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Enamórate de mi alma, no de mi cuerpo. por CerezoHimeChan

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Notas del capitulo:

Hola *se esconde detrás de una roca*, ha pasado mucho que dejé en hiatus esta historia </3 Lo siento tanto T_T en verdad, espero me puedan disculpar pero heme aquí de vuelta aprovechando que la Musa está de visita ^^. Encontré la solución a este fic, los capítulos serán más cortos /o/. Espero sea de su agrado -si es que alguien aún me lee por acá </3, nos vemos pronto.

 

^^

—¿Es en serio lo que me dices?


Zico parecía sorprendido por la confesión que le acababa de hacer su amigo, a Yong Guk le parecía algo de lo más común, por su parte Ji Eun había opinado que estaba bien y lo apoyaba.


—Sí.


—Pero hyung, todas te desean aquí, y todas intentan seducirte… ¿Cómo vas a cumplir eso?


—Zico no es cosa del otro mundo no querer estar con una chica ahora, hombre me desesperas —dijo fastidiado.


El muchacho rubio suspiró, seguía sin comprender la decisión de su amigo pero tenía que respetarla. Si era lo que su amigo quería, además para él estaba bien. Hyo Sung absorbía el 99% del tiempo de Yong Guk así que quizá ahora pasaría más tiempo con su mejor amigo.


 


Him Chan y Ha Na abordaron el vagón del tren que los llevaría a su destino y ahí Him Chan comprendió que la vida de una mujer no era tan fácil. Aunque no todos, notó la mirada impertinente de algunos chicos sobre su cuerpo, ahora entendía por qué Ha Na siempre se abrazaba a él cuando notaba algún hombre pervertido en el metro.


—¿Qué me ves? —dijo Him Chan con un tono prepotente, el hombre que la miraba se sorprendió por la forma en que le había contestado y antes de que pudiera responder su pregunta Ha Na interrumpió.


—Aquí bajamos —tomó del brazo a su amigo y lo arrastró hacia la puerta de salida.


—¡Estás loco! Entiende que no eres Him Chan ahora —dijo entre dientes mientras miraba hacia atrás esperando que el hombre no los siguiera— Aún falta mucho, ven subamos a otro —Him Chan hizo una cara de fastidio pero siguió a su amiga, sin rechistar.


El resto del viaje lo hicieron en silencio, Him Chan no sabía de qué hablaban las chicas y bueno Ha Na no era alguien que fuera como las mujeres de la televisión que hablaba de moda y esas cosas, claro que le gustaba vestir bien pero no era aficionada al tema. Y por su parte Ha Na no se sentía segura aún de poder entablar una conversación con su amigo, lo extrañaba y aunque fuera la misma persona aún no estaba dispuesta a verlo de una forma diferente.


La mente de la rubia esta confusa, momentáneamente era feliz y a los segundos la tristeza le invadía, al poco tiempo estaba preocupada y enojada, sentía todos las emociones arremolinarse sobre ella pero ese día tendía que asimilarlo y no dejar solo a su ahora mejor amiga.


 


Ha Na anunció que tenían que bajar y Him Chan solo asintió como respuesta, salieron del vagón para luego buscar la salida hacia la superficie, ambos dieron un hondo suspiro al salir, se miraron y sabrían que esa sería una de las semanas más difíciles de sus cortas vidas.


 


Conforme avanzaba el trayecto que hacían a pie para llegar a la escuela Him Chan empezaba a sentirse mal, el estómago revuelto, las manos le estaban sudando y un mareo que aumentaba conforme se acercaban. El edificio azul de su escuela se manifestó ante ellos.


—Ha Na, no me siento bien —dijo negando varias veces, su amiga solo respiró hondo y con un sutil movimiento de cabeza lo invitó a cruzar el viejo portón rojo—. ¿Qué les vamos a decir a los maestros? No me van a creer…


—¡Him…! Ten calma por favor —mantuvo su ceño fruncido y su amigo no entendía a qué se debía esa expresión—. No hemos pensando en un nombre de chica para ti.


Him Chan frunció el ceño fastidiado. No había pensado en aquello de cambiar el nombre. Ha Na lo arrastró hasta esconderse detrás de un árbol de grueso tronco y amplio follaje. Era su mejor escondite al ser pequeña.


—De aquí me veo —dijo y Ha Na le regaló una mirada de odio porque sabía que lo decía en referencia a su estatura.


