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Premonition (KaiSoo) por DebyMil

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Notas del capitulo:

Holaaaa! Aquí estoy de vuelta! Lamento no haber actualizado antes pero es que con tantos exámenes ni tiempo de escribir xD Pero bueno ya volví con nuevo capítulo ^^

Disfrútenlo y luego me comentan qué les pareció ;)

Un trueno atravesó la fría noche haciendo que Kai se sobresaltara. Sin embargo, aquel estruendoso ruido fue lo que menos le importó. Su mirada seguía clavada en el piso, turbia debido a las lágrimas. Nunca antes había sentido un dolor tan grande en el pecho, nunca antes había llorado tanto, nunca antes se había sentido así de mal.


Nunca antes…se había enamorado de alguien.


Y para colmo ese alguien lo había rechazado. Pero esa no era la peor parte. Lo peor no fue que Kyungsoo lo rechazara, sino que al principio le diera falsas esperanzas y luego se deshiciera de él tan cínicamente. Kai había sido siempre muy sincero en cuanto a sus sentimientos, había confiado en la persona que era más importante para él, y ahora; se sentía completamente solo.


Las palaras que el mayor le había dicho se repetían constantemente en su cabeza sin parar “Lo nuestro nunca existió” ¿Cómo podría no haber existido? ¿Cómo podría no ser real? Para Kai lo fue. Para él ese amor fue verdadero, por eso dolía tanto. Porque él aún lo amaba, Kyungsoo seguiría siendo su prioridad siempre, no podía evitarlo, no quería hacerlo.


-Como quisiera no haberlo conocido –lloriqueó en la oscuridad. Un mensaje de su celular cortó su llanto en ese momento y cuando revisó el teléfono se dio cuenta de que dicho mensaje era de Suho, y era algo extenso:


‘Me enteré que Kyungsoo y tú se quedaron hablando en la compañía para arreglar las cosas. Eso me alegra. Por favor, no se demoren mucho en volver, está lloviendo demasiado. Nosotros ya nos vamos a la cama. Espero todo esté bien. Hasta mañana’


Excelente, como si las cosas no estuvieran ya bastante mal, el mensaje había hecho que el moreno llorara aún más. ¿Arreglar las cosas con Kyungsoo? Ya no había nada que arreglar y definitivamente nada estaba bien. Apagó su teléfono y salió de la sala para volver a casa, no sin antes buscar su abrigo en la sala de ensayo donde habían estado practicando. Una vez que salió del edificio, se cerró bien la campera y se ajustó la capucha. No tenía paraguas así que se mojaría, pero la lluvia no le importaba, por eso caminaba a paso bien lento, no tenía ningún apuro por llegar a casa. De hecho no quería ir a casa.


Doblando por el ahora oscuro callejón de siempre, pasando frente a las pequeñas casas con sus pintorescos jardines al frente, se dirigió al fondo, al mirador. Se acercó a la barandilla y observó la vista de la helada noche. A pesar de que llovía copiosamente, la ciudad seguía viéndose bella.


Cada vez que iba a ese lugar recordaba aquella tarde en la que le había confesado sus sentimientos a Kyungsoo. Revivía aquel momento una y otra vez. No porque fuera tortuoso sino porque era uno de los pocos que más le gustaban. El que le dijera que lo amaba, la pelea con nieve, cuando fueron al cine, el primer beso, sus pulseras…el sueño compartido. Desde que había llegado al grupo, sin quererlo cada paso que habían dado lo habían hecho juntos, cada decisión que Kai había tomado siempre había sido pensando en Kyungsoo. Sin embargo eso ahora cambiaría para siempre: ya no podían estar juntos.


 


***


 


Después de decir esas horribles palabras, de expresar semejante mentira; Kyungsoo salió corriendo de la sala de ensayo dejando a Kai adentro, llorando. Él también lloraba sin parar y necesitaba consuelo, sin embargo no lo obtendría de la persona que quería. Por eso, subió un par de pisos para buscar a Chen pero se quedó atónito cuando, al llegar a la sala la encontró vacía; todos los chicos ya se habían ido. Decidió que él haría lo mismo, no quería encontrarse con Kai de nuevo.


