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MI ESTÚPIDO PRÍNCIPE por Karenlauren

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- SEIREN!!!! – sabía que mi capitana había estado en todo momento conmigo pero ya no podía más, era recordar las palabras de mi hijo y volverme loco de la preocupación.

¿Zero se estaba muriendo?

¿Era un plan suyo para que me disculpara?

¿Quería llamar mi atención?

Y la peor de todas….

¿Es verdad?

- Si, ¿Kaname-sama?

- ¿Es cierto que Zero se está muriendo? – La última misión que le había dado era seguir a mi peli plata para asegurarme que estaba bien y me dijera si ocurría algo pero después de la discusión de ayer le ordené que dejara de seguirle, ya no me importaba… o eso creía.

- Si Señor, de hecho por veneno hecho con cicuta y otro ingrediente que no conseguimos identificar.

- ¿Cuando?

- Después que discutieran, según me han informado mis espías. No sabemos la identidad de quien le envenenó.

Se me cayó el alma a los pies, así que esos gritos que oímos al irnos no eran por qué Zero los fingía para que volviera  a por él…

- Encuéntralo…

- ¿Puedo preguntar, por curiosidad, qué hará cuando encuentre a ese hombre? – Miré a Seiren a los ojos.

- No va a volver a ver otro amanecer, créeme. – mi rostro se contraía de ira, alguien se había atrevido a tocar a MI ángel e iba a pagar por ello. – Quiero que traigas a Zero a Palacio, es una orden.

Seiren asintió y se fue, no iba a permitir que muriera sin haberle dicho antes que quería que se casara conmigo. La pelea de ayer  me hizo pensar en muchas cosas… Y después de oír las palabras de Akemi decidí que no podía seguir así…  Él IBA en serio con Zero. Saqué una cajita de mi bolsillo, la abrí y contemplé con cariño el anillo de oro con decoraciones amatistas, como los ojos de mi Zero…

¿Cuándo podré pedírselo?

¿Me aceptará?

Si no decía que sí le iba a obligar a ello. Ya no iba a esperar más por él, sería suyo… y no volvería a escapar.

 

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

 

- Con cuidado… - dijo la anciana mientras llevábamos a Zero al reino vecino al de Kaname. Este iba envuelto en una sábana, el contacto piel con piel parecía más doloroso que con la sábana, así que con la anciana llevándolos al Palacio del Rey Ichijou, Akemi en medio cargando a Zero a modo princesa y Aidou al lado de este comprobando el estado de Zero para que no empeorara llegaron al pueblo vecino.

 

 

FLASHBACK*********


- Dios mío… Zero…. – al entrar en la sala, Shizuka vio a su hijo tirado en la cama retorciéndose de dolor y con una mordaza que ocultaba sus gritos. Miró las sábanas y estaban cubiertas de sangre. El veneno se estaba extendiendo y pronto sería demasiado tarde para el chico peli plata.

Pero, por suerte o no tanta, ella ya había visto ese veneno en otro lugar… el palacio de Ichijou-sama, el Rey de la ciudad vecina y enemiga a Kaname-sama. Estaba segura que él tendría el antídoto, antes había trabajado ahí de criada pero huyó por qué era un lugar horrible.

No le gustaba la idea de volver pero… Ya había oído que Kaname-sama les había negado ayuda así que no les quedaba otra opción.

- Akemi!!!!! – Este apareció al momento – Preparaos, nos vamos a Rinsetsu (Reino de Ichijou).

 

FIN FLASHBACK*********

 

 

No se asemejaba en nada al pueblo de Kaname, este era más ruidoso, sucio y poblado. Las calles eran demasiado estrechas y el suelo estaba lleno de sustancias que no quería reconocer, había que tener cuidado con las cosas de valor por qué había demasiados ladrones.

Llegaron serpenteando por los callejones hasta lo que parecía un castillo de piedra oscura con altas murallas y torres que sobresalían des de estas con cristaleras de tonos oscuros que contrastaban con otros más intensos.

Los guardias, al ver sus ropas dedujeron que eran nobles y les dejaron entrar sin problemas. La sala del Rey era parecida a la del Palacio de Kaname-sama pero el suelo era mármol negro y las paredes piedra oscura mientras que había una alfombra dorada que les conducía hasta el trono de Ichijou –sama que estaba hecho, también de metal pero era más grande y estaba recubierto de pieles.

Shizuka se adelantó y arrodilló:

- ¿Qué os trae por aquí? – preguntó Ichijou sin reconocer a Zero que estaba envuelto en la manta y se revolvía tratando de liberarse.

- Señor, mi hijo ha sido envenenado y le ruego por que nos ayude…

- Aaaaaaah!!! – fue interrumpida por un grito de Zero, quién de tanto morder la sábana que le hacía de mordaza la rompió y consiguió liberar sus gritos ahogados.

