso llamarlo así que se alejó del grupo para hacerlo.

—Hola Itachi. —Hablo Deidara cuando contestaron al otro lado de la línea.

—Dei ¿Cómo estás?

—Bien, ya termine todo. Ahora no tengo más clases. —Conversaba mientras jugueteaba con un mechón de cabello.

— ¿Qué te parece si vienes acá para almorzar juntos? —Le propuso.

—Claro, voy para allá solo espérame en la entrada.

Se despidió de todos y emprendió la caminata hasta la otra facultad. El campus donde estaba parecía muy animado, había muchas áreas verdes y gente interactuando. Observó la facultad de economía y negocios cerca, siguió su andar y se encontró con la gran entrada. Se dio cuenta que algunas personas se detenían para mirarlo, lo encontró extraño quizá era por lo que le dijo Sasuke sobre la noticia de la revista, al final no le dio importancia. Se percató que Itachi estaba un poco más adelante esperándolo y apresuro su paso hasta tenerlo enfrente.

—Hola Dei. —Itachi beso delicadamente sus labios abrazando su cintura. —Acompáñame.

El moreno lo llevo hasta el casino, había mucha gente. Tomaron unas bandejas y se pusieron a la fila, Deidara iba relatando como le fue mientras esperaban a que llegara su turno.

—Sasori es mi profesor. —Confesó Deidara para ver la reacción de Itachi.

Itachi se puso en una posición de desagrado, le recorría un ápice de disgusto. Había algo que no le gustaba de ese sujeto, de todos modos podían ser celos.

— ¿Qué pasa Itachi? —Atendió en la actitud del Uchiha. —No te pongas así, acuérdate lo que te dije ayer. —Acaricio su mejilla.

—Está bien. —Acató ante la mirada de cachorrito que le puso su novio. —Pero estaré atento a ese tipejo. —Advirtió y Deidara lo beso mordiéndole delicadamente el labio inferior.

Llego su turno y pidieron la comida. Buscaron una mesa para comer tranquilamente, pero sin avisar llegaron unos sujetos a sentarse con ellos, al parecer eran amigos de Itachi por la familiaridad con la que venían.

— ¿Qué tal Itachi? —Pregunto un sujeto extraordinariamente gigantesco de cabello con reflejos azulados, incluso su piel podía verse así. —Tienes buena compañía ¿eh?

— Deidara te presento a Kisame. —Los presentaba Itachi. —El otro es Kakuzu. —Señalo al hombre que estaba junto a Kisame, también era muy grande.

—Un gusto Deidara. —Saludo Kisame y Kakuzo hizo un gesto en la cabeza como saludo. — ¿También estudias aquí?

—No, comencé a estudiar arte.

—Que lastima. —Hable esta vez Kakuzu. —No genera dinero.

—Bueno ¿y eso que importa? —Deidara se mostró furioso.

—El dinero es lo más importante. —Contesto Kakuzu impasible.

— No lo es. —Rectifico decisivo ante el otro.

Itachi pasó un brazo por sobre su hombro, no quería que Deidara le propinase unos golpes a Kakuzu enfrente de toda la facultad.

—Vaya, que carácter. —Sonrió Kisame mostrando unos dientes filudos. — Vas a tener que domarlo.

—Me gusta tal cual  es. —Dijo Itachi orgulloso acariciando el cabello de Deidara y posando sus labios en los del doncel.

— ¡Kakuzu! —Grito alguien a lo lejos en dirección al mencionado. — ¿Dónde te habías metido? — Pregunto el sujeto de cabellos blancos cuando estuvo cerca.

— ¿Qué quieres Hidan? —Pregunto el aludido con voz seria. 

—Que me pagues la apuesta.  —La mirada de Hidan cayó en Deidara.  —Me eres cara conocida…

Deidara tardo un poco en reconocerlo, después cayó en la cuenta de que era el sujeto que lo estaba arrinconando en el baño cuando había venido a una fiesta en este lugar.  Itachi se dio cuenta de su descubrimiento y lo acerco más hacia él ya que Hidan se estaba aproximando.

—Alto Hidan. — Ordeno Itachi. — ¿No te acuerdas de esa noche en la que te golpee?

—Pues…Aah ya veo. —Hidan pareció recordar. —No fue mi intención. —Se excusó vagamente.

—Deberías pedir disculpa. —Sugirió Itachi aunque sonaba más como una orden. Su actitud siempre era tan imponente que acabo pidiendo disculpas a regañadientes.

—Lo siento, no volverá a suceder.

—Más te vale. —Le dijo Deidara aun un poco desconfiado.

—Nosotros nos vamos, hasta luego.

Salió con Itachi hasta llegar al auto que estaba en el estacionamiento del recinto. Le propuso ir al cine con él y Deidara acepto encantado.

Estuvo entretenido durante toda la película. Se sentía tan a gusto con la compañía de Itachi, siempre tan atento a él. Le gustaba como sus fuertes brazos lo rodeaban brindándole calidez y protección, como lo acariciaba y sobretodo como lo besaba. Cuando lo besaba con tanta pasión lo hacía derretir así como sus palabras de amor y esos ojos negros como la obsidiana lo hipnotizaban.

