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Enamórate de mi alma, no de mi cuerpo. por CerezoHimeChan

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Notas del capitulo:

Hola, no sé si pueda conectarme más tarde pero les dejo el capítulo 3, n.n, como ya casi regreso a clase me dedicaré a mis estudios en estos cuatro días que quedan. Así que no estaré escribiendo por ahora, espero reanudar pronto el fanfic. Tranquilos no me voy a tardar meses.

 

 

Gracias por sus Rw <3

Ha Na se encontraba practicando algunos pasos de baile que había visto en la televisión, no era fan de seguir una rutina en un gimnasio pero una coreografía de baile la seguía hasta el fin del mundo, estaba por cumplir un giro perfecto cuando...


 — ¡HA NA! —gritó su hermano menor Dae Hyun desde la cocina para que pudiera escucharle estando ella en la sala, Ha Na perdió el equilibro y calló sentada en el suelo.


— ¡Enano! —llamó al pequeño quién acudió preocupado a ella.


— ¿Te lastimaste Hannie? —la cara dura de la mayor se ablandó cuando notó la preocupación del pequeño—. Teléfono —le extendió su teléfono celular.


—Estoy bien —le despeinó un poco y se levantó del suelo. —Anda a lavarte las manos, debe ser mamá que ya viene en camino —tomó su móvil para ver que tenía dos mensajes.


«Pastel de Chocolate»


Decía el mensaje de Him Chan


«Llegaré tarde a casa, dale de comer a tu hermano»


El de su madre.


 


Ha Na tenía que tomar una decisión, su abuela no estaba, no había nada en casa, tenía que verse con Him Chan, suspiró y no tuvo otra opción, tenía que llevar a su hermano menor con ella.


—DaeDae, ¿quieres salir conmigo y Him Chan?


—Puaj, tú novio, no quiero —refunfuñó el menor desde su cuarto.


— ¡No es mi novio! Quédate sin comer entonces —amenazó al menor sabiendo de su gran amor por la comida.


— ¿Irás a Pastel de Chocolate? — se asomó el menor desde su cuartó y la mayor solo asintió, Dae Hyun volvió a su cuarto y sacó unas monedas de su alcancía, al bajar a la sala se las entregó a su hermana — ¿Me las guardas? — preguntó con una sonrisa, Ha Na sólo río y lo mandó a guardarlas, ella iba a invitarlo.


 


Pastel de Chocolate era una cafetería algo inusual, como cualquier cafetería estaba llena de café y muchos postres, la decoración era algo. Bueno demasiado ¿empalagosa?, al menos eso estaba en la descripción que Him Chan le daba al lugar, la dueña era algo efusiva y siempre sonreía, Kwon So Hee había abierto su negocio con el dinero que era destinado a su universidad, había optado por hacer algo que de verdad le gustara, la universidad era genial pero no lo suyo, Him Chan sabía eso porque la misma So Hee o Say como pedía que le llamaran le había contado a ella y a Ha Na su historia.


Un lugar demasiado femenino para que un chico lo visitara pero Him Chan sabía que el café más rico estaba ahí (y él sabía diferencias muy bien un buen café de un mal café, el cafeinómano número uno del planeta), que se olvidaran de las grandes cadenas de café y comida rápida Pastel de Chocolate debería tener una sucursal en cada esquina, odiaba caminar tres cuadras de su casa a la estación del subterráneo, luego tomar este y bajarse tres paradas después para volver a caminar cinco cuadras y caminar un empedrado para llegar al fin a la cafetería, un camino largo que valía la pena seguir.


Y por muy rosada que fuera, y aunque el odiara ese color y fuese el favorito de Ha Na, al menos hacía años lo era antes de que saliera con el chico gótico universitario cuando estaban en tercero, recordó la época oscura de Ha Na eran tan diferentes en un principio. El punto que era que no importaba que tan diferente fuera la cafetería de ellos dos, porque tampoco tenía nada común con él, era su espacio, su rincón desde antes de conocerse y ser buenos amigos, cada quién siguiendo su propio camino hasta que se dieron cuenta que sus caminos llegaban a un mismo lugar.


