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ese mayordomo irresistible por yumeko kuroneko

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Sebastián había entrado en silencio y estaba atrás de ella, escuchando la conversación. Quede paralizado, lo único que se me ocurrió preguntar fue. –“¿Hace cuánto lo sabes?” Al parecer no había notado lo nervioso que estaba, así que en silencio continué escuchando sus reclamos, “por eso entiendo que te quieras negar, pero no importa cuanto lo ames” ni siquiera lo dijo como una posibilidad, ella afirmo que tengo sentimientos por él, inmediatamente lo negué haciendo entender que eso era imposible, pero si no fuera así no me continuaría acostando con él, aun así solamente un estúpido lo reconocería frente de la persona que te gusta y su pareja, probablemente si ella hubiese estado sola no hubiese tenido problema, en reconocer mis sentimientos, aun así ellos dos frente a mí, no tenía el valor de hacerlo. No quería continuar discutiendo con ella, aunque este era el mejor momento para terminar mi relación con él. -ya escuchaste Sebastián el juego acabó. _Tisha volteó impresionada y Sebastián evidentemente estaba molesto. Probablemente tengan que hablar, no quería escucharles, lo más probable es que me metan en su conversación, pero había algo que me había dejado inquieto, “él no puede mentirme” “desde que antes que llegue yo, ustedes ya se acostaban”, ¿Cuánto sabe ella sobre nosotros? ¿Sabe que nos fuimos a una residencia de él? Me volteé y comencé a avanzar hacia la puerta, aun sentía que mi cuerpo temblaba, inhale aire y giré el picaporte, estaba nervioso por la reciente conversación. Le protesté tan descaradamente aun sabiendo que yo soy quien está sobrando en esta relación. Abrí la puerta, un golpe al lado de mi oído hizo que esta se cierre, era la mano de Sebastián la mantenía cargada en la puerta, volteé para encararle, él estaba a mi altura mirando increíblemente molesto. –¿Qué es lo que quieres? _pregunté intentando actuar lo más indiferente posible. -¿Podría dejar de referirse a la relación que tenemos como un juego? – Da lo mismo la porquería acabo, quita tu mano de la puerta. -Ayer dijo lo mismo, ¿Por qué continua huyendo de mí? –¿Acaso ganaría algo hablando contigo? No me hagas perder el tiempo, tengo otras cosas que hacer. _Me subió sobre su hombro y salió de la cocina. -Debemos conversar. –¡No tengo nada que hablar contigo! ¡Bájame! _se dirigía a las escaleras. -Es muy liviano, debería comer un poco más. _Comenzó a tocar mi trasero. -¡No me manosees pervertido! -Ahora dice eso, después de que le he recorrido completo. -Cállate no quiero oírte. _Termino de subir las escaleras y me bajo, me tomó de la mano y me comenzó a jalar hacia la habitación. –si quieres hablar hazlo aquí no hay necesidad de ir a otro lugar. _Solté su agarre de un tirón. –dice eso aunque usted no me permite tocarlo en un lugar donde otras personas nos puedan ver. -¿¡Por qué no entiendes de una maldita vez que quiero terminar con esto!? _Comencé a correr hacía mi habitación, entre y cerré la puerta con seguro. Dando un suspiro volteé. –¿Des…desde cuándo tú? _el mayordomo ya estaba en la habitación, me miraba con su típica sonrisita. –necesitara más de una vida para lograr superarme, se lo he dicho anteriormente, su condición física es muy mala. _Iba a quitarle el seguro a la puerta pero él tomó mis manos y las cargo en esta. Su mano la metió en mi camisa y comenzó a recorrer mi piel. –ya basta! _sus labios humedecidos iban paseándose por mi cuello. - ¡Habías dicho que querías conversar! –sí, eso lo haremos más tarde. -¡Suéltame! _le grite molesto, movía mis brazos intentando zafarme de su agarre, acomodó su pierna entre las mías. -Te dije que me sueltes! _Su mano que mantenía dentro de mi camisa, acariciaba suavemente mis pezones, sus besos recorrían