Empiezo a abrir los ojos lentamente, me duele todo, la luz me esta cegando.
Abro los ojos y me encuentro en una habitación, pero no es la mía, no es mi sucia y asquerosa “celda”.
No se exactamente donde estoy, aunque el lugar se me hace conocido.
Tengo una sed horrible, pero no veo agua por ningún lado, tengo mucha sed.
No consigo levantarme de la cama en la que estoy tumbado, me duele mucho las costillas, me aparto un poco la sabana, destapandome hasta la cintura. Estoy lleno de vendas por todo el cuerpo.
También tengo una venda cubriéndome toda la frente, no me había dado cuenta hasta ahora....Espera, ¿Y mis gafas?.
-¿Hola?.. ¿alguien me escucha?.. tengo mucha sed.... ¿podría alguien traerme agua?.
Nadie respondía a mis suplicas... había un total y absoluto silencio en esa sala.
-Da igual, yo soy fuerte, puedo con esto y con más... me levantare e iré yo solo, no me hace falta nadie.
Me incorpore de la cama muy lentamente, sentía como mis músculos resentidos se contraían.
Me fui deslizando hasta quedarme sentado al borde de la cama. Me apoye en el cabecero de la cama, y conseguí quedarme en pie, aun que muy torpemente.
-Vale, ya estoy de pie, ha sido fácil, no estoy tan mal.
Avance un poco, di dos pequeños pasos y me solté de el cabecero. Mala idea, caí de bruces contra el suelo. Mis piernas no respondieron, y me encontraba tirado allí, sin manera de levantarme.
-¿Que se supone que haces?. Nadie te ha dado permiso para levantarte, mocoso.-Esa voz provenía de la puerta-
-A mi no hace falta que nadie me de permiso.
La persona de la puerta se arrimo a mi, iba con una bata blanca y se puso de cuclillas a mi lado.
-¿Necesitas ayuda?
-No necesito la ayuda de nadie.
-Tu sabrás maldito mocoso orgulloso.-Se levanto y se alejo-
-Es-espera...-Gire la cabeza para ver a la persona-
-¿Que?-Dijo en tono frio y cortante-.
-Vale... si que necesito ayuda... no puedo levantarme, mis piernas no responden.-Le respondí mirando hacia otro lado-
-Pasa tu mano por mi hombro, yo te levantare.
Le hice caso, pero no por que acatara sus ordenes.... solo por que en ese momento, no podía hacerlo por mi mismo, nada más.
Consiguió levantarme, aun que se notaba que le había costado hacerlo.
-No te muevas, si quieres algo, llama y yo te lo traeré.
-Ok.-No quería mirarle a la cara... se sentia débil-.
-¿No tienes nada que decirme?.
-No.
Me agarro la cara con fuerza, girándola bruscamente hacia el.
-Deberías mirar a la cara a las personas, eso de primera. Y segundo, al menos deberías dar las gracias, por ayudarte a levantarte, por salvarte de esa paliza que te estaban dando, y por curarte todas las heridas que tenias, niñato arrogante.-Me soltó la cara-.
-¡Yo no te pedí ayuda!.-Conteste chillándole, mientras le miraba fijamente a los ojos-.
-Tal vez tendría que haber dejado a ese rubio terminar de matarte.
Esas palabras, no se por que, pero hicieron que mi corazón se encogiera.
-¡Pues haberlo echo!-Dije con la voz entrecortada, reprimiendo mis emociones-
No se por que dije eso la verdad, no debí decir esas cosas.
-Anda, relájate un rato chico.-Se fue alejando-
-Espera...
-¿Y ahora que?
-¿Me... me traerías agua..?
Salio por la puerta sin decir nada. Probablemente por mis contestaciones y comportamiento me iba a acabar muriendo de sed.
Increíblemente volvió, algo que no esperaba, la verdad. Y me trajo agua.
-Toma, enano insolente.
En cuanto me la dejo en la cama comencé a beber ansiosamente. Me acabe casi la botella entera.
-Oye...
-¿Si?
Alguien entro por la puerta, un hombre rubio, muy alto, pero que muy muy alto, llevaba un gran abrigo horriblemente feo, de color rosa. Y unas gafas bastante extrañas.