—Buenas tardes, Him Chan —la camarera hizo una leve reverencia y Him Chan sonrió


—Buenas tardes Yana, espero a Ha Na, así que tráenos lo de siempre


—A sus órdenes Mr. Kim —la chica pelirroja se fue con una amplia sonrisa en el rostro dando pequeños saltos, era una chica adorable que de vez en cuando animaba al lugar con su dulce voz en el pequeño escenario que se encontraba al fondo.


 


Ha Na entró el lugar y su hermano corrió al escenario imaginando que cantaba las canciones que en ese momento sonaban en la rockola, Him Chan reía en el otro extremo y llamó a su mejor amiga, Ha Na pidió que le aguardara mientras le decía al menor en dónde encontrarla, cambió un billete por monedas y se las entregó al menor, así podría jugar con la rockola o los dispensadores de dulces, se acercó a la barra y añadió a la orden de Him Chan comida para su hermano, ella podría comer lo que fuera en casa pero el pequeño era un poco más exigente.


—No podía dejarlo solo —se disculpó con Him Chan por llevar  a su hermano, no era la primera que lo llevaba consigo pero al ir Ha Na siempre terminaba distraída por cuidar de él.


—No tienes que disculparte.


La madre de Ha Na trabajaba en una empresa que la explotaba, según el contrato eran 8 horas de trabajo, pero con el paso de los meses esas horas se fueron multiplicando hasta llegar a ser 12 horas de trabajo y a veces más, Him Chan entendía a la perfección la situación de su familia luego de la muerte del  padre de su mejor amiga.


—Es raro, tenemos un ritual muy arraigado, todos los jueves de la tercera semana y eso es la próxima semana y hoy es sábado por la tarde.


 


Había pasado una semana desde aquella conversación que ambos había tenido en la cocina de la residencia Kim, Him Chan emocionado por conquistar a Bang Yong Guk, Ha Na completamente asustada por la locura de su amigo y ahí estaba el reflejo de su temor, el cabello negro de Him Chan lucía cenizo como si estuviera a medio lavar, sus ojos habían perdido ese brillo, la sonrisa se había desvanecido para siempre dejando en su lugar una mueca vacía.


— ¿Yong Guk? —se animó a preguntar la rubia mientras enredaba su cabello en lo alto de su cabeza con una liga. El silencio de su amigo le respondió.


 


 


La mañana había pasado sin precedentes para Bang Yong Guk, su madre le había llevado a la escuela, los mensajes y lloriqueos de su ex novia habían terminado el viernes por la noche, sábado por la mañana vio que la chica había borrado su situación sentimental en Facebook y aunque todos le preguntaban qué había pasado no respondió nada, en cambio escribió una entrada en su blog sobre lo cruel que podían ser los chicos algunas veces.


—Bobadas —dijo entre dientes cuando vio a ex novia parada en la puerta sonriendo alegremente con sus amigas, pasó de ella sin siquiera verla, se colocó sus audífonos y subió la música lo más alto que pudo para ignorar el cuchicheo que seguro se formaba detrás de él.


Cuando estuvo frente a su casillero sacó una libreta color amarillo que revelaba otro de sus secretos, le gustaba escribir versos mientras en su mente los acompañaba de música hip hop no es que planeara vivir de la música pero era un pasatiempo que le traía mucho placer, sintió como alguien tocaba su hombro izquierdo y pensando que era alguno de sus amigos del fútbol respondió de mal humor.


— ¿Qué quieres Zico? —se quitó un audífono pensando que estaba por escuchar un sermón sobre haber terminado con Hyo Sung.


—Emm, no soy Zico —esa voz no la identificaba aunque si la conocía la recordaba con un mal inglés, tenía que ser una broma—. Soy Him Chan, Kim Him Chan de la clase de inglés —en el rostro de Him Chan aparecía la sonrisa más grande que jamás había hecho aunque por dentro sentía morirse no sabía de dónde había sacado fuerzas para hablar con él.