toda la piel que estaba a su disposición. Se dirigió a mis labios, sus besos eran largos, no me permitían respirar. –¡Ya… basta… ! ¡Suéltame! Te he dicho que esto acabo… _Aun así continuo sin importarle mis palabras, continuo besando, lamiendo mis labios, su lengua entro a indagar mi boca, me ahogaba por la falta de aire, desesperado intentaba poder adquirir un poco, soltó mis manos, en ese momento noté que había dejado de resistirme, comenzó a desabrochar mi camisa. –te he dicho que te detengas! _molesto le pegue una bofetada, él sonrió complacido ante mi reacción, aun así no se detuvo, continuo desabrochando mi camisa, bajando hacia mi abdomen, descendiendo hasta llegar a mi pantalón. –joven amo, será que, ¿Tiene miedo de que su cuerpo lo delate? _desabrocho sin prisa mi pantalón, bajo su cierre, metió su mano sobre mi ropa interior. -ya…ya… basta… _lo acariciaba suavemente, para después tomarlo con su mano. -se sigue resistiendo aunque ya está duro. _Lo comenzó a agitar, continuo besándome, aunque quería resistirme lo deseaba demasiado como para negarme a sus caricias, continuaba con la masturbación, agitándolo rápidamente haciéndome gemir excitado, ascendiendo y descendiendo, hasta que en su mano me corrí. Se acercó a mi oído le dio suaves mordidas, y susurro. –recién se corrió y está duro de nuevo. ¿Esa es la forma de resistirse de la que alardeaba tanto? Quitó mi pantalón y ropa interior, me volteó dándole la espalda, metió su dedo de al medio que tenía mi sustancia y comenzó a dilatarme, hacía dentro y hacia afuera, me daba estocadas, y así continuo hasta que entrar tres, los quitó, su mano la deslizo por mi piel, me tomó en brazos, sus manos desde mis muslos recorrieron hasta mis piernas, abriéndolas incitándome a que me afirme en su cadera. –…detente… Sebastián… – ¿Está seguro de sus palabras? _suavemente me hablaba al oído haciendo que me excite aún más. Me afirmaba de sus hombros, se adentró en mí, sin titubear comenzó con las embestidas, una tras otra, apretaba su traje. -Sebastián…..! _pero el mayordomo tenía razón, yo no me negaría a él, lo deseaba demasiado como para negarme. Continuo haciéndolo, embistiéndome salvajemente, hasta que se corrió dentro de mí, volví a caer en el deseo adictivo que tenía por sentirlo.
Desperté, estaba usando su brazo como cabecera, estaba frente a su rostro, sentía su respiración cosquillear mi nariz, admirando tranquilamente su belleza, me duele el cuerpo. ¿Cuántas veces lo hicimos ayer? Fueron tantas que perdí la cuenta, mi cuerpo está sufriendo las consecuencias. Me volteé dándole la espalda, ¿Cómo lo enfrentaría? Volví a caer ante él, no tengo determinación. Su mano la comenzó a deslizar por piel, besó mi mejilla. Su mano que me acariciaba la dirigió a mi brazo descendiendo por este, su mano la poso sobre la mía. Volteé mi mano haciendo que quede palma con palma y entrelacé mis dedos con los de él, aunque sabía que debía quitarla, quería tocarla, ¿Estaría bien solo un momento? Quería permanecer junto a él, el tiempo que más pueda, disfrutar estos últimos momentos que pasaba con él, que la calidez de su cuerpo quede grabada en mi piel, porque después de esto no lo podré tocar más, tengo que renunciar a mis sentimientos, olvidarme de él. –Joven amo, ¿A qué se debe su decisión? ¿Tiene que ver con la señorita Elizabeth? –Da lo mismo el motivo, Sebastián… esto… termino. Aunque no sé cuál es tu propósito de monopolizarme, quiero que te detengas, es como habías dicho anteriormente es… es… por Lizzy, comenzare una relación con ella. -Ustedes anteriormente ya se habían besado, y se habían acostado, ¿Por qué ahora? –no quiero hablar de eso. -se ve tan forzado a iniciar esto, ¿hay un motivo? _oculte mi mirada y me quede en silencio, no le diría el real motivo, no me atrevía. – ¿Qué es lo que le hace tomar esta decisión? _Su mano la llevo a