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Amor en tus letras por Julia de Virgo

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo. Esta vez he tardado poco también, ya que ahora mismo tengo tiempo libre (en realidad debería estar haciendo deberes como una loca obsesa, pero como me da mucha flogera, lo dejo para mañana todo ºuº)

Aquí os dejo el tercer capítulo, espero que os guste (aquí doy a descartar a ciertas personas como el admirador de nuestro rubio Ou<)

Una vez consiguió atrapar a esos dos escurridizos bromistas, el guardián de la primera casa los cogió por el cuello de las camisetas y se los llevó al Patriarca, que simplemente los sacó de allí con una pérfida y malévola sonrisa...pobre par de insensatos, solo el destino sabe lo que les depara ahora.

Una vez acabada toda aquella escena un tanto…peculiar, los de bronce salieron de allí llevándose a Ikki consigo, que solo veía una y otra vez el vídeo que ya tenía más de 9.999 reproducciones en YouTube.

Por fin solos de nuevo, ambos caballeros de oro decidieron dedicarse cada uno a sus tareas, pues, aunque tuvieran problemas personales o problemas existenciales, ante todo, eran caballeros de oro de Atenea.

-El deber primero- eso solía repetirse el rubio a cada momento. El caballero de Aries salió del templo de la virgen en pocos minutos, no obstante, había un ligero ronroneo que lo perturbaba, hace ya un rato, incluso antes del incidente con su querido (aunque travieso) alumno, se sentía observado, como si una presencia lo estuviera vigilando muy de cerca…y eso lo incomodaba sobremanera. Ese malestar no continuó demasiado tiempo, pues debía ir a buscar a Kiki, quien ahora mismo recibía su castigo por ser un “niño malo”

En el templo del Patriarca, podía verse claramente a cuatro personas, cada una de una edad muy distinta, con una considerable diferencia que no se hacía notar demasiado, al menos, en dos de los casos (y otros dos si contamos la edad mental LOL)

Seiya y Kiki, quienes ahora mismo suplicaban a su “amado” Patriarca y a Aioros que los soltasen, se encontraban en las rodillas de estos, siendo “severamente castigados”, lo que quiere decir, que estaban recibiendo unos buenos azotes por hacerle eso al Patriarca.

-¡POR-AUCH-FAVOR, DEJAD-AUCH-NOS IR!- suplicaba Seiya, quien llevaba…¿quién los cuenta? Demasiados azotes. Mientras tanto, Mu observaba cómo su querido discípulo sufría, y aunque le partía el corazón, en su más profundo ser sabía que si intervenía en eso, Kiki jamás aprendería (que tampoco lo iba a hacer, pero bueno...dejémoslo sufrir ¬u¬) 

Una vez que aquella golpiza terminó, ambos jóvenes pensaban que por fin, POR FIN habían sido liberados, pero todas sus más bellas esperanzas de salir a putear a Death Mask se fueron al traste cuando vieron en una pequeña mesa dos papeles y dos bolígrafos de tinta azul, dos papeles que llevaban sus nombres.

-Ahora vais a escribir 5.000 veces: No volveré a gastar bromas- dijo Shion con una sonrisa.

-¿¡QUÉ!?- gritaron con desesperación, pues sabían que aquellas veces eran verdad. A duras penas ambos cogieron los bolígrafos y comenzaron a escribir lenta y penosamente, a sabiendas de que aún les quedaba mucho castigo por realizar. Al terminar su día, ambos aprenderían dos valiosas lecciones para el futuro:

1-) A Shion no le gustan los colores fosforitos.

2-) Sus bromas a partir de ahora serían mucho más duras para compensar ese doloroso sufrimiento.

Aunque apenado y ciertamente disgustado con su alumno, el oji turquesa salió de la sala del Patriarca con la cabeza baja, pensativo de sus deberes de a continuación. Ese día no tenía más que hacer....pero había algo que sí que lo perturbaba.

Lentamente, sin prisa alguna y sumido en sus pensamientos, el peli lila se dispuso a dirigirse al templo de quien sabía de amor “no correspondido” de cierto rubio. ¿Quién no se había dado cuenta, más que aquel rubio que sumido en sus pensamientos ahora meditando, del amor que sentía hacia Shaka?

Solo él...solo él se le pasó por la cabeza. Hace varias semanas atrás, pensó que todo aquello no era más que una mera broma ocasionada por la adrenalina y ese toque de enfado que habían provocado en él....pero no. Aquello no era una mísera broma, era, ni más ni menos, que una enorme prueba de amor.

