Narra Daniel.
Luego de no verlo en la entrada, me sorprendió verlo ahí sentado tranquilo y con una sonrisa.
-¿Cómo que eres de nuestra clases? ¿Cómo es posible?
-¿Hiciste lo mismo que yo? –Pregunto mi amigo-
-Así es.
-Eso significa que tú…
-Estaré con ustedes este último año, seremos compañeros, cuiden de mi ¿sí?
Ricky y yo nos miramos algo confundimos y luego de procesarlo, nos sentamos al lado de él.
-¡Sorpresa! –Dijo Jonghyun mientras reía divertido, seguro por las expresiones de nuestro rostro-
¿Cómo podría definir mi último año de preparatoria con Jonghyun como compañero de clases? La verdad son una mezcla de cosas, sorpresa, felicidad, molestia, risas, y no olvidare su… “posesivismo” que tenía sobre mí, al principio fue lindo, sí, pero luego de unos meses su comportamiento se hizo muy molesto, había pasado medio año, y el que no me dejara siquiera hablar con alguno de mis otros compañeros (que milagrosamente se mostraban más dóciles a interactuar conmigo y sonreírme de una manera que no era falsa) era la gota que rebalsaba el vaso.
-Jonghyun podrías dejar por favor que hable con alguno de nuestros compañeros –dije lo más tranquilamente mientras me volteaba a verlo, era el quinto chico en el día que espantaba-
-¿Por qué? ¿Son más importantes que yo?
-No es eso –suspire- tan solo no es necesario que los espantes.
-Solo cuido lo que es mío –me tomo por la cintura acercándose de manera un tanto peligrosa a mí, por suerte éramos los únicos en el salón, todos incluso Ricky se habían ido a almorzar- y te gusta que lo haga.
-N-no lo negaré, pero debes de saber los límites, a veces es demasiado.
-¿Demasiado? No lo creo. Puedo ver las intenciones en los ojos de aquellos chicos.
-¿Intenciones?
-Sí, y no son buenas.
-¿Qué quieres decir?
-Tratan de engatusarte, quieren alegarte de mí.
-¿Qué? –Me aleje de él mientras lo miraba extrañado- ¿Cómo pudiste sacar aquella conclusión? Es una tontería.
-No lo es, es lo que veo, tan solo no te acerques mucho a ellos ¿sí?
-Inevitablemente tendré que hacerlo Jonghyun, ¡son nuestros compañeros de clase!
-Detalles, detalles.
Esa solo fue una de las muchas conversaciones que tuve con él acerca de dejarme tener contacto social con alguna otra persona que no sea Ricky, al que tampoco, sí, aun no le tenía “la confianza”.
-¿Es enserio? –Preguntaba mi amigo-
-Mmm sí, pero quizás…
-No. Daniel él está siendo demasiado posesivo contigo, últimamente siento que te trata más como un objeto de su posesión que como tu pareja.
-A veces siento lo mismo, pero… no lo sé.
-¿Has pensado que… bueno quizás sea solo eso.
-¿Eso? ¿Ser solo un juguete más?
-Sí, recuerda lo que dijo su amigo, L.joe.
-Lo recuerdo, muy a menudo, pero… quiero confiar en él.
-Como va esto no creo que puedas mucho, sabes lo que pienso de él desde que me dijiste sobre ustedes dos.
-Lo sé, lo tengo presente.
-No pareciera Daniel, si fuera un chico cualquiera podría ayudarte más, pero no quiero arriesgar tu seguridad, ¿no puedes pensarlo de nuevo?
-Lo he hecho muchas veces, pero sabes lo que siento. –Me sonroje y baje la mirada-
Aquel chico me había embrujado por completo, a pesar de sus increíbles celos, no podía negarme a él cuando volvía a ser el chico del que me había enamorado.
Quedaba tan solo un mes para terminar la preparatoria, y estaba muy feliz con mis resultados académicos, la ayuda de Jonghyun es mis estudios fue muy buena, el profesor de matemáticas siempre me miraba extrañado cuando me daba las notas de los exámenes, todas muy altas por cierto. Y a pesar de estar en nuestro último año no veía a Jonghyun alarmado o siquiera interesado por alguna carrera en la universidad.
-¿No piensas entrar en la universidad?
-No lo he pensado aún.
-¿Estamos a un mes de graduarnos y no lo sabes?
No me respondió y solo se encogió de hombros. La verdad no podría creer como podía ser tan descuidado con ese tema, aun yo estaba un tanto confuso y el tiempo iba en mi contra. Hasta mi madre me dijo que me diera un año para pensar tranquilamente, pero quería decidirme de una buena vez.
