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MI ESTÚPIDO PRÍNCIPE por Karenlauren

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Recuperé la conciencia, no estaba muy seguro dónde me encontraba pero recuerdo estar en casa, luego mucho dolor y… nada.

Abrí los ojos y vi que estaba en una gran bañera de piedra rectangular con espacio suficiente para cuatro personas tranquilamente. Me removí y oí una voz que susurraba en mi oído:

- ¿Ya has despertado? – agradecía que no gritara, tenía una migraña terrible.

- Si… - mi voz sonaba… ¿ronca? La persona de detrás de mí que me tenía entre sus brazos, se alcanzó algo con el brazo y me lo pasó.

- Es agua con miel y limón, te irá bien para la voz…

Tomé el vaso de madera, sentí el calor del líquido a través del recipiente y el aroma dulce de la miel a través del agua. Tragué un sorbo y me acomodé entre aquellos brazos, relajado.

Terminé la bebida y entonces me di cuenta…

¿Por qué demonios estaba en una bañera?

¿Por qué estaba desnudo?

¿Por qué había un extraño bañándose conmigo?

¿Dónde estaba?

Me giré para ver el rostro del hombre y me encontré con unos ojos verdes que me miraban fijamente…

- Zero… - pronunció mi nombre de un modo muy… extraño, pero no me gustó. Me tensé.

- ¿Dónde estoy? – él pareció volver a la realidad.

- ¿No te acuerdas? – negué con la cabeza. – Estás en Rinsetsu, mi reino…

- ¿¡Ichijou?! –entonces lo recordé, este cabrón me había envenenado! Intenté que me dejara ir pero él tenía más fuerza que yo en esos momentos… Jodido veneno…

- Tranquilo, hace nada que te hemos aplicado el antídoto y aun estás débil… tienes que descansar. – empezó a acariciarme tranquilizadoramente el pelo, tal y como había hecho Kaname en sus días… había tanto amor en sus gestos que se me saltaron las lágrimas por no poder corresponderle, yo aun amaba a mi imbécil Kaname. Era una herida… No, Kaname había devastado mi corazón y yo aún no estaba listo para amar a nadie más. No podía.

- Gracias… - dije antes  de volver a acomodarme entre sus brazos y cerrar los ojos, tan siquiera me podía levantar de lo cansado que estaba.

Ichijou siguió acariciando mi pelo hasta que me quedé dormido de nuevo, ya llevaban más de una hora dentro del baño y el agua aun estaba caliente pero Zero ya estaba mejor, Ichijou decidió salir antes de que les diera un golpe de calor.

Sacó a Zero cargándolo como una princesa y lo llevó hasta la cama, dónde las criadas habían dejado las toallas desdobladas por orden de su Rey. Colocó a Zero encima de una con cuidado y sin mojar la cama. Secó su cuerpo sin perderse un centímetro de su piel… su blanca piel…

Si Zero despertaba en esos momentos no iba a poder contenerse, así que se conformó con un suave beso en los labios que sabían a dulce miel.

- Kaname… - susurró el peli plata en sueños. Ichijou se quedó petrificado…

¿Acababa de llamar a su rival mientras él le besaba?

Un sentimiento que no alcanzó a reconocer invadió su corazón y él, indefenso a tan intrusión se dejó llevar. Zarandeó a Zero para despertarle.

- Zero… - le llamó con voz ronca. Eso tan solo le ocurría cuando estaba enfadado, MUY enfadado.

El pequeño no despertaba así que le tomó por los hombros y empezó a besar violentamente metiendo su lengua dentro de esa cavidad que, al momento de sentirle, trató de echarle.

- Aaah! – Ichijou se separó al sentir el gusto de sangre en su boca… - ¿me has mordido?

Preguntó incrédulo al ver el rostro entre amenazante y asustado de Zero, no quería hacer eso y se iba a negar con todas sus fuerzas pero su situación no era muy buena… Ichijou le tenía acorralado… literalmente. Después de haberle mordido, el rubio se subió encima de Zero a cuatro y le sujetó las manos por encima de la cabeza para que no pudiera defenderse.

- ¿Ichijou? ¡Suéltame! – dijo Zero asustado, le había inmovilizado las manos con una suya mientras que con la otra manoseaba todo su cuerpo. Sus piernas las sujetaba con las suyas propias. Ichijou le había inmovilizado completamente.

- No… Zero… - le volvió a llamar y sus ojos cambiaron a otros nublados por el deseo mientras sus movimientos se volvían más suaves y excitantes. – Zero… - me volvió a llamar entrando en un total estado de gilipollez!

- Ichijou!! Para! Por favor!! – él era consciente que no me podía defender… se estaba aprovechando de la situación. Pero no podía resistirme, mi cuerpo no respondía a las órdenes que le enviaba el cerebro.

No podía escapar.

- Zero… prometo ir lento… no te haré daño… - dijo Ichijou mientras le acariciaba aquella piel que le volvía loco. Miró a Zero a los ojos, estaba sonrojado y a punto de llorar… tan indefenso… tan atractivo… No podía detenerse pero no le haría daño. O lo intentaría.

Empezó a estimular sus pezones con la lengua y la mano que tenía libre.

- Ah! Ah… Ichijou! Para! – podía oír a su Zero pedirle que se detuviera en gemidos causados por sus movimientos.

