POV. KANAME
No podía dejar de pensar en aquel chico tan misterioso y bello que habían traído a Palacio.
La primera vez que lo vio en la calle gritó al cochero que detuviera el carro immediatamente para que pudiera contemplar a esa belleza. Su delicada piel blanca, esos ojos violetas que parecían de otro mundo y pelo plateado hasta la cintura... Era un ángel que había robado su corazón.
Pero tendría un pequeño problema para cortejarlo ya que no entendía su idioma pero podría enseñarle, se sentó en su cama listo para irse a dormir desnudo. Ya se imaginaba a su Zero y a él cabalgando a través de sus tierras, cada mañana despertarse viendo el dulce y lindo rostro angelical del peli plata dejando las cortinas abiertas para que el sol iluminara su delicada piel conviertiéndola en la perla más brillante y por fin, que él abriera sus ojos y le mirara fijamente....
Miró hacia abajo y vio que su "amiguito" se había despertado. Se tumbó encima de la cama imaginándose a su Zero vestido con un vestido de mujer, con el pelo repleto de flores silvestres luciendo salvaje y delicado a la vez. Tomó su miembro y empezó a masajearlo arriba y abajo, siguió con sus pervertidas imágenes de Zero en algunas de ellas Zero vestía con lencería de mujer y un corsé apretado, en otras estaba desnudo montándolo dulce y firmemente, Zero atado a la cama cubierto de aceites que él mismo había untado en él para después lamerlo de arriba abajo hasta limpiarlo por completo y, por último, su amado debajo de sus brazos y él quitándole su virginidad. Al imaginar su rostro en esos momentos terminó en su mano.
Hacía un tiempo que no tenía un orgasmo tan intenso.
- Zero... - su nombre no dejaba de dar vueltas en su cabeza - te necesito...
POV. ZERO
A medida que me internaba en el bosque me perdía en mis pensamientos y en este mismo.
¿Por qué tenía que ocurrirle todo esto a él? se detuvo delante de un tronco y comenzó a pegarle.
- ¿Por qué? - primer golpe - ¿¡Por qué!? - segundo golpe, más fuerte - ¿¡¡Por qué!!? - girté furioso dándo un tercer golpe al árbol haciendo que este perdiera parte de su corteza y mis nudillos se rasguñaran pero no podía dejar de darle al árbol, siguó pegándole y gritando en vano desesperado por volver a ver a sus estúpidos pero cariñosos padres adoptivos, ¿le estarían buscando o se dejarían engañar por Ichiru? ¿y sus compañeros de la escuela también caerían?De golpe le vino un pensamiento horrible a la mente ¿Yagari-san también habría caído en su engaño?
Era lo más probable, nadie sabía que Ichiru era mi yo de la Edad Media.
Me calmé y abracé al árbol dejando que lágrimas cayeran por mi rostro...
- Ya basta... - jamás pensé que admitiría eso en voz alta - quiero volver a casa...
< Has terminado?> dijo su conciencia cansada < Deja ya el numerito, sé cómo te ientes pero ahora mismo no tienes que perder la calma...>
- Vuelve del agujero del que has salido - le respondió furioso Zero. Este era su momento para desahogarse y lo iba a aprovechar.
< Deberíamos regresar a casa...>
- Esta no es mi casa... - repliqué en voz baja, no quería admitir que era el único lugar al que tenía para volver y este estaba vacío, era oscuro y solitario.
< Lo que tú digas, démonos prisa...>
Asentí y volví a andar en dirección a la cabaña de madera.
Llegué a casa a medianoche, calculaba que era. Cansado me metí en mi cálido y rígido futón, mi único consuelo en aquellos momentos.