—¿En verdad no pensaste en un nombre? —la chica lo creía incapaz de olvidar aquel detalle tan importante.


—No lo hice—dijo Him Chan apenado mientras fruncía los labios creando un puchero.


—Lo sabía, por fortuna tienes una amiga muy inteligente y tengo una lista de posibles nombres —Him Chan puso los ojos en blanco, ¿tan difícil era decir eso desde el inicio? Claro, olvidaba que Ha Na era así, hacía que casi perdiera la esperanza para el final darle la solución.


La chica sacó de su mochila una nota con varios nombres anotados, Him Chan leí cada uno y hacía muecas. Los nombres eran lindos pero tan complicados para recordar que se llamaba así.


—Son lindos Ha Na pero dudo recordar llamarme así —dijo con tristeza.


—Ah claro, tu amiga se mata buscándote nombres, ¡y los rechazas!


—Baja la voz —le prendió a su amiga.


 


Se mantuvieron en silencio, Him Chan miró la hora en su teléfono celular. Ya se habían perdido dos clases todo por no encontrar un nombre adecuado para él. Him Chan pataleó fastidiado mientras su amiga lo miraba de reojo sin encontrar una respuesta aún al problema que tenían.


—No se me ocurre nada —bufó al fin la rubia.


—A mí tampoco, estoy desesperado Ha Na. Hemos perdido clases, no tengo forma de justificar mis ausencias. Maldición —chilló—.


Vamos, tenemos que ir a preguntar cómo justificar las ausencias de Kim Him Chan —dijo seria. Him Chan la miró con curiosidad pero no preguntó, solo la sigo obediente como una cachorro bien amaestrado. Juntos caminaron hasta la dirección.


 


 


El puesto de asistente de director seguía vacío. Razón por la que la directora de la institución tenía abierta su puerta, Him Chan y se sentó. Las piernas en serio le temblaban. Detrás del escritorio estaba una mujer con el cabello recogido, usaba gafas color dorado y escribía sin prisa en su computadora. Him Chan suspiró hondo, estaba nervioso. Cuando los jóvenes mentían Hong LeeRin se daba cuenta, era experta detectando. Claro cuando le convenía porque más de una vez se hacía de la vista gorda.


—Señora Hong —saludó Ha Na lo más natural que pudo, tocó la puerta con suavidad. La mujer alzó una ceja y despegó lentamente su vista del escritorio.


—Señorita Jung, ¿todo bien? ¿Y quién es su amiguita? Nunca la había visto por aquí —los ojos de la directora se posaron directo en Him Chan.


Amiguita.  ¿En serio le había llamado así? Him Chan iba a responderle que no tenía que dirigirse así a ella. Es así como una mujer celosa se dirige a alguna amistad femenina de su pareja. Su madre lo había hecho una vez.


—Oh, ella es Kim Ha Ni. Es prima de Him Chan, es lejana por eso casi no se le ve—. Him Chan trató de no parecer sorprendido al escuchar el nombre. Su amiga lo acababa de sacar de la manga. En efecto.


—¿Y ese muchacho? Milagro que no estás con él. Nunca se te despega ya parece tu novio.


Him Chan no sabía nada sobre como coquetear pero quizá su versión femenina le daba esa habilidad porque podría jurar que la señora Hong estaba actuando como una mujer celosa y como miraba a su amiga. ¿Le estaba coqueteando a su mejor amiga?


—Es preciso de quien vengo hablarle.


La mujer pasó a Ha Na a su oficina mientras Him Chan esperaba afuera, Ha Na así lo había pedido.


—Oh por Dios, seguro están teniendo sexo —masculló Him Chan—. Espera… ¿Mi Ha Na lesbiana? ¡Imposible! —se decía así mismo.


Ha Na salió con una sonrisa en el rostro mientras Him Chan estaba más pálido que de costumbre.


—¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal? —caminó de prisa hasta él los tres metros que los separaban.


—Dime que no te revolcaste con ella en su escritorio.


—¿QUÉ? —Ha Na le miraba desconcertaba.


—¡Por Dios la directora te estaba comiendo con la mirada!


—Shhh, baja la voz idiota. ¿Pero de qué demonios estás hablando?


—Ella te miraba raro —la rubia no pudo evitar soltar una carcajada al escuchar a su amigo. Him Chan frunció el ceño.


