Me vistió y fuimos a mi oficina, realmente no tenía que decirle nada pero quería quedarme solas con él. Me fui a sentar a mi silla y desde ahí le contemplaba, el de pie frente a mí, me pregunto si por un tiempo fue un mujeriego o algo por el estilo, el a pesar de ser un mayordomo tenía un gran aura de superioridad y elegancia, era inteligente y realmente apuesto, -joven amo su rostro ha tomado un aspecto más colorado, está bien? _había estado embobado mientras le miraba. –podrías explicarme por qué estabas en mi habitación en la mañana? –Para cuidarle. -podrías decir una mentira más creíble? – lo dicho anteriormente no era una mentira. –bueno entonces tú, el que vigilaba para proteger mi sueño, de que hora estabas resguardando por mi seguridad? –estuve cuidándole toda la noche. –no mientas estoy hablando en serio. –mentir? No tengo tal necesidad. –bueno no seguiré molestando por el tema, otro punto a recalcar es que no te debes olvidar la misión que te había dado anteriormente. –en cuanto a eso lo hare el ultimo día de plazo, si me permite también puede decirle a los sirvientes, realmente no me importa, tengo gran confianza en mí destreza. –bueno entonces como tú lo deseas le informare al personal, pero debería decirte que ellos son más agiles de lo que parecen ser, no los tomes como idiotas, aunque lo parezcan. –gracias por su palabras las tendré en consideración. –por ahora ve a despertar a Lizzy dile que le esperare en el comedor para que desayunemos juntos. –yes my lord. _dijo el atractivo mayordomo, haciendo una reverencia antes de salir de la habitación.
Lizzy fue a mi oficina, no toco y abrió la puerta de golpe –Shieru, Shieru!! _gritaba entre lágrimas, -me mentiste no dormiste conmigo. –lo siento Lizzy, en realidad si lo hice pero al llegar ya estabas durmiendo, y al levantarme fue lo mismo, como dormías tan plácidamente no quise despertarte. –inflo sus mejillas, parecían dos globos no pude evitar apretárselos. –que suave es tu piel, le dije mientras le miraba a los ojos. Ella se sonrojo. –Shieru sabes yo-- joven amo el desayuno está listo. _dijo el mayordomo interrumpiendo nuestra conversación. –entonces bajemos Lizzy.
Y así pasamos otro día juntos, por insistencia de Lizzy fuimos a hacer un picnic en el jardín, invite a los sirvientes, para que no sea algo parecido a una cita, quería evitar ilusionarla. Se hizo de tarde y ella tenía que marcharse. -Shieru, me tengo que ir el carruaje me está esperando, solo me venía a despedir. La acerque a mí y le di un beso en la frente. –cuídate, le dije con una pequeña sonrisa, ella tomo mi rostro con sus dos manos y lo acerco hacia ella, dijo con una trise sonrisa y con sus ojos llorosos –realmente me gustas, pero no necesito que me respondas ahora. Sus labios empezaron a acercarse a los míos quede paralizado realmente no sabía qué hacer, cualquier decisión que tomase, el acertarla o recharzarla, cambiaría la relación que tenía con ella. Decidí dejar a lizzy hacer lo que ella considere correcto la miraba a los ojos mientras ella se acercaba a mí, Sus labios tocaron levemente los míos era más que nada un suave toque que sentí, ella después de eso corrió sonrojada al carruaje, sin decir nada más. realmente sentí lastima por ella, quizás nunca pueda corresponderle. Yo quede inmovilizado un momento, quizás unos minutos, luego cuando reaccione abrí la puerta de la mansión y entrando a esta, allí un poco más atrás de la puerta principal estaba el mayordomo, mirando serio, parecía furioso. –que sucede? _le dije a Sebastián, mientras estaba un poco asustado. –nada, no sucede nada. _ decía el mentiroso mayordomo, intentando tragarse su enojo y reemplazándolo por una hipócrita sonrisa.
Desde ese día, me miraba con odio, realmente me preguntaba si me había visto con Lizzy, por que el ya no se me acercaba, ya no demostraba tener interés en mi, yo estaba un poco decepcionado, no será que se ha aburrido de mi? Después de todo fui muy fácil, me deje seducir rápidamente por el mayordomo, pero no es mi culpa, es la suya por ser tan sensual. En las noches sus manos ya no acariciaban mi cuerpo al desvestirme, sus ojos ya no reflejaban deseo de mi, él era indiferente, a tal punto que me dolía, me sentía deprimido, me preguntaba si había tomado cariño a él, o quería acostarme con el, pero realmente sabia era que lo deseaba más que antes, esa fue la razón de la cual yo me empecé a distraer en mis obligaciones, espiaba al mayordomo, intentaba saber más de él. Que rápido era, hacia todo con tal agilidad, que lo hacía ver fácil, quedaba impresionado por su talento para limpiar y hacer todos los deberes de la mansión. –desea algo joven amo? _mierda me ha descubierto, pero no quería salir de mi escondite, sería muy evidente que le espiaba? Yo el orgulloso conde espiando a un mayordomo, escondido debajo de una simple mesa, no realmente no podía salir de ahí. –quiere que le ayude a salir? _dijo con una sonrisita mientras me ofrecía con su mano ayudarme a levantarme. –no necesito tu ayuda, le dije orgullosamente, mientras le rechazaba su mano. –En realidad quería recordarte que hoy es el último día de la misión que te ordene. Y me retire de la habitación arrogantemente como si nunca hubiese estado escondido debajo de la mesa.
Ya estaban avisados todos los sirvientes de la mansión, estaban todos listos esperando el ataque del nuevo mayordomo, Sebastián empezó a correr desde la entrada (portón)hacia la mansión, su velocidad era impresiónate, logro esquivar ágilmente todas bombas dadas por bard, y los disparos de Maylene, luego tuvo una lucha cuerpo a cuerpo con finny, la cual no duro más de 30 segundos, Sebastián con su inexplicable velocidad se puso detrás de finny y le dio un golpe en el cuello, cayendo inconsciente, quede pasmado con tal destreza, rapidez y agilidad, estaba admirado por su gran capacidad, en ese momento sentí que mi corazón empezó a acelerarse, latía mas rápido de lo normal, no pude evitar pensar que el era un tipo extraordinario, sentí una gran admiración hacia el. Sebastián logro entrar en la mansión, todo como si fuese sumamente fácil, el subió por las escaleras y llego a mí oficina, en una fracción de segundo tapo mi boca con un paño y perdí el conocimiento.
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