- PAPA!!!!! - un chico de pelo plateado y ojos chocolate abrió la puerta de la biblioteca de Kaname muy bruscamente. Parecía...¿Asustado? No, era más ¿impresión? ¿impactado?
- ¿Qué ocurre Akemi? - frunció el ceño cuando este le empezó a hablar en japonés moderno.
- Hay dos hombres vestidos con ropa extraña que hablan el mismo idioma que tú y dicen conocerte!
- ¿De qué están hablando? - dijo Kaname mientras le abrazaba por la cintura y recibía una mirada celosa por parte de los gemelos a los que les sacó la lengua para chincharlos.
- No puede ser... - dijo Zero en voz baja, ahora entendía el rostro de Akemi. Se libró del abrazo de su pareja y salió corriendo de la sala para encontrarse en el pasillo a dos adultos cojidos de la mano, el más alto tenía el pelo negro azulado y ojos azules que enseguida se posaron en él cuando salió de la sala, el otro llevaba el pelo rubio casi albino recogido en una coleta y sus anteojos redondos que ocultaban unos ojos miel que enseguida se humedecieron.
- Cross!?! Yagari-san?!!? - pasó su mirada de uno al otro sin creer lo que veían sus ojos. Fue corriendo hacia ellos y les abrazó sorprendiendo a los demás.
- Zero! - dijo Cross en sus brazos mientras le estrujaba dejándole casi sin aire. - ¿Cuantas veces te he de decir que me llames papá?
Los tres rieron de su broma particular con lágrimas en los ojos, se negaban a separarse de ese abrazo... parecía algo casi irreal, pero no hizo falta que se separaran por voluntad, un castaño de ojos chocolate cogió a Zero y lo separó de la pareja abrazándolo contra su pecho.
- ¡Es mío! ¡No le podéis tocar! - la pareja sonrió ante el comentario y Cross hizo un puchero.
- Pero es mi hijo! - todos se los quedaron mirando soprendidos... ¿esos hombres eran los padres de Zero?
Dos niños pequeños se les pusieron delante y dijeron al unisono.
- ¡Es nuestra mami! ¡No le podéis abrazar sin nuestro permiso!
- ¡Qué lindos! - dijo Cross mientras se lanzaba a abrazarlos. Zero, que se había estado intentando soltar del infantil agarre de su pareja, les explicó todo a los presentes de manera rápida.
- Kaname, estos son mis padres... Cross está estrujando a Kenji y Naoto, Yagari-san es el que le está conevnciendo para que los suelte - dijo con una sonrisa, después se giro hacia Akemi mirándolo a los ojos con felicidad - Son tus abuelos...
El otro le miraba sin poder creerselo... ¿Tenía abuelos?
- Suéltanos! - se seguían quejando los gemelos hasta que, por fin los soltó para enganchar a Akemi en uno de sus abrazos de pitón.
Kenji fue corriendo hasta su madre quién enseguida le acrgó cuando extendió los bracitos hacia Zero.
Todos se sorprnedieron al ver que Naoto le pedía "bracitos" a Yagari-san y este le cogía sin dudar. Cuando le tuvo entre sus brazos el pequeño le dio un beso en la mejilla dejando más sorprendido, si aún podía, a Kaname y Kenji mientras que Zero reía por lo bajo al ver la cara de aturdido de Yagari-san.
- ¿Abuelo me leerás un cuento? - este tan solo pudo asentir atontado por la dulzura del gemelo de ojos chocolate.
Cross por fin dejó a Akemi y este aprovechó para preguntarle:
- Cross-san, ¿Cómo habéis llegado hasta aquí?
- Llámame Kaien! - se giró hacia Zero - fue gracias a Ichiru... después de que nos enteráramos que te habías ido Yuuki se fue de casa, por no decir que la echamos pero Ichiru se quedó... ahora trabaja en una empresa de modelos y tiene pareja, es feliz. - Sero vio queIchiru ya era cómo otro hijo más para Cross. - En ningún momento dejamos de buscar la manera de traerte de vuelta... hasta que nos dimos cuenta que era imposible así que decidimos venir. Ichiru nos enseñó el idioma y vinimos, pero tan solo podemos estar poco tiempo aquí, - Zero le miró triste mientras su pequeño le abrazaba al sentir que su mami se encontraba mal y sonrió ligeramente - vendremos a verte siempre que podamos Zero.
El mencionado asintió feliz de poder estar con sus padres mientras que se acomodaba en el pecho del castaño que no le había soltado en ningún momento.
- Por cierto... - volvió a mirar a Cross que le levantó el pulgar cerrando el puño y dijo - ¡Bien hecho! has pescado un buen marido.
Se le veía orgulloso y satisfecho mientras que Zero se moría de la verguenza sonrojándose de sobremanera. Kaname detrás suyo sonrió orgulloso y dijo con altanería:
- ¡Por suspuesto!
Todos se rieron de el lado infantil del castaño que sintió como si se estuvieran riendo de él y apartó la mirada enojado.
Zero se giró en sus brazos y le dio un tierno beso en los labios.
- Vamos no te enfades - se acercó a su oído y le susurró para que nadie le oyera decir - esta noche te lo compensaré.
El humor de Kaname no pudo mejorar más en esos momentos.
Pasaron el día con los abuelos, quiénes al anochecer se desvanecieron en el aire rodeados por unos círculos con símbolos extraños. Los niños enseguida se sintieron apegados a ellos y Akemi les prohibió celosamente que se acercaran a Aidou...
Días cómo esos hubo más que demasiados en las vidas de la perja y sus hijos haciendo que se acostumbraran a la presencia de los abuelos.
Y, tal cómo prometido, Zero recompensó de tal forma a Kaname que estuvo andando raro por una semana y sin poder sentarse sin un cojín debajo la silla.