—Terminare comiéndome todas las palomitas. —Deidara estaba llevándose grandes cantidades a la boca.

 —Es que yo prefiero comer otras cosas. —Acercó sus labios a los de Deidara atrapándolos para degustarlos en un delicioso beso.

Siguieron el resto de la película entre más besos, casi ni se enteraron de la película. Al término Itachi lo llevó hasta la mansión pero no se bajó, tenía que salir nuevamente a juntarse con Shisui por un trabajo.  Ingreso pero no vio rastros de Mikoto, supuso que estaría en la fundación y Fugaku en el trabajo, subió las escaleras cuando se topó con Sasuke.

—Deidara ¿qué tal te fue? — Pregunto Sasuke. —Hoy te vi con Itachi pero no me quise acercar a los tortolitos, se veían muy pegajosos.

—Ya quisieras tener a alguien así. —Le reprocho. —Ya, hablamos de ahí que muero de sueño y tomaré una siesta.

—Ja!... Me lo imagino, los escuche en la noche. —A Deidara se le subió la sangre pero antes de hacer algo Sasuke salió disparado a la cocina.

 No cambio de rumbo y siguió hasta la habitación de todos modos. Vio la gloriosa cama y se tiró encima, se acomodó un poco y se durmió.

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Estaba en una habitación a oscuras, no podía ver nada claro,  trato de buscar una salida pero la encontraba. Todavía buscando escucho unos gritos a lo lejos, eran tan angustiosos que lo desesperaron. Finalmente pudo hallar una salida, corrió por un largo pasillo, al final había unas largas escaleras que llevaban hacia abajo. Antes de bajar una fuerte brisa helada pasó por detrás de él, se dio medio vuelta y pudo ver unas siluetas acercándose, no vio con claridad pero parecían ser los señores Uchiha. Estaban tan cerca él… lo siguiente fue una fuerza que le dio un empujón.

Cayo directo a las escaleras, rodo y rodó hasta llegar al piso. El lugar seguía a oscuras junto con una niebla y una luz fría y débil que apenas iluminaba. Se incorporó cuando vio otra figura más grande,  podía ver que era claramente Madara, sus brazos querían atraparlos. Junto todas sus fuerzas y corrió desesperadamente, parecía que ya no lo perseguía.

Siguió caminando y los gritos volvieron y luego cesaron. Tropezó con algo así que bajo su mirada para ver que era. Lo que vio lo horrorizó, cayo de rodillas y un gritó de terror se escapó de su garganta, sacudió los dos cuerpos frente a él pero no pasaba nada, incluso se manchó de sangre al tocarlos. Rompió en llanto y su corazón se oprimió al ver tan horrorosa imagen. Esos cuerpos les pertenecía a sus padres, eran ellos muertos, con los ojos abiertos y sin vida mirando a la nada.

—Dei… ¿Qué ha pasado? ¿Por qué?

Reconoció a Naruto, no paraba de derramar lágrimas. Estaba ahí, frente a él solamente los separaba los cuerpos de sus padres.

— ¿Naru?

— No Deidara… Tú…

La actitud de su hermano cambió, su mirada parecía reprobatoria. Lo miraba con unos ojos acusadores que lo confundieron. Apareció Sasuke al lado de Naruto y lo abrazó. Vio otros cuerpos a su alrededor pero no alcanzó a reconocerlos  porque de un solo pestañeo desapareció todo a su alrededor.

Desconcertado y con un nudo en el corazón siguió sin rumbo fijo. Sintió una voz que lo llamaba apenas audible, su corazón comenzó a acelerarse era la voz de Itachi indiscutiblemente era él. Busco de dónde provenía pero más que nada giraba y giraba sin encontrarlo pero de un segundo se apareció frente a él y lo protegió con sus brazos tan cálidos y protectores como siempre. 

—Ita…

—Deidara yo te amo. —Lo besó.

Un hombre apareció tras Deidara, era alguien desconocido además no podía ver claramente su rostro. Se puso a su lado y lo agarró del brazo lastimándolo. Noto a Itachi con lágrimas en sus ojos.

— ¿Por qué...? —Dijo con la voz quebrada.

Desapareció como una ilusión pero ese hombre seguía ahí. Unas cadenas ascendieron por su cuerpo amarrándolo y dejándolo inmóvil, cautivo. El desconocido no se movió cuando nuevamente apareció Madara, su sombra se hacía más espeluznante y turbulenta. Su fuerza iba a caer sobre el cuándo pudo liberarse. Corrió y Corrió con el vientre adolorido, sus fuerzas ya no daban. Un hueco se formó bajo sus pies, estaba cayendo vio a Madara por un momento y después su vista se giró en Itachi cayendo junto a él.

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Despertó de un salto en ese último momento con la respiración agitada. Enfoco su vista al lado, era Sasuke quien lo veía con preocupación.

— Casi me pegas un infarto. —Le dijo Sasuke cuando Deidara ya se había calmado. —Iba a despertarte cuando pegaste un salto de los mil demonios.

—Exageras. — Se incorporó sobre en la cama  aún con la desagradable sensación de ese sueño. — ¿Por qué me querías despertar?

