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Mi razón por jenharuto

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Notas del capitulo:

¡Hola! de nuevo...
Se me hizo feo dejar la historia así, entones decidí continuarla con un capítulo más.
Y....bueno ¡que lo disfruten!

Corrí hacia los baños del instituto y me encerré en uno de los cubículos. Hace tiempo que no me masturbaba pero la situación lo requería, ver al delegado nuevamente después de lo que pasó ayer hizo que me calentara. Baje la cremallera del pantalón y saque mi miembro que se veía a punto de explotar y empecé a acariciar el glande, imaginando que era el delegado tocándome, lo agarré todo y froté fuerte, aceleré el ritmo y me mente se llenó con la imagen del rubio chupándomela, mirándome con sus hermosos ojos amarillos. Me dejé caer en el piso y mi esencia salió manchando todo a su paso.

 

-Joder, esto se sintió jodidamente bien…

 

Me levanté y guardé mi miembro ya calmado, limpié todo el desastre hecho y salí del cubículo a lavar mis manos, mojé mi cara junto con mi cabello y permití que las gotas de agua corriesen por mi cuello desapareciendo dentro de mi camisa, abrí mis parpados y casi se me salen los ojos de su órbita al percatarme de la presencia de Lysandro, atrás mío.

 

-¡Maldición! ¡Casi me da un ataque!- le reclamé al chico poniéndome de frente a él.

 

-Lo siento, Castiel- se disculpó el peligris-, pero es que lucias tan relajado que no quise molestarte- explicó con su típica cara de indiferencia.

 

-¡Pues ya lo hiciste! – gruñí harto, sacándome las manos con mis pantalones.

 

Ambos salimos del baño en dirección al aula B.

 

-Sucrette quiere hablar contigo- dijo Lysandro cortando el cómodo silencio.

 

-¿Y se puede saber por qué no viene ella misma a decírmelo? – pregunté enfadado, ya que por culpa de la tabla no pude hacer mío al delegado.

 

-Quería hacerlo, pero ella me dijo que no te encontró por ningún lado- respondió mirándome de reojo.

 

Suspiré y asentí con la cabeza.

 

Entramos al aula y nos encontramos con Sucrette charlando animadamente con el friki de Armin.

 

-Oh…vaya…parece que está ocupada ahora- comentó el peligris avanzando hacia su pupitre y sentándose en este.

 

Me sorprendí un poco, debido a, que sentí molestia en el tono de hablar de mi amigo.

 

-¡Ah! ¡Castiel!- me llamó la pelinegra- ¡Ayer te busqué todo el pinche día!- manifestó la chica enseñándome sus puños.

 

-No estoy de humor para tus regaños, tabla- le dije, rodando los ojos.

 

 -Y yo tampoco estoy de humor para aguantarme que me llames tabla- protestó Sucrette jalándome de la chaqueta y sacándome del aula-, pero más importante, necesito hablar contigo de algo sumamente urgente- mencionó llevándome al hueco de la escalera.

 

-¿Por qué aquí?- pregunté desconfiado, nada bueno se podía esperar de la entrometida tabla de planchar.

 

-Porque no quiero que nadie nos escuché- respondió la muchacha-, ¿tú sabes…si Lysandro está enamorado de mi? –interrogó sonrojándose apenas.

 

¿Para esa pregunta era todo éste alboroto? Tsk…

 

-No lo sé con exactitud-  contesté cortante mirándola con enojo-, pero parece que si lo está.

 

-¡Maldición! Es que no quiero lastimarlo- expuso poniendo una cara de tristeza.

 

-¿Y por qué no le preguntas tu misma? – cuestioné ya harto de la situación.

 

-¡Oh! Buena idea…eres muy astuto Castiel ¡Como si pudiera preguntarle!- replicó bastante cabreada-, sabes…esta conversación no nos está llevando a nada, le pediré un consejo a Rosalya, ella es inteligente y sabrá que decirme.

 

-¿Qué me estas insinuando, tabla?- pregunté acercándome a ella de forma amenazante.

 

-Yo no estoy insinuando nada, tú eres el que está suponiendo cosas-  respondió sin inmutarse ni un poco-, ahora dime, ¿Qué hacías ayer en la sala de delegados?- me volvió a interrogar, alzando una ceja.

 

-No tiene nada que ver cont- ¡ESPERA!-  me auto corté la frase- ¡¿Cómo sabes eso?!

 

-Te vi salir de ahí- respondió alzándose de hombros-, ¿no me digas que te estabas cogiendo a mi lindo rubio?- curioseó la chica dejando escapar risitas.

 

Mi cara tomó un color extraño, entre morado y rojo.

 

-O-Oye... ¡¿en serio?!- gritó.

 

-No grites…- murmuré tapándole la boca- b-bueno estuve a punto...

 

Su rostro se volvió un poema, y sus ojos se movían en todas direcciones, dándome a entender que estaba procesando esa información.

 

-‘¡Qué asco! ¡Gay!’- pensé creyendo que esas serian las palabras que me diría.

 

Quité mi mano de su boca, y me incorporé erguido, observé sus ojos preparado para cualquier barbaridad que podría decir.

 

-Castiel, acércate un poco- pidió la pelinegra seria.

 

La miré confuso y me acerqué a ella.

 

-¡VISI! ¡Picarón!- me dijo empujándome y se echó a reír.

 

-Pero… ¡¿Qué demonios?!

 

-JAJAJAJA- rió como loca.