Yong Guk se giró quedando frente a él, le miró de forma despectiva y le volvió a dar la espalda, el rostro de Him Chan reflejó tristeza pero volvió a insistirle.


— ¡No molestes! —le habló en tono duro, cerró su casillero y siguió su camino—. Lo único que me faltaba —murmuró, caminó hasta su salón de clase dónde para su suerte compartía clase con Hyo Sung, entró al salón y se sentó en la fila que daba a la ventana en el último asiento, notó las miradas ajenas sobre él y las ahuyentó con una qué decía “qué me ven”, Hyo Sung entró y le miró como si no estuviera ahí.


— ¿Qué pasó? —Zico siempre se sentaba a su lado de no tener un hermano gemelo lo hubiera considerado su mejor amigo pero era el amigo que más apreciaba dentro de las paredes de aquel instituto que tanto odiaba.


—Nada que te importe.


—Oh venga, somos amigos desde el primer día que pusimos un pie en esta escuela.


—No, tú no te despegabas de mí y luego nos hicimos amigos.


—Cómo sea —se encogió de hombros y le miró serio —Qué hiciste para que Hyoboobs te dejara.


Yong Guk se giró sorprendido por lo que acaba de escuchar, de acuerdo, no era un buen día y no lo sería el resto de la semana, no pidió respuestas a su amigo porque sabía dónde las encontraría, en el blog de su ex novia luego empezó a reír.


—No, no caeré en su juego —dijo mirando al chico contrario—. Que diga que quiera, Jeon Hyo Sung nunca pierde ¿no? Entonces no dejemos que la niña pierda, déjala vivir en su burbuja.


Zico le miro sin comprender pero pensó que en días lo iba a superar, por favor, era el capitán del equipo de fútbol cuando se esparcieran los rumores tendría la fila de admiradoras detrás de él.


El resto del día de Yong Guk había pasado sin más emociones excepto de que se topaba más de la cuenta al nerd cuatro ojos de su clase de inglés —como lo había empezado a llamar—, misma clase en la cual no podía evitar a aquel muchacho.


 


A la mañana siguiente Yong Guk volvió a ser abordado por aquel chico, esta vez en la cafetería durante el receso, le vio en la zona de los almuerzos con la rubia bajita malhumorada —mote personal que el futbolista le había dado a Ha Na— al parecer discutían, le restó importancia hasta que Him Chan se presentó con él.


— ¿Puedo sentarme? —Him Chan estaba frente a él cargando su charola de desayuno sonreía como lo hacía últimamente cuando le hablaba.


—Por qué no —Yong Guk echó un vistazo a la charola de Zico, vacía, y él, casi.


En cuanto el menor se sentó Yong Guk se levantó dejando a medias su jugo, llamó a Zico y salieron del lugar dejando al chico sólo.


—Eres un grosero —recriminó Zico—. El chico sólo busca su amistad, siempre tiene a esa rubia a su lado, busca un hombre de amigo.


Yong Guk pensó que quizá era eso pero Zico no era quién soportaba esas miradas en la clase de inglés desde hacía dos meses y no iba a ceder.


 


Y los intentos de Him Chan siguieron, en el almuerzo, en la biblioteca (con el pretexto más idiota de parte de Him Chan) e incluso se había atrevido a ir a las canchas a animarle en el partido de entrenamiento. Yong Guk se estaba hartando y prueba de ello que le esperaba el día viernes en los pasillos que conducían a la sala de música, miró la hora en su teléfono celular, no sabía que tan largos podrían ser los ensayos de la banda para él solo eran bobos haciendo ruido.


Cuando la puerta  se abrió Yong Guk imaginó que Him Chan sería el primero en salir más no fue así, esperó por unos minutos más y entonces le vio en la puerta, estaba parado mirándole con atención, al parecer sorprendido.