— ¿No ves que esta todo oscuro? Es tarde y ya vamos a cenar. —Fue hasta la puerta. —¡Ah! Y viene mi tío. — Sasuke se fue.

A Deidara  se le formo un nudo en la garganta, tenía que venir justo después de esa horrible pesadilla. Las imágenes y la angustia de ese sueño aún circulaban en su mente, más bien era una pesadilla y muy extraña por lo demás.

Aún con el amargo recuerdo se alisto para bajar. Tendría que enfrentar de nuevo a Madara y suponía que con lo que hizo ese día en su hogar estaría más que furioso. No lo ocultaba, tenía miedo de ese hombre, de lo que fuera capaz de hacer.

Salió apresuradamente esperando que ese hombre no lo encontrara en algún rincón. Afortunadamente no vio rastros de él hasta que llego al comedor. Estaba con los demás, Itachi no estaba ahí se angustio por ello,  maldijo por lo bajo pero a fin de cuentas Madara no podía hacerle algo más que asustarlo. Estaba a salvo con los demás presentes, no se ensañaría con él.

—Deidara ¿Cómo estás? — Madara lo saludo apenas piso un pie en el comedor.

—Muy bien. — Le respondió falso. Madara se había acercado darle un beso en la mejilla como saludo. Fue escasamente un roce puesto que había corrido la cara para qué ese sujeto no se le acercara demás.

Se sentaron en torno a la mesa y Sasuke se puso junto a él, notando algo extraño en el ambiente. Desafortunadamente Madara se puso frente suyo, con su mirada acosadora a ratos ya que quería que pasara desapercibida pero Deidara sabía lo que significaba cuando posaba sus ojos en él.

Le preguntaron cómo le fue su primer día. Les conto que Sai, su familiar lejano era su compañero, también hablo sobre Sasori su profesor, que justamente el día anterior lo conoció por su salida con Itachi. La charla se tornó sobre Itachi y él, Madara no sabía de su relación oficializada y Mikoto inocentemente se encargó de contarle.

— ¿Novios? Itachi sí que fue rápido. —Sonrió perversamente, Deidara podía notar que en el fondo estaba furioso. Su comentario fue algo venenoso y eso lo molesto.

—Era algo que ya se presentía. —Sasuke se encargó de contratacar los comentarios en defensa de Itachi y Deidara, antes de que este último le digiera unas cuantas palabras a Madara. — Había algo intenso entre ellos desde el primer día… Se aman y se ven tan bien juntos, tal para cual. —Sasuke le dio un guiño al doncel.

— Itachi es todo un galán, tal como su padre. —Esta vez fui Mikoto quien habló y le hizo un guiño a su marido.

Al término de la cena fueron a la sala. Fugaku y Madara se sirvieron whiskey, todos estaban sentados menos Deidara que recorría la sala viendo las fotos familiares, Se enterneció con las imágenes que mostraban a Itachi y a Sasuke cuando eran pequeños, eran tan adorables.

Siguió por otras fotos, una más antigua le llamo peculiarmente la atención, en ella estaba Fugaku y Madara y en el medio se encontraba un guapo doncel de cabello oscuro. Su cara le era conocida, sentía que lo tenía en la mente sin embargo no podía articular la identidad esa persona.

— Es mi padre y mi tío. —Deidara se sobresaltó cuando Sasuke lo interrumpió de sus pensamientos. Estaba a su lado explicándole la foto. — Sí que andas asustadizo hoy. —Notando la actitud del rubio.

—Es que te apareces de repente. —Bufó. Sasuke lo vio divertido y siguió explicándole.

—Este de al medio es mi tío. —Deidara lo miró extrañado, no tenía idea de que Fugaku o Madara tuvieran otro hermano y más aún doncel. Por otro lado sabía que tenían otros familiares pero eran algo más lejanos.

—No sabía.

— Era el menor de los tres…Desapareció por mucho tiempo y después lo encontraron muerto, yo tenía unos 8 años en ese entonces. — Relato Sasuke con cierta angustia. —No se habla mucho de eso en la familia, fue un momento muy difícil.

—Lo lamento… ¿Cuál era su nombre?

—Izuna. —Deidara recordó el nombre y cayó en la cuenta de sus memorias. Era el indefenso doncel que vio morir aquella fatídica noche. No podía dejar de ver su rostro cuando fue asesinado, comenzaba a sentirse mal, se formó un nudo en su pecho y sus piernas empezaron a flaquear, temió caerse pero Sasuke lo sostuvo.

— ¡Deidara! Estas pálido. —Sasuke se preocupó y los demás dejaron su charla para auxiliar.

— ¿Qué paso? —Pregunto Mikoto inspeccionando a Deidara.

—No es nada. —Se excusó. —Solo fue un leve mareo.

— ¿Estás seguro Deidara? —Dijo Fugaku.

—Iré a descansar.

—Está bien pero cualquier cosa debes avisar. —Deidara asintió para Fugaku. —Sasuke acompáñalo.

—Mejórate Deidara. —Le dijo Madara y no le respondió, ni siquiera se dignó a mirarlo.

Sasuke lo llevo del brazo en caso de que se mareara nuevamente, su mirada denotaba preocupación. Lo dejo en su habitación y lo ayudo a recostarse en su cama.

