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The One And Only por keny_shawol

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Notas del capitulo:

¡Viernes de actualización! 

Jonghyun había llamado y Taemin le había invadido con mensajes. Minho había leído los suficientes ‘¿estás bien?’ y ‘sabes que puedes contar conmigo’ en los últimos días. Y lo agradecía. Jonghyun había sido compresivo, y Taemin había bromeado como cuando era un pequeño niño que todos debían cuidar.

 

Entonces estaba Jinki que había pedido reunirse con él en una cafetería cercana a su departamento. Minho estaba preparado para lo que Jinki tenía para decirle. Jinki podía haber dejado de ser un líder, pero claramente seguía siendo el mayor y el de los mejores consejos.

 

Minho había pensado en Kibum también. No sabía nada sobre él, excepto los rumores que estaban detrás de él, y eso era todo. Tampoco había llamado, pero Minho no esperaba que lo hiciera. Estaría sorprendido si así fuera.

 

Sin embargo había estado pensado en él y lo que podía o no estar pensando. Y estaba listo para preguntar a Jinki por él, porque necesitaba hacerlo. Kibum había estado bajo su radar en los últimos meses y lo poco que sabía, era lo poco que Kibum dejaba mostrar al público.

 

—Sé que has escuchado esta pregunta miles de veces en la semana, pero, ¿Minho, cómo estás?—Minho sonrió ante la pregunta de Jinki y permitió a sus dedos jugar con la servilleta olvidada en la mesa.

 

—Estoy bien, Jinki. —Él dijo, haciendo dobleces sin sentidos en el material. —Sí, los medios han estado detrás de mí, y Yuri aún no ha dado una declaración, pero no es nada que no pueda manejar.

 

Jinki asintió, mientras tomaba la taza y bebía de ella. Minho esperó, porque estaba seguro de que esa reunión tenía más de un ‘¿Cómo estás?’ de fondo y estaba preparado para las preguntas y tal vez posibles regaños por parte de Jinki.

 

—Entonces, ¿Qué sucedió?—Jinki preguntó y Minho pensó.

 

Esa pregunta podía tener miles de respuestas, porque había sucedido de todo un poco en esa relación. Pero Minho sabía que si Yuri nunca se hubiera cansado de ese matrimonio, él aún estaría con ella, jugando al matrimonio perfecto.

 

Si Yuri nunca hubiera puesto el punto final, entonces todo estaría como siempre, con él llegando de rodajes largos y Yuri esperándole con una sonrisa y besos que Yuri amaba y él sentía tan fríos.

 

—Yuri se cansó. —Dijo tan simple como sonaba y era. —Y no la culpo. Fui el único culpable. Nuestro matrimonio fue un error desde el principio.

 

—Al menos sabes eso. —Jinki murmuró, elevando las cejas. Minho lo aceptó, porque Jinki tenía razón. —Ahora, Minho, en verdad nunca entendí el por qué. —Las manos de Jinki se cerraron contra la taza abandonaba y continuó. —Todo parecía estar bien entre ustedes.

 

Jinki tenía razón porque todo marchó bien entre ellos, pero también había un montón de cosas por las que estaba mal. Él era un hombre, una figura pública enamorado de otro hombre. Y aunque su corazón siempre decía que estar con Kibum era lo correcto, había otras cosas que simplemente le hacían querer desaparecer.

 

Y como cualquier otra persona, Minho tuvo miedo. Y le atacó de una manera inimaginable y horrible, y entonces había cometido el primero de muchos errores en su vida. Minho podía tener más de 30 años en ese momento, pero era justo ahora, que se daba cuenta de lo mucho que no pensó en el pasado.

 

—Tenía miedo, Jinki. —Confesó, jugando con el borde de la taza y sus ojos ardiendo. —Simplemente pensé que era lo mejor, que Kibum y yo estaríamos mejor de esta manera y que tal vez algún día podríamos superarlo, dejarlo en el pasado.

 

Pero no había funcionado, porque cada día le recordaba y cada día se aseguraba de saber de él y encontrarlo bien. No hacía bien. Kibum siempre estaba presente en su vida de una forma única y siempre se sintió terrible por engañar a Yuri de esa manera.

 

Había sido egoísta y una horrible persona. Y también había pensado que el tiempo lo curaba todo y que tal vez algún día Kibum y él se encontrarían y nada sería tan incómodo y doloroso.

 

Y no estaba seguro si a Kibum aún le dolería cuando le mirara, pero de lo que sí estaba seguro era que él sufriría cuando le mirara de nuevo. Peor aún con otra persona.

