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Hogar, dulce hogar. por Dashi Schwarzung

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Notas del capitulo:

Sé que no merezco perdón... me he retrasado en la actualización de éste fanfic, así que pueden matarme si ustedes lo desean.
He estado metida con otro fanfic, y si no le sigo, se me irá la inspiración, y retomarla me resulta muy difícil....

Debo agradecer infinitamente a Aidualc, quien me hizo ver un pequeño error que hubo en el capítulo anterior... y eso señores, es lo que pasa cuando escribo en estado zombie.


Este capi va dedicado a Tëssa Novamich, y con este escrito le mando el mejor de los éxitos.

Por cierto, para las personas que se han estado preguntando por la continuación del fic "Propiedad de Aomine Daiki" y me han cuestionado si lo voy a dejar botado... la respuesta es NO... no lo dejaré botado, aquí el detalle es que ese fic está pensado por Ale Abrignani y yo simplemente soy la narradora. Mi compañera de fanfic ha tenido muchos problemas así que no hemos podido llegar a una idea para el siguiente capi. Les pido por favor nos tengan paciencia, lo actualizaremos en cuanto podamos. 

Sin más, los dejo leer.

…:::Capítulo 8 —Dolorosos Recuerdos :::…

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—¡¡Ryo es tu hijo!!—

 

Abrió los ojos grandes ante la confesión… si Kagami estaba jugando con él, definitivamente no era gracioso.

—Pfff no digas tonterías, Taiga.— Comenzó a reír, pero cuando notó cómo el pelirrojo cambiaba su rostro a uno de decepción y bajaba su mirada pudo saber que su esposo no estaba mintiendo.

 

¿Cómo es que Kagami se había embarazado? No tenía ni una pizca de idea de que su esposo fuera doncel… es decir, lo esperaba de Kise, y tal vez una de las razones por las que fuera a casarse con el rubio era por eso mismo: porque el modelo podía darle hijos sin problema… y ahora se enteraba de que Kagami había dado a luz a un hijo suyo.

Le quedaba bien claro que el pelirrojo no estaba mintiendo, pues lo conocía perfectamente, y si aquello hubiera sido una broma, muy seguramente Kagami habría empezado a carcajearse  sin contener su risa; pero ninguna risa salió de los labios del más bajo de altura.

 

Ahora todo tenía concordancia dentro de su mente: el hecho de que Himuro le preguntara si Kagami le había dicho algo importante; el que Satsuki no le quisiera decir quién era el niño inmediatamente lo había visto, luego el que la pelirrosada le  pidiera hablar con Kagami; su padre y su hermana portándose extraños…

Aunado a eso estaba el hecho de que el pequeño niño tenía su color de cabello, las mismas cejas, incluso la misma forma de la nariz que él, lo único que lo hacía diferente eran los ojos rubíes y el color de piel que había heredado de Kagami; por lo demás… podría ser su viva imagen.

 

—Hace cinco años… — Empezó a contar el pelirrojo, recordando todo lo que había pasado entonces….

 

..::Flashback ::..

Habían pasado dos meses desde que Aomine se fuera, y Kagami aún estaba enojado por su partida repentina, pues aquello había sido un arranque, casi como un berrinche del moreno, pero después de todo, el pelirrojo decidió no buscarlo. ¿Cómo podía buscarlo después de que se fuera de la forma más vil posible? Ni siquiera le había dicho a su padre o hermana a dónde se dirigía, no sólo él estaba molesto, sino también su suegro y su cuñada.

 

No se dio cuenta en qué momento empezó asentirse mal: tenía náuseas, vomitaba todo lo que comía y además se sentía más cansado de lo usual, no era algo típico de él, al principio creyó que aquellos malestares eran por comer demasiado, como ya era su costumbre, o que algo que había comido le había hecho sentirse mal. En ese entonces aún seguía trabajando para Kasamatsu, como un chef de muy buen renombre en el hotel que ahora le pertenecía al pelinegro.

Las molestias después de un par de días empeoraban, así que decidió acudir al médico.

 

—Felicidades, Kagami. Estás embarazado.— Se escuchó la felicitación sincera del doctor que era conocido en todo el pueblo. Y lo pudo confirmar tras hacerle al pelirrojo  algunos estudios y tomarle una muestra de sangre; los resultados no mentían… Kagami tenía 3 meses de embarazo.

 

Aquella noticia le cayó como un balde de agua fría. ¿Cómo es que se había podido embarazar? Él aseguraba conocer muy bien su cuerpo, y el ser un doncel no era una de esas cosas de las que estaba enterado, de haber sido así, se habría cuidado.