  — ¿Seguro que estás bien? —Sasuke se sentó en la cama.

—Sí, solo necesito descansar. —Deidara le dedico una sonrisa para que no se preocupara.

—Te dejare solo y si necesitas cualquier cosa llama. —Deidara asintió para él.

Al instante en que Sasuke cerró la puerta, sus ojos se acoplaron en lágrimas. No lo podía evitar, las lágrimas corrían por sus mejillas y su respiración se tornó dificultosa por el llanto. Ver el rostro de la persona que había muerto frente a él lo angustio y más aún saber de quien se trataba. Se sentía culpable, un cómplice más de ese asesino, dejo que ese crimen quedará silenciado y sin justicia. Por otro lado sentía tanto miedo de las amenazas de Madara que nunca en la vida dijo nada, aún tenía miedo pero ya se había acostumbrado y las circunstancias lo habían fortalecido, imbatible pero aun así existían ciertos fragmentos frágiles en él.

Ahogo un grito contra la almohada, se había quebrado, en algún momento tenía que hacerlo. Cuando llegó a Japón hizo acopio de sus fuerzas más que nunca, sabría que tenía que ver Madara y soportarlo. Quería fingir que todo había quedado atrás que él no haría nada más y que ya podía estar a salvo pero después de todo no estaba tan seguro.

Quería decirle todo a Itachi pero no se atrevía a implicarlo, no deseaba ponerlo en peligro. Madara estaba loco, era un asesino y un abusador, quizá que otras cosas más era. Cuando había intentado abusar de él otra vez sintió tanto miedo como aquella vez, afortunadamente pudo manejar bien sus emociones y supo librarse de él.  Itachi lo ayudaba, su presencia lo reconfortaba y cada caricia suya hacía que cada mancha de Madara en su cuerpo se borrara, solo quedando el amargo recuerdo.

Suspiro pesadamente entre el llanto. Izuna volvió a sus recuerdos, un nudo se atiborraba en su garganta y sus sollozos aumentaron. Fue al baño para lavarse la cara, vio su reflejo, estaba congestionado, su nariz roja y el contorno de sus ojos, estaban hinchados y las lágrimas se aglomeraban. Volvió a lavar su rostro una y otra vez, suspiro hondo y trato de regularizar su respiración y calmarse.

Recordó a su abuelo tan sabio, su nombre era Jiraya.  Había fallecido cuando tenía unos nueve años, prácticamente un año después de lo que paso en la casa de Madara. Tuvieron que volar a Japón ya que su abuelo vivía ahí, estuvieron unos pocos días antes de su muerte, tenía una enfermedad terminal y ya estaba en lo último. Había tenido una profunda charla con su abuelo y le había dado algunos consejos sobre la vida, sobre la fortaleza que tenía que tener ante las adversidades. Ese mismo año su ánimo era horrible, el miedo, la tristeza y las pesadillas lo consumían. Desde esa noche no había vuelto a ser el niño alegre, sus padres parecían preocupados incluso lo llevaron a psicólogos pero pudo ocultar muy bien la verdad. Incluso su abuelo a pesar de que no lo veía mucho ya que estaba tan enfermo y no podía viajar a verlos o ellos no podían viajar tanto por el trabajo de su padre se dio cuenta de su estado de ánimo. Las palabras de su abuelo calaron hondo en él y es que la sabiduría que poseía era asombrosa, siempre lo había admirado. Trataría de ser fuerte con lo de ahora, no sería fácil pero trataría.

 Se acostó nuevamente en su cama y cerró los ojos y vio el rostro de Izuna, el recuerdo aún lo perturbaba…

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Despertó sobresaltado, había revivido esa noche en sus sueños. Al abrir sus ojos percibió que la oscuridad aún estaba presente, busco un reloj y daban las 2 de la mañana. Su garganta estaba seca y camino hasta la cocina por un vaso de agua.

Tomo un vaso y lo lleno con agua. Se lo tomo apresuradamente, sintiéndose un poco más hidratado. Se dirigió hasta el patio y fue hasta la orilla de la piscina, se sentó y empezó a rozar las yemas de sus dedos con él agua.

— Parece que te mejoraste. —Pronuncio la imponente voz de Madara a sus espaldas.

Deidara solo giro su rostro para fulminarlo con la mirada, sin querer dirigirle la palabra. Volvió su vista al agua ignorando al Uchiha pero sus manos llegaban a temblar por la presencia de este, se puso nervioso. No sabía que estaba haciendo ese desgraciado en la mansión a estas horas, y para más remate tenía que encontrarse con él.

— ¿No vas a contestarme? —Le reclamo. — Yo soy el que debería estar enojado aquí… te atreviste a golpearme.

Madara dejó el vaso a un lado y lo tomo bruscamente del brazo obligándolo a pararse. Tomo con fuerza su otro brazo y lo retuvo delante de él.

— ¿Qué creías que me iba a dejar? —Le dijo con furia. —Me defendí de ti, no tienes derecho a tocarme con tus sucias manos.

— Pero dejas que Itachi te toca y haga lo que quiera contigo. —Se rio burlón. —Debes gemir como una prostituta.

— Muérete imbécil. —Volvió a decirle con furia. —Itachi es infinitas veces mejor que tú. —Dijo con provocación.

