No podía, simplemente las palabras no salían de mis labios mientras mi mente se hundía en las profundidades de aquellos ojos chocolate.
Traté de soltarme del agarre de su brazo pero él no me dejaba ir, ambos estábamos desesperados: yo por escapar y él por obtener una respuesta…
Que aún no le podía dar, ni tan siquiera yo la sabía.
Traté de zafarme con movimientos más bruscos pero el muy terco no me soltaba. Mi pie derecho se resbaló de la rama del árbol.
Todo pasó a cámara lenta. Yo caía de espaldas mientras Kaname se movía rápidamente para parar el impacto. Terminamos los dos en el suelo: Kaname estirado y yo encima suyo.
Enseguida me aparté y traté de salir corriendo de aquél hombre tan demandante pero volví a caer al suelo. Quise volver a incorporarme pero Kaname había sido más rápido.
< Amigo, déjame salir y te juro que….>
¡No! Grité asustado a mi violenta y con sed de sangre de Kuran Kaname conciencia.
< ¿No?> repitió incrédula < Tiene que arreglar las cosas conmigo, también ¿recuerdas?>
Entonces… pensé confuso, ¿admites que también te enamoraste de él?
< Y por eso mismo si me dejas salir ahora le voy a romper las piernas, amigo… >
- ¡¡¡Suéltame!!! – grité forcejeando furioso mientras Kaname me sujetaba las manos encima dela cabeza.
- Dilo… - su mirada me atravesó – di que me odias…
Noté cómo mi corazón se empezaba a partir.
- Yo… - cerré los ojos, no podía… no quería ver su rostro cuando le dijera que le odiaba por qué jamás había dejado de amarle pero aun así me había herido dónde más me dolía. Aparté el rostro y grité a todo pulmón – TE ODIO!!!!!!
- DÍMELO A LA CARA!!!!! – gritó Kaname harto de que evitara enfrentarle pero no podía, eso terminaría con todo lo que había entre nosotros aunque me negara a aceptarlo. – DIME QUE ME ODIAS!!!!!
Lágrimas empezaron a bajar por mi rostro, tenía miedo… no quería que me gritara… Deseaba volver a su lado pero… seguramente él ya no me dejaría, tenía una familia y un reino a los que puso por encima mío sin tan siquiera dudarlo o pensarlo dos veces, no fue tras de mí cuando me traicionó, no estuvo cuando nació Akemi, no le vio crecer decir su primera palabra, ver sus primeros pasos y… él no eligió amarme.
No entendía nada de lo que estaba pasando…
¿Por qué había regresado?
¿Por qué me hacía sufrir?
¿Acaso era divertido para él?
< ACASO ERES TONTO???? DILO EN VOZ ALTA!!!! GRÍTASELO A LA CARA DE UNA JODIDA VEZ!!!!>
Tan sólo necesité aquellas palabras para armarme de valor y mirar a la cara a mi estúpido Rey, sollozando grité con todas mis fuerzas:
- ERES UN ESTÚPIDO KANAME!!!! – Él me miró atónito ante mi cambio de humor - ¿Te crees el Rey de todo o qué? Eres el mayor imbécil al que he conocido en mi vida, tú no sabes por lo que yo tuve que pasar… Qué crees que despertar un día y ver que estás en un lugar desconocido?? Qué no tienes nada ni nadie?!? Qué no podrás volver a ver a toda tu familia!?! Que tienes que aprender un idioma que tan siquiera habías oído antes??! Que tu primer amor sea un idiota como tú!?!? – él me soltó y se incorporó, abrazándome mientras seguía gritándole y le daba pequeños golpes en el pecho – Que después de tanto tiempo haya podido confiar en alguien y este te traicione?!? Qué tú no estuvieras allí cuando di a luz?!? Sabes cuál fue la primera palabra de Akemi acaso!?!? – le miré a los ojos – NO! Por qué no estabas allí!! Eres un tonto!!!
- Zero, yo… - su voz sonaba devastadora pero aun no había terminado.
- ¿Y sabes lo peor de todo?
Él negó con la cabeza mientras apoyaba mi cabeza en su hombro, cansado de tanto gritar… tenía la voz ronca.
- Que por mucho que lo intente no consigo… no, no puedo odiarte.
Él levantó la mirada, esperanzado.
- Eso significa qué…
- No, lo siento.
- Pero…
- Lo siento, Kaname… No pienso pasar por lo mismo dos veces, pero podemos ser amigos.
< Bien hecho, amigo… estoy orgulloso de ti > Era la primera vez que sacaba mi genio a relucir sin “cambiar” con mi conciencia.
Kaname me miró incrédulo.
- Pero… ¡si acabas de decir que me amas!
- Se acabó, Kaname… Si quieres puedes venir a ver a tu hijo, después de todo querrás conocerle y no te negaré ese derecho pero entre nosotros ya no va a haber más que una amistad…
Kaname se levantó furioso tirando a Zero al suelo, este no se esperaba otra cosa pues el mayor le había abierto su corazón pero, por ahora, no era capaz de iniciar una relación con ese hombre sin romperse en pedazos.
- Así que eso es todo… - Kaname se giró y susurró lo suficientemente fuerte como para que Zero le escuchara decir – después de todo fue un error venir a buscarte…
El castaño no se giró a Zero de nuevo, era demasiado orgulloso. Se había expuesto ante ese hombre y este tan sólo le rechazaba, se sentía humillado y su orgullo había sido herido de una manera única que tan sólo su ángel podía conseguir.
Se arrepintió enseguida de haber dicho esas palabras pero Zero había dejado claro su opinión y le había herido con ella, ya no regresaría…
- Adiós, Zero…
No hubo respuesta y jamás pensó que estaba tomando la decisión más egoísta de su vida, mientras él había herido a Zero incontables veces, el peli plata había soportado todo y seguido adelante pero Kaname había sido herido tan sólo un par de veces por Zero y le daba cruelmente la espalda.
- Así que eso es todo, ¿uh? Se acabó. – repitió Zero sus mismas palabras en voz baja mientras se tumbaba de nuevo en el suelo para contemplar las nubes, se sentía ligero… cómo si se hubiera librado de algo muy doloroso… cómo si se acabara de liberar de unas invisibles cadenas pero a la vez le dolía saber que para Kaname no era tan importante como él lo había sido para el peli plata.
Realmente era un idiota… pero ya no era su idiota.
- Adios Kuran Kaname... - susurró al viento sus últimas palabras dirigidas a aquél ser egoisat y egocéntrico que amaba y amaría por siempre...
Los primeros amores son muy difíciles de olvidar ¿saben?
Sobretodo algunos tan intensos como estos...