— ¿Qué es lo que quieres? —dijo Yong Guk mientras se acercaba a él—. ¿Por qué me buscas tanto? —Him Chan respiró hondo antes de mirarle a los ojos, sentía su cuerpo temblar.


—Tu amistad… siempre estás solo —susurró—. Sólo quería que fuéramos amigos.


—No te necesito, tengo a Zico, aléjate de mí —se dio la medio vuelta sin quedarse a ver como el las lágrimas hacían de Him Chan su presa y tampoco escuchó aquel ruido cuando su corazón se rompió.


Him Chan sentía desmoronarse, todos los días pensaba en cómo acercarse a Yong Guk arriesgando su desempeño académico y que decir el de la banda, hace un momento el señor Kwon le había llamado la atención de una forma terrible delante de sus compañeros y sin obviar que sus profesores le ignoraban.


 


 


—Dejalo ir —dijo Ha Na—. No te aprecia. No quiere que ni te le acerques.


—No es tan fácil, ¿recuerdas cuando te enamoraste del gótico? —miró serio a su amiga y ella carraspeó y se hizo la indiferente al tema—. Bueno, algo así me pasa con él —suspiró y terminó su porción de pastel.


 


—Vamos a casa —susurró Ha Na, le destrozaba ver de esa manera a su amigo y aunque una porción del cariño de Pastel de Chocolate había remendando un poco el roto corazón de su amigo la solución eran las galletas de su abuela, que además de hacerte feliz y curar un corazón roto hacían magia y daban buenas ideas.


 


 


Him Chan miraba dibujos animados junto a Dae Hyun mientras el menor reía, él suspiraba pensando en qué podría hacer para llegar al corazón de su amado. Ha Na había desaparecido en la cocina, Him Chan pensó que su amiga preparaba algo para el pequeño que parecía tener un hoyo negro en lugar de estómago.


 


— Él nunca me amará, Ha Na —se quejaba un frustrado Him Chan mientras su amiga traía galletas y leche de la cocina de su abuela — ¡No así! — dijo al tiempo que pegaba un grito y se señalaba — ¡Soy un chico! A Bang Yong Guk le gustan las chicas— soltó un bufido y pateó el piso.


Dae Hyun les vio raro y Ha Na le reprendió con la mirada, el pequeño siguió prestando atención a su programa favorito, Ha Na tomó una galleta mientras miraba  a su mejor amigo, si fuera chica sería más fácil acercarse su galán. Su abuela le había dicho que esas galletas hacían magia cuando tenía cinco años, la misma edad que su hermano menor. Magia, Him Chan, chica, de pronto esas tres palabras retumbaban en su mente. ¡Eso era!


— ¿Y si pudieras mutar?— Him Chan le miró incrédulo—. Con magia —finalizó la chica con una amplia sonrisa.


— ¡Hannie boba! La magia no existe— se burló el menor de los tres.


Him Chan asintió aprobando la lógica del menor, tomó una galleta mientras miraba un comercial dónde anunciaban una pasarela de modelaje de ropa interior, ¿a quién se le ocurría pasar eso en un canal para niños? Mujer, un cuerpo de mujer era lo que necesitaba, si la magia existiera podría lograrlo.


—Por dios, no le harás caso a ese bobo, piénsalo… Si logras convertirte en chica sería genial, podrías abrazarlo, podrías hablar con él y hasta podrías ser su novia o mejor aún su esposa. —Ha Na parecía escucharse desde otra dimensión y quería callar a esa Ha Na falsa, ella nunca diría algo como eso.


La idea no le cayó mal a Him Chan pero claro si la magia existiera sería genial.


— ¿Por qué no? —dijo aún incrédulo—. Aunque no dudo que encontremos magia de manera tan fácil. ¿O sí?

Notas finales:

Espero sea de su agrado. Nos estaremos leyendo pronto.

Besos y abrazos, no olviden dejar un comentario, ya se viene acercando lo bueno en el fanfic mujajaja :D

 

Adiós n.n


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