Yong Guk se había levantado con el pie izquierdo, estaba demasiado enamorado de su novia, Jeon Hyo Sung, la bella y popular capitana de las porristas de su escuela aunque esa mañana, todo había cambiado. Yong sabía que el mensaje de Gilme no había sido con la más bella intención de abrirle los ojos sino más bien para sacar a Hyo Sung del camino y quedarse con él, lo sabía por la insinuación que había tenido en el cumpleaños de su novia, Gilme lo había llevado con engaños a una de las habitaciones de la casa y para luego empezar a insinuársele, ambos culparon al alcohol y sin hacer nada, Yong Guk la dejó ahí, salió en busca de su novia, le dio un apasionado beso y le dijo que jamás iba a dejarla.
Y ahora sentía que se traicionaba así mismo porque estaba escribiendo un mensaje en LINE dónde cortaba a la señorita Jeon, y aunque no quería, las palabras de Hyo Sung escuchadas en esos audios que Gilme había mandado le resonaban en la mente. “Aburrido”, “odioso”, “carece de sentido del humor”, “nunca me regala flores ni chocolates”, y no, no lo hacía porque así era él, un chico que difícilmente demostraba sus sentimientos de manera convencional, le daba rabia que su ahora ex-novia ignorara el hecho de que él había cedido ante cada capricho suyo.
Había pasado la primera mitad de las clases con Hyo Sung encima, llorándole y que le diera una explicación de por qué terminaba con ella, le repetía lo mucho que le amaba y Yong estaba por ceder a los encantos de la porrista pero agradeció la llegada del receso se perdió por un momento en los pasillos de la escuela, evitando a toda costa a su ex y cuando tocó volver a clases se dio cuenta que tocaba inglés, para colmo de sus males, tendría a ese extraño chico mirándole de nuevo durante todas las clases.
—Iluso— pensó Yong Guk respecto a su compañero de clase, ¿acaso pensaba que no se daría cuenta? Y mientras caminaba perdido en sus pensamientos, chocó contra alguien iba a disculparse hasta que el chico se giró y reveló su identidad, el mismo que le miraba durante clases, tuvo ganas de golpearlo pero se contuvo, no iba a gastar sus fuerzas en él.
Cuando la clase estaba por terminar la Miss le había llamado la atención al chico y Yong Guk río, era justo y merecido, ese detalle había alegrado su día aunque cuando se dirigía a las canchas para su entrenamiento de nuevo el torpe fue a chocar con él aunque esta vez completamente fastidiando lo había insultado, no se arrepentía de nada.
—Mendigo cuatro ojos— pensaba mientras apretaba los puños —Debí darle una buena paliza.
Mientras caminaba hacia el campo Yong Guk reaccionó, ¿estaba dejando ir su ira en aquel muchacho? Ciertamente, le molestaba las miradas del chico en clase, pero su enojo era por la hipocresía de su ex, rogarle que no la dejara mientras que con sus amigas halaba mal de él. No señor, Bang Yong Guk no se iba a permitir tal humillación.
Jeon ya no era más su novia y rogó al Creador que una chica realmente bella y con un corazón puro se atravesara para borrarle el mal rato que le había causado Hyo Sung, él no era de pedir cosas pero había apostado todo en esta relación luego de tantos fracasos, pensó que ella era la correcta, aunque aún fueran adolescentes, estaban por ir a la universidad en unos cuantos meses y él tontamente imaginó una vida al lado de ella.
Sí, esa era una faceta que nadie sabía de él, romántico, entregado, sólo por amor.
Ha Na estaba sentada en la sala mirando Criminal Minds una de sus series favoritas del momento, Hyo Sung se había ido a su casa no hace mucho y ella se sentía más tranquila, temía que Him Chan acudiera a su casa y la encontrara ahí. ¿Qué pensaría de ella? Su móvil sonó y aunque quiso saber quién era esperó que el capítulo del día terminará, se paró a la cocina por palomitas y volvió a sentarse sin importarle el celular hasta que por fin apagó el televisor y subió a su cuarto para estudiar, suspiró y recordó a Hyo Sung hecha un ovillo y envuelta en sus sábanas llorando por como Bang Yong Guk había terminado con ella, Ha Na pensó que la soltería de ambos no duraría mucho, eran los chicos populares de la escuela, ¿quién se podía resistir a ellos? a excepción de Him Chan y ella.
Se dejó caer en la cama y por fin abrió el mensaje, se reprimió por dejar pasar tanto tiempo, abrió los ojos lo más que pudo al leer el mensaje y lo releyó cien veces, letra por letra, palabra por palabra.