— ¡Ja! Estás equivocado, no tienes idea de lo que es bueno. — Apretó más los brazos de Deidara. —Supongo que no has compartido nuestro secreto con tu noviecito.

— ¡Basta, me haces daño! — Exclamo con dolor.

— ¿Le has dicho o no? —Madara repitió impaciente.

— ¡No! —Le dijo exasperado. —No quiero meter a Itachi en esto. En tu suciedad. —Madara relajo el agarre.

— Me alegra que comprendas. —Madara le dirigió una mirada amenazante. — Tú ya sabes lo que le haré si sabe algo.

—Basta con tus amenazas, me tienes harto. —Se soltó de su agarre enfurecido. —Arruinaste una parte de mí, pero no me deje morir por culpa de un bastardo como tú ¡Asesi...! —Gritó fuerte esa última palabra pero Madara se abalanzó tapándole la boca con brusquedad.

— ¡Cállate! Nos van a escuchar —Dijo al oído con rabia mientras lo zarandeaba.

Deidara trato de defenderse, mordió la mano que tapaba su boca y le dio un puntapié. Dio la media vuelta dispuesto a correr, pero no alcanzó a escapar porque Madara lo agarró nuevamente dándolo vuelta hacia él y le propino una fuerte bofetada que le llevó al suelo. Quedó boca abajo adolorido y aterrorizado, intento pararse para escapar del peligro y antes de poder moverse levanto la mirada y vio a Itachi salir desde la casa corriendo con el semblante enfurecido hasta donde estaban ellos. Se abalanzó sobre Madara para otorgarle unos puñetazos.

 — ¡No lo vuelvas a tocar! —Gritaba Itachi con ira, Madara se defendía de la golpiza propinándole algunos golpes por igual, aunque Itachi seguía siendo más fuerte.

Los ruidos despertaron a todos, Fugaku, Mikoto y Sasuke habían salido al patio para ver lo que sucedía. Sasuke fue el primero en interferir tratando de separarlos y Fugaku le siguió poniéndose autoritariamente entre ambos.

— ¡Paren! ¡¿Qué es lo que ocurre?! —Grito Fugaku alterado.

Los dos se encontraban heridos, Madara sangraba por la nariz y el labio mientras que Itachi estaba menos herido y solo le corría un hilillo de sangre por su labio con unos pocos moretones en relación a Madara.

—Tu hijo es un desquiciado. —Informo Madara. —Se volvió loco.

— Te atreviste a golpearlo.

— ¿Golpear a quién? —Inquirió Fugaku.

—A Deidara. —Respondió Itachi.

— ¿Es verdad eso Deidara? —Fugaku se al rubio que estaba en sentado en el suelo, se veía que tenía miedo y sus ojos estaban vidriosos. Mikoto estaba a su lado tratando de calmarlo.

—Itachi me vio hablando con Deidara, se debió haber puesto celoso. —Se excusó Madara arreglando su traje con arrogancia.

— Mentira, ve la marca en la mejilla de Deidara. — Habló Itachi.

Fugaku se arrodillo frente a Deidara y observó la mejilla, aún estaba roja por el fuerte golpe recibido.

— ¿Es verdad? —Pregunto Fugaku viendo los ojos vidriosos del rubio y lo asustadizo que estaba.

— Si, lo que dice Itachi es cierto. —Susurró.

— ¡¿Porque lo golpeaste?! — Fugaku estaba muy molesto y encaró a su hermano.

—No te debo explicaciones. —Le dijo Madara dispuesto a marcharse.

—Estás borracho. —Percibió Fugaku al ver el vaso de whiskey a en el suelo. — Siempre peleas con Itachi o a veces con Sasuke pero nunca a golpes y esta vez es diferente ¿Por qué golpeaste a Deidara?

— Quise entablar una conversación y él se puso insolente, así que le di su merecido. — Madara se dispuso a marchar.

— ¡Madara! —Exclamó Fugaku viéndolo irse.

Mikoto se aproximó a su marido intentando calmarlo. Itachi ayudo a Deidara para que se levantara, lo abrazó y lo consoló susurrándole dulces palabras.

—No lo puedo creer, Madara es un idiota, lo detesto. —Sasuke de igual manera se encontraba furioso. — Se le ocurre golpear a un doncel y más encima a Deidara.

— Mi hermano siempre ha sido un canalla. —Fugaku estaba un poco más relajado. — Siempre hace cualquier estupidez. —Movió su cabeza con reprobación. — ¿Estas bien Deidara?

—Sí. —Asintió. — Itachi, llévame al cuarto. —Le pidió con voz baja. Estaba triste y desanimado, solo quería descansar.

—Itachi, cuida a Deidara. —Pidió su madre preocupada.

Itachi lo llevó hasta su habitación y lo recostó en la cama con cuidado. Se sentó en la cama, acaricio su rostro y limpio algunas lágrimas traviesas delicadamente con la yema de sus dedos.

—Lamento haber llegado tarde. —Le dijo Itachi mientras lo acariciaba. —Termine tarde con lo de Shisui, vine rápido para acá y te vi durmiendo así que no quise molestarte. —Comenzó a relatar. —Después en mi habitación me asome por el balcón y te vi ahí con Madara así que corrí para defenderte.

