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MI ESTÚPIDO PRÍNCIPE por Karenlauren

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Desperté en lo que parecía un bosque, podía sentir el agua fluir así que estaba cerca de un río. 

Me incorporé, sentado vi que mis espaldas había una cabaña de madera. Terminé de levantarme y entré en esa casa de madera. 

Recordé que el chico idéntico a mi había estado por allí esta debía ser su casa... gruñí por lo bajo... Y ahora la mía. Por dentro era espaciosa, tenía tres habitaciones, más de lo que esperaba...

Nada más entrar había un fuego con boles y cazuelas además de pieles alrededor para sentarse, a la derecha había un par de armarios llenos de comida y plantas... por suerte su vida en las calles le ayudó a identificar algunas. 

Entró a la primera sala y vio que había lo que parecía un escritorio de madera con un par de cajones, muchos papeles desperdigados y pluma y tinta. Al lado había un par de libros en una mini estantería. Todo  era muy rudo y se notaba que estaba hecho a mano, pero nada mal para el pasado. 

Salió y entró en la sala de al lado, había un futón viejo y sucio pero que parecía muy calentito y cómodo y una ventana que dejaba entrar la luz del Sol. 

<No pinta muy bien la cosa> le dijo su molesta conciencia. 

- Tampoco hace falta ser tan negativo... - dijo en un murmuro que resonó por la casa vacía... 

<Ya echas de menos a Kaien-san y sus tiernos abrazos> se burló su conciencia mientras una lágrima caía por su rostro. 

- Si... - los echo de menos, a todos a Kaien-san con sus cálidos abrazos, que Yagari-san le sacara de la cama a las seis de la mañana para ir a entrenar y a la noche le llevara a correr, que Yuuki se enfadara con él por cualquier capricho suyo que al final acabara cediendo, a sus compañeros de aikido... Se hizo una bolita y dejó que las lágrimas cayeran libremente por su rostro desahogándose pero, a la vez, haciéndose la promesa de no volver a llorar. 

Había pasado cosas peores que esas. 

<Cuando no tienes nada no te importa perder más por qué no hay nada que perder pero ahora tú ya tenías algo...>

- Cállate!!! - gritó alterado, no volvió a oír la voz de su conciencia.

Estuvo llorando por un buen tiempo hasta que anocheció y cayó rendido por el sueño. Se levantó tiritando a medianoche por el frío y se metió en su futón cálido pero rígido... Agradeció tener algo de calor volviéndose a dormir profundamente. 

Despertó al amanecer. 

- Grrrroul!!!! - puso una mano en su tripa, se moría de hambre.

< Deberíamos comer algo> le recomendó su conciencia. 

- Ya tan temprano despiertos... - pensó molesto. 

<Por supuesto>

Se levantó y fue hacia el armarito con comida, cogió un par de tiras de cecina seca... o lo que parecía ser junto con un trozo de pan duro. 

Salió de la cabaña a inspeccionar el bosque. Volvió a oír el sonido del ruido del agua. Caminó medio kilómetro hasta encontrarse con una cascada y una pequeña laguna. Se arrodilló en la orilla y observó su reflejo. Vio a un chico de tez clara, pelo plateado largo hasta la cintura y ojos violetas enrojecidos de llorar. 

Se acercó a la superficie haciendo que su pelo cayera hacia delante mojándose con el agua pero eso no le importó en esos momentos había otra cosa que le llamó más la atención y su pelo había cubierto hasta el momento... 

Tenía un tatuaje en el cuello.

- ¿¡Que demonios es esto!? 

Rascó hasta dejarse la piel roja, se lo humedeció con agua pero no se iba... debía ser por haber pasado aquél círculo? No podía dejar que nadie lo viera pero hasta ahora no se había encontrado con nadie así que tampoco importaba... 

Oyó unas voces a sus espaldas y se giró alarmado, vio cómo... No puede ser... 

<Soldados??!!!Jajajajaja esta sí que es buena> se rió su conciencia. 

Observo cómo cinco soldados se aproximaban hacia la orilla. Trató de escapar antes que lo vieran pero su "oportuna" conciencia tuvo que hacer ese comentario provocándole una risita que alertó a los hombres. Se bajaron de los caballos y los dejaron bebiendo agua mientras uno se acercó a mi amenazante. 

