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Enamórate de mi alma, no de mi cuerpo. por CerezoHimeChan

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Notas del capitulo:

Pues ya he vuelto (?), nah, como había dicho antes este fanfic será pausado hasta que lo termine de escribir y el plazo será de tres meses . Es decir que el año próximo nos volveremos a leer y ya estará publicado completo. Y si lo termino de escribir antes entonces, antes nos leeremos. Una disculpa para quienes lo leen que esperaran tanto por él pero creo que es lo mejor, así priorizo las cosas. Gracias por acompañarme siempre, este no es un adiós, es un nos leemos después.

 

—¿Y cómo sabes que tu pócima no lo va a matar? —la voz de la aprendiz de bruja sonaba preocupada, sorbió con delicadeza un trago de té mientras observaba a su maestra.


—Ah, mi pequeña… se nota que te ha criado tu padre.


Na Hyun frunció el ceño pero le restó importancia, sin duda ahora venía la explicación de lo que acababa de hacer su maestra.


—Mmm, no es así como imaginas que funciona un empeño de alma —la menor se sobresaltó al escucharla—. Es algo peligroso, sí, pero no es imposible. La pócima se encarga de moldear el cuerpo en base al alma pero es un préstamo, la magia con la que se realiza no la hago yo. Soy un puente que conecta dos mundos.


»La pócima que le di es la que abre las puertas de su alma, son conocidos como los puntos de chakra, y a la vez es un camino que conduce la magia hacia su cuerpo y lleve a cabo la transformación. El poder proviene desde una Fuente misteriosa y mística, ya que solo ella puede llevar a cabo este tipo de hechizos y transformaciones. Nadie sabe cómo es la Fuente, puede ser un humano, un ser mítico, una planta quizá o un animal. Desde los tiempos antiguos se nos otorgó la habilidad de regular el uso de la magia pero si la fuente quisiera arrebatarnos esa habilidad lo haría, ya lo ha hecho.


—¿Regular? ¿Crees que fue correcto decirle que sí solo por amor? Arriesgar su vida por algo que ni él sabe a ciencia cierta si sucederá o no —replicó la menor algo confundida.


Han Soo Yeon soltó una pequeña risa y se sirvió más té.


—Eres como su amiga, que no sea importante para ti no quiere decir que para él tampoco. Y no es el motivo sino la fuerza con la que lo deseas, incluso la fuente ha otorgado poderes para acabar con otros, en lo personal yo no hago ese tipo de tratos con la Fuente y los humanos, tengo ética. Pero hay quienes sí lo han hecho. No importa si quieres enamorar a alguien, curar una enfermedad o matar a tu peor enemigo. Lo que importa es que tan sincero y fuerte es tu deseo.


—¿Eso fue lo que viste en él?


—Sinceridad, y una fuerte necesidad de llegar al corazón de ese chico, sumado a eso… tiene un alma hermosa y muy pura. Sin duda será una hermosa chica.


Na Hyun escudriñó con la mirada a su maestra, no lograba entender del todo bien pero al menos ya no tenía las ideas erróneas de hace un momento. La magia era complicada y deseó de todo corazón que la vida de aquel chico no se pusiera en riesgo.


—¿Y qué hay con lo del tiempo? Casi todos han muerto, lo he leído.


—Una imprudencia de tu parte por cierto —recriminó la bruja—. Como dije es un préstamo, como un intercambio.La Fuente pide almas a cambio porque eso es de lo que se alimenta. Moldeará el cuerpo del chico según el alma y a la vez ese alma se queda en su poder. Tiene una semana, si se cumple… le regresa su alma y a la vez puede cambiarlo para siempre, si así lo desea.


—Pero el chico debe aprender a amarlo como es no por lo que parece ser, ¿cierto?


—Cuando nos enamoramos, el exterior es nuestra carta de presentación pero es en realidad la esencia, el alma lo que nos hace amar con locura una vez que la conocemos. Eso es en lo que tu mundo llaman belleza interior —la bruja esbozó una sonrisa y la chica no dijo ni una palabra más.


 


 


Him Chan repasaba en su mente lo que acababa de ver, nada tenía sentido. Era imposible o quería creer que él no de ese tipo de personas que tiraban una novia y agarraban otra al darle la espalda a la otra. Golpeo con los dedos la mesa algo desesperado buscando respuestas que sabía que no llegarían.


