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Amor en tus letras por Julia de Virgo

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Notas del capitulo:

Aquí os dejo el segundo capítulo, ¿veis? Os dije que esperaba no tardar mucho en subir, y he intentado darme un poco de prisa porque mañana estaré demasiado ocupada buscando un par de regalos de reyes que me faltan, y pasado mañana no creo que me pase mucho por aquí, así que actualizo hoy por unos días.

Ahora, el capítulo.

-Pues verás…- bastaron miradas para que el rubio se calmase, estaba seguro, a él, precisamente a él, podía contárselo- verás Mu…hace…hace seis semanas ya…una…una carta aparece cada Martes por la mañana, en la entrada de mi templo.

-Vaya, eso…- pronunció al guardián de Aries- eso no me lo esperaba…

-Hay…hay algo más- un sonrojo, una mirada cómplice y ninguna palabra, bastó con solo eso para que el peli lila comprendiese esos sentimientos que azotaban al rubio de su amigo.

-Ya veo…- murmuró- Shaka, ¿me dejarías todas las cartas, por favor?

-Esto…claro, espera un momento- el de ojos zafiros salió de la habitación en la que estaban a la par que el peli lila sacaba una enorme sonrisa en su rostro, una sonrisa cómplice, una sonrisa alegre, pero, sobre todo, sincera.

-Bueno, al menos esos esfuerzos no han sido en vano…- susurró al aire poco antes de que su amigo volviese con siete cartas, todas con el mismo papel, la misma letra, el mismo sello…todas iguales, pero distintas.

No sé si hago bien escribiendo esto pero…algo me indica que debo decirte todo lo que siento, aunque puede que sea un error y solo consiga tu desprecio y tus burlas, pero creo…creo que si no lo hago ahora, no podré hacerlo nunca.

Yo te amo.

No puedo decirte quién soy, pues a tu lado no parezco nada, solo una pequeña mota de polvo en tu armadura, un niño perdido en busca de su mama, o un perro buscando su premio.

Cada vez que pasas por mi lado te veo caminar, veo cómo te alejas de mi lado para no girarte. Ojalá una de esas veces pudiera decirte lo que siento, ir corriendo detrás de ti para gritarte:

TE AMO.

Pero no puedo. Soy solamente un cobarde que busca en unas cartas el consuelo de saber que esa persona a la que tanto amo, nunca me corresponderá.

Tal vez algún día pueda decirte todo esto, y ojalá que ese día puedas abrir tu corazón al amor que siento hacia ti, Shaka.

Atentamente, el guardián de la primera casa leía una y otra vez la primera de las cartas que esa extraña persona dejaba allí casa semana, analizando las frases, cada palabra…cada letra. Esos pocos versos no solo contenían un sentimiento, sino que en sí mismos, describían a la persona que los había escrito. Una persona fuerte pero débil, confiada pero insegura al mismo tiempo, y sobre todo, completamente enamorada. Esas palabras no eran falsas, nadie podía escribir esas palabras con la mera intención de una burla, de una jocosa broma, al menos, eso creía Mu.

-¿Qué te parece?- murmuró el rubio mirando una y otra vez cómo su amigo de pelo color lila revisaba la carta una y otra vez.

-Es…bastante impactante- dijo él secamente, no era el hecho de que su amigo al fin había abierto parte de su corazón, ni el hecho de que era precioso el detalle de molestarse en escribir una carta cada semana para entregársela, sino el hecho de que esas palabras, esas expresiones, esos sentimientos...él los conocía, estaba completamente seguro- es precioso lo que pone, Shaka, a la par que triste.

-Lo sé- respondió cabizbajo- me gustaría saber quién es…decirle que no piense así, que es imposible que nadie con un corazón tan puro y lleno de sentimientos no sea nada, que no sea más que una mota de polvo, y que yo no soy nadie, no merezco ese amor tan sincero, aunque…yo…aunque…

-Aunque tú sientas un amor tan puro y sincero sin saber su rostro siquiera- sentenció. El silencio reinó unos segundos, mas a pesar de ser segundos lo que fueron, para ambas personas sentadas en aquella sala, parecieron minutos, incluso horas hasta que aquel poseedor de unos cabellos rubios cual rayos de sol respondió.

-Sí. Mu…por favor, ayúdame- respondió levantándose. Nunca, jamás antes en lo que llevaba de vida había visto a su mejor amigo suplicar de aquella manera, con los ojos vidriosos, ni por su propia vida suplicaba, mas ese sentimiento que al parecer se apoderó de él, era mucho más fuerte que su orgullo, y eso no solo lo conmovió, sino que además lo convenció.

-Lo haré, Shaka. Te ayudaré a encontrar a esa persona.

-¡Muchas gracias, Mu!- desde las sombras, esa persona que cada semana se pasaba por Virgo, observaba la escena anonadado. Aquella persona que tanto amaba, ese ser que el corazón le había robado tiempo atrás, abrazando a otro hombre, sonriendo en su presencia y con unas pequeñas lágrimas saliendo de esos zafiros que escasas veces conseguía ver....esa sola visión lo ponía furioso, pero nada podía hacer, su cabeza le decía que corriera a separarlos, que tirase al pobre carnero a metros de distancia para luego abrazar a su rubio y besarle, amarle como siempre había deseado, como nadie lo había hecho; pero su corazón le decía que se mantuviera quieto, que en esos momentos sentía demasiado dolor como para hacer una tontería y que por su culpa, aquel rubio de ojos zafiros lo odiase y provocase que se partiera en dos.