—Ella no es lesbiana Him Chan por todos los cielos —susurró—. Simplemente tiene un gran aprecio por mí. Him Chan, mi madre trabajó para ella hace muchos años, ¿cómo crees que yo entré en esta escuela de ricos? —Him Chan se mordió el labio—. Ella me dio una beca, solo me cuida, me conoce desde que yo era una bebé… y piensa que tú y yo somos novios y no solo eso. Odia a las chicas guapas en su mayoría, su antiguo marido se fue con una—la chica se encogió de hombros—. Y bueno, yo soy la excepción. Soy hermosa e inteligente. Y me quiere —dijo la rubia riendo ya que era a menudo algo que la directora le recordaba


Him Chan se sentía aturdido pero no lo dijo, camino con su amiga hacia el comedor mientras le explicaba que estaba todo arreglado.


—Mis poderes femeninos me confunden —susurró Him Chan.


—Ya te acostumbrarás —murmuró la rubia.


 


Yong Guk discutía con su equipo sobre qué estrategia debían usar en el próximo partido. Uno de los chico bromeó en usar a las porristas para cautivarlos y así atraparlos. Las miradas del capitán Bang y el resto del equipo pusieron nervioso al chico.


—¡Estaba bromeando!


Yong Guk se apretó las sienes, el partido que tendrían la siguiente semana era muy importante. Iban a doblar las horas de entrenamiento. El entrenador estaba molesto con ellos así que estaba solos en esto. Sí, era cierto que eran invictos pero ese título casi lo perdían por nada en el partido pasado. Se habían unido como equipo más que nunca y le enseñarían a su entrenador que ellos en verdad amaban ese deporte. Bueno Yong Guk en realidad no lo amaba la mayoría, él no soñaba con alzar la copa en un Mundial de Fútbol.


 


Fue entonces cuando la magia sucedió. ¿Por qué tenía que levantar el rostro cuando estaba perfectamente concentrado con sus compañeros de equipo?


—Ji Ho —Yong Guk golpeó el hombro de su amigo, el rubio arqueó las cejas. ¿Le había llamado por su nombre?


—¿Estabas bien Yong Guk? —murmuró el chico pero no obtuvo respuesta alguna. Yong Guk se paró de un saltó y caminó hacia la zona de servicio.


—¿Te llamó Ji Ho? —masculló uno de los chicos y el aludido asintió—. ¿Y qué mosca le picó?


—No tengo idea.


 


Ha Na llevaba a Him Chan del brazo mientras le hacía reír para que no estuviera nervioso, había entrado en crisis por unos segundos y se negaba a entrar a la cafetería. Him Chan insistió que hicieran lo de siempre. Comprar comida e irse al patio lejos de todo el bullicio mientras discutían los amoríos de su profesor de matemáticas con la profesora de historia diez años menor que él, o hacer tontas apuestas como para ver quien resolvía más rápido los ejercicios de químico. E incluso quien era más tonto en la única clase en la cual que cada uno iba mal.


—Relájate —murmuró Ha Na e hizo un comentario gracioso que hizo estallar en carcajadas a su amigo. Pan comido, pensó Ha Na.


Quizá la melodía de esa risa tan sincera había llegado de alguna forma a los oídos de Yong Guk, no sabía por qué se le había erizado la piel y ahora caminaba hacia esa misteriosa chica como si estuviera poseído, ni siquiera le preocupó que estuviera con la enana malhumorada y mucho menos que esa enana no estuviera con su stalker.


—Hola.


La voz de Yong Guk erizó la piel de Him Chan en cuestión de segundos cual mecha de dinamita. ¿Le estaba hablando a él o a quién? Ha Na estaba más preocupada escogiendo entre si probar salami de dudosa procedencia o simplemente tomar una gelatina. Him Chan se giró y la sonrisa de Yong Guk casi la hacía derretirse como helado en verano.


 


—Hola —respondió con timidez.


 


Yong Guk supo que Zico tenía razón. Era una estupidez querer estar soltero cuando ante sus ojos tenía al amor de su vida. De eso estaba seguro… aunque la acaba de conocer hace unos segundos.

Notas finales:

Si llegaste hasta aquí... G R A C I A S.

 

El capítulo es demasiado corto creo :c espero volver pronto y no dejarlos esperando tanto. Besos y abrazos mis amores, mis cerecitos, mis florecitas en botón.

 

Los amo <3 


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