¿Cómo iba a criar a un hijo sin Aomine? ¿Cómo podría soportar todo el proceso del embarazo sin el hombre al que amaba más que a su propia vida? Pero la pregunta que más le dolía en esos momentos... ¿Cómo Daiki había osado irse dejándolo embarazado y a su suerte?

Se sentía completamente solo: su esposo lo había dejado para irse quién sabe a dónde… su madre había muerto de una enfermedad terminal, y pocos años después su padre se le había unido a ella, Himuro era el único familiar de sangre que conocía, pero él vivía a kilómetros de ese lugar, y no lo frecuentaba mucho…Todo era un desastre.

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¡¡¡No voy a tener a este niño!!!— Gritaba tras saberse totalmente perdido en todos los ámbitos. Lo último que quería era algo como eso; y ahora, gracias a una prueba de sangre, podía decir que estaba embarazado de un hijo que en ese momento no era deseado.

—Cálmate, Taiga, nosotros estamos aquí apoyándote.— El padre de Daiki siempre fue como un segundo padre para él, y en ese problema, no era la excepción. Debía decir que el señor estaba muy feliz ante el pensamiento de ser abuelo, pero tampoco podía ignorar los sentimientos de su ‘segundo hijo’, y menos en la situación en la que estaba.

—Kagamin, saldremos de ésta, no te des por vencido.— Satsuki también fue uno de los más grandes apoyos que había tenido el pelirrojo, siempre velando por Kagami y por el pequeño Ryo. Ella también estaba contenta con la idea de ser tía, pero sabía que debía anteponer los sentimientos del pelirrojo por sobre los de ella. Aun así no pudo evitar maldecir  un par de veces a Daiki por haber dejado solo a Kagami.

—¡¡No puedo!!... No sin él…— Habló, con la voz casi rompiendo en llanto, sentándose en el sillón de la casa de su ‘suegro’ —¿Cómo pudo irse… y... dejarme así?— Trató con todas sus fuerzas de no llorar, pero sus intentos fueron en vano; cuando el hombre peliazul y la chica lo notaron, lágrimas caían por la mejilla del pelirrojo, sin poderlas contener. Sin demora el señor se sentó junto a él y lo abrazó, para tratar de reconfortarlo y hacerle saber que todo estaría bien.

 

Kagami lloró en el hombro de su segundo padre, con sollozos que no podía contener.

La chica se sentó del otro lado del pelirrojo y también lo abrazó, sin darse cuenta de que ella también estaba empezando a llorar junto a su cuñado.

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Debía confesar que su proceso de embarazo no había sido tan difícil como él lo había pensado, pues además de su suegro y su cuñada, había tenido excelentes amigos, como Takao y Midorima, quienes habían estado al pendiente a pesar de sus trabajos tan exigentes, también estaba Kasamatsu, quien era el que estaba más preocupado y no perdía de vista al pelirrojo, además de Himuro, quien al enterarse de la situación de su hermano decidió dejar su vida no tan importante atrás y mudarse al mismo pueblo que el pelirrojo.

 

Y un día muy soleado de verano llegó Ryo, después de una operación por cesárea que duró casi 40 minutos, sin ninguna complicación en el proceso; un pequeño niño peliazul que no dejaba de llorar, inmediatamente fue puesto entre los brazos del pelirrojo, y al ver cómo aquel pequeño ser se acomodaba entre su pecho, los sentimientos de rencor y molestia hacia Daiki desaparecieron… ya no importaba estar molesto con una persona que se había perdido una de las etapas más importantes en la vida de un hombre…

..::Fin Flashback::..

 

Había escuchado la historia de Kagami atentamente, muchas cosas –si es que no todo.– le habían hecho sentir muy mal. El saber que había dejado solo a Kagami en un momento en su vida en el que lo necesitaba junto a él, le había hecho sentirse como una basura. De repente pasó por su mente la situación que lo hizo alejarse…. ¿El que Kagami le hubiera dado un hijo habría cambiado en algo su decisión de marcharse? No podía asegurarlo, pero en su pecho seguía esa punzada de dolor que lo hacía sentirse cada vez peor.

 

—Pero no te preocupes… — Habló sabiendo que interrumpía todos los pensamientos del moreno. —Ahora que sabes que Ryo es tu hijo… no pienso pedirte nada…— Mencionó, sólo por si Aomine estaba pensando en que tenía que hacerse cargo de dar dinero o hacer visitas frecuentes —Hemos sobrevivido bien en todo este tiempo.— Se levantó de su asiento sin mirarlo.