Al salir del edificio vio que era casi noche cerrada y el cielo brillaba de un intenso color naranja. A la lejanía se podían divisar unos relámpagos. Era obvio que se avecinaba una tormenta así que, bien abrigado como estaba, se acomodó bien su chaqueta para protegerse del viento cuando de repente se quejó molesto. La espalda le dolía terriblemente y de seguro ya se le había hecho un moretón producto del fuerte empujón que el menor le había dado contra la pared. Tal vez por eso cuando el más alto lo revisó había puesto tal expresión de culpa y horror. De todas formas eso ya no importaba, sólo quería llegar a casa y acostarse en su cama antes de que el temporal callera sobre la ciudad porque ya habían empezado a descender algunas gotas.


Corriendo por las calles ahora vacías y con su paraguas en mano, trataba de no pensar en lo sucedido pero sus pensamientos desgraciadamente no estaban de acuerdo con él, ya que se empecinaban en repetirle constantemente las palabras que le había dicho a Kai ‘Lo nuestro nunca existió’ Kyungsoo nunca había sido tan hiriente como esta vez; si bien la pelea que tuvieron antes había sido algo dura, esta vez había sido peor, sus palabras habían sido las más horribles que había sido capaz de pronunciar, tanto así que al decirlas su propio corazón se había estrujado. Si él se sentía así de mal entonces podía imaginar el dolor que debía estar pasando el moreno en estos momentos. Si el más joven había querido volver a entablar relaciones con el mayor, de seguro ahora las esperanzas se habían agotado, no habría una próxima vez. Lo de ellos ya había acabado, no había vuelta atrás.


Al darse cuenta de aquello se paró en seco y bajó el paraguas quedando al descubierto de la lluvia. El agua estaba helada pero él sólo sentía las tibias gotitas que emanaban de sus ojos. Primero fueron sólo un par, pero luego su vista se tornó completamente borrosa.


Rememoró las últimas palabras lindas que Kai le había dicho: ‘Mis sentimientos por ti no han cambiado’ A pesar de todo lo que le había hecho y dicho, el menor aún lo quería, su amor era verdadero. Sin embargo, Kyungsoo no podía decir lo mismo sobre él; lo único que había hecho era lastimarlo una y otra vez. Él no merecía su amor. Kyungsoo no merecía a nadie ni a nada. Aquel pensamiento terminó por destruirlo y echó a correr lo más rápido que pudo hasta casa. No importaba si con el movimiento su espalda dolía, él se merecía ese dolor, se mereció que Kai lo hubiera golpeado, era una horrible persona y debía pagar por ello.


 


***


 


Una vez que el grupo había terminado de cenar varios de los chicos decidieron irse a sus cuartos, ninguno se sentía con ánimos de sobrellevar la sobremesa. Sin embargo, Baekhyun, a diferencia del resto, estaba tranquilo; se podría decir que hasta se notaba un dejo de felicidad en su rostro.


-¿Se puede saber por qué estás tan contento? –preguntó Chanyeol.


-Es que creo que el día de hoy terminará bien por primera vez en mucho tiempo –respondió.


-¿Y eso por qué? En mi opinión la noche está fatal. Hace frío y llueve mucho.


-Tonto. No me refiero al clima –rió el muchacho.


-¿Entonces?


-Hablaba de Kyungsoo y Kai.


-¿Qué pasa con ellos? –interrogó el más alto.


-Si serás…A ti hay que explicarte todo. Es que creo que las cosas entre ellos al fin mejorarán.


-¿Por qué? –preguntaron Chanyeol y Suho al mismo tiempo. El mayor había escuchado la conversación y se unió a la misma curioso. En el fondo, tras ellos, Chen también estaba atento a la charla.


-Hablé con Kai hoy durante la práctica. Le conté la historia de Kyungsoo.


-¡¿Que hiciste qué?! –exclamó Chanyeol.


-Tuve que hacerlo. Además Kai ya sabía algo. Tao le contó un poco además de Kyungsoo. Le dije toda la verdad. Quizás así comprenda la actitud de Kyungsoo con él y le dije que aclararan las cosas. No se veía muy convencido pero al final lo hizo. Tal vez ahora las cosas se arreglen entre ellos.


-Eso me alegra –sonrió Suho –Será bueno tener un poco de paz otra vez.


-Tienes razón –coincidió Chanyeol –Pero ¿estarán todavía hablando en la compañía? Es algo tarde.