—Tierra llamando a Kim Him Chan. Astronauta se le pide bajar del Planeta BYG —Ha Na buscaba llamar la atención de su mejor amigo, este la miró confundido y cuando comprendió a que se refería su rostro enrojeció por completo.


—Oye, no andes diciendo su nombre por aquí —miró en todas las direcciones esperando verlo.


—Tal vez ya se fue y no dije su nombre —resopló la chica—. ¿Y qué vas a hacer? Viste lo que yo… ¿crees que vale la pena?


Him Chan mordió su labio, ahora mismo él estaba dudando también. Ese factor sorpresa había cambiado el panorama. Si esa chica extraña fuera su novia él no tendría la oportunidad, no quería que señalaran a su versión femenina como una cualquiera o encimosa. No, él quería conquistar por las buenas maneras a Bang Yong Guk.


—Creo que sí —susurró con duda, ponía en su mente diversos panoramas, soltó un suspiró y pensó que valía la pena arriesgarse—, sí. Vale mucho la pena Ha Na, además no vimos que se besaran o algo así que… quizá solo esté saliendo con ella, tengo una oportunidad con él y no pienso dejarla.


Ha Na pegó su cabeza contra la mesa, estaba segura que ese detalle iba a hacerlo desistir pero al parecer había olvidado lo muy terco e insistente que era su mejor amigo.


 


Pasado medio día los dos volvieron a sus casas, Him Chan acompañó a Ha Na hasta su casa y ella quería pasar los últimos minutos de él como un chico, seguro que como chica lo iba adorar de la misma manera pero realmente extrañaría el rostro de su amigo.


—Sabes que tienes muchas admiradoras, ¿verdad?


Him Chan enarcó una ceja, eso sí que lo había tomado por sorpresa. Todas las chicas babeaban por los miembros de equipos de deporte y no pos los chicos de clubes intelectuales o miembros de una banda musical.


—Muy graciosa, señorita Jung.


—Es en serio… soy una chica, me entero de cosas en el baño de chicas, además que me dices de Ailee y Sun Hwa.


—Una se fue a Estados Unidos y la otra vive lavando sus pecados por haberme besado —remató el chico. Ha Na soltó una risa.


—Muchos te envidiaron por lo de Ailee, Sun Hwa es muy linda pero no figuraba entre las candidatas de los demás… pero Ailee aún te quería cuando se fue.


—Sí, tanto que a la semana encontró un nuevo novio.


—O lo hizo para olvidarte.


—Por Dios, Ha Na, eso ya no me interesa. Lo que pasó con mis dos ex novias es cosa del pasado y aunque a ambas las quise mucho no se compara en lo que siento por Bang Yong Guk.


Ha Na refunfuñó, se había ido el último intento de rescatar a su amigo, sonrío de lado aún tenía un as bajo la manga.


—Ni siquiera sabes que sientes —murmuró y se encaminó a la entrada de su hogar—. Adiós, Channie. Te voy a extrañar, espero me sigas queriendo igual… ya sabes eso de las rivalidades femeninas —le guiñó un ojo y entro a la casa.


 


Him Chan no se molestó en reclamarle ni en responder sobre seguir queriéndola igual, él lo seguiría haciendo. Y respecto a Yong Guk, pensó en ello todo el rato que caminó hasta su casa. A veces pensaba que solo se le hacía atractivo por el hecho de que a todas se les hacía atractivo. Otras veces sentía que nada de eso había tenido que ver en qué le gustase el chico pero tampoco podía asegurar que lo amaba sin conocer mucho de él. Pero al cometer esa locura de cambiar su apariencia para poder acercase a él era sin duda un acto de sacrificio por amor.


 


Llegó a su casa y se tiró en el sofá, prendió la televisión y puso la botella en la mesa, el ruido del aparato era aturdidor pero aun así se mantuvo concentrado en el contenido. El lunes, eran el día de entrar tarde a clases. No tenía deberes para ese día pero sí para el siguiente, sin más que hacer subió por sus cosas y volvió con ellas, casi nunca trabajaba en la sala pero estar en el piso de arriba cuando sus padres no estaban lo hacía sentir extremadamente solo, más de lo que ya estaba.


 


Eran casi las nueve de la noche cuando el teléfono de su casa sonó, caminó hacia él a toda prisa con la esperanza de que sus padres fueran los que estaban del otro lado de la línea. Desde su partida no se habían comunicado.