Gusta. Odias. Chico
Era lo único que había en su mente, Him Chan enamorado, no era raro, pero sí era raro que estuviera enamorado de un chico y que además ella lo odiara, ¿pero qué pensaba?
—¿QUÉ? — gritó cuando por fin logró procesar la idea. —IDIOTA— le gritó al celular y luego empezó a reír sin control. Era una broma, tenía que ser una broma y no iba a esperar al día siguiente, bajó a la sala y marcó el teléfono de casa de su mejor amigo.
En la residencia Kim el ambiente era algo tenso, los progenitores de Him Chan anunciaban un viaje a Marruecos y por supuesto el descendiente no estaba invitado. Him Chan quería conocer Marruecos.
—¿No pueden esperar a vacaciones?
—No— respondieron al unísono sus padres.
—Reservación, viaje, todo ya está pagado— secundó la madre, Him Chan se levantó de la mesa, tiró lo poco que sobraba de su cena, puso el plato en el fregadero y se retiró a su habitación. No tenía ganas de ver los rostros de sus padres, ese viaje significaba que no estarían en el festival, no lo verían actuar en la banda ni tampoco les había importado llevarlo.
Se encerró en su habitación mientras sus padres discutían sus planes para Marruecos, prendió su lap top y empezó a navegar por páginas sin razón específica, primero mirando fotos de Marruecos, luego agencias de viajes y al final terminó mirando vídeos de famosos futbolistas.
—¿Cómo llegué aquí? — pensó en voz alta y aunque lo supiera no iba a decirse por qué.
Miró la hora y le extrañó que Ha Na no respondiera, eso confirmaba que estaba molesta rogó a Dios que para mañana las cosas entre Ha Na y él estuvieran bien, la voz de su madre a través de la puerta interrumpió sus pensamientos.
—Him Chan, teléfono. Es Ha Na— el aludido se paró de un saltó y sin ver a su madre bajó a la sala para hablar con su amiga.
—¡Hannie! Perdón por lo de la mañana
—¡Guárdate tu disculpas y explícame esto! — decía Ha Na aunque Him Chan no descifraba si era molestia o emoción, quizá las dos cosas.
—Pues… es raro para mí no creas que no… —cortó sus palabras a escuchar como gritaba Ha Na del otro lado de la línea, esbozó una sonrisa, su amiga estaba emocionada y él, también. —¿Te encuentras bien?
—¿Bien? ¡Estoy mejor que nunca!, mi mejor amigo está enamorado— ambos guardaron un silencio, no sabía que más decir— Him Chan, ¿estás ahí? — la rubia rompió el silencio y Him Chan respondió en un susurro aunque audible para ella —¿Y quién es el afortunado?
Esa era la pregunta que Him Chan temía.
—Yo-Yong Guk— dijo aterrado de la reacción de su amiga, Ha Na sabía que Yong Guk no le había hecho nada pero lo odiaba, de manera inexplicable lo odiaba.
Hana río a través de la línea.
—Qué gracioso, pensé que hablabas de Bang Yong Guk.
—Eso mismo— Ha Na no respondió, y Him Chan colgó, seguro ahora estaba siendo masacrado un niño de cinco años, subió a su habitación y se durmió, mañana sería sábado, sus padres se irían de viaje al amanecer, él se quedaría solo, Ha Na sin duda vendría mañana a matarlo.
El sueño de Him Chan había sido tranquilo incluso muy romántico, nunca soñaba con alguien pero esa noche al dormirse pensando en su interés amoroso traspoló esos pensamientos a su sueño hasta que en el mismo apareció Ha Na diluyendo cada momento, Him Chan despertó asustado de encontrar a su mejor amiga a su lado.
—¿Cómo entraste?
—Escalé el árbol de tu ventana, el señor Park debería verme escalar, es mi talento natural— dijo con orgullo, Him Chan tomó la almohada y se cubrió
—¿Por qué no tocaste? — su voz sonaba extraña al hablar contra la almohada.
—Lo hice, nadie me abrió. Pensé que la cocina estaría abierta como siempre lo deja tu madre entonces vi que el auto no estaba—- intentó arrebatarle a su amigo la almohada pero no pudo.
—Están de viaje— la chica asintió aunque él no pudiera verla.
—Así qué escalé y bueno, tu ventana estaba abierta— Him Chan meditó, con razón tenía frío en la madrugada.
—¿No vas a golpearme? — la carcajada de la rubia supuso para Him Chan una repuesta positiva— Obvio no, el corazón muchas veces es idiota y el tuyo más, tengo hambre.