 

-¡Maldición! ¡Deja de reírte!- demandé, alzando mi puño.

 

-Vale…jajaja…lo siento…- se disculpó secándose las lagrimas que habían salido por su carcajada- ¿Ahora te gustan los chicos?- preguntó burlona.

 

-No, solo me gusta Nathaniel- respondí sin ninguna duda.

 

-Ah… vale… ¿y ya se lo dijiste?

 

-Probablemente no quiera  volver a verme.

 

-Mmm… ¡Ya se! ¡Voy a ayudarte! Llavearé a Nath al sótano y te le confiesas ahí- propuso ella y salió corriendo dejándome completamente en blanco.

 

(…)

 

Mi cabeza trataba de asimilar todo lo ocurrido, e inconscientemente fui al sótano sentándome en una de las muchas cajas que había. ¿Qué le diría al delegado cuando llegase? Me agarré con fuerza la cabeza y pensé que sería buena idea acorralarlo en una esquina y violarlo, incluso aunque este termine alejándose de mí. Recuerdo que me pasé toda la noche reflexionando sobre lo acontecido y después de que muchos recuerdos llegaran a mi mente de cuando Nathaniel y yo solíamos ser amigos…me di cuenta…de que muy, pero muy en el fondo de mi corazón yo sentía algo por él, pero por estar saliendo con Drebah no me había percatado.

 

Un crujido se escuchó en la puerta y oí pasos descendiendo por las escaleras, me puse nervioso al ver al delegado parado en medio de la oscuridad apenas iluminada.

 

-Hola…- saludé al rubio ocultando mi nerviosismo.

 

-Venga…discúlpate rápido que tengo mucho trabajo- dijo él cruzándose de brazos.

 

-¿Eh? ¿De qué estás hablando?- inquirí confundido.

 

-Sucrette me dijo que querías disculparte conmigo- respondió indiferente.

 

-‘¡Esa maldita tabla!’- dije a mis adentros llegando a la conclusión que esa era la única forma de hacer venir al chico.

 

-¿Y bien? – insistió el rubio.

 

Lo enfrenté cara a cara.

 

-Me gustas- solté de golpe esas dos palabras que creí no volver a decir nunca más.

 

-¿Q-Qu-.

 

Corte sus palabras abalanzándome sobre él haciéndolo caer al piso y lo besé dejándolo sin escapatoria. Arranqué su camisa dejando a la vista su torso perfecto y pálido, resaltando únicamente sus dos rosados botones. Él me miró nervioso pero no se estaba resistiendo…tal vez lo deseaba al igual que yo…

 

Lo volví a besar y él me correspondió, abrí mi boca para poder meter mi lengua en su boca, mas se me adelantó y apresuró la suya en la mía. El rubio enredó sus brazos alrededor de mi cuello atrayéndome mucho más a su cuerpo. Todas las sustancias químicas de mi ser se volvieron locas y mi autocontrol se derramó completamente. Me solté de su agarre y me saqué la chaqueta junto con la camisa, las lancé lejos luego desabroché el pantalón del delegado bajándolo con todo y bóxers.

 

-Abre tus piernas- dije lamiéndome los dedos.

 

Él las abrió e introduje dos dedos en su entrada.

 

-N-No quiero tus d-dedos…- murmuró un poco molesto-, ¡Hazlo de un vez!- protestó.

 

-Te va a doler- traté de hacerlo entrar en razón-, por eso esto es necesario.

 

-N-No me importa que duela….- negó con la cabeza el chico-, no quiero que nos vuelvan a interrumpir como la otra vez…-explicó-, ¡Apresúrate cabello de menstruación!*

 

-¡Tsk! – saqué mis dedos y me deshice de las molestas prendas sobrantes. Lleve mi miembro a su orificio anal y lo metí de golpe haciendo que el rubio gritara de dolor.

 

-¡AH! ¡Duele!- se quejó el rubio mientras que lagrimas salían de su rostro.

 

-¡Ah…! ¡Maldito! ¡Tan apretado!

 

-¡Sácalo! ¡Sácalo!- gritaba el delegado.

 

-¡Ven…ga! ¡Sopórtalo!- trataba de calmarlo un poco-, ¡Respira y exhala!- decía mientras embestía en su interior.

 

-¡Ah….! Ngh…nh…m-me vengo…- anunció agarrándose de mis hombros.

 

-¡Y-Yo…también!- casi llegué a articular palabra y el rubio ya se había venido manchando nuestros abdómenes- ¡mierda!- y diciendo esto me vine dentro de él.

 

(…)

 

Ya había terminado de limpiar todo el desastre, mas el delegado continuaba tirado en el piso como muerto.

 

-Ya levantate- le pedí arreglándome el cabello.

 

-No puedo, me duele todo mi hermoso cuerpo- dijo mostrándome una mueca de dolor-, cárgame- exigió él.

 

-No abuses delegado estúpido- me negué rotundamente a su petición.

 

-Es tu culpa que yo este así- opinó molesto- ¡cárgame maldito!- volvió a exigirme.

 

-¡tsk!- chasqueé la lengua y me acerque a cogerlo.

 

-hahahaha por eso me gustas pelirrojo apestoso- declaró haciéndome ruborizar.

 

-¡heh! Tú también me gustas, rubia.

 

FIN

Notas finales:

Gracias por leer :)


*:Referente al apodo que le dijo Nath a Cast el: ''cabello de menstruación'' fue dedicado a Kaede951 x'D


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