- Te está gustando… tan sólo déjate llevar y disfrútalo. – siguió con su tarea cambiando de lado para cubrir al otro, cuando estuvieron totalmente recubiertos de sus marcas y mordidas suaves bajó por su vientre dando suaves besos a esa piel de terciopelo.

Se paró en el miembro de Zero y empezó a lamerlo, succionarlo y chuparlo como si fuera uno de sus caramelos favoritos.

- Ah! Aah! Ba-a…asta!!! – dijo Zero arqueando su espalda de puro placer mientras trataba de soltarse del agarre del mayor que aún le tenía sujeto, sin éxito. – Ichijou!!!!!

El nombrado se tragó todo lo que salió del peli plata y volvió a subir para mirarle a los ojos y decirle con voz seductora:  

- Eres delicioso. – después de eso Ichijou quería cambiar de posición pero como Zero aun se resistía tendría que usar eso. Se acercó a su mesilla de noche y sacó unas esposas de metal.

Zero quién estaba tumbado y jadeante pensando que ya había terminado no predijo los rápidos movimientos del rubio que le dejaron boca abajo y enseguida le inmovilizó las manos con algo frío y duro.

- ¿Qué me has puesto?- preguntó asustado.

- Cadenas.

- ¿Des de cuando tenías eso ahí? – el mayor desvió la mirada, culpable.

- ¡¿Tenías planeado hacerme esto!? – Zero no salía de su asombro y enfado - ¡¡¡¡Suéltame ahora mismo!!!!

Ichijou se sentó en la cama a su lado y le colocó, con cuidado, en su regazo de cara a él mientras sus manos quedaban atadas en su espalda.

- Ichijou… Suéltame! Ahora mismo! – el nombrado le ignoró y siguió con su tarea. Acarició su espalda tranquilamente mientras llegaba a sus nalgas y las masajeaba consiguiendo que Zero gimiera y se sonrojara.

Puso dos dedos delante de su entrada y frotó dándole a Zero un avance de lo que vendría después.

- No… NO! Suéltame!!! – el rubio metió los dos dedos de golpe al sentir cómo Zero trataba de resistirse - ¡¡¡Ichijou!!!

Lágrimas de dolor y placer cayeron por las mejillas de Zero mientras Ichijou movía los dedos en su interior separando las piernas para tener mejor acceso a su entrada.

No pasó mucho tiempo hasta que el dolor se fue y Zero volvió a gemir de placer.

- Voy a entrar… -susurró Ichijou al oído de Zero mientras le atraía a su cuerpo y Zero trataba de alejarse en vano. Ichijou le tomó por las caderas, alzándolo para tener una mejor penetración.

- Aaaaaaaaah!!! – Zero sintió la lenta y torturante intromisión que abría las paredes de su interior a un ritmo jodidamente lento que le causaba más dolor que placer.

Después del momento más largo de toda su vida ya estaba todo dentro y no pudo evitar llorar de miedo y humillación. Por alguna extraña razón sentía que había traicionado a Kaname, ahora tan solo quería verle y que él le quitara la sensación de suciedad que tenía después de haber sido tocado por Ichijou quién comenzó a dar embates al principio lentos pero que después tomaron más velocidad.

Ichijou le cogió del pelo y tironeando con cuidado de no hacerle daño tironeó para dejar su blanco y suave cuello expuesto. Mordió para dejar su marca de manera visible.

Paró las embestidas pero Zero supo enseguida que iba a cambiar de posición. Quería que terminara pronto para poder irse de aquél lugar.

Ichijou puso a Zero boca abajo en la cama colocando un cojín en su estómago. Se tumbó encima suyo y volvió a entra en él bruscamente. No quería que esos momentos con su Zero terminaran mientras que este tan solo quería escapar.

- Ichijou!!! Ah! Nng!! – Zero tapó sus gritos de dolor y placer mordiendo la sábana mientras Ichijou estaba a punto de terminar así que aumentó el ritmo y empezó a masturbar a Zero.

Ambos terminaron a la vez, uno en las sábanas y el otro dentro del peli plata que se arrastró hasta el cabezal e hizo una bolita.

Ichijou se puso los pantalones, acercó a él y se tumbó a su lado mientras le acariciaba el pelo con amor. Encerraría a Zero en esa habitación hasta que aprendiera  a amarle.

Su Zero…

- Señor, - llamó una criada des de fuera.

- Entra!

- Tiene invitados importantes esperándole abajo.

- ¿Quién?

- Del reino vecino, Kaname-sama ha venido junto a Aidou-sama, el chico que se hacía llamar Akemi y Shizuka-san.

Ichijou abrió los ojos desmesuradamente. No esperaba que le fueran a buscar  tan rápido. Suerte que ya era suyo.

Se terminó de vestir y tapó a Zero, quién fingía estar dormido, con la manta. Le dio un beso suave en los labios y susurró para que solo él le oyera:

- Te amo, Zero… enseguida vuelvo.

Bajó por las escaleras hasta su biblioteca privada pero antes se giró a su sirvienta y le dio indicaciones para que llevara a los invitados al mismo sitio al que se dirigía él. Debían hablar en privado.

Mientras, Zero abría sus ojos y se levantaba a base de fuerza de voluntad. Se vistió con la ropa más sencilla que encontró para pasar discreto y salió de la habitación andando apoyado en la pared lejos de aquél infierno. 


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