¿Qué hacer? ¿cómo conseguirlo? Esas eran unas de las preguntas que esa persona se hacía a sí mismo día tras día, pero que no conseguía resolver. Eran ecuaciones faltas de incógnitas para su resolución, meras frases que vagaban por su cabeza en busca de respuesta, pero la misma le era negada día tras día.

Cabizbajo, deprimido y enfadado, salió del territorio del sexto guardián, dispuesto a escribir otra carta para la semana venidera, solo así, solamente así lograba acercarse al hindú, solo así conseguía estar cerca suyo, aunque fuesen unos instantes en los que, en la oscuridad, se acercaba a su templo, se introducía en él y admiraba a esa persona dormir profundamente; escasos momentos en los que se permitía un lujo: acercarse y besar su frente. Solo eso. Solamente era eso lo que le decía que siguiera otra semana, ese pequeño contacto le hacía creer que algún día, aunque fuese lejano, podría decirle a esa persona todo lo que su corazón guardaba…solo una vez…al menos una vez, aunque se arriesgase al rechazo, la burla y la indiferencia…tenía que intentarlo.

Aún en la sexta casa del santuario, Mu ya no estaba en brazos de su mejor amigo, sino que estaba otra vez corriendo de un lado a otro, pero ya no tras de Kiki…bueno, al menos, no solo de él.

-¡¡Volved aquí ahora mismo, par de críos!!- gritaba una y otra vez el pobre carnero mientras Kiki y Seiya huían como buenamente podían. Ese par de niños acababan de hacer de las suyas nuevamente, pero esta vez habían conseguido armarla demasiado gorda…otra vez- ¡¡no pienso disculparme por eso, venid aquí ahora mismo!!

En esa misma casa, el resto de caballeros de bronce, acompañados de Shaka y Shion, miraban la escena con algo de gracia, todos menos el querido Patriarca, que ahora tenía una túnica de colores amarillo, rosa y naranja fosforito, con las palabras I am sexy cosidas en el pecho, y una pintada en el trasero cuya frase era Meaty.

El peli verde simplemente se hallaba duchándose cuando ese par de traviesos entró en sus dominios cambiándole su túnica por otra nueva y más…esto…¿moderna? (Los años ochenta ya no son modernos…claro que no)

Los pobres caballeros de bronce estaban contrariados, no sabían si reír por la escena y por el atuendo del pobre Patriarca, o si temer lo peor por sus compañeros, por eso cada uno hacía lo que podía.

Shun se encontraba con cara preocupada mirando a Seiya y a Kiki, quienes corrían desesperados intentando no ser cogidos por Mu, pero claro, en algún momento los pillaría, y ese momento sería su fin. No quería ni imaginar lo que el Patriarca Shion les haría ahora que les tenía a punto, ya eran varias las bromas que le habían gastado, pero esta colmó el vaso.

Hyoga simplemente alternaba la mirada entre el patriarca y sus amigos. Desde luego, la “obra” de Kiki y Seiya estaba bien hecha, era idéntica a la del patriarca…pero claro, también tenía algo de gravedad. Y gracias al Atenea que ninguno de los otros caballeros los había visto, porque en ese caso, ellos se hubieran reído sin disimulo alguno, y eso no amparaba nada bueno a sus compañeros.

Shiryu lo miraba todo con una sonrisa en la boca, mas no reía por el hecho de que lo consideraba una falta de respeto a la pareja de su amado maestro Dohko, por eso mantenía silencio…pero nada garantizaba ese silencio en el templo de Libra, donde se despacharía a gusto de una vez por todas.

Por otro lado completamente opuesto a su hermano, Ikki se moría de la risa mientras grababa todo con su nuevo I Phone 6 para luego subirlo a su cuenta de YouTube: Pájaroquemado16lol.

Mientras, los dos mayores, aparte de Mu, lo observaban todo con detenimiento.

Cómo Mu los perseguía furioso.

Cómo esos dos huían por sus vidas.

Cómo Seiya intentaba salvar el pellejo tirando objetos al aire para ver si daba al carnero.

Cómo Kiki suplicaba a su amado maestro.

Y sobre todo, cómo lloraban ese par de dos cuando Mu consiguió agarrarlos, pobrecitos, ahora sí que tendrían un severo, severo castigo.

Notas finales:

Holis, espero que el cap os haya gustado, la verdad es que yo me reí un poquito imaginando al pobre Shion así vestido...pobrecito, y eso que solo tomaba una ducha...

¿Cuál creéis que será el castigo para ese par de terremotos?

¿Quién creéis que es el admirador secreto de nuestro rubio?


Quería deciros que es un fic con Humor, pero como soy muy tonta y novata, no sé ponerlo también, igual que los personajes (es que soy muy lista, ¿sabéis?) >.<

Nos vemos. Jikai made!


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