-Estoy de acuerdo. Le mandaré un mensaje a Kai –decidió Suho sacando su móvil para escribirlo.


Una vez que lo envió se despidió de los demás para ir a dormir no sin antes preguntarle a Chanyeol y Baekhyun si podía dormir con ellos esa noche. El par se mostró sorprendido por la petición pero no se negaron en absoluto al descubrir que la razón detrás de eso era que quería darles un poco de espacio a Kai y Kyungsoo por si tenían algo que hablar cuando llegaran. Así, Suho con la ayuda de Chanyeol fueron a mudar el colchón hasta la otra habitación y alistarse para dormir.


-¿Por qué estás tan seguro de que las cosas mejorarán entre ellos, Baekhyun? –preguntó Chen por lo bajo cuando el par se marchó.


-No lo sé. Lo presiento.


-Pues yo no tanto.


-¿Por qué no?


-Es que Kyungsoo…


En eso el timbre del departamento sonó y ambos chicos se miraron sorprendidos. ¿Quién podía ser tan tarde en la noche?


-Yo abriré –resolvió Baekhyun. Cuando llegó a la puerta, miró a través de la cámara a ver quién era y se sorprendió al ver que era Kyungsoo. Rápidamente abrió la puerta y descubrió al más bajo empapado, temblando y con los ojos llorosos –¡Kyungsoo! ¿Qué pasó?


-Baek…Baekhyun, yo… ¡Lo siento tanto! –exclamó antes de lanzarse hacia el otro abrazándolo con fuerza mientras su llanto se apoderó completamente de él.


-¿Cómo que lo sientes? ¿Qué pasó? –preguntó el mayor atónito.


-Yo…no quería decir esas palabras. Nunca quise ser tan cruel…no fue mi intención –lloriqueó.


Baekhyun no entendía nada. Ahí estaba en el umbral de la puerta con un Kyungsoo completamente mojado y llorando sin parar sin saber el por qué. ¿Sería por la pelea que ellos habían tenido unos días atrás? ¿O algo había pasado con Kai?


-Kyung, está bien. Yo entiendo.


-No…tú no tienes idea. No sabes…lo que dije fue tan…cruel. No quería hacerlo, pero no tuve otra opción.


Aún sin entender nada, el mayor acarició suavemente la cabeza del más bajo y luego lo abrazó con fuerza. Rozando sus manos en la espalda contraria cuando de repente el más bajo se quejó y se apartó adolorido; respirando entrecortadamente.


-Kyungsoo ¿qué tienes? –preguntó preocupado, pero el muchacho no le contestó y se arqueó inevitablemente quejumbroso -¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¡Contéstame, Kyungsoo!


-¿Qué sucede? –preguntó Chen acercándose al par, palideciendo al ver la escena.


-No sé qué le pasa. Estaba llorando, no sé por qué. Sólo lo toqué y empezó a quejarse –explicó Baekhyun atropelladamente -¿Qué ocurrió Kyungsoo?


-Nada…yo… ¡Ay!


-¿Cómo que nada? ¿Estás lastimado?


-No…no es nada.


-Déjame ver.


-No –se alejó el muchacho, temeroso.


-¡Que me dejes ver! –se impuso levantando las mojadas ropas del chico dejando su espalda al descubierto y viendo un enorme moretón en el costado de la misma –¿Pero qué…? ¿Cómo te hiciste esto?


-Yo…me resbalé al correr recién en la lluvia.


-Este moretón está oscuro. No es tan reciente.


-¡No estoy mintiendo! –gritó molesto cerrando los ojos.


-Bueno, ya tranquilo. Te creo –cedió –¿Pero por qué estás mojado? ¿Dónde está Kai? Creí que vendrían juntos después de que terminaran su charla.


Kyungsoo se quedó en blanco al escuchar eso, completamente en silencio y mirando al vacío de repente. Baekhyun estaba a punto de insistir cuando vio que de los ojos del menor empezaron a resbalar incontables lágrimas otra vez.


-Oh, no ¿Acaso ustedes…?


-Baek, mejor ve acostarte. Yo me ocupo de Kyungsoo –interrumpió Chen.


-Pero yo…


-No discutas conmigo –lo reprendió severamente.


El chico sólo atinó a desear las buenas noches y se retiró a su habitación no sin antes mirar de reojo al recién llegado. Una vez que se escuchó el sonido de la puerta de la pieza cerrarse, el más bajo rompió en llanto. Apenado, Chen se acercó a él y lo abrazó con cuidado de no tocar su espalda.


