Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hogar, dulce hogar. por Dashi Schwarzung

[Reviews - 129]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Planeaba actualizar mañana, puesto que hoy no me siento nada bien... pero bueno, ya tenía el capítulo así que no quise esperar.... Noto que el fic no tiene mucha aceptación, pero no planeo dejarlo, no es mi estilo dejar las cosas a medias, así que seguiré actualizándolo como de costumbre.

Gracias a las personitas que me dejaron sus reviews y que se han interesado en la historia... saben al drama de telenovela que estoy acostumbrada, así que eso no faltará en ningún capítulo ;)

 

..::Capítulo 2: Reencuentro::..

..::..

.:.

.

 

Caía rendido sobre la cama, suspirando hondamente al saber que la pesadilla de la noche había terminado.

La conferencia había estado enfocada en el matrimonio entre Aomine y Kise, y el tema del que Akashi iba a tratar pasó a segundo plano. El peliazul y el rubio habían tenido que huir de ese lugar ante el acoso de la prensa, pero tuvieron que esperar mucho tiempo en el auto, pues prácticamente fueron acorralados por mares de periodistas pidiendo que hablaran con ellos.

Aquello había sido como un infierno para ellos, pues  además de los periodistas, Kise se había puesto de un humor terrible, ya que a él no le gustaba acaparar el reflector de los periodistas, y Aomine tuvo que calmarlo más de una vez ante ello, pero lo único que ganó fue que Kise se molestara cada vez más.

 

Cuando por fin aquella pesadilla terminó, se recostó en la cama y se quitó los zapatos, tratando de dormir, esperando que Akashi no lo matara por haberse comprometido con el medio hermano del pelirrojo.

Las horas pasaron pero él no podía conciliar el sueño al pensar en Akashi, ese chico realmente le aterraba, y ahora no sabía lo que el pelirrojo podía hacer para impedir que se casara con el rubio, y para colmo… además de ello, tenía otro problema, probablemente, más grande que el otro.

Sin éxito de poder dormir, se levantó y se dirigió a la cocina, al menos sabía cómo prepararse un poco de café, así que no fue tan difícil, tal vez un poco de café caliente podría ayudarle a dormir.

 

..::..

.:.

.

 

Sus propios ronquidos lo despertaron, abrió sólo un poco el ojo para visualizar la hora, quería seguir durmiendo, ahora que había podido dormir plácidamente. Pero se levantó de golpe al notar la hora, si no estaba en 30 minutos en el trabajo, Akashi se molestaría. Y a juzgar por lo que había pasado la noche anterior, sería mejor no hacerlo enojar.

Se levantó y se puso lo primero que encontró en el guardarropa, después de todo, toda la ropa que poseía era de buena marca y cara, así que no tuvo que preocuparse mucho por lo primero que encontrara para vestirse.

Salió rápidamente del departamento, cuando se reprochó, pues ni siquiera le había dado tiempo de tomar una buena ducha para despertar completamente.

 

-Nahh, un día no hará daño-

Se dijo a sí mismo mientras tomaba el primer taxi que lo pudiera levantar, pues era la hora pico y mucha gente, al igual que él iba tarde a sus trabajos y lo único que querían en ese momento era un taxi, incluso se peleaban por uno a esa hora.

 

Minutos después bajaba del auto, tan rápido como podía, mirando su reloj y corriendo al mismo tiempo para llegar a su estudio, donde seguramente, encontraría a su jefe en ese lugar. Y después de todo, no se equivocó, pues Akashi lo estaba esperando, sentado en una silla, mirando algunas fotos que sus otros empleados le habían entregado.

 

-Daiki, llegas tarde- Akashi no lo miraba, simplemente seguía mirando las fotos que tenía en las manos. Aomine simplemente chasqueaba la lengua, tratando de pensar en una excusa.

-Lo siento, el tráfico fu-

-No me importa, no estoy aquí para hablar de eso- Akashi lo interrumpía, dejando las fotografías en la pequeña mesa que se encontraba junto a él. –Estoy aquí para hablar sobre Ryota-

Aomine notó la seriedad en el rostro de su jefe, luego llevó una mano a su cabeza y suspiró en resignación, sabía que aquella charla iba a ser difícil, así que jaló una silla y se sentó a poca distancia del pelirrojo.