-¿Hay alguien aquí?- una pregunta con cierto eco resonó en aquel templo. Solo hicieron falta unos cuantos segundos para que el guardián de este saliera a la luz del sol de mediodía ante el lemuriano.

-Buenos días Mu, ¿qué te trae por mi templo?

-Tengo varias cosas que preguntarte- habló severo, sin ningún toque de ironía o burla en su voz. Aquello marcó a esa persona que estaba en frente suyo con mirada severa, pues aquella visión en el sexto templo pasada hace rato, no fue plato de buen gusto- ¿eras tú quien, hace rato, nos observaba en la casa de la virgen?

-Ciertamente, era yo- remarcó sentándose en uno de los sofás, indicando con un solo gesto de su mano que su invitado lo imitara.

-Bien, al menos, no era nadie peligroso- murmuró para sí- bueno, otra cosa que quería preguntarte era....¿eres tú quien, en la noche y sigiloso como solo una persona puede hacerlo, deja esas cartas a Shaka, verdad?

-....- silencio. Esa sensación de pesadez y tensión en el aire inundó aquel templo unos instantes. Solo un momento bastó para que su guardián dejase de tensarse y gritar mentalmente maldiciones al que en frente suyo estaba. Unos simples momentos bastaron para que empezase toda la historia- sí, ese soy yo.

-Dime, ¿por qué no se lo dices en persona?- dijo el lemuriano trastornado, ¿acaso no se daba cuenta de los sentimientos de hindú hacia él? Simplemente, eran uno para el otro, o al menos eso pensaba él, ya que ambos sentían las mismas cosas, sentían exactamente lo mismo....y ambos pensaban que ese amor no era correspondido.

-Simplemente…no me atrevo- murmuró- no creo que alguien como yo lo merezca, Mu. No sé lo que siente…debo parecer un chiste ahora mismo- sentenció severamente, solo alguien como él tendría esos pensamientos. Simplemente, no había nadie más en el santuario con esas oscuras reflexiones y autocríticas. Solamente, él. Apenas pasaron 50 minutos, que más que eso, parecieron horas entre eternas conversaciones entre ambos guardianes antes de que simplemente, tuviesen…”público”

-Vaya, vaya, vaya- dijo aquella voz tan familiar- nunca pensé que, precisamente tú, fueses a hacer algo como eso, amigo- rió divertido con aquella sonrisa de malicia que raras veces salía de su rostro, solo en aquellas peleas que lo llenaban de frustración o simplemente la molestia de tener a alguien constantemente rondándolo y acosándolo, provocaba la desaparición de aquella fina línea que formaban sus labios.

-Vaya, aun sabiendo mi estado moral…¿vienes a reírte de mí, Death Mask?- pronunció con voz solemne, mas por dentro solo sonaba quebrada y apagada, emitiendo llantos de frustración y despecho hacia un amor, creía no correspondido.

-En realidad no veía para eso- dijo él- simplemente debía pasar por tu templo, pero he visto que no estabas en condiciones de nada.

-Si así es, pasa Death- y sin un solo sonido más, aquella persona proveniente de Italia marchó rumbo a su destino, dejando solos nuevamente a ambos guardianes.

-Yo también debo irme- anunció el de cabellos lilas, alegando su constante preocupación para con su alumno, quien ahora mismo ya debería estar planeando la manera más “divertida” a propia opinión de vengarse de su ex maestro. Pobre del lemuriano, quien sufría noche y día el yugo que conllevaba tener a Kiki de aprendiz.

Las horas fueron pasando lenta y penosamente en el Santuario. Sin qué hacer o entrenar, ningún caballero del lugar se divertía en exceso, habiendo excepciones claras, siendo así los de bronce y Kiki.

Los dos últimos pasaron su tarde encerrados en el que era el cuarto del caballero de Pegaso, haciendo quién sabe qué cosas.