-Le dije que no lo quería. Que estaríamos mejor sin él. Incluso menosprecié lo que él más ama: su baile. ¡Le dije que era un penoso bailarín y que no merecía estar con nosotros! –se lamentó.


-Así que por eso se pelearon…-concluyó –Por eso te empujó contra la pared.


-Kai no quiso lastimarme. Fue mi culpa. Yo lo provoqué. Él quiso disculparse, enmendar las cosas y yo…


-Está bien. No tienes que contarme –lo consoló. Sabía que para el menor era difícil.


-Esto me está matando. Ya no puedo más. No quiero seguir hiriéndolo pero ya no sé qué hacer. Sé que tengo que estar lejos de él pero no quiero. No puedo hacerlo –lloriqueó.


-Entonces no lo hagas, Kyungsoo –murmuró Chen.


-Pero debo hacerlo. Es por su bien. Sólo así ambos estaremos bien.


-Querrás decir que él estará bien. No tú.


-No importa lo que pase conmigo.


-A Kai le importa.


-Ya no, hyung –dijo mirando al otro tristemente –Se acabó…   


-¿Lo dices en serio?


-Estoy seguro de ello. Esta vez es definitivo.


Chen suspiró sonoramente decepcionado, pero algo le decía que tal vez el chico se equivocaba.


-Está bien, no hablemos más del tema ¿No tienes idea de en dónde está Kai?


-Supongo que se habrá quedado en la compañía. Cuando me fui él seguía ahí –explicó.


-Son casi las doce de la noche, Kyungsoo. La compañía cerró hace una hora.


-¿Tampoco está aquí? –el mayor negó en respuesta –Entonces no tengo idea.


-Supongo que ya volverá –exhaló –Mientras tanto ve a darte un baño y quítate esa ropa mojada antes de que pesques un resfriado.


-De acuerdo.


-Ah, por cierto, Suho dormirá con Baekhyun y Chanyeol esta noche.


-¿Qué? ¿Por qué?


-Quería darles espacio a ti y a Kai para que solucionaran las cosas.


El más joven frunció el seño desganado.


-Excelente. Eso tensará aún más las cosas…


-Suho lo hizo por ustedes y ahora está durmiendo. No te conviene ir a despertarlo. Sólo será una noche Kyung. No pasará nada, te lo prometo –le sonrió, el menor asintió –Me voy a dormir. Buenas noches.


-Descansa.


 


***


 


Kyungsoo entró al baño después de despedirse de Chen, se quitó las ropas con cuidado y sin poder evitarlo se vio en el espejo. Su propio reflejo lo asustó, no sólo se veía muy delgado y agotado sino que además el enorme moretón en el costado enfatizaba aún más su deplorable figura. Pensó que tal vez debía comer algo luego del baño. No podía seguir matándose de hambre. Con paso lento entró en la ducha y se sentó en la bañera apoyándose contra los fríos azulejos; cerró los ojos tratando de disfrutar del agua tibia que chorreaba por sus cabellos y rostro, cuando sin querer se quedó dormido. En cuanto despertó, estaba temblando mucho a pesar de que no sentía frío, por lo que dedujo que otra vez había tenido ese maldito sueño, sin embargo no le dio importancia. Salió de la ducha y se secó, luego entró a su habitación para ponerse ropa limpia para dormir y se sorprendió de ver que Kai aún no había llegado. Miró el reloj en su celular y notó que eran casi la una de la madrugada. Trató de no pensar en ello y se dirigió a la cocina a buscar algo que comer para callar los rugidos de su estómago. Arriba de la mesada había algo de sopa fría que había sobrado de la cena así que metió el bowl en el microondas para calentarla.