— A veces siento que no puedo Itachi. —Deidara se inclinó sentándose en la cama y rompió a llorar. —No puedo soportar tanto.

Itachi abrazó a Deidara, acaricio su cabello y le repitió que todo estaba bien y que estaba con él.  Itachi lograba sostener su tristeza y ser capaz de aguantarla, termino de derramar lágrimas aún con la respiración agitada. Apoyo su frente contra la de Itachi y espero a regularizarse su estado un poco más.

— Desahógate, sabes que puedes confiar así. —Tomó su cara con ambas manos. — No soporto verte sufrir.

—Sé que prometí decirlo pero… —Respiro hondo dándose valor. — No quiero que estés involucrado, no quiero que estés en peligro.

— Deidara, sé que tienes miedo pero debes decírmelo. —Itachi se veía sumamente preocupado, no sabía que era lo que ocultaba, pero por lo que intuía era algo sumamente grave. —Quiero ayudarte, lo necesitas.

— ¡No puedo! —Exclamó desesperado.

—Dei… por favor tienes que decírmelo. — Alegó Itachi con la esperanza de que confesara. — Nunca me he fiado de Madara, sé que puede andar en cosas raras y…

— ¡Entiende Itachi! —Interrumpió agobiado por el intento de Itachi. — No me esfuerces. — Comenzó a llorar nuevamente.

—Perdóname, no debí haber insistido. — Abrazó a Deidara nuevamente, tratando de consolarlo. —Solo quiero ayudarte.

—Lo sé…

Termino de derramar todas las lágrimas que aún tenía metido adentro. Tenía miedo por sí mismo y más aún por Itachi, no quería que Madara se ensañara más con el moreno. Vio la mirada de odio que le dirigió a Itachi y después a él antes de marcharse.

Se acostaron juntos en la cama, Itachi no quería dejarlo solo en este momento. Abrazó a Deidara por la espalda, y apoyó su mentón en el hueco entre su cuello y hombro, inhalando el delicioso aroma que desprendía de su piel.

 — ¿Itachi…? —Llamó Deidara.

— Dime.

— ¿Quién era Izuna? —Preguntó un poco nervioso.

— ¿Izuna? ¿Mi tío? —Quiso saber extrañado por la pregunta. — ¿Por qué quieres saber?

— Solo curiosidad… — Se puso un poco nervioso. —Es que veía unas fotos y le pregunte a Sasuke quien era, solo me explico que había estado desaparecido y después encontraron su cuerpo. —Dijo lo último vacilando.

—No veía mucho a mi tío cuando aún seguía con vida, vivía fuera del país y venia en ocasiones s hacer visita. Todo comenzó cuando perdieron rastro de él, lo empezaron a buscar y sorpresivamente supieron que había  venido a Japón, nadie lo sabía, no le aviso a nadie sobre su  viaje. Pasaron los meses y lo encontraron enterrado en un sitio eriazo.

 — ¿Y el culpable? — Deidara estaba muy intrigado por el asunto.

— Metieron a un tipo de la zona en la cárcel, era más bien un adolescente…  habían muchos sospechosos pero nunca se esclareció  realmente todos los detalles del crimen, quedaban muchas cosas al azar. Mi padre aún tiene el archivo del caso en su oficina, aún sigue con la duda de ciertas cosas.

— Lo lamento… —Dijo Deidara ahogando un sollozo. Ahora sabía que había un inocente pagando el crimen sabiendo quien era realmente el culpable. — Tu padre debió haberlo pasado muy mal, era su hermano.

— Estuvo realmente mal pero como su familia le dimos todo el apoyo y mamá siempre estuvo para él, así pudo superarlo.

Deidara se debatía por dentro, la culpa lo embriagaba por cada parte de su ser. No pudo contener otro sollozo y termino por sucumbir al llanto nuevamente. Itachi preocupado lo dio vuelta para ver qué era lo que le pasaba.

— ¿Qué paso? —Itachi estaba desconcertado.

—Nada… Solo me acorde de mi abuelo fallecido. —Mintió, pero de igual modo tenía que pensar en él, en sus palabras de aliento.

—No llores más, me destroza verte así.  — Itachi se cuestionaba sobre la simple curiosidad de Deidara y ahora estaba convencido de que había algo más en eso por lo que tendría que averiguar.

 Itachi llevó a Deidara al baño para que se mojara limpiara la cara después de derramar tantas lágrimas. Se acostaron nuevamente en la cama, terminaron por caer dormidos los dos juntos y abrazados.

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A la mañana siguiente despertó mucho mejor y es que tener Itachi a su lado le daba una gusto increíble, además lo apoyaba y lo consoló toda la noche brindándole todo el cariño posible. Le pregunto si deseaba ir a la universidad hoy después de todo lo que paso anoche, pero respondió que quería ir de todos modos. Al bajar los demás le preguntaron cómo seguía y Fugaku le pregunto por qué razón Madara se había desquitado con él, solo le respondió que había bebido mucho, que estaba irritable y molesto por alguna extraña razón por lo que termino descargándose con él. Fugaku le dijo que estuviera tranquilo y que hablaría con Madara para arreglar el asunto, además le pidió disculpas por el mal rato ya que estaba bajo su cuidado.

