Abrió los ojos lentamente y se encontró solo en una cama ajena. Le costó unos segundos comprender donde estaba y como había llegado allí. Ah, sí. Le esperé en la puerta como un vagabundo mientras él se follaba a alguna, pensó.
Gruñó y se presionó la sien con los dedos. ¿Por qué esperaba que él tomara siempre la iniciativa? ¿Por qué no lo agarraba por detrás de forma traicionera y se lo follaba allí, estuviera donde estuviera? Porque era un cobarde. No había aceptado del todo aun su propia mierda. Aun se agarraba al argumento de que era normal perder los papeles cuando te chupan la polla (y más si lo hacían así de bien). ¿A quién coño quería engañar? Se desviva por su roce.
Shino estaba en la cocina. Se había despertado sorprendentemente pronto y se había puesto a fregar los platos. Habían dormido con las manos agarradas. ¿Quién habría sido? Empezaba a darse cuenta de que su relación con Ryu pasaba de castaño oscuro. Aun no salía de su asombro de haber dormido y nada más con él. Lo normal habría sido una noche de sexo salvaje. Lo peor de todo era que estaba bien con ello, que no le disgustaba especialmente. Le agradaba la compañía del moreno y despertarse con sus manos grandes rodeando las suyas. Era una estupidez. No se reconocía.
-Buenos días.- dijo Ryu desde el pasillo.
-Buenas. Me apetecen creps. Sé que es un desayuno un poco raro pero qué más da. ¿te va bien?- dijo mientras aun de espaldas a él se secaba las manos.
Ryu se acercó por detrás. Le colocó las manos en los omoplatos y las desplazó por los hombros y los brazos hasta llegar a sus manos y entrelazar los dedos. Puso la cabeza en el hombro y le habló susurrante en el oído.
-No quiero comida.
Shino se tensó de pies a cabeza. Ryu le mordió la oreja y lamió el lóbulo. Aspiró aire de forma entrecortada y demasiado profunda mientras levantaba la cabeza. Entonces Ryu le soltó las manos y le acarició el pecho desnudo, rozándole el pezón e instalándose en él. Shino empezó a gruñir y respirar arrítmicamente. Se dio la vuelta de repente cuando Ryu empezaba a bajar la mano hacia su pantalón.
-Vamos a la cama.- le miró fijamente a los ojos, decidido.
-¿Por qué?-dijo Ryu.
-Porque sí. Además esto está sucio.-se deshizo de su agarre y empezó a andar.
Y ahí estaba. Dándole la espalda, esperando a que le siguiera. Al final siempre era como Shino quería. De todas formas le siguió. Estaba cachondo y enfadado y no iba a dejar las cosas así. Hoy no reprimiría sus instintos.
Al llegar a la habitación empujó a Shino de espaldas a la cama y cerró la puerta. Aprovechó que estaba con las rodillas dobladas sobre el filo para agacharse y sacarle los pantalones y los calzoncillos. Él se sacó su camiseta y se miraron. Shino tenía los ojos encendidos y el pecho le subía y bajaba de forma exagerada.
Shino se recostó ligeramente para quedar sentado y bajó los pantalones de Ryu lo justo para dejarle el pene libre. Alzó la cabeza para encontrarse a Ryu mirándole de forma extraña. ¿Estaba enfadado? De repente le volvió a empujar. Se colocó encima con una rodilla sobre el colchón. Juntó sus penes y los empezó a masturbar los dos a la vez, uno contra el otro.
Shino se sintió una muñeca en los brazos del moreno. Él estaba llevando cualquier tipo de iniciativa y no estaba muy acostumbrado a eso. No estaba mal por una vez. Se dejaba hacer y se rendía ante los sentidos. Ryu le agarraba las muñecas contra la cama hasta el punto de hacerle daño. Le mordía los pezones y el cuello mientras embestía sin penetrar.
-Me gusta cuando te pones así…-dijo Shino entre jadeos con voz rasposa.
-¿Así como?- contestó mientras daba una estocada más fuerte que las anteriores.
-Salvaje.- se miraron y Shino le mordió el labio fuerte, tirando de él.
Ryu intensificó el ritmo y la fuerza.
-Méteme un dedo.- El moreno paró y se apartó ligeramente, confundido.- Cuanto antes empecemos, mejor. Va a costar un rato que entre.
Al parecer Shino seguía con sus planes de apostarlo todo. Que cobarde era él… Ryu cogió el lubricante que aún estaba en la mesita. Metió el primer dedo sin mucho cuidado y Shino le pateó la espalda.
-Más delicadeza, joder.- apretaba los dientes mientras hablaba.