Una vez que el pitido del artefacto anunció que la comida estaba lista, la sacó del mismo y se sentó a la mesa a comer. Hacía tanto tiempo que no comía que apenas se dio cuenta que en menos de cinco minutos se había acabado toda la porción. Aún hambriento, se levantó a servirse otra más, la cual devoró rápidamente también. Estaba a punto de servirse por tercera vez cuando un rayo atravesó el cielo e iluminó todo el departamento, segundos después un trueno lo hizo saltar hasta el techo y la luz se cortó; afortunadamente la luz de emergencia se encendió pero ya no podía usar el microondas así que tuvo que sacar una olla y usar la cocina. Mientras esperaba que su tercera porción de sopa se calentara volvió a mirar el reloj en su celular, eran las dos de la mañana y Kai seguía sin llegar. ¿En dónde demonios estaba? En ningún momento la tormenta había menguado y seguramente no estaba en la compañía. Otro trueno sobresaltó al muchacho y este se quedó viendo por la ventana hacia fuera: llovía muy fuerte y había algo de viento.


-A Kai no le gustan las tormentas –murmuró para sí mismo.


Cuando se oyó otro trueno en el cielo sin pensarlo dos veces salió corriendo hasta la puerta del departamento. Tomó un abrigo pesado, un paraguas y salió al pasillo. En ese momento la luz volvió y bajó por el ascensor. Una vez que llegó al vestíbulo, salió a la galería del edificio, la misma tenía techo pero aún así se estaba mojando ya que llovía muy fuerte.


-Por dios, Kai ¿en dónde estás? –dijo preocupado mirando en todas direcciones buscando la silueta del chico por si estaba cerca, pero nada se veía en la noche. Pasaron los minutos y el moreno no aparecía, por lo que Kyungsoo optó por acomodarse en el suelo contra la pared y se quedó ahí, esperándolo afuera. Marcó el número del teléfono del muchacho en su celular y lo llamó repetidas veces, pero el chico nunca contestó.


 


 


El tiempo pasó y cuando la lluvia torrencial empezó a parar un poco, escuchó pasos que se acercaban a él. Eran lentos. Se levantó rápidamente del suelo y corrió a la vereda a ver quién era. Sus ojos se encontraron con otro par de irises tremendamente oscuros y apagados que le devolvieron vagamente la mirada.


-K-Kai…-musitó el más bajo. El joven se acercó unos pasos más quedando ambos frente a frente, a poca distancia uno del otro; los dos bajo la lluvia. Kyungsoo tenía el paraguas pero el bailarín estaba empapado. El joven sólo le sostuvo la mirada al mayor por unos segundos más y luego la bajó tristemente, clavándola en el piso y quedándose así en completo silencio. El más bajo lo miró apenado, sabía perfectamente por qué actuaba así, él tenía la culpa de ello. Mordiéndose el labio, extendió su brazo para cubrir al bailarín con su paraguas, quedando él bajo el aguacero. El no sentir el agua escurriendo por su cuerpo hizo que el moreno volviera a levantar la mirada algo confundido.


-¿Quieres entrar? Es que…hace frío y está lloviendo –se excusó. Sabía lo estúpido que sonaba decir aquello pero no se le ocurrió otra cosa que argumentar. Sin embargo, Kai ignoró completamente esa idea y avanzó unos pasos hasta él. Ambos entraron al edificio y luego al ascensor. Kyungsoo notó en seguida como el más alto se alejó de él en cuanto las puertas se cerraron, de hecho se ubicó justo detrás de él pero guardando bastante distancia. Eso lo entristeció aún más: Kai le estaba haciendo caso, se alejaba de él.


<<¿No era eso lo que querías, Kyungsoo? Querías que no se te acercara más. Felicidades, lo lograste>> se burló la voz en su cabeza.


<<Yo no lo quería. No quería esto. Sólo intentaba hacer lo mejor para ambos>> pensó enfadado.


De repente algo golpeó su espalda, y Kyungsoo se dobló del dolor, justo lo había golpeado donde tenía el moretón. Al mirar por el rabillo del ojo vio que el más joven se había desplomado encima de él.


-¿Kai? Oye ¿estás bien? –preguntó alarmado sosteniéndolo antes de que se fuera al suelo, ya que al darse vuelta el chico había resbalado hacia un costado.


-Perdón, sólo estoy mareado –se excusó tratando de alejarse una vez más pero se tambaleó torpemente, por lo que el mayor no lo soltó.


-¿Mareado por qué? ¿Qué tienes?


-¿Por qué te importa? –le preguntó con odio haciendo que el chico tragara duro. Eso le había dolido.


-Me importa porque no te ves bien.


-Pues no te preocupes por mí. No soy tu prioridad –le recordó separándose pero volvió a perder el equilibrio, por consiguiente Kyungsoo volvió a sujetarlo -¡Ya suéltame!


