POV. KANAME
Me quedé en el bar bebiendo hasta que Zero bajó del escenario... se acercó a mi, me puse nervioso... ¿Qué hago? ¿Qué le digo? ¿Se acuerda de mi?
Me me empezaron a sudar las manos y me las restregué por el pantalón mientras me quedaba quieto en mi asiento rígido y callado como si fuera una piedra fijando la vista hacia bajo en mi bebida, noté cómo se acercaba a Joe:
- ¿Agua? - miré a Joe quién sonrió y le dijo:
- Enseguida.
Un momento! ¿acababa de hablar en nuestro idioma? No puede ser, él es estrangero, pero ha pedido entonces, si le hablo normalmente me entenderá? o espera... quizás Ruka o Joe le estén enseñado... Un momento, ¿Por qué le enseñaba Ruka a su Zero? Y si le gustaba? Zero se olvidaría de él? Se acabó la bebida de un tragó y dejó el dinero en la barra, se giró para encararse con su peli plata pero ya no había nadie a su lado.
Registró el bar con la mirada buscando a un peli plata, ¿dónde diablos se había metido?
Se volvió a girar hacia el barman y dijo con voz nerviosa y preocupada:
- Joe, - el mencionado se giró hacia él.
- No más bebida por hoy, Kaname-sama o no podrá llegar a casa...
- No es eso...
- ¿Entonces?
- Zero, ¿dónde está? Hace un momento estaba a mi lado...
Él buscó por el bar y señaló una mesa de las más cercanas al escenario dónde se encontraba un grupo joven de jóvenes y señoritas riendo alegremente y pasándoselo bien mientras su escurridiza presa estaba entre ellos riendo mientras le decían nuevas palabras que, probablemente no entendía. Ignoraban totalmente las miradas molestas por parte de las bailarinas del escenario y las miradas celosas de Kaname a Aido, quién estaba sentado en la silla situada al lado de Zero mientras le pasaba disimuladamente una mano por los hombros.
Me acerqué a ellos y le di un manotazo a la mano de Aidou quién se giró para quejarse pero calló al momento que vio quién era.
- ¿Kaname-sama? - dijo sorprendido... a lo mejor el peli plata no tenía un radar de peligro pero él lo había visto a millas, tendría que alejarlo de ese chico. - ¿Que le trae por aquí?
Vi cómo mi Zero se giraba al oir mi voz. Sonrió cómo si hubiera olvidado lo sucedido en palacio y dijo con voz alegre:
- Kaname! - algunas personas se giraron al oir mi nombre, enseguida se me cruzó una MUY buena idea: me incliné e impedí que repitiera mi nombre besándolo, Zero trató de alejarse pero le mantuve sujeto por la nuca.
Sabía que tendría que coger aire en cualquier momento así que esperé pacientemente hasta que abrió la boca y profundicé el beso uniendo nuestras lenguas y explorando toda su boca hasta que fui yo el que tenía que coger aire, me separé lo suficiente cómo para lamer jadeante sus labios y mordisquearlos arrancándole gemidos de placer.
Una mano se posó en mi hombro. Me giré y vi a Joe con el ceño fruncido:
- Lo siento, pero si va a hacer eso le ruego que salga a la calle.
- Aguafiestas... - me quejé pero no sirvió para nada, tomé bruscamente de la mano a un aturdido, confuso y sonrojado Zero para llevarlo conmigo.
Sonreí para mi mismo al ver que estaba tan sorprendido y confuso que ni tan siquiera opuso resistencia.
Una vez salimos le llevé hasta el callejón dónde estaban apiladas todas las cajas de mercancía del establecimiento y le arrinconé contra la pared. Él me miró con su rostro delicado y confuso atravesando mi corazón con sus ojos dulces y tiernos.
- ¿Kaname? - le miré, no pude resistirme... Empecé a besarle apasionadamente profundizando el beso, uniendo nuestras lenguas, chupándola, mordiéndola y haciendo todo lo que se me pasaba por la mente y más... Joder ese chico me hacía imaginar cosas que jamás había pensado antes.
Con la nueva puerta de mi pervertida imaginació abierta le hice de todo a sus labios dejándolos rojos e hinchados para bajar a su cuello y dejar sin delicadeza alguna mi marca de propiedad.
En todo ese tiempo no me había dado cuenta que Zero había estado gritando mi nombre, en cuanto lo solté, con lágrimas en sus ojos.
Esa mirada volvió a atravesarme y vi que él no estaba llorando de placer, tan sólo había miedo y confusión en sus lagrimosos ojos. Observé con atención cómo se llevaba una mano titubeante a sus labios....
No puede ser, esa pregunta cruzó cómo un rayo mi mente. Incrédulo no pude evitar decirla en voz alta:
- ¡¿Fue tu primer beso!? - él me miró y asintió, me sentí cómo un auténtico idiota... su primera vez y había sido tan brusco....
Le abracé con cuidado y cariño mientras él se aferraba fuertemente a mi y enterraba su rostro en mi hombro.
Le acaricié dulcemente la cabeza.
- Lo siento... - susurré a su oído con cariño, realmente me había portado cómo un idiota.
Vi de reojo que en la entrada del callejón uno de mis sirvientes de Palacio me buscaba. Que oportuno, pensé. Le llamé y dije que trajera el carruaje. Zero y yo esperamos a que viniera pero él se quedó dormido por el cansancio.
Le subí conmigo en cuanto llegó y en Palacio no permití que nadie le pusiera un dedo encima. Lo cargué en mis brazos como si fuera una princesa hasta mi habitación y, sin cambiarnos, nos puse a ambos dentro de la cama de tal forma que mi adorable Zero estaba acurrucado en mis brazos con su cara en mi pecho mientras le rodeaba con mis brazos y nuestras piernas se entrelazaban.