Ryu no contestó y siguió aumentando el ritmo poco a poco. El interior era estrechó y le succionaba el dedo. Tenerla ahí dentro debía ser la ostia. Se empezó a emocionar y metió el segundo dedo sin pensarlo. Tenía prisa.
-¡Ryu! ¿Qué coño te he dicho? ¡Más puto cuidado!- se empezaba a exasperar de las ansias del moreno.
- No quiero.-siguió penetrándole con fuerza.- Es tu castigo por follarte a otras.
Mierda, se le había escapado. Shino le miró con cara de: ¿Qué cojones estás diciendo? Ryu pensó que le apartaría, le tiraría al suelo y le patearía la cabeza. Pero en una de las penetraciones tocó algo y Shino arqueó la espalda en un ángulo que consideraba imposible y gimió fuerte. Después de aquello continúo jadeando y Ryu empezó a abrir y cerrar los dedos, abriendo espacio.
-Cuando acabemos te pateare el culo, Asahara.-dijo con voz ronca.
Pasados los minutos Shino le empujó para que se alejara. Se levantó y se puso a cuatro patas. Elevando el trasero.
-Va. Dale duro.-sonaba sofocado.
Ryu tragó saliva. ¿Cómo se podía ser tan porno, joder? Se colocó un condón y empezó a presionar en la entrada. Iba a ser más difícil de lo que pensaba. Siguió presionando y vio como Shino apretaba las sabanas con los puños y la cabeza contra el colchón. El chico emitió un grito ronco y Ryu paró. Le estaba haciendo daño.
-¿Te he dicho que pares? Sigue, joder.- le gritó rabioso.
Ryu siguió penetrándole lentamente pero sentía como la paciencia se le agotaba. Estaba tan estrecho.
-Shino… e-es muy estrecho.- aun no la había metido entera y ya jadeaba.
-Claro que es estrecho. ¿Nunca lo has hecho por el culo?- le miró y Ryu vió que apretaba los dientes mientras sonreía.
El silencio le dió la respuesta a Shino. No, el chico nunca se había follado a nadie por el culo. La verdad era que entendía el porqué. Joder. Eso dolía más que una patada en los huevos. Pero iba a aguantar. Él no era una maricona cobarde.
Cuando ya había conseguido entrarla toda, Ryu empezó a embestir y la razón se le fue por completo. No duraría mucho con esa estrechez. Agarró al pelirrojo de las caderas para ayudarse en las embestidas. Shino rugía contra la cama e incluso dio un puñetazo a la pared. Ryu miró el acto en si, como su pene entraba y salía de entre los cachetes del muchacho. Le ponía hacerlo. Descubrió algo que no debería estar ahí.
-Mierda Shino. Creo que estás sangrando.-dijo asustado.
-Da igual. Pon más lubricante y sigue. Pero no la saques. Esto es lo que pasa cuando no puedes aguantar ni las ganas de cagar.-Ryu se congeló mentalmente pero siguió embistiendo. Shino giró la cabeza para mirarle.- ¿Fue por eso verdad? Marica.- dijo con sonrisa socarrona.
A Ryu le invadió la vergüenza. Shino tenía razón y encima lo había descubierto. Le castigó acelerando el ritmo y aumentando la profundidad. Empezó a jadear y gemir fuerte, apretándole los músculos al pelirrojo con las manos. Shino también dejó de apretar las sabanas, al menos no con tanta rabia.
Ryu se recostó sobre la espalda del otro. Le pasó un brazo por el pecho para alzarle ligeramente.
-Shino…no voy a aguantar mucho.-dijo entre gemidos
-Ni se te ocurra. No ahora que empiezo a notar algo más que dolor.-respiraba arrítmicamente y jadeaba.
Ryu nunca había sido un chico demasiado preocupado por su tiempo. Duraba lo normal y el orgasmo era su único objetivo. Esa vez era distinto. Quería aguantar tanto como pudiera, alargar el momento. Era una sensación rara.
Ryu empezó a gemir más fuerte, sintiéndose llegar. Notó que Shino aumentaba los decibelios de sus exhalaciones y sus jadeos. Al correrse penetró aún más profundo, cogiendo fuerte al pelirrojo del trasero y manteniéndolo ahí. Echó la cabeza hacía atrás en un gruñido largo y ronco. Se quedó dentro de Shino, relajando la presión sobre sus nalgas.
-Ya me la estás chupando como indemnización porque no creo que pueda patearte nada.-aún tenía la voz rasposa.
Shino retiró el culo lentamente y se dio la vuelta de igual modo. Se recostó en la cama, no sin hacer gestos de molestia. Quedó expuesto delante de Ryu que seguía traspuesto.