—Hola Channie.


Era su mejor amiga.


—Ha Na, ¿Qué pasa?


—Solo quería saber si ya habías tomado esa cosa —murmuró y Him Chan soltó un suspiro.


—Aún no.


Ha Na no dijo más y fue Him Chan quién inicio una pequeña charla con ella. Cosas de la escuela, la salud de su abuela, si su madre ya había vuelto y como se portaba el pequeño Jung. Ella por su parte le hizo un interrogatorio sobre el paradero de sus padres y que cuando fuera chica podrían hacer una pijamada. Him Chan se alegró de que ya lo tomará con más tranquilidad aunque fingiera.


—¿Y qué pasará con la escuela, Him Chan? ¿Cómo vas a desaparecer de la nada?


En eso no había pensado ni un poco, estaba a pocos meses de terminar el ciclo escolar y una semana de ausencia no le afectaría mucho.


—Diré que estoy enfermo, haré un permiso que tú llevarás, o mi nuevo yo.


—¿Y cómo entrarás ahora a la escuela?


—Ha Na, pareces inocente, ¿sabes la cantidad de alumnos que no va a clases? Y peor aún, el otro tanto que se filtra en el colegio… me inventaré que mi nueva versión va por mí a clases en lo que me recupero.


Ha Na frunció el ceño, o su mejor amigo ya había enloquecido o miraba mucha televisión, las dos opciones parecían ser muy descabelladas. Soltó un suspiro hondo, ¿qué más podía hacer? Him Chan ya lo había decidido. Se despidió de él deseándole buenas noches y el chico hizo lo mismo, Ha Na fue directo a la cama, en cambio Him Chan se quedó unas horas más despierto.


Him Chan jugaba con la botella en su mano, aún se debatía si beber de ella o no. Analizó las ventajas y desventajas, y aunque hubiera más de las segundas su deseo de enamorar a Bang Yong Guk nublaban toda su razón, pegó la botella a sus labios y bebió de ella. Hizo una mueca de desagrado, sabía horrible y quemaba su garganta.


—Qué asco —fue a la cocina por un vaso de agua, se miró en el reflejo de la nevera, seguía siendo él, hizo muecas y gesticulaciones pero no notaba algo raro en él—. Adiós, Him Chan —le dijo a su reflejo antes de apagar la luz e irse a acostar. Se echó en la cama y se cubrió con las sábanas, sabía que no tenía sueño pero se durmió al instante.


 


 


El despertador llevaba sonando cerca de 20 minutos, Him Chan cubrió sus oídos con la almohada, quería dormir por mucho más tiempo. Sus clases empezaban a medio día. ¿Por qué el despertador tenía que sonar tan temprano?


«Demonios», pensó. Había olvidado configurarlo para despertarse más tarde. Aunque lo apagara y volviera a la cama sería imposible conciliar el sueño.


 


Al levantarse de la cama, como todos los días, estiró su cuerpo, dio un largo bostezo y pasó una mano por su cabello.


Him Chan parpadeó un par de veces, ¿cómo es que lo había olvidado? Empezó a temblar, tenía una mezcla de sentimientos. Estaba feliz o eso creía, volvió a tocar su cabello.


Largo, su cabello estaba largo, desde las raíces hasta las puntas. Sus ojos se aguaron, aquel experimento fruto de su locura de amor había funcionado, era una chica.


Puso sus manos frente a sus ojos, eran delgadas y finas, suaves como el algodón, delicadas con los pétalos de una rosa. Su pecho se inflaba cada vez de emoción. Tenía que verse, tenía que conocerse, ¿cómo sería ahora?


Y esa misma pregunta que se formuló fue la que desató su ansiedad. ¿Iba  a ser bonita? ¿Le iba a gustar a Yong Guk? Notó como su cuerpo nadaba en sus ropas de chico, la playera le llegaba hasta los muslos y el pantalón de pijama era el demasiado largo.


Sus ojos no resistieron más y Him Chan empezó a llorar, pero esta vez no era de emoción. Estaba conmocionado, no tenía idea de cómo era, no tenía idea si encajaría en el tipo ideal de su Yong Guk, quizá para él sería fea.