Ichijou enseguida le reconoció.

- No puede ser…. – susurró, tenía que ser el destino que le traía a su amor. Después que su guarda personal le salvara de aquél hombre que ahora llevaba en brazos a su Zero había pensado que, a causa del veneno moriría y ya no le vería más pero el destino jugaba a su favor.  Pero antes tenía que comprobar una última cosa… - Tú. – señaló a Akemi. - ¿Quién eres y cómo te llamas?

Este le miró de mala cara pero otro grito de su padre le recordó que aquél hombre era el único que le podía salvar.

- Akemi, Señor… y soy su hijo. – Ichijou le miró de arriba abajo, sus ojos eran parecidos a los de Kaname… ¿Así que ese era su hijo? Nada mal, pero le gustaba más el padre.

Se levantó y acercó al chico.

- Lo siento pero no puedo alojaros a todos, cuestiones de política pero si puedo ocuparme de tu padre. – Akemi le pasó a Zero con cuidado. – Os haré llamar cuando despierte, entonces podréis visitarlo pero no antes.

Su plan pareció funcionar, los demás le dieron las gracias y se retiraron. Corrió hasta su habitación y dejó a Zero en la cama.

- ¡Elisa! – La criada entró en la sala al momento de ser llamada – Tráeme el bote que está en mi biblioteca privada, tercera estantería, entre un reloj de arena egipcio y una réplica de una torre babilónica. ¡Date prisa!

La chica salió corriendo mientras Ichijou entraba en el baño y llenaba la enorme bañera de mármol estilo romano con agua caliente. Para cuando estuvo llena la criada llegó, jadeante por la carrera, con el antídoto para Zero.

Akemi lo echó en el agua – el antídoto - y se desnudó, después desnudó a Zero con muchas dificultades ya que este no paraba de patalear y gritar cómo un niño pequeño.

Lo cargó hasta el baño y se metieron juntos. Zero, sentado entre las piernas de Ichijou y con la espalda recargada en el pecho del rubio enseguida se relajó al sentir el contacto del agua con el antídoto.

- ¿Mejor? – susurró en el oído de Zero, quién tan solo asintió y quedó dormido por el cansancio.

Ichijou se relajó al ver que estaba haciendo muy buen efecto en Zero la cura… Pronto, se dijo, pronto sería suyo… ahora tenía que dejarle descansar porque lo que planeaba hacerle le iba a dejar muy agotado…

 

O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

 

En otra parte un castaño de ojos chocolate entraba en la casa dónde su hijo había sido criado.

- ¿Estás segura que es aquí?

- Sí, Señor. – dijo Seiren más que segura.

- Está vacía…

- A mi no me mire, tan solo me ha pedido que le traiga.

 - ¿¡Qué haces tú aquí?!

Kaname y Seiren se giraron para encontrarse con Aidou, Akemi y una abuela de aspecto firme.

- Pensaba que no era verdad, lo de Zero…

- ¿Y a qué vienes? ¿A disculparte? – Dijo Akemi con ironía en su voz, pero enseguida cambió el tono – uy, no espera, el gran Kuran Kaname no se disculpa.

El mencionado tan solo se tragó el orgullo, había metido la pata hasta el fondo pero iba a intentar arreglarlo.

- Escúchame, llevaré a Zero a Palacio y os daré el antídoto ¿de acuerdo? Así que…

- Ya no hace falta, - esta vez fue la abuela quién le interrumpió – le hemos llevado a Rinsetsu. Ichijou-sama no ha dudado en atender a mi hijo… no cómo tú.

Esas palabras hirieron más al castaño de lo que todos pensaron pero lo que más le preocupó era que su rival tuviera en sus manos a su joya más preciada.

- ¿Han recurrido a Ichijou? – todos le miraron transmitiendo con la mirada que era obvio.

- Era el único que tenía a mano un antídoto ya que usted no quiso dárnoslo, Kaname-sama. – dijo Aidou triste por el fallo de su Rey… pensaba que se preocupaba más por las personas a su cargo pero en realidad iba más allá, en esos momentos el castaño quería morirse.

Si hubiera sabido que era verdad le hubiera dado el antídoto sin dudarlo…

- ¡Mierda! ¡Mierda! ¡¡¡¡¡ MIERDA!!!!! – Kaname golpeó a un árbol, agrietándolo, de lo furioso que estaba consigo mismo.

¿Cómo recuperaría a su Zero?

¿Podría recuperar a su Zero?

¿Qué planeaba Ichijou?

¿Este le entregaría a Zero?

¿Volvería entrar en guerra por su Zero?

¿Llegaría tan lejos para recuperar al amor de su vida?

¿Este le aceptaría?

Hasta ahora Kaname no había hecho más que decepcionar a Zero…

¿Podría cambiar ese hecho?


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