Aquellas últimas palabras habían sido como una puñalada al corazón de Aomine, no es que quisiera hacerse cargo del pequeño, ni mucho menos dar dinero, era solo que parecía que no había cabida para él en la vida del pequeño.

Fue su turno de sentarse, a asimilar un poco todas las palabras que el pelirrojo había dicho. Lo pensó como algo fugaz… pero si ahora tenía un hijo… claro que quería acercarse un poco más a él, podría, tal vez, enmendar aquellos cuatro años en la vida del pequeño con acercarse a él poco a poco.

 

—¡Papi mira mi helado!— Ryo entró a la cancha de basquetbol, gritando y corriendo hacia su padre con un helado en mano, con una inmensa sonrisa y muy feliz.

Kagami posó una mano sobre el cabello azulado de su pequeño, mostrando una sonrisa y revolviendo los cabellos sedosos.

Kasamatsu lentamente se acercó al pelirrojo, con dos helados en mano y habiendo estado junto a Kagami le ofreció uno de éstos.

—De fresa porque sé que te gusta.— Denotó un rostro serio como siempre, pero Aomine pudo ver un ligero sonrojo en el rostro del pelinegro.

Kagami mostró una sonrisa tierna y grande ante Kasamatsu, y sin pensarlo, tomó el helado que le ofrecía éste musitando un ‘gracias’ casi inaudible; aquellos pequeños detalles del más bajo de altura hacían que el pelirrojo poco a poco empezar a fijarse en él… y parecía que Aomine lo había notado en ese simple acto; pero… no es como si al moreno le importara aquello, pues él ya tenía a alguien especial en su vida. ¿Qué importaba que Kasamatsu y Kagami estuvieran dedicándose miradas extrañas?

 

—Tch…— Aun así no pudo evitar sentirse incómodo y un poco molesto, sin entender realmente el por qué.

 

El niño de inmediato notó a Aomine y caminó hacia él, para ofrecerle un poco de su helado.

—El tío Kasamatsu no te compró nada…— Miró de reojo al recién nombrado —Pero puedes tener un poco del mío.—

Notó la bella sonrisa del pequeño en un gesto amable, tratando de hacer que tomara el helado, y sin entender por qué, miró a Kagami como cuestionándolo con la mirada, y lo que recibió como respuesta fue un gesto en el que el pelirrojo curvaba un poco sus labios y denotaba una mirada tierna.

Soltó una pequeña risa y tomó el helado, mirando el brillo curioso en los ojos rojos del pequeño.

 

Kagami y Kasamatsu miraron la escena; el pelinegro podía adivinar que el pelirrojo ya le había contado la verdad acerca del pequeño Ryo, y lo podía comprobar en la forma en la que Aomine se estaba portando con el infante.

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Estaba allí porque quería hacerlo, porque le había deseado estar con el pequeño, después de todo también era su hijo, y aunque Ryo no sabía que Daiki era su padre biológico, quería pasar un poco de tiempo con él.

Sus pensamientos aún chocaban entre sí en su mente, podía sentirse muy confundido al entender que hacía dos días no tenía hijos, y de repente… aparece un pequeño niño con ojos rubíes con el cabello azulado y que compartía su ADN, no es como si pudiera asimilarlo de un segundo para otro, pero no podía siquiera dudar que el pequeño era su hijo, pues tenía las mismas facciones que él, era como verse a él mismo pero de pequeño.

 

Y ahora le estaba enseñando a hacer esos famosos tiros sin forma que lo habían hecho famoso en la preparatoria, y parecía que Ryo aprendía rápido. Era pequeño, pero muy hábil para encestar, y cuando Daiki se dio cuenta, el niño había hecho su primer tiro sin forma con su ayuda.

—¡Así se hace, Ryo!— Mencionaba con ánimo, sonriendo al ver lo feliz que estaba el pequeño al efectuar correctamente ese difícil tiro.

 

—¿Le darás el divorcio? —Cuestionaba Kasamatsu, sentado junto a Kagami en la pequeña banca, comiendo tranquilamente su helado y mirando cómo Aomine y Ryo seguían practicando esos tiros.

El pelirrojo soltó un gran suspiro, sin tener la oportunidad de responder al instante. No había pensado si debería darle el divorcio a Aomine, aunque si lo analizaba bien, lo más sano era firmar los dichosos papeles, así el moreno no pensaría que debería estar atado a él sólo porque tenían un hijo.