Se enrolló en sus sábanas y se ocultó bajo la colcha. Su cuerpo seguía temblando y su pecho subía y bajaba de forma constante. Las lágrimas mojaban su rostro. Se estaba odiando, ¿cómo no había pensado en eso? Se palpó el pecho y lloró aún más fuerte, si se comparaba con Hyo Sung su nuevo yo estaba carente de delantera, por algo a ella la llamaban Hyoboobs. A todos los chicos les atraía esa característica de la chica porrista.


Tomó su celular de inmediato y tecleó la marcación rápida que correspondía a su mejor amiga. Cuando la voz adormilada de la chica se escuchó, Him Chan no se contuvo más.


—¡Ha Na! ¡Estoy plana! —dijo sollozando tan fuerte como podía—. Estoy más plana que una tabla… Yong Guk no me va amar.


 


Ha Na despertó de su letargo gracias a la voz de su madre que le había ido avisar que se tenía que ir al trabajo, sus ojos se cerraban por sí solos. Empezaba a conciliar el sueño de nueva cuenta cuando el celular sonó, no se detuvo a mirar quién era. Simplemente, respondió. No entendía lo que su interlocutor decía, era una chica llorando.


—¿Quién eres?


—¡¿Cómo que quien soy?! —la voz histérica del otro lado de la línea no hacía más que confundir a la rubia, frunció el ceño y miró con quién hablaba, una foto sonriente aparecía en la pantalla del celular.


Him Chan, su mejor amigo… el mismo que había hecho una locura de amor.


—Him Chan… ¡Him Chan! —gritó tan alto que recibió un grito de su hermano menor—. ¡Por Dios, Him Chan, funcionó! —no podía estar más alegre por fin tendría a la mejor amiga que siempre había querido.


—No, no, no, no funcionó —Him Chan hacía un puchero mientras jugaba con su cabello enredándolo en uno de sus dedos—. Soy fea, plana, y a Yong Guk no le gustaré… no estoy como ella.


Ha Na soltó una carcajada al ver que el comportamiento que tenía su ahora mejor amiga.


—Iré a verte —dijo y colgó sin esperar respuesta, metió ropa en una pequeña mochila, tomó su bolso que solía llevar a clases los días lunes y salió de casa no sin antes avisar a su abuela que iría a casa de su mejor amigo.


 


 


Him Chan se movía de un lado a otro por su habitación, se miraba en el espejo, su cabello alborotado, sus grandes ojos y sus pechos, miró por dentro de la camisa que usaba como pijama y tocó estos por encima de la ropa, apretándolos un poco con las palmas de sus manos como si midiera el tamaño de estos.


—¿Y qué se supone que haces? —preguntó Ha Na desde la ventana, una vez más había escalado por el árbol junto a la ventana del menor la cual por suerte estaba abierta.


Him Chan se ruborizó y fingió que tocaba todo su cuerpo como si verificara que estuviera en buen estado, mientras la risa de su amiga invadía toda la habitación.


—Ay Him Chan, como se nota que eres hombre —suspiró y se dejó caer en la cama de su amigo—. Tu cama siempre es más cómoda que la mía, deberías regalármela, porque me quieres mucho.


Him Chan rodó los ojos, tiró de las sábanas y luego de la chica para sacarla de la cama, si hubiese seguido siendo chico, la cargaría para sacarla de su lecho, no es que ahora fuese débil o algo, notó que su fuerza seguía siendo la misma. La altura era el problema.


—¡Soy plana! ¡Soy enana! ¡Yong Guk no me va a querer! —empezó a sollozar de nueva cuenta, Ha Na suspiró. Ver en vivo sus lloriqueos era otra cosa.


—¿Segura que no tienes el SPM?


—¿SPM? ¡¿Qué es eso?! ¿Me voy a morir? —Ha Na empezó a reír viendo como Him Chan se miraba en el espejo asustada—. ¿Acaso voy ponerme verde moco? ¿Me saldrán ronchas?


De nueva cuenta Him Chan empezó a sollozar y Ha Na hizo una mueca de fastidio y hasta llegó a pensar que en verdad tenía aquello.


—No es nada de eso Channie, es… bueno, significa… Síndrome pre menstrual.


Him Chan, que en ese momento estaba por llamar una ambulancia para que le llevara al hospital, bajó su teléfono móvil y  volvió su cabeza poco a poco hacia Ha Na, le molestaba cuando ella le hablaba de, en palabras de él, cosas de mujeres.


—¡Ya te dije que no me hables de esas cosas! Aunque sea naturales y biológicas… me incomodan.