-Hola chaval, ¿Que tal te encuentras?.-Me preguntó, al borde de mi cama-
-Bueno... podría estar peor.
-Eso siempre... Fufufufu~. Oye lamento mucho el incidente, de ayer.. normalmente mis empleados no son tan agresivos...
-¿Sus empleados?
-Permite que me presente, soy Donquixote Doflamingo, dueño de este reformatorio de menores.
-Encantado -Conteste a su apretón de manos-
-Bueno chico, descansa en la enfermería hasta que estés totalmente recuperado. Ya hablaremos cuando te encuentres mejor.
-Vale.
El rubio extravagante y el chico de la bata salieron de la habitación donde me encontraba.
Yo me quede allí tumbado, ellos no dejaban de hablar detrás de la puerta, estaba intentando escuchar que decían, pero no entendía nada en claro,me acabe quedando dormido.
-Kid, despierta.
-¿Que pasa?-Dije abriendo ligeramente los ojos-.
-¿Que tal te encuentras, mocoso?
-Hey doctora Kureha, pues bueno... mejor.. espera, ¿como que mocoso, vieja?.
-Niño, mas respeto, no te doy por que estas muy herido que si no...
-Chs... ¿que hora es? ¿desde cuando estoy en la enfermería?
-Pues son las 8 y media de la tarde y llevas aquí pues unos dos días.
- ¿2 jodidos días? -No recuerdo que haya sido tanto-
-Si, llegaste inconsciente, y estuviste durmiendo más de 12 horas el primer día. Bueno, era por saber si tenias hambre.
-La verdad es que si.
Kureha salido de la habitación y al poco me trajo una bandeja con la cena.
-¿Que mierda es esto?
-Una sopa... ¿No la ves, o que?
-Ya, ya se que es una jodida sopa. Digo que por que me traes esto, yo no quiero cenar esta mierda.
-Niño, no seas tan quejica, no puedes comer otra cosa hasta que te recuperes y punto.
La verdad es que no me apetecía nada una sopa, pero tenia mucha hambre... así que al final acabe por comérmela.
-Oye vieja...
-¿Que quieres niño?
-¿Desde cuando hay otro medico en la enfermería?.-Tenia que preguntarle, tenia demasiada curiosidad-
-¿Otro medico?
-Si...
-No hay otro medico Kid, somos los de siempre.
-Pero.. eso es imposible. Antes ha venido un medico, iba con bata y todo.
-Otro medico.... Espera, un chiquillo joven, moreno, pelo negro, ojos grises...
-¡Si, ojos grises! Osea... si bueno ese, que tampoco me he fijado mucho.
-Bueno... no se le puede llamar doctor, al menos de momento. ¿Que pasa con ese chico?
-Nada.
-El fue quien te trajo aquí y curo todas tus heridas. La verdad que se le veía algo preocupado cuando te trajo a la enfermería. Pero se las arreglo muy bien y te estas recuperando favorablemente, gracias a el, no hay duda.
-¿Esta ahora mismo aquí?
-No, supongo que Law se habrá ido ya a su casa.
-Con que Law, eh...- Ah vale.
-Kid, tomate las pastillas que hay ahí, son para que duermas mejor y no te duela.
-Vale.
-Bueno, descansa niño, ya veremos como estas mañana.
-Adiós vieja.-Me encanta cabrearla-
-Que no me llames vieja, niño insolente.
- Jajajaja, que si... buenas noches.
-Buenas noches.
La doctora salio de la habitación. Volvía a estar solo, otra vez... como siempre.
Las pastillas me empezaban a hacer efecto, ya no me dolía tanto, se había calmado el dolor, era un alivio la verdad. Aun que noto como me va entrando el sueño.
El chico ese se llama Law... es lo único que se de el. ¿Pero que hacia aquí?. Del reformatorio no es, eso seguro.. y ella ha dicho que no era medico.. de momento.
Supongo que eso significa que estudia medicina, pero sigo sin entender que hacia aquí. Tal vez vino a ver a alguien. No lo volver a ver... le tenia que haber dado las gracias cuando tuve oportunidad.. seguro que pensara que soy un capullo... bueno, da igual... no es que el fuera tampoco demasiado simpático... va.. que le den...
Al minuto caí rendido a la cama, las pastillas me dejaron fuera de juego en poco.