un costado de mi mejilla y comenzó a acariciar mi cabello. –entonces es cierto que ella está embarazada. –Sebastián… yo… sí… –Un hijo es una unión importante entre dos personas, ¿No le sugirió abortar? -No podría hacer algo así, ella podría morir en el acto. –si tiene al bebe también corre varios riesgos, incluyendo la muerte. Evidentemente su cuerpo aún no es adecuado para tener un hijo. –Aun así quiero respetar su decisión, a ella la valoro demasiado como para decirle algo que la dañe, no quiero verle llorar, cualquier cosa que ella decida yo la apoyare, si en algún momento dice que no quiere tener al bebe, si quiere permanecer escondida durante su embarazo, o si quisiera que yo solamente criara al bebe, lo aceptare. – si usted actúa de manera más astuta ella estaría mejor, además usted también tiene que dar a conocer su opinión. ¿Echara a perder su futuro y el de ella porque siente lastima? Esa no es la manera de actuar que debería tener, las decisiones que tome ahora le acompañaran para toda la vida. ¿Qué es lo que quiere usted? –Es obvia mi respuesta, ese día solamente estaba buscando compaña cualquiera hubiese estado bien, no imagine que terminaría en esto, este debe ser mi castigo por pisotear sus sentimientos. _Aun sabiendo cómo se sentía ella por mí, me aproveche y la seduje. –joven amo entonces usted, ¿No tiene sentimientos de amor por ella? –¿¡Cuántas veces más tendré que repetir que ella no me gusta!? _Se lanzó sobre mí y comenzó a besar diferentes lados de mi rostro. – ¡ya basta! ¿Acaso no escuchaste lo que recién dije? –sí, lo escuche. -ya bast _antes de terminar la palabra sus labios sellaron los míos, comenzó a recorrer mi cuerpo, sus manos transmitían deseo, ansiosas por explorar nuevamente, lamia suavemente mi cuello, besaba dulcemente mi lóbulo, parecía desesperado por sentir mi cuerpo. Quito mi ropa interior. -¡Ya basta! ¿¡Acaso quieres dejarme inválido!? –solo una vez más, sola una. _lo empujaba para que se saliera. –¡Te he dicho que te detengas! ¡Ten consideración con mi cuerpo! _me abrazó dejando su rostro pegado a mi pecho, -¿En serio no le gusta ella? –¡Te dije que no me gusta! _dándome besos, metió sus dedos en mi cavidad y me comenzó a dilatar, estaba sonriendo. –¿¡Acaso… no escuchas lo que estoy diciendo!? _acomodándose en mis piernas, se metió de una sola estocada, haciendo caer mis lágrimas. –duele… Sebastián… _tomó mis manos y las llevo a su cuello, me afirmaba a él. –Sebastián… hazlo… despacio… _comenzó con las embestidas, fuertes, rápidas, -Sebastián basta… _pareciese que mis palabras eran su incentivo, lo hacía más fuerte, dándome una y otra vez, -me duele… Sebastián…. mi cuerpo, me duele… _le dije mientras lloraba, haciéndome gemir del dolor –Detente… _continuó embistiéndome y no se detuvo hasta correrse dentro de mí, busco mis labios, le pegue una bofetada. Abrió la boca para hablar y antes de decir alguna palabra le pegue otra bofetada. -¡¡Fuera de aquí estúpido!! –lo siento me excedí, no considere el dolor de su cuerpo. ¿Podría hacer algo para obtener su perdón? –no quiero verte. _En silencio se retiró de la habitación. Me acomodé boca abajo, el dolor era demasiado, cerré mis ojos con la intención de dormir, quizás de esta manera se alivie un poco mi dolor. Mis lágrimas continuaban cayendo quizás hoy no me pueda levantar. Pedófilo, pervertido, estúpido, insensible. Mantenía mis ojos cerrados, aunque no podía dormir. La puerta se abrió, imagino por la hora debe ser Sebastián, hace solamente un momento amaneció, me mantuve en la misma posición y espere a que se acercase, él bajo las sabanas un poco y metió su mano desnuda en mi espalda, y comenzó a bajar la sabanas, dando suaves besos en mi espalda, -¡Dije que no quería verte! -De espalda no me vera. Para su comodidad puedo poner una cinta en sus ojos. –¡Deja de jugar conmigo! _levante mi cabeza