Ha Na arqueó una ceja y sonrío de forma traviesa, pensaba en que a Him Chan siempre le irritaba que ella hablara tan abierta de su ciclo menstrual, y ahora era una adorable chica, su mejor amigo.


—Channie, ahora eres una chica.


Him Chan le fulminó con la mirada a la chica pero recordó que él solo estaría en aquel cuerpo por una semana, así que sonrío triunfante.


—Solo por una semana, a mí no me pasará ese tipo de cosas.


 


Ha Na no dijo más aunque por dentro pensó que quizá el chico ahora chica podría equivocarse.


 


Luego de que Him Chan se dio una ducha Ha Na le ayudaba arreglarse, claro que la ducha y cambio de ropa también estuvo lleno de bromas entre ambos. Him Chan no quería que le viera y Ha Na asegurando que tenían lo mismo ahora. Him Chan derrotándola diciéndole que volvería a ser Him Chan y eso a Ha Na le había causado un shock mental.


—Channie, ¿no habrá forma en que te quedes así? —Ha Na cepillaba el cabello largo del mayor—. Siempre quise una amiga —empezó a reírse mientras Him Chan le dedicaba la mirada más asesina del mundo.


—¿Qué se supone que me voy a poner? toda mi ropa me queda enorme —pateó uno de sus jeans y se sentó en la cama haciendo un mohín con sus labios y frunciendo el ceño.


—Ropa de tu madre


Him Chan miro a Ha Na con asombro por lo que acaba de decir. No, él no se iba a poner ropa de su madre, seguro igual le quedaba grande y además, la ropa de su madre no es que fuera la más juvenil del planeta.


—Me refiero, a la ropa que usó tu madre en su juventud.


Ha Na recordó que una vez había visitado a su amigo mientras su madre lo tenía ocupado guardando ropa de la juventud de esta, incluso ella le había regalado unas prendas. Ella tenía un gusto excelente, si la ropa estaba ahí encontraría algo para el chico.


—Eso o vamos de compras ahora, estamos a tiempo.


—Ropa de mi madre.


—Perfecto.


 


Abrieron el closet de la habitación donde guardaban las cosas que estaban fuera de uso, Ha Na fue la encargada de buscar el atuendo para su amigo porque los gustos de él no eran los mejores para ropa de chica. Por fin encontró un vestido no tan corto pero tampoco largo.


—Este


—¡¿Ese?! —abrió los ojos demasiado que parecía búho, la mirada de Ha Na era reprobatoria.


—Vete desnudo entonces.


—¿Se puede ir así? —Ha Na tuvo ganas de darle un golpe a su ahora amiga.


—Solo ponte la ropa, me iré a cambiar, no iré con esto a clases y… busca unos zapatos de tu madre que te queden y te sean cómodos.


La chica salió de la habitación y se adentró en el de él, mientras Him Chan miraba los antiguos zapatos de su madre, no entendía por qué los había dejado de usar si estaban en buen estado, parecía ser que ella se los había puesto solo una vez.


 


Cuando Ha Na volvió ya vestida para ir a la escuela frunció el ceño al ver que Him Chan había escogido unos zapatos de tacón.


—¿Estás seguro de eso?


—Las chicas usan esto no.


Ella asintió y sintió compasión por su amigo.


—Es difícil andar con ellos, necesitas mucha práctica… y no la tienes, aún.


—Pues no parece tan difícil —dijo andando de un lado a otro, sin problema alguno. La rubia se sorprendió, quizá él tenía el talento natural.


Him Chan le restregaba su triunfo a su amiga mientras iba de salida a la escuela y entonces… sucedió lo previsto, Him Chan calló mientras Ha Na empezaba a reír tan alto como podía, si no había nadie en la calle seguro llegaban atraídos por la risa de la rubia.


—¡Cállate! —dijo Him Chan fastidiado, se levantó de prisa y tiró de los cabellos de su amiga, esta permaneció en silencio pero le reprochaba con la mirada.


 


Ninguno de los dos volvió a decir algo en el camino, Him Chan por su parte presentía que este quizá sería el día más difícil de su vida.

Notas finales:

Feliz #BAP1004 Day :D (No se si supieron pero se hizo un "Twitter Attack con ese HT, por causalmente hoy es 151004 (como se coloca la fecha en otros países :D)

 

P.D Luego actualizo los demás fanfics (?)


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