—No lo he pensado.— Habló después de algunos segundos de silencio, mirando de reojo cómo Kasamatsu enfocaba sus ojos en el rostro del pelirrojo.

El más bajo de altura quedó en silencio, pasó sus orbes azules plateados hacia el pequeño y el moreno que seguían jugando.

Siendo sincero consigo mismo… le convenía que Kagami se divorciara de Aomine, pues desde hacía mucho tiempo que empezaba a sentir ciertas cosas por el pelirrojo, y parecía que Kagami muy lentamente le estaba empezando a corresponder a esos pequeños sentimientos, pero no podía ser tan vil y bajo como para maquinar la situación y hacer que Kagami y Aomine se divorciaran… en definitiva sus planes no incluían acciones bajas como esas.

 

—Este niño es incansable.— Decía un Aomine totalmente agotado tras haber jugado por casi una hora con el pequeño. Además de que su condición física no era la mejor, pues hacía muchos años que no jugaba ese deporte, y el hacerlo en ese momento le trajo muchos buenos recuerdos.

 

Kagami se levantó de la banca, dándole la oportunidad al moreno de sentarse en el lugar que había ocupado, mientras el pequeño Ryo, sin esperar a que Kasamatsu se levantara se sentó sobre el concreto, alcanzando la mochila que su padre había traído previamente y sacando de ésta una botella de agua, tomando el líquido incoloro tan rápido como su garganta le permitía.

 

—Eso fue genial ¿Lo viste papi? ¡Aomine-san es asombroso! Esos tiros son buenos—El pequeño estaba tan entusiasmado por aprender nuevas técnicas gracias al peliazul.

Kagami sólo asintió con la cabeza a la pregunta de su hijo, aunque debía confesar que estaba mintiendo, pues no había enfocado su vista en Aomine, ya que su mente estuvo llena de muchos pensamientos que pasó por alto todas las jugadas de su aún esposo.

—Ryo, tal vez puedas aplicar las técnicas que Aomine te enseñó cuando juegues conmigo— Kasamatsu sonrió levemente, fijando sus orbes en los rubíes del pequeño.

—¡Claro, Tio Kasamatsu! — El pequeño se recostó sobre el frío concreto y tapó sus ojos del sol.

—Ryo, no te recuestes de esa forma… la última vez que lo hiciste te quedaste dormido.— regañó el pelirrojo, haciéndole señas al pequeño para que se levantara, y Ryo, con un puchero en su rostro se levantó de mala gana.

 

Pero el momento se vio interrumpido debido a cierto chico pelinegro con traje azul que repentinamente entró a la cancha de basquetbol. Todos enfocaron sus ojos en el recién llegado, mientras éste, haciendo gala de la animosidad que lo caracterizaba levantó una mano en señal de saludo.

 

—¡Hey chicos! Los he estado buscando por todo el pueblo—Mencionó quitándose su gorra de policía —Creo que debí de iniciar la búsqueda en este lugar. —Rió al ver a sus tres amigos en ese lugar.

—Takao ¿Estabas buscándonos? —Cuestionó Kasamatsu enarcando una ceja.

—¿Ahora qué hicimos, oficial?— Bromeó el moreno, aún sentado en la banca, con los codos en sus rodillas, para visualizar mejor a Takao.

—Bueno, estaba haciendo mi ronda normal como parte de mi trabajo cuando una persona se acercó a mí y me pidió indicaciones, al principio pensé que se trataba de algún problema serio, pues aquella persona venía portando un traje muy caro y de marca— Empezó a hacer varios ademanes para acompañar sus palabras — Luego me confesó quién era y tuve que traerlo… está buscando a Aomine—

El nombrado abrió los ojos con sorpresa para luego mostrar una mirada de extrañeza, sin poder adivinar de quién se trataba.

 

Takao la hizo señas a la otra persona para que se mostrara ante todos y un chico más bajo que Aomine, con cabello celeste y ojos del mismo color se mostró ante todos.

—¿¡Tetsu!?— Gritó levantándose de su asiento, acaparando la mirada de Kasamatsu, Kagami y el pequeño Ryo.

Notas finales:

Nuevamente agradezco a todos por su apoyo, por sus lecutras, sus reviews y gracias también a las personas que leen entre las sombras, que por Facebook me voy enterando de que varias personas siguen el fanfic xD así que muchas gracias!

Nos veremos en el siguiete capi! <3


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