 

—Minho. —Jinki comenzó, bajando la mirada antes de verle a los ojos. —En verdad, no sé qué decir.

Tampoco esperaba que lo entendiera. Había pasado años de eso, tenía un divorcio detrás de él, palabras no dichas y sentimientos guardados. Y eso era todo, y planeaba que se quedara así por un tiempo. Al menos hasta que buscara de nuevo un equilibrio en su vida.

 

—No tienes por qué decir nada, Jinki. —Minho dijo, sonriendo al otro suavemente. —Fue mi culpa, eso es todo. —Jinki asintió hacía él, sonriendo también cuando sus ojos se encontraron. —Ahora, Jinki, yo tengo una pregunta. —Jinki alzó las cejas y escondió sus labios tras la taza de café. —¿Cómo está?

 

Era suficiente con esa pregunta, tampoco necesitaba decir el nombre, Minho sabía perfectamente que Jinki no necesitaba de nada más con esa simple pregunta.

 

Jinki calló después de esa pregunta, dejó abandonada la taza de café frente a él y retorció sus dedos, como si la preguntara le estuviera matando. Minho le entendía, siempre le entendía.

 

Era difícil hablar con los chicos sobre Kibum, porque estaba seguro que siempre lo mirarían como el malo de la película y el único que no estaba afectado por nada. Pero sí estaba afectado y sí también era el malo de la película. Y también agradecía que los chicos no le juzgaran a pesar de todo.

 

—Él está bien. —Jinki dijo, y Minho asintió esperando por más. Pero Jinki no dijo más, bajó la mirada y se concentró en todo menos en él.

 

—¿Sólo «bien»?—Preguntó de nuevo, esperando por más y más.

 

No había noticias de Kibum para él y estaba seguro que sólo Jinki sabía lo que Kibum estaba haciendo estos días. Minho sólo esperaba que Kibum no se hubiera marchado ya del país. En verdad no estaba seguro de qué sucedería con él si Kibum ya no estaba tan cerca de él como antes.

 

Tal vez Kibum no estuviera con él en esos momentos, y tal vez nunca volverían estar juntos tan íntimamente como en el pasado, pero a Minho le gustaba saber lo que él estaba haciendo y lo que no. Como una manera demasiado extraña de sentirse cerca de él.

 

—Sí, Minho, él está bien. —Murmuró, observando las mesas vacía a su lado. —A Kibum le gusta mantener su vida privada, como eso, privada. Hablamos, pero no siempre. Nos encontramos, pero él ha estado ocupado en las últimas semanas. Lo único que puedo decirte es que está bien y eso es todo.

 

Jinki le miró y entonces sonrió como en el pasado, como cuando le regañaba por algo que no estaba bien y después le sonreía como si nada malo hubiera pasado.

 

Minho abrió la boca dispuesto a preguntar por algo más, pero Jinki alzó las cejas y le calló con ese simple gesto. Minho bajó la mirada entonces y sonrió, agradeciendo a Jinki por el simple hecho de estar ahí.

 

—Ha estado muy ocupado, ¿no es así?—Murmuró. —En realidad no sé mucho sobre él. Pero sé que Kibum es realmente feliz estando en musicales ahora, y las noticias dicen que él se marchara pronto, que tiene planes para hacerlo, ¿Es cierto eso, Jinki?

 

Jinki arrugó la frente y después se encogió de hombros. Minho necesitaba más que esos gestos, necesitaba un confirmación de lo que Kibum haría o no con su estancia en el país.

 

—No lo sé, Minho. —Dijo y se escuchaba sincero. —Aunque si Kibum tiene planes para hacerlo, tal vez decida marcharse en silencio.

 

Minho tenía miedo de eso también. Kibum podía marcharse en silencio, sin mirar atrás y no volver nunca más. Y aunque él estaba al tanto de lo que sucedía en su vida, desde que ellos se habían separado, Minho jamás lo volvió a ver en persona, y las imágenes en la televisión e internet nunca eran lo mismo.

 

Kibum había evadido cada encuentro en donde podían encontrarse y Minho había dejado de asistir a las fiestas y reuniones con tal de dejar a Kibum ser feliz. Y en los últimos días, después del desastre de su divorcio, las ganas de ver a Kibum aunque sea una última vez, lo atacaban de una forma inimaginable.

 

—¿En verdad crees que haga eso?

 

—Es Kibum, Minho, cualquier cosa puede pasar con él. —Jinki se encogió de hombros una vez, mientras sus dedos se cerraban contra la taza de nuevo.

