Aun no podía creer que volvería a ese bar para ver de nuevo a ese chico y no para molestar a mi padre. Cuando entré, a la semana siguiente de la primera vez que lo vi, observé que ya estaba sentado en esa mesa, en la que nos sentamos juntos por primera vez y nos conocimos.
- Hola. – Saludé al rubio que recién se daba cuenta de mi presencia.
- Al final has venido. – Dijo LuHan mirándome. – Siéntate si quieres.
- Gracias. – Agradecí antes de sentarme en la silla que había enfrente de él.
- No hay de qué. – Dijo sonriendo dulcemente. - ¿Cómo has estado?
- Tuve una pelea con mi padre. – Respondí.
- ¿Acerca de qué? – Preguntó.
- ¿Por qué te interesa saberlo? – Pregunté.
- Quizá porque me interesa saber un poco de ti. – Contestó.
- Peleé con él por haber venido el otro día aquí. – Dije. - ¿Tú cómo has estado?
- Aquí, trabajando. – Respondió.
- ¿Trabajas aquí? – Pregunté.
- Podría decirse que sí. – Respondió.
- ¿A qué te dedicas? – Pregunté.
- Pues en mi trabajo me dicen de varias maneras, depende el lugar dicen que soy un prostituto, Taxiboy, rentboy, y de otras varias maneras. – Respondió. – ¿No te molesta verdad?
- No, pero nunca había escuchado hablar de hombres que se dedicaban a eso. – Respondí un poco sorprendido.
- Yo tuve que dedicarme a esto porque no tuve otra alternativa. – Dijo sin darle importancia.
- LuHan, lo siento. – Dije con un poco de melancolía.
- ¿Por qué te disculpas? – Preguntó. – No deberías hacerlo porque no me molesta hacer esto.
- ¿Y tus padres? – Pregunté.
- Ellos están muertos. – Respondió. – No tengo familia.
- LuHan siento haberte preguntado eso. – Me disculpe encogiéndome de hombros.
- No te preocupes, no me molesta, puedes preguntarme lo que quieras y yo te responderé. – Dijo. – Dime, me has hablado de tu padre y ¿tu madre?
- Pues ella falleció hace ya nueve años. – Respondí.
- Siento haber preguntado eso. – Se disculpó LuHan.
- No, está bien. – Dije sonriendo levemente.
- Parece que la querías mucho. – Dijo.
- Sí, en verdad la quería y la extraño. – Dije con melancolía. – Creo que ya debería irme.
- Por favor quédate un poco más. – Pidió el rubio. – Quiero hablar un poco más contigo.
- ¿De qué quieres hablar? – Pregunté.
- No lo sé, pero aún no quiero que te vayas. – Respondió. – SeHun quería preguntarte algo.
- Dime. – Pedí.
- Pues ¿Te has enamorado de alguien alguna vez? – Preguntó. – Si no quieres responder no lo hagas.
- Pues la verdad no. – Respondí.- ¿Y tú?
- Creo que no pero espero hacerlo algún día. – Respondió.
- LuHan en verdad debo irme. – Dije mirando al rubio.
- Bien, pero te esperaré todos los viernes. – Dijo.
- Entonces nos vemos el viernes. – Dije despidiéndome.
Regresé a mi casa y como mi padre se había ido de viaje por cuestiones del trabajo no tuve ningún inconveniente; en mi cuarto aún seguía recordando a LuHan, ese hermoso chico, del cual hoy descubrí que su vida era algo que mi padre diría que es para las personas que no sirven para lograr nada en todo el tiempo que estén vivos.
Sentía tristeza hacia LuHan, haber vivido todos esos años allí, en ese lugar, teniendo que vender su cuerpo para poder “sobrevivir”.
- LuHan quisiera poder ayudarte de alguna manera. – Dije.
La verdad, aunque quería ayudar a LuHan, sabía que alguien como yo no podría hacer mucho por él pero tal vez podría hacer algo, en estos momentos no sé qué, pero lo que pudiera hacer lo haría.
Empecé a recordar lo que hablamos en el bar y me di cuenta de varias cosas, una de ellas fue que le conté a LuHan cosas que nunca hubiese mencionado como la pelea con mi padre o la muerte de mi difunta madre; pero lo que más llamó mi atención fue la pregunta que él me había hecho, la de si alguna vez me había enamorado, la verdad era que nunca me había enamorado de alguien pero ¿acaso me estoy enamorando de LuHan? En realidad no lo sé pero esperaba ese viernes próximo con ansias.
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