-¡Si lo hago te vas a dar la cabeza contra el piso!


-¿Y eso qué?


-Cierra la boca y apóyate en mí –le contestó molesto. Kai resopló frustrado pero obedeció.


Como de costumbre parecía que el ascensor otra vez se movía de lo más lento y Kyungsoo podía sentir que el muchacho pesaba cada vez más.


-Todo me da vueltas, Kyungsoo –oyó que se quejó por lo bajo.


-Aguanta. Falta poco.


No terminó de decir eso que el ding del elevador paró en el piso indicado. Con dificultad ambos salieron del ascensor y doblaron por el pasillo para luego entrar al apartamento. Kyungsoo acostó a Kai en el sofá y lo miró con aprensión. Posó su mano en la frente contraria y vio que estaba muy caliente.


-Tienes fiebre –anunció.


-Ya lo sé…


-¿Lo sabes?


-Hace dos horas que estoy así.


-¡¿Hace dos horas que estás vagando en la lluvia con fiebre?! ¡¿Eres tonto o qué?! ¡¿Acaso la última vez que te pasó algo parecido no fue suficiente para ti?!


-Déjame en paz, Kyungsoo. Vete de aquí.


-Quítate la ropa –lo interrumpió tomándolo por sorpresa.


-¿Para qué?


-Para meterte en la ducha.


-¿Por qué?


-¡Para bajar la fiebre, maldición! –se exasperó –Ven, yo te ayudo.


-Puedo hacerlo solo –lo frenó el moreno, sin embargo a duras penas pudo levantarse del sofá.


-No me digas. Sin mí no habrías podido llegar hasta aquí.


Kai bufó molesto pero no le contestó. Ambos se dirigieron al baño y Kyungsoo ayudó a quitarle la ropa y luego a meterlo en la ducha fría. Dejó que se sentara en la bañera y fue en busca de un termómetro en su pieza; de regreso en el baño se lo puso en la boca y esperó. Cuando el aparato emitió un pitido y vio la temperatura que marcaba, el chico gruñó.


-Con razón estás tan mareado, tienes más de cuarenta.


-No estoy mareado por eso –dijo temblando culpa del agua fría.


-¿Entonces?


-Es que me duele.


El mayor miró el hinchado tobillo del chico y suspiró.


-Luego nos ocuparemos de eso. Iré a hacerte algo de comer –comentó. Sin embargo, no recibió respuesta.


Cuando volvió a la cocina descubrió que la olla donde había puesto su sopa estaba hirviendo. Tratando de arreglar el asunto echó un poco de agua fría y luego se quedó revolviendo por unos cuantos minutos para evitar que se quemara. Pasados unos cuarenta minutos, sirvió la sopa en dos bowls y los colocó en la mesa. Kai aún no había salido del baño así que fue a llamarlo. Tocó la puerta varias veces pero nadie contestó. Suspirando regresó a la cocina y se sentó en la mesa a comer solo. Cuando ya casi había acabado su cena, oyó que la puerta del baño se abrió y el menor salió. Con paso lento se acercó a la mesa, miró el cuenco de sopa y a Kyungsoo simultáneamente y luego se sentó, lucía un poco fastidiado pero el mayor decidió no emitir palabra y sólo lo observó comer en silencio.


-Antes de que llegaras estaba calentando una porción para mí pero al salir a esperarte olvidé que la dejé en el fuego y casi se quemó. Por suerte pude arreglarlo un poco –comentó, pero otra vez el silencio reinó entre ellos.


-¿Ya te sientes mejor? –preguntó tratando de llamar la atención, pero el bailarín ni siquiera lo miraba –Kai, por favor háblame. No me gusta cuando guardas silencio de esa manera, me asusta.


-¿Qué quieres que te diga, Kyungsoo? –exhaló mirándolo al fin.


-Nada, sólo te pregunté si…


-¿Quieres que sonría y haga de cuenta que nada pasó? ¿Es eso?


-No…yo…


-Entonces no hay nada que discutir –finiquitó en tono enojado.


-Lo lamento, es que me preocupé por ti –murmuró por lo bajo.


-¿Te preocupé? ¿Por qué? ¿Porque no estaba en casa temprano? ¿Porque tal vez no contesté el teléfono porque quería estar solo? ¿Sólo por eso te preocupé?