Itachi se ofreció a llevarlo nuevamente. Se encontró con Sai y algunos de sus compañeros en la entrada e ingresaron juntos al edificio. Todo transcurrió con normalidad, conocieron a otros profesores y algunos alumnos más antiguos que les hablaron sobre su experiencia. Se topó con Sasori al salir, se saludaron y salió del edificio. Camino rápidamente hasta la calle y se topó con Sasuke conduciendo su auto.

— ¿A dónde vas? — Le preguntó Sasuke estacionándose a un lado.

— A casa.

—Voy para allá, sube. — Le indico Sasuke, Deidara subió y se sentó en el asiento del copiloto

— ¿Has visto a Itachi?

—Me lo encontré en la mañana, al parecer tenía un examen por esta hora. —Sasuke lo miró de reojo un poco dudoso. — ¿Cómo estas con lo de anoche?

— Mejor. —Formo una sonrisa apagada.

— Es un completo imbécil, me arrepiento de no haberlo golpeado.

— Por lo menos Itachi lo dejo bien herido. —Sonrió con más ganas.

— Si, además mi tío es tan cínico, su intento de justificación rayo lo absurdo. —Rio Sasuke. — Itachi celoso de él. — Se burló.

— No es nada convincente. —Concordó compartiendo la burla con Sasuke.

—De todos modos he notado cómo te mira con lujuria.  — A Deidara se le borró la sonrisa. — ¿Se te ha insinuado o algo? —Inquirió con interés.

— Ay ¡Sasuke! — Le reclamó ocultando su nerviosismo por aquella observación. — Ni lo imagines.

—Tenía curiosidad. — Contuvo una carcajada por la actitud del rubio.

Al llegar a la casa comieron algo juntos y después se dirigieron a la habitación de Sasuke para jugar videojuegos. Se entretuvieron por un buen rato hasta que Deidara se excusó diciendo que quería descansar ya que la noche anterior no había dormido lo suficiente.

Cerró la puerta de Sasuke y se dirigió a la oficina de Fugaku con cuidado para que nadie lo viera. Entro sigilosamente, no sabía por dónde empezar así que comenzó a hurgar entre los cajones del escritorio. Había varios archivos de todo tipo, sobre propiedades, cuentas, de la empresa. Se encontró con un cajón cerrado con llave, era probable que el archivo estuviese allí. Sería imposible sin la llave, se sentó en la silla  derrotado recargando su cabeza en el respaldo. Dirigió la mirada a uno de los estantes, allí vio un par de llaves que de seguro Fugaku había dejado ahí por casualidad. Se levantó animadamente para buscarlas, las cogió y metió la primera llave con nervios, esperando que funcionara pero no fue así, siguió con la otra y ¡Bingo! funcionó. Abrió el cajón con cuidado y reviso los archivos aún con más cuidado. Al final se topó con el que buscaba, se veía un poco gastado, lo tomó cuidadosamente entre sus manos a pesar de que estaban tiritando y comenzó a hojear las páginas buscando lo que le interesaba.

Zabuza Momochi Era el nombre que buscaba, el inocente adolescente al que habían condenado y que ahora debía ser un adulto, habían pasado 10 años.

Anoto la prisión en la que estaba, su número de identidad y la dirección de su domicilio.

Cuido de dejar todo en orden y salió sigilosamente de la oficina. Fue hasta su habitación para ponerse ropa un poco más discreta, amarró su cabello en un tomate y se puso coloco unos grandes lentes de sol. Volvió a salir sigilosamente esperando que Sasuke o ningún sirviente lo viera, pasó por el jardín mirando a todos lados para que el jardinero no lo viera salir. Camino unas calles abajo y paró un taxi que rondaba por ahí. Le indicó una dirección y partieron.

Tardaron en llegar ya que era una zona alejada, le pago al taxista y este ofreció esperarlo pero se negó, no sabía cuánto tardaría. Bajo del taxi y se dio valor para entrar a la prisión. Al entrar lo hicieron pasar por un detector de metales, le pidieron sus datos y cedula de identidad. Dio el nombre del reo y afortunadamente era horario de visita por lo que solo tuvo que esperar mucho para salir al patio donde estaban los demás.

Todo está muy bien resguardado, había mucha vigilancia por lo que se sintió seguro por esa parte. Hizo acopio de sus fuerzas y salió al encuentro. No era el único que hacia visita, vio algunas familias que estaban reunidas y parejas que se reencontraban. Algunos presos le silbaban o le gritaban cosas obscenas, algunos parecían educados otros muy rudos y peligrosos. Un gendarme le indico al preso que buscaba, su dedo apunto a un sujeto sentado en una de las bancas que daba la espalda y se ejercitaba haciendo pesas con una mano. Era fornido y muy musculoso con algunos tatuajes que se veían gracias a que su torso estaba desnudo y solo llevaba pantalones. Se acercó temeroso, lo rodeo y quedaron frente a frente.

 El sujeto no levanto la mirada y siguió con sus pesas, estaba extremadamente nervioso y le desesperaba que él no cooperase. Además se notaba que era un tipo rudo y fuerte, la cárcel podía hacer que las personas fuesen más crudas por lo que le intimidaba aún más.