 

—¿Y él, Jinki?—Sus ojos miraron a Jinki buscando respuestas, y esta vez necesitándolas como más precisión. —Por favor tienes que decirme que él es un buen hombre, que es lo mejor para Kibum.

Jinki abrió los ojos y por un momento Minho sintió que tal vez se había excedido, pero tratándose de Kibum, Minho sólo necesitaba lo mejor para él.

 

—No lo conozco, Minho, pero Kibum suena feliz, y dice que es un buen chico. Es todo lo que sé.

 

—¿En verdad?

 

—Por supuesto. —Minho asintió, mientras tomaba el móvil de su bolsillo y comenzaba a escribir. —¿Qué estás haciendo, Minho?

 

—Nada. —Contestó, apartando un momento la mirada del móvil.

 

—Deja a Kibum tranquilo, ¿bien? Minho, ya no eres parte de su vida. —Jinki dijo, dejando atrás las sonrisas y mirándole como cuando era el líder de SHINee. Y sus palabras dolieron, atacándole con la realidad, apuñalándole silenciosamente.

 

—Lo sé, Jinki, no haré nada.

 

Excepto tal vez, saber un poco más sobre ese chico.

 

 

 

Había algo diferente en esa noche. Minho no podía decir con exactitud que era, sólo lo sentía.

 

Tal vez era porque era un hombre libre. Tal vez era porque era la primera vez que salía desde su matrimonio a algún bar escondido de la ciudad. O tal vez eran las miradas sobre él.

 

Tal vez la combinación de todo.

 

Minho sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Sintió la necesidad de pasar sus manos contra sus brazos y frotarse como si tuviera frio. Pero no lo hizo. Porque había personas caminando de un lado a otro y risas golpeando contra su oído.

 

Minho se dejó caer en una silla cerca de la barra y miró a las personas alrededor. Se sintió un poco viejo estando ahí,  como si ese no fuera su lugar.

Minho cerró los ojos, mientras se preguntaba una vez más qué estaba haciendo ahí. No es como si no hubiera suficiente alcohol en su casa, ni compañía que no quisiera. Y estar ahí o en su casa sería lo mismo, estaría solo y nada más.

 

Minho observó a las personas ahí una vez más, antes de escucharlo.

 

Una risa. Su risa.

 

La risa retumbó en sus oídos y envió una corriente eléctrica por todo su cuerpo. También podía decir que su corazón comenzó a latir frenéticamente y que su cuerpo se tensó.

 

Choi Minho no tenía que girar y el ver el rostro para saber quién era el dueño de esa risa, sin embargo, lo hizo.

 

Lo hizo porque necesitaba verle. Necesitaba escucharle más de cerca y sentirlo aún más. Sus ojos se abrieron cuando lo miró tan cerca de él que su corazón decidió latir desenfrenadamente una vez más.

 

Kibum estaba ahí frente a él. Reía y sus ojos brillaban. Sus labios se movían, su cuerpo temblaba con su risa. Y se veía tan magnifico como en el pasado.

 

Choi Minho se quedó sin habla, con un montón de palabras atoradas en su garganta, con las manos picando por tocarle y con sus labios pidiéndole sonreírle.

 

Pero entonces había un problema. Kibum estaba riendo como en el pasado, con esa risa que hacía que su cuerpo temblara y necesitara sostenerse de otro. Como lo hacía con él. Y Kibum se reía y su cuerpo temblaba y entonces ahí estaba el otro, sosteniendo el cuerpo de Kibum por la cintura y mirándole con adoración.

 

Minho no tenía que ser adivino para saber quién era ese otro chico a un costado de Kibum. Minho tampoco necesitaba del beso que siguió después de eso, ni de los ojos del chico que miraban a Kibum como si fuera la mejor cosa del mundo.

 

Minho sintió su corazón ser pisoteado por un momento.

 

Entonces pasó lo que Minho creyó que nunca sucedería.

 

Los ojos de Kibum encontraron los suyos y el mundo se detuvo. La sonrisa de Kibum se borró de sus labios tan rápido que era como si nunca hubiera sonreído. Las personas se esfumaron de su campo de visión y era como si sólo estuvieran Kibum y él en ese momento.

 

Pero eso tampoco era cierto.

 

Los ojos de Kibum se abrieron y parpadeó un par de veces. Y entonces Choi Minho hizo la cosa más estúpida.

 

—Hola, Kibum.

 

Tan estúpido, Choi Minho.

 

 

Notas finales:

Un reencuentro entre estas dos personas hermosas~


¡Nos leemos el viernes!


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