-No era broma.- le miró serio y con ojos que destilaban cólera.
El moreno volvió en si. Se tumbó encima de Shino, apoyando la cabeza en su pecho y acurrucándose allí. Tenía tanto sueño. El pelirrojo agitó el hombro. Él no había acabado y Ryu también llegó a la conclusión de que no era justo después de todo. Le besó corto en los labios y enseguida empezó a bajar. Le acarició y besó el pecho suavemente, tomándose un buen rato en el tatuaje. La ira se había esfumado. Shino le pasó la mano por el cuello y el pelo y a Ryu se le erizó el vello al sentir los dedos largos acariciándole.
Llegó a su entrepierna y se detuvo allí. Estaba nervioso. Obviamente nunca había hecho una mamada y Shino había dejado el listón muy alto. Optó por hacerlo como le gustaba a él, o intentarlo. Agarró el pene por la base y lo sintió caliente y palpitante. Era un tacto agradable, se estaba acostumbrando. Retiró la piel y lamió el glande. Shino se agitó y le escuchó suspirar. Finalmente se introdujo el pene entero en la boca. Empezó con un ritmo lento para aumentarlo poco a poco a medida que también aumentaban los jadeos de Shino. Cuando notó que no le quedaba mucho mantuvo un ritmo estable e intensifico la presión.
Shino se sentía arder, no aguantaba los espasmos. Lo hacía muy bien, tenía que reconocerlo, aunque sus movimientos fueran un poco torpes al principio.
Se sentía llegar y gemía escandalosamente fuerte. Era algo extraño en él, pero llevaba demasiado rato esperando el orgasmo. Bajó la mirada y casi eyacula solo con eso. Ryu mantenía los ojos cerrados y subía y bajaba concentrado. El líquido preseminal le chorreaba por las comisuras y Shino juró no recordar imagen más erótica que esa. Finalmente eyaculó, apartando antes de ello al moreno que acabó el trabajo con la mano.
Ryu se tumbó por completo encima de él y apoyó la cabeza en la almohada, quedándole al lado de la suya. Shino giró la cabeza para verle y le descubrió con los ojos cerrados. Alargó la mano hasta la mesita y agarró el paquete de tabaco.
-¿Quieres uno?-Ryu asintió con la cabeza, aun con los ojos cerrados. El moreno giró sobre si mismo para quedarse tumbado al lado del muchacho. Agarró un cigarro y Shino se lo encendió para luego encenderse el suyo.
-Shino, ¿eres bisexual?- le miró sorprendido para encontrarse con el semblante serio del muchacho.
Shino rió y contestó irónicamente. Sus palabras destilaban mofa.
-Shino es Shino. No es clasificable. Actúa como le sale del nabo. Le salió del nabo besarte ese día. Le ha salido del nabo poner el culo hoy y quien sabe que le saldrá del nabo mañana.-pegó una calada profunda.- A lo mejor alguna chica delgada y bajita, con las tetas grandes y el pelo largo.- afiló los ojos, escudriñándole. Ryu frunció el ceño. Lo estaba haciendo a propósito. Se estaba riendo de él.- Pero justamente ayer, no le salió del nabo follarse a nadie. Sorprendente ¿verdad?-pegó otra calada mientras sonreía.
Ryu le miró con ojos encolerizados. Así que todo habían sido paranoias suyas. Una vez más volvía a quedar en evidencia.
-Más te vale ir dejando esos celos de mierda en casa. Supongo que valoras tu vida y tu bonita cara. Voy a hacer lo que quiera. Siempre.-la sonrisa había desaparecido para dejar una mirada dura e infranqueable.
La amenaza se deslizó siseante y mordaz entre los cuerpos. Ryu se encogió por dentro. A veces olvidaba con quien estaba tratando. Pese a eso, se negó a acobardarse cual mujer maltratada y habló con una firmeza en la voz que hasta a él le sorprendió.
-La cuestión es: ¿quiere?
Shino se le quedó mirando, sorprendido de que respondiera a sus amenazas. La pregunta le desconcertó. ¿Quería? ¿Si hubiera podido se hubiera follado a Azumi? ¿Había ido al bar en busca de conquistas? Las preguntas revoloteaban en su mente pero no se pudo permitir más segundos de duda. Contestó lo que su orgullo le dictaba contestar, aunque no estuviera muy convencido.
-¿Quién no quiere sexo?- rió y le mantuvo la mirada. Suerte que sabía disimular bien.
---------
Shino no recordó cuando se había dormido, pero al despertar Ryu ya no estaba a su lado y la barriga le rugía. Y ¡oh! El culo. Como le dolía el jodido culo.