- ¿¡De qué te ríes!? - <Tú le entiendes?> preguntó mi conciencia y por acto reflejo negué con la cabeza. El hombre me miró furioso. - ¿Te estás riendo de mí?

- Perdone... - traté de hablarle - no le entiendo... 

Los otros soldados que también me habían oído hablar se sorprendieron al ver que no hablaba su misma lengua. Crucé los dedos rezando por que alguien le hiciera entrar en razón.

Tuve suerte, una mano se posó en su hombro y le dijo:

- No te entiende, no habla nuestro idioma... Déjele ir por esta vez, Señor. - Este me miró por última vez con desprecio, me pilló por sorpresa pero enseguida le devolví la mirada. Al hombre se le puso la cara roja de rabia y me lanzó un derechazo que esquivé fácilmente. 

- Ojii-san ¿Qué hace? - dije burlándome de él. Mientras los demás me miraban como si estuviera muerto y el otro se abalanzaba sobre mí. 

< Que lento> Y que lo digas, lo esquivé fácilmente <¿Quieres que me encargue de él?> 

Dejé a mi conciencia tomar el control de mi cuerpo quedando yo así en un segundo plano. 

Esta movió sus hombros desperezándose y mi mirada cambió a otra más feroz y dominante: 

- Cómo en los viejos tiempos... - dijo con una mirada hacia el hombre burlona que hizo que este volviera a atacarme. 

- Muy lento, Ojii-chan - este le esquivó poniéndose detrás de él y con las dos manos juntas en forma de puño le dio un golpe en la nuca que estaba descubierta ya que se había quitado el casco para descansar. 

Se oyó un crujido y el viejo se desplomó en el suelo inconsciente. 

Los otros cuatro se me quedaron mirando, le miré cómo si fueran una molestia pero no apartaron su mirada. Me encogí de hombros y me di la vuelta para irme pero noté como una mano me detuvo, por acto reflejo tiré del brazo con una mano y con la otra le partí el brazo. 

- Aaaaaaah!!!! - se escuchó su grito de dolor por todos lados e hizo eco en la cascada, seguramente había una cueva allí. Luego iría a explorarla. 

Empujé a mi conciencia de nuevo a su lugar. 

< ¿Ya me cortas la diversión?> dijo molesta de volver a su jaula pero la ignoré y atendí al hombre que había dañado. 

Le quité las piezas de hierro dobladas que le habían protegido del impacto y vi que no le había hecho mucho daño, tan sólo un pequeño hinchazón. Suspiré aliviado, me corté un trozo de tela de la camiseta y la mojé en el agua fría, después envolví la parte hinchada con el paño. 

El hombre me miró entre sorprendido y aliviado.

- ¿mejor? - le pregunté, pero él no me entendió. Me levanté e hice ademán de irme cuando me retuvo por mis pies. 

- ¿Cómo te llamas? - me le quedé mirando tratando de descifrar lo que me estaba diciendo. Él pareció darse cuenta que no entendía así que se señaló a él mismo y dijo:

- Aidou. 

Cogió mi mano y se la llevo a su pecho repitiendo: 

- Aidou. 

< Esto parece una de las escenas de Tarzán... y bien Jane, ¿le vas a responder?> puse una mala cara y el hombre me miró confundido, enseguida quise disculparme pero sabía que no iba a entenderme así que tan sólo dije mi nombre.

- Zero. 

El chico me sonrió, se levantó y fue hasta los caballos.

Aproveché el momento para escapar.

Des del bosque vi como el chico se daba la vuelta y no había nadie. Reí por lo bajini al ver su confusión y sorpresa.

Busqué el camino de vuelta a mi cabaña, me tomó toda la mañana encontrarla pero durante el "tour" por el bosque descubrí un par de árboles frutales que me iban a hacer muy bien para sobrevivir.  Además tuve una pequeña charla con mi conciencia, en el pasado la usaba para pelear mientras mi yo quedaba en un segundo plano. Es la bestia que nos protegía tanto a mí como a Yuuki y tuve que encerrar cuando fuimos adoptados… por un tiempo desapareció y pensé que la había eliminado pero cuando entré en ese círculo muchas cosas han cambiado una de estas ha sido el regreso de mi protector a mi lado y he de reconocer que me siento más seguro, aunque sea una personalidad retorcida, cabezota y orgullosa. 


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