— Zabuza. —Se sacó los lentes que traía puesto y luego se atrevió a llamar pero el aludido siguió sin tomarlo en cuenta.

— ¡Que lindo noviecito tienes! — Grito un sujeto desde una ventana donde estaban los cuartos a lo que le siguieron otros con más piropos que ofrecerle. Zabuza les dedico una mirada y todos se quedaron callados.

— ¿Quién eres? —Zabuza se dignó a hablarle con un tono tosco.

— No me conoces. —Dijo tratando de ocultar su nerviosismo, sus manos estaban sudorosas. — Pero yo supe de ti… por el crimen que te han condenado. —Trato se suavizar las últimas palabras.

—  ¿Qué quieres? — Pregunto el sujeto impaciente.

— ¡Se la verdad! — Se desesperó. — Sé que eres inocente…

— ¿Y eso qué? Yo también lo sé. — Se levantó de la banca en la que estaba sentado. Era tan alto y musculoso que se demostraba imponente y fuerte y su mirada denotaba furia. — ¿Quién rayos eres? ¿Qué tanto sabes? — Lo tomo bruscamente de sus brazos y se inclinó a su altura. — ¡¿Acaso eres uno de ellos?!

— Y-yo solo quiero ayudarte. — Dijo asustado y al borde de las lágrimas. — Me estas lastimando.

—No más de lo que me han lastimado ellos ¡Mírame! — Le grito y comenzó a sacudirlo produciéndole aún más miedo.

— ¡Alto ahí! — Grito uno de los gendarmes que vinieron a socorrerlo logrando que Zabuza lo dejara en paz.

— ¡Quiero ayudarte! —Exclamo antes que uno de los guardias lo sacara del lugar.

Salió apresuradamente de la prisión. Arreglo su ropa y su cabello desordenado, espero a un taxi que pasara y se subió en el. Hizo que lo dejaran un poco más allá y la mansión para no levantar sospechas. Ingreso a la mansión con cuidado nuevamente para que nadie lo viera y se fue directo a la habitación.

 Se recostó en la cama tratando de calmar todo lo vivido, ese sujeto parecía muy afectado. Se culpó por su situación, estaba dispuesto a remediarla, no sabría como pero lo haría.

Tocaron la puerta y grito que pasaran, era Itachi. Se levantó y le dio un dulce beso de bienvenida.

— ¿Vienes llegando? —Pregunto llevándose a Itachi a la cama entre besos.

— Sí. —Le contesto. — Parece que andas animado. —Comentó sorprendido al ver la actitud del rubio que se encimaba gatunamente sobre el.

— Quiero sentirte. — Desabrochó la camisa de Itachi. — Te necesito.

Comenzó a besar el fuerte y bien trabajado pecho de su novio, ascendiendo hasta su cuello. Itachi no se quedó atrás y termino por atrapar los gloriosos labios de Deidara. Terminaron de desnudarse para disfrutar el tacto de su piel.  Las caricias comenzaron a subir de tono y su excitación crecía.

Deidara comenzó a frotar su miembro contra el de su novio haciéndolos gemir mucho más. Se encontraron en un beso pasional y demandante batallando por quien tenía el control. Deidara tomo el miembro erecto del Uchiha para masturbarlo y sin romper el beso. Mientras Itachi dirigía sus dedos humedecidos anteriormente en la entrada del doncel para dilatarlo.

Cuando se sintió listo se acomodó sobre el erecto pene y se lo metió de un solo movimiento. Un grito de placer escapo de las bocas de ambos y una electrizante sensación recorrió todo su cuerpo. Deidara comenzó a mover sus caderas circularmente sobre el miembro de Itachi, primero lento y después con más rapidez.

Itachi lo ayudaba tomando su cintura mirando embalsamado al bello doncel danzar con su miembro en su interior, su cabello suelto se ondeaba al movimiento como una larga capa de oro.

Deidara comenzó a balancearse de arriba abajo, enterrando y desenterrándose el pene de Itachi. Apoyo sus manos sobre los pectorales para darse impulso, Itachi lo volvió a ayudar esta vez agarrándolo del trasero y moviendo sus caderas a la par.

 Los movimientos se tornaron más salvajes y desesperados. Los gemidos y jadeos no paraban de salir de sus gargantas, Itachi estaba dándole junto en su punto por lo que no pudo reprimir que sus gemidos se hicieran cada vez más fuerte. Termino por llegar al orgasmo manchado su vientre y el de Itachi que lo acompaño desparramándose en su interior.

Se tumbó en el pecho de Itachi que subía y bajaba por el esfuerzo hecho. Levanto su mirada para encontrarse con la de él y se acercó para besar sus labios con delicadeza y calma.

— Itachi… de nuevo, lo necesito. — Suplicó. Quería ese tacto que solo Itachi le podía entregar, verse doblegado por el placer solo por él, por su amado Itachi que lo sacaba de la realidad haciendo que el mundo solo fueran ellos dos. 

Notas finales:

Ese sueño de Deidara es muy importante...

Cualquier duda, sugerencia reclamo o lo que sea haganlo saber ;)


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