y mire lo que estaba haciendo, tenía una loción en las manos, quite su mano con un golpe y me aleje de él. – ¿¡Qué…. Estás… haciendo!? ¿¡Aca… acaso eso es lo mismo que hace tiempo!? – ¿Piensa que le echaría afrodisiaco, aun sabiendo en la condición en la que esta su cuerpo? Esto es para el dolor. _Me mantuve quieto, si era algo para el dolor lo necesitaba. Sus dedos los comenzó a deslizar por mi piel. –ya untaste, ahora retírate! _ se acomodó a mi altura, dejando a su respiración cosquilleando mi oído. -La loción para que haga efecto debe ser completamente absorbida por su piel, masajeando el lugar adolorido. -¡Yo lo hare! _ La llama de sus dedos las comenzó a deslizar por mi piel suavemente, disfrutando cada centímetro de mi piel, me estremecía por su toque, estaba excitado por este. -espera… Sebastián detente! _Suplicaba, mis manos apretaban las sabanas, que le sucede joven amo? -na…da… comenzó a acariciar mis caderas. Excitado intentaba mantener mi compostura, mientras sus manos las continuaba paseando por mi piel. -joven amo, ¿Se le ha aliviado el dolor? -…solo…un…poco… pero no sigas tocándome, terminare yo. _ -Ahora debe voltearse –no… quiero. _Metió su mano por debajo. –imagine que sería eso. _comenzó a agitarlo. –no… lo hagas. _Hundí mi cabeza en las sabanas para silenciar mis gemidos. -Suba sus caderas de esta manera no le puedo tocar bien. _Avergonzado intente levantar mis caderas, pero el dolor me prohibía hacerlo, metió su mano bajo mi abdomen, me levanto, y continuó masturbándome, hasta que me corrí en su mano. –no se preocupe, mi mano no tenía loción.
Después de que termino de untar la loción se recostó a mi lado. –joven amo, realmente estoy arrepentido, lo menos que quiero es lastimarle. _Se acercó a mí, tomo mi rostro y lo comenzó a acariciar, estaba feliz, era una de las pocas veces que se había disculpado sinceramente. –intente descansar la loción tiene efecto relajante, de esta manera se sentirá mejor, me acomodó en su brazos y aunque estaba nervioso por tenerlo de esta manera solamente para mí, n tarde mucho en quedarme dormido.
Al abrir mi ojos estaba solo, bueno es normal, él debe trabajar, aun así se siente diferente despertar a su lado. Me levante, él tenía razón mi cuerpo ya no dolía, aunque había dormido toda la mañana, me bañe, me vestí y en silencio me dirigí a mi oficina, si me veían los rubios no me permitirían trabajar. Sin tocar la puerta se abrió. ¿Será Sebastián? Era ella. Sin pedir permiso o saludar entró a la oficina. -¡Me enteré que serás padre! ¡Felicitaciones! Joven amo, toma un regalo. _lo tenía dentro de una bolsita de regalo. –no quiero nada proveniente de ti. –no seas desagradecido, ¡es algo que te servirá! _sacó el regalo de la bolsa, era un libro. –te servirá para que le busques un nombre al bebe, viene también con los significados de estos. Si es niña le podrías poner mi nombre. _me hablaba con una gran sonrisa, como si nada hubiese sucedido ayer. –no me hagas reír, ¿piensas que le pondría un nombre tan vulgar como el tuyo? –no se enoje joven amo. _abrió el libro y comenzó a ojearlo. –aquí esta. _continuaba con la misma actitud anterior, no lo recibí, ella lo dejo sobre el escritorio. -te seguro que te parecerá interesante alguna derivación. _dejo el libro abierto, en la hoja en donde estaba su nombre, miré su significado “felicidad” o “la que trae alegría” y su derivación más usada, la forma de como comúnmente se conocía ese nombre era…. No puede ser… ella es… ella… ella está muerta!
Notas finales:

Por favor perdonenme por el retraso =(, tambien quería mandarle un saludo a una amiga que la operaron hace poquito que se mejore y la tkm xD. por cierto a mi tambien me operaron me implante un p**e para violarme a ciel jajaja okno, cuiidense nos estamos leyyendo adiiosinn >///v///<


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