Him Chan iba a rezongarle por llamarle idiota pero al escuchar a la chica decirle que tenía hambre le hizo pensar en la hora, Ha Na nunca salía sin comer, ¿qué hora era?
—Tú sin desayunar no eres tú.
—Pensé que tu madre estaría en casa y me daría unos ricos waffles pero ya vi que no. Arriba flojo, son las 8 y 10 de la mañana— jaló la manta que cubría al chico dejándolo desarmado contra el frío. Him Chan salió a regañadientes de la cama, se lavó los dientes mientras Ha Na ya preparaba el desayuno, se miró en el espejo, iba a ser una larga mañana.
Ha Na miraba con cierto recelo a Him Chan, le estaba contando las cosas con Yong Guk y ella no daba credibilidad, pensó que había sido culpa del corazón roto de Him Chan por la chica del coro, Ailee.
—Recapitulemos, ¿cómo se dieron las cosas entre tú y el gorila del fútbol?
Him Chan suspiró
—Primero, no es un gorila; y segundo, no hay nada entre él y yo. Ya te dije, al entrar a la primera clase de inglés, él se sentó delante de mí, primero estaba molesto porque no me dejaba ver y luego, todo cambió… empezó a alegrarme verlo cada mañana delante de mí o a mi lado. No sé qué pasó.
Ha Na soltó una risa de burla y Him Chan le miró con fastidió, la chica se disculpó aunque le seguía causando gracia ver a su mejor amigo enamorado de alguien como Yong Guk, el gorila del fútbol como ella le llamaba.
—Lo siento, lo siento es que… Him Chan ¿sabes cuántas chicas hay en la escuela? Bueno, y si ya cambiaste de sexualidad, hay más chicos pero, ¿Bang Yong Guk? ¿Es en serio?
—¿Qué tiene de malo?— Ha Na le dio la razón porque era cierto, no había nada de malo que él se fijara en un chico.
—Bueno ahora sólo te falta conquistarlo, tienes el camino libre, ¡ve e inténtarlo! — Ha Na seguía burlándose de su mejor amigo y sin querer había revelado la situación amorosa actual del capitán de fútbol y por lo tanto tenía que revelar su nueva amistad con Jeon Hyo Sung.
—¿Camino libre? — Him Chan no pasó por alto las palabras de su amiga y su corazón mucho menos, sintió como este se aceleró —¿Estás diciendo que Yong Guk está soltero?— Him Chan no era adicto a los chismes de la escuela pero era difícil ignorarlos y hasta dónde sabía, aún no se corrían los rumores de un rompimiento del BangHyo como llamaban a la pareja.
—Pues…— Ha Na pensó en mentirle y decirle que solo bromeaba pero vio el rostro emocionado de su amigo, esa sonrisa que tanto extrañaba, ¿pero enviar un corazón roto para terminar de romperse? —Eso me dijo Hyo Sung— continuó, no sabía si Yong Guk iba a corresponderle pero no había mucho que perder pero sí mucho que ganar.
—¿Desde cuando hablas con ella? — le acusó Him Chan con una cuchara, ¿Ha Na y Hyo Sung?, eran lo más cercano al agua y aceite, día y noche, eran todo menos amigas y mucho menos Hyoboobs (cómo conocían a la capitana de porristas) le contaría a Ha Na que había cortado con Bang Yong Guk.
—Desde, ayer en la clase de gimnasia.
—¿Hyoboobs hablando contigo? No lo creo.
—Pues yo tampoco, la encontré llorando y aunque quise ignorarla no pude, luego fue peor porque no se separó de mí y cuando Dae Hyun me habló porque mi abuela estaba enferma, fue conmigo a la casa— confesó demasiado avergonzada mientras veía los cambios de expresión en Him Chan, primero enfado, luego sorpresa y al final, emoción y esperanza.
—Si Hyoboobs te dijo la verdad… ¡Yong Guk está soltero! Tengo una oportunidad.
—Channie, no creo que el gorila…
—¡Silencio Ha Na!, tú misma dijiste qué lo intentara— Ha Na no repeló, lo había dicho en broma pero lo había dicho. —Eso es, voy a acercarme a él, como compañeros, luego amigos y al final, conseguiré su amor— dijo el chico muy emocionado mientras Ha Na sentía culpa por haber abierto la boca.
Mientras el corazón de Ha Na se llenaba de miedo y arrepentimiento el de Him Chan lo hacía de amor y esperanza de tener a su lado al hombre que le hacía feliz.