Las semanas pasaron rápidamente, estábamos a un día de la graduación y yo no podía estar más nervioso. Extrañamente ese día Jonghyun no apareció por el instituto, lo llamaba pero tenía el móvil apagado, mis preocupaciones incrementaban y casi creí que me daría un colapso nervioso si no fuera porque Ricky estaba a mi lado. Pasó la noche y no tenía noticias de Jonghyun ¿Qué le había pasado?
Mientras pensaba en un millar de horribles teorías, mi móvil sonó, un mensaje.
“¿Estabas preocupado? Lo siento tuve algo importante que hacer. Solo quería decirte que quizás mañana no esté en la graduación, pero me asegurare de felicitarte como se debe. Cuídate”
Lo leí varias veces más extrañado ¿No estaría en la graduación? ¿Por qué? Trate de llamarlo pero al parecer había apagado su móvil de nuevo. Un dolor se me formo en el pecho.
Lo busque con la mirada todo el día, tenía la leve esperanza de verlo, de que viniera, pero las horas pasaron y no lo hizo. Al llegar a mi casa, solo al entrar a mi habitación pude borrar aquella falsa sonrisa que me carge todo el día, no podía sonreír no sabiendo nada de él ¿Por qué no me llamaba? ¿Por qué no contestaba las llamadas? ¿Por qué no me explicaba que estaba pasando con él?
Dos tortuosas semana pasaron y no supe nada de él, lo intente buscar, oh si, como lo busque, fui a su departamento y no estaba, nadie salía, y sus vecinos no me ayudaba mucho con la información. No sabía qué hacer, no es común en el desaparecer porque sí, pero ahí estaba yo… abandonado como un juguete viejo, uno usado… no quería que tales pensamientos se volvieran realidad, pero el pasar del tiempo hacia que todos esos pensamientos crecieran.
Solo Ricky era quién me ayudaba con este problema, animándome con sus visitas a mi casa, tratando de hacerme olvidar.
-Quizás deberías darlo por terminado, ¿no crees? –Negué levemente con la cabeza- Daniel esto te está haciendo mal, ¿sabes desde cuando no has salido de esta casa? –No podía hablar- desde que volviste de aquel departamento, departamento que al parecer está abandonado, fácilmente pudo haber ido, ido a quién sabe dónde, él es un estúpido que te abando-
-No te atrevas. –Dije casi amenazante a mi amigo-
-Daniel tienes que admitirlo él se fue, él no es más que un-
-¡Qué no te atrevas a decirlo! ¡No me ha dejado! ¡Y no hables mal de él! –explote-
-Está bien –soltó una leve risilla sarcástica- cuando vuelvas en tus cabales y te des cuenta de la realidad puedes venir a querer entablar una conversación cuerda conmigo, nos vemos Daniel.
Salió de mi habitación, y no pude más, como otras noches volví a llorar en silencio. No quería lastimar a Ricky, sobre todo por ser él el único que me cuida, aparte de mi madre claro, pero ahora que ella estaba de viaje, me sentía tan solo y Ricky era mi única compañía.
Sabía que el destino no podía tratarme tan bien, veía tan lejanos aquellos días en los que fui feliz, pero debía reponerme, no estar tirado en mi cama la mayor parte del día matándome por dentro con un sentimiento que lo más seguro nunca fue correspondido en su totalidad. Nunca me dijo que me amaba, eso era cierto, yo tampoco lo hice, quizás con eso podría sacármelo de la cabeza, olvidarlo, pero me era tan difícil, lo intentaba llamar diario, pero nada funcionaba, a veces, las pocas veces que salía, vagaba fuera del edificio de su departamento, con leves esperanzas de poder verlo.
Nunca apareció.
Dos largos meses pasaron, y yo ya me sentía mejor. Aun no lo olvidaba, eso era seguro, pero podía seguir con mi vida, lástima que para ese momento ya no podía ingresar a la universidad, pero esperaría a fin de año para intentarlo.
Despedía a mi madre desde el aeropuerto junto con Ricky, iba a ver a mi padre, que por quién sabe qué cosas la necesitaba.
-¿Todo está mejor? –Pregunto mi amigo en la puerta de mi casa-
-Sí, no te preocupes.
-Sé que es difícil, pero es lo mejor.
-Lo sé –suspire- ¿Qué tal si salimos mañana? Tomar aire fresco me sentaría de maravilla.
-No se diga más, iremos a todos lados si es posible para que vuelvas a sonreír de verdad.
Reímos y volvimos a nuestros hogares, apenas eran las tres de la tarde y me dirigía a la cocina para poder comer algo cuando mi móvil sonó, un mensaje.
No pude pensar en nada en aquel momento, solo corrí a lo más que me dieron las piernas fuera de mi hogar a aquel departamento que tanto extrañaba. Lágrimas de felicidad y una estúpida sonrisa estaban en mi rostro mientras sentía el viento golpearlo al correr.
“Ven al departamento, te extrañe.”