-Pues, sí…


-Claro, no me digas. Sin embargo no te alarmaste cuando me partiste el alma hace unas horas ¿no es cierto? Tú sabías que lo que me dijeras me destrozaría ¿verdad? Y aún así no tuviste piedad.


-Kai…


-¡Lo sabías! ¡¿No es cierto?! –gritó golpeando la mesa con el puño.


El mayor se sobresaltó por aquella reacción pero mantuvo la calma.


-Sí, lo sabía –murmuró a duras penas. El nudo que se había formado en su garganta apenas lo dejaba respirar. Imaginaba a dónde llevaría esta conversación de nuevo, y no quería llegar a ese lugar. No lo resistiría otra vez.


-Entonces ¿por qué lo hiciste? –inquirió con la voz cortada -¿Por qué me dijiste todas esas cosas? Podrías haber confiado en mí, decirme qué te pasaba. No tenías que alejarme de ti y hacer como si entre nosotros nunca nada hubiera pasado y que nunca fuimos nada. Me trataste como a un extraño y eso fue demasiado duro.


-Perdón…


El bailarín negó con la cabeza en silencio.


-Si realmente lo sintieras, si realmente te importara no me harías daño. Pero lo haces y luego te disculpas. ¿Qué clase de persona crees que soy? ¿Una a la que puedes lastimar cuando se te antoje?


-¡Pero es que yo no tuve la culpa! ¿Por qué te acercaste a mí si lo nuestro jamás sería algo serio?


-¿Tú nunca lo consideraste como algo serio? –preguntó seriamente.


-No –mintió.


El silencio cayó entre ellos otra vez y el más bajo pudo notar que el menor volvió a desviar la mirada por unos minutos. Sin previo aviso, el muchacho se levantó de la mesa y salió disparado hacia su habitación. Kyungsoo fue tras él en seguida.


-Kai, por favor, espera. ¡Kai! –llamó tomando su brazo pero el otro se soltó bruscamente. Tomó aire repetidas veces y dio vuelta dentro de la habitación como fiera enjaulada hasta que le preguntó:


-Contéstame una cosa –comenzó mirándolo seriamente –Si sabías que lo nuestro no sería en serio ¿para qué me ilusionaste?


El chico se quedó repentinamente en silencio. No sabía qué contestar a eso.


-Yo no…yo no quise. Lo…lamento…Pero no te ilusioné. Si tú lo tomaste así es porque me malinterpretaste. Deberías olvidarte de mí, en serio –suplicó.


-Vivimos en la misma casa, inevitablemente nos tenemos que ver frente a frente todos los días, dormimos en la misma habitación por todos los demonios. ¡Es imposible que lo haga!


-¡Entonces sólo ignórame y ya! ¡Haz de cuenta que no me conoces! ¡Que no existo! Por dios, ¿qué tan difícil es hacer eso? –exclamó.


-¡Lo es para mí, Kyungsoo! –vociferó revolviéndose los cabellos bruscamente –Porque simplemente no puedo. Porque te conozco lo suficiente para saber que tú no quieres lo que me pides y yo tampoco lo quiero. Porque estaría yendo en contra de mis sentimientos, porque nos necesitamos. Yo te necesito porque…porque te amo, Soo –dijo eso último al borde del llanto. Sus ojos se tornaron vidriosos y tibias lágrimas resbalaron de ellos. El más bajo se le quedó viendo sorprendido.


-Si quisieras, podrías.


-Si quisiera –coincidió Kai –Pero no quiero.


-Querer es poder.


-¿Lo es? Entonces ¿por qué no puedo tenerte si te quiero? –formuló posando su mano en la mejilla del mayor que cerró los ojos al sentir el tacto de los dedos en su piel, pero luego los abrió en seguida, no podía dejarse llevar.


-Porque…


-Déjalo así. No quiero escuchar más excusas –se rindió alejándose para ir a sentarse en la cama –Como te envidio, Kyungsoo…


-¿Por qué? –preguntó. Kai lo miró con angustia pero sonriendo.


-Porque tú no estás sufriendo, porque no te duele ni te dolió nada de lo que dijiste. Tal vez fue porque nunca llegaste a sentir nada por mí como dijiste pero ¿por qué yo siento que no es así? ¿Por qué siento que aún me quieres aunque nunca