Tanto Hyoga, como Shiryu, Ikki y Shun, pasaron la tarde en compañía de sus respectivos maestros en sus templos; Hyoga pasó el rato hablando junto a su maestro referente a las anécdotas ocurridas tiempo atrás, así como en la batalla de las Doce casas; Shiryu ayudó a su querido maestro Dohko, en compañía de su “Corderito bonito”, a ordenar el templo de Libra de arriba abajo, pero no fue antes de eso cuando Shiryu aprovechó para desahogarse de la escena anterior en la que el pobre Shion lucía un perfecto estilo de la década de los años ochenta; Shun, a diferencia del resto, pasó la tarde con Ikki y su maestro Aioria, quienes prácticamente peleaban a todas horas, ya fuese por el mando de la televisión, por las consolas, por el sofá…por todo, a decir verdad, era extraño el hecho de que el templo de Leo siguiese en pie todavía.

Entre los caballeros de oro, sobra decir que sus tardes eran, por menos, aburridas.

Aioros agotaba cada minuto de su existencia acosando a Shura, quien utilizaba su bello y valioso tiempo en mandar a freír espárragos al arquero.

Saga y Kanon discutían por viejas batallas, en especial, sobre los errores acaecidos hace 13 largos y duros años, cuando Saga envió sin duda alguna a Kanon al Cabo Sunión. En ocasiones puntuales (y no tan puntuales), ambos gemelos salían despedidos de la casa de géminis, rodando como si de un balón de fútbol se tratase a la par que se golpeaban mutuamente gritando:

-¡¡VOY A MATARTE, MALDITA COPIA BARATA!!

-¡NO SI YO TE CASTRO ANTES, CLON DEFORME!- ¿para qué mayor expresión de amor y cariño fraternal? Si se nota a leguas que estos dos se aman con todo su ser y su cariño (xD) Afrodita, acompañado de sus más leales amigos, los guardianes del primer y el sexto templo, observaba desde su templo (acompañado de unos binoculares bastante prácticos) cómo su amado novio y su hermano se molían a golpes y subían y bajaban escaleras del Santuario, todo bellamente acompañado de palomitas y chocolate caliente (qué hambre me ha dado de repente….*¬*….dame un poco Dita…)

Aldebaran cocinaba algunos pasteles de receta secreta brasileña mientras escuchaba canciones de samba y bailaba al bello son de la movida música (creo que me traumé a mí misma…LOL)

Death Mask....permaneció en paradero desconocido al salir del Santuario. Lo único que me es permitido deciros, es que, en un bar lejano al Santuario, Death Mask se lo pasaba “demasiado bien” acompañado de decenas de cuerpos que lo esperaban (a su libre imaginación lo dejo Ou<)

Y Milo simplemente veía películas porno mientras apuntaba lo que le gustaría hacerle a alguna persona concreta (a su libre imaginación también)

Al día siguiente, amaneció casi como cada día. Aún a hora temprana, cada caballero se encontraba plácidamente durmiendo en sus cuartos, tapados por las mantas debido al frío y soñando cada uno con su bello y perverso mundo. De aquel bello mundo solo tenían conciencia de él la mitad de los caballeros, respecto a la otra mitad, su mente se mantenía ocupada imaginando en las pecaminosas escenas que, deseosos por realizar, su subconsciente hacía realidad, mas a su pesar, era en sueños.

En otro lugar, aislado donde los halla, y opuesto por defecto a aquel pacífico lugar, cinco concretas personas se hallaban planeando lo que sería en inicio de un “pacto”, trato cuyas intenciones distaban de lo que en realidad era el bien, solo el mal y la lujuria plagaban aquellas palabras que en el Inframundo compartían su dios, sus jueces y su señora Pandora.

Notas finales:

Bueno, ¿qué les ha parecido? Yo cada vez adoro más a Kiki y a Seiya >u< Esos loquillos me hacen reír.

Bien, Mu sabe quién es "esa persona" ¿lo sabéis vosotras? Al menos, hemos descartado a Mu (obviamente, si habla consigo mismo y además se ve sin espejo, creo que deberemos llamar a un loquero o algo, no sería normal) Y Afrodita y Kanon quedan descartados (o eso, o son unos malditos infieles del demonio ¬u¬)

Vaya con Milo...todo un guarrillo al parecer.

¿Quién creéis que es esa persona a la que Milo quiere hacer todas esas cositas ¬u¬?
¿Os traumó la imagen de Aldebaran bailando Samba?

¿A que son majos Aioria e Ikki discutiendo sin parar ºuº?

¿Conseguirán Seiya y Kiki gastarle la broma al sádico mafioso de Death Mask?

¿Es eso buena idea?


Todo esto y más (o no, quién sabe) en el siguiente capítulo.

¡Nos vemos! ¡Jikai made!


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