-Amo a Kise ¿Qué más quieres saber, Akashi?- Aomine cruzaba los brazos.

-¿Estás totalmente seguro de querer casarte con él?- Akashi no dejaba de lado ese rostro de total seriedad –Es decir, sólo han salido por 11 meses…-

-Creo que estoy listo para dar ese paso junto a él-

-¿Qué pasará si esto no es lo que ninguno de los dos esperaba?-

-No es razón para que yo deje de amarlo… sabremos sobrellevar nuestra relación de casados-

 

Akashi no pudo decir nada más. Había bombardeado a Aomine con sus mejores preguntas, pero el moreno no titubeó ante sus respuestas, al contrario, parecía de verdad confiado en cada una de sus palabras, y por eso Akashi decidió no preguntar nada más, aunque… ahora que observaba bien a su futuro cuñado… notó algo diferente en él, algo que lo molestaba, y lo pudo saber perfectamente, pues él era una persona que observaba las actitudes, los gestos e incluso los más mínimos detalles de las demás personas, así podría saber muchas cosas acerca de ellos. Y con Aomine no era la excepción.

 

-¿Hay algo que me estés ocultando, Daiki?-

La pregunta de Akashi hizo que Aomine lo mirara sorprendido y luego desvió aquella mirada, enfocándola en cualquier cosa, pero no en los ojos bicolores de Akashi.

-Claro que no… no… no pienses esas cosas-

Akashi sabía que le había dado al blanco con su pregunta, pues la respuesta del peliazul ésta vez no había sido segura, y aunque el moreno no lo dijera, Akashi había visto algo interesante en él, era como estuviera guardando algún secreto importante.

-Entiendo… - Akashi se levantó de su lugar –Entonces será mejor que empiecen a pensar en los preparativos- Miró a su empleado, pero más que una mirada tranquila… su mirada gritaba las palabras “cuidado si te descubro” y Aomine pudo notarlo perfectamente.

 

El moreno miró cómo el pelirrojo salía del estudio, y por ese momento, se sintió totalmente vulnerable e inquieto ante esa mirada que el chico con heterocromía le había mostrado.

 

..::..

.:.

.

 

Dos días habían pasado desde que había hablado con Akashi, y durante ese tiempo se había sentido mal anímicamente, pues se sentía nervioso, ansioso, y hasta cierto punto no podía trabajar de una forma adecuada; y Akashi había notado aquello, pues ya lo había reñido tres veces en el lapso de dos días, y eso no podía ser bueno.

 

-Sei-chan, aquí están las fotos recientes que tomó Aomine a Kise- decía Mibuchi Reo, el asistente personal del magnate hombre de negocios, quien le entregaba un sobre con varias fotos al pelirrojo.
Akashi abrió el sobre y miró cada una de esas fotos; suspiró resignado al saber que Aomine no estaba haciendo un buen trabajo, y lo peor es que aquello implicaba más dinero tirado a la basura, dinero que Akashi tenía que proveer y no estaba dispuesto a hacerlo más.

-Encárgate de la oficina- Fue lo último que el pelirrojo dijo a su asistente antes de salir de su oficina, sin soltar el sobre con las fotos  e ir directamente hacia el estudio de Aomine. Reo lo miró cuestionando, eran pocas veces en las que lo podía ver de esa forma, y supo que ese asunto no estaba tan bien después de todo. Akashi entró al elevador, sólo para bajar un par de pisos, luego salió de dicho ascensor caminando varios pasos para entrar al lujoso y mejor estudio que había en la planta, y ese estudio era uso exclusivo para Aomine y sus modelos.

 

Cuando entró a dicho lugar, notó que el moreno se encontraba con su personal, en una sesión fotográfica; lo miró detenidamente, y notó que el peliazul estaba totalmente desconcentrado, no lo dejaría tomar una foto más, pues sería pérdida de dinero para él y su compañía.

 

-Detengan la sesión-
Se escuchó la voz de Akashi en todo el lugar, y todos los presentes lo miraron con la pregunta en los ojos. Aomine frunció el ceño al ver a su jefe en ese lugar, y sin pensarlo, dejó la cámara a un lado y se acercó a él con pasos firmes.

-Akashi ¿Qué demonios crees que estás haciendo? No puedes interrumpir mi sesión de ésta forma- Se posaba frente al pelirrojo y lo miraba fijamente.

-No me hagas decir esto frente al personal a tu cargo-

Aomine no dijo nada, sólo notó cómo el más bajo de altura le hacía una señal para que saliera del estudio y él  hizo caso a su jefe.

Cuando ambos se encontraban en el corredor del pasillo Akashi le dio al otro el sobre con las fotos que momentos antes Reo le había entregado.

 

-Esto es una porquería.- Akashi no titubeó en sus palabras, y Aomine tomó aquél sobre, notando que eran las fotos de Kise que él mismo había tomado hace un día.

-No les veo nada malo-

-¿Estás seguro? Apuesto a que ni siquiera las has observado-

Aomine hizo un puchero, y luego miró nuevamente cada una de las fotos… abrió un poco la boca al notar que su jefe tenía toda la razón: aquél trabajo era algo nefasto. No transmitía nada, no captaba el mejor ángulo de Kise Ryota, y las tomas habían sido muy malas.

-Me estás costando dinero, Daiki- El pelirrojo habló severamente al moreno, para luego  llevar una mano a su cabeza, masajeando su sien lentamente.  Aomine bajó la cabeza, en señal de disculpa, después de todo, su jefe tenía toda la razón.

-Escucha, Daiki, no necesito preguntar para saber que algo malo está pasando contigo-

Aomine lo miró con sorpresa por el repentino comentario.

-Si no me dices qué es lo que está mal contigo… tendré que recurrir a medidas drásticas para que hagas tu trabajo bien.-

 

Aomine sabía que si no le decía algo a su jefe, sus problemas personales seguirían afectando su trabajo, y no debía darse el lujo de perder un trabajo como ese, en el cual le pagaban mucho dinero por hacer unas cuantas tomas de algún modelo famoso.

 

-Bueno... hace muchos años que no veo a mis padres- Aomine puso sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón –Ahora que voy a casarme… creo que sería prudente el decirles sobre mi boda en persona.-

 

Akashi quedó pensativo por unos momentos, la temporada que estaba transcurriendo era importante para la empresa, pero también sabía que no podía dejar que Aomine siguiera trabajando en el estado mental en el que se encontraba. Así que no le quedó otra opción más que acceder a la petición de su empleado; ya se encargaría de que alguien más hiciera su trabajo. Después de todo, él siempre se caracterizó por ver por el bien de sus empleados, y con su futuro cuñado no era la excepción.

 

-Entiendo… será mejor que vayas a ver a tus padres… Tómate el día de mañana y el fin de semana.- El pelirrojo  dio media vuelta y sin decir una palabra más caminó nuevamente hacia el ascensor, perdiéndose ante la vista del moreno, quien quedó allí parado, sonriendo al saberse un poco más tranquilo, ahora podría salir del problema personal en el que seguía metido desde hace años.

 

..::..

.:.

.

 

-Entonces… irás a ver a tu familia mañana…- Mencionaba Kise en un tono tranquilo, con los palillos en su mano derecha, mirando la comida que yacía en la mesa, frente a él. Eran las 9 de la noche, y el rubio había ido a cenar con su prometido, era un restaurante que ambos frecuentaban, pues la comida era muy buena, al igual que el servicio. Era un lugar en el que ambos se sentían cómodos.

-No los he visto en años… así que… creo que es un buen momento-

Kise fijó sus orbes en su novio, podía saber que Aomine estaba perdido en esos pensamientos, tal vez no era prudente seguir con el tema. Además de que su peliazul prometido no hablaba mucho sobre su familia, él no podía saber si Aomine tenía algún problema con sus padres, o algo parecido, lo único que sabía era que no debía preguntar nada, hasta que éste se decidiera a hablar por él mismo.

-Te extrañaré mucho, Aominecchi- El rubio mostró una mirada de tristeza que  no pasó desapercibida por su prometido, quien se acercó a él y se apropió de los labios del rubio en un beso apasionado.

-Vamos a mi departamento… haré que te sientas tan satisfecho que no me extrañarás en éstos tres días- Aomine sonrió sugestivamente, mirando cómo Kise se ruborizaba por el comentario, pero después de todo asentía contento.

 

..::..

.:.

.

 

A la mañana siguiente, Aomine se encontraba manejando su lujoso auto por una carretera solitaria, a su alrededor sólo podía encontrar árboles y más árboles; se había alejado totalmente de la ciudad y suspiraba derrotado a cada kilómetro que manejaba. De pronto recibió una llamada a su celular, y sin poder ver el número contestó rápido.

 

-Hola, Aomine-kun-
El moreno reconoció aquella voz apenas la había escuchado.

-Hey Tetsu… ¿Qué pasa?-

-Aomine-kun… fui a buscarte al trabajo, Kise me dijo que te tomarás unos días libres ¿Estás bien? ¿Tiene algo que ver con tu compromiso?-

El peliazul quedó mudo por unos segundos ante las preguntas de su amigo, miró hacia enfrente de la carretera, sin despegar los ojos de ahí.

-Bueno… - Suspiró resignado al saber que tenía que hacerle saber a su amigo hacia dónde se dirigía –Podría decirse que algo así- Permaneció en silencio por un momento –Estoy de camino a la linda ciudad en donde nací.- comentó con sarcasmo.

-Oh….Aomine-kun  ¿acaso… tu?-

-Así es…- Decía Aomine en derrota ante el tono de Kuroko.

-Eso puede ser malo-

-No me digas… Tetsu.. – Nuevamente su tono en ironía- No quiero tus comentarios en un momento como éste, en realidad estoy pensando qué hacer con esa situación-

Kuroko no contestó de inmediato a esa confesión, no sabía qué decir para hacer sentir mejor a su amigo, aunque lo conocía bastante bien, y en un momento como ese, todo lo que dijera podría hacerlo molestar aún más.

-Sólo puedo desearte suerte, Aomine-kun-

-Claro...- Fue lo único que musitó al escuchar las buenas intenciones del peliceleste, luego colgó a la llamada.

 

Suspiró al saber que pronto llegaría a su destino, había estado manejando por tres horas y su trasero le estaba pidiendo un descanso. Por fin se adentró a una comunidad muy diferente al lugar donde él vivía; no había edificios, no había tiendas departamentales, no había tiendas lujosas…

-No hay wi-fi- Se dijo a sí mismo mostrando un rostro de tristeza. En definitiva, había llegado al lugar donde se crió. Aún recordaba aquellas calles, aún recordaba las casas, las tiendas y a una que otra persona que miraba a su paso.

 

 Tenía un rumbo fijo, y no tenía que recordar exactamente dónde estaba ese destino, pues de memoria lo sabía.

Dio la vuelta al auto y salió del camino, adentrándose en una zona de terracería, y la nostalgia acaparó su mente, por fin pudo ver una casa, junto a un bello lago, podía decir sin lugar a dudas que durante el tiempo que pasó en Nueva York aquella casa no había cambiado en lo absoluto. Se estacionó donde pudo, aún dentro del auto, se quitó el anillo de compromiso y lo guardó en uno de los bolsillos de su saco.

-¡Maldición!- Dijo tratando de salir del auto, pero sus zapatos no eran muy adecuados al terreno, tomó entre sus manos un sobre que yacía en el asiento del copiloto y trató de caminar unos pasos, sin percatarse de que un hombre estaba en el pórtico de la casa, observándolo desde su lugar.

 

-Por fin… mi hermoso esposo vuelve a casa- Escuchó unas palabras en sarcasmo, mientras él miraba a aquél que hablaba.

-Bakagami… tú, estúpido… ¡trae tu trasero aquí y firma el divorcio!- Le decía al pelirrojo  quien no apartaba su vista de él.

 

Notas finales:

XD lamento si la historia está yendo un poco lenta... créanme... cada palabra es necesaria. 

Agradezco sus reviews, comentarios, también claro que acepto sugerencias, si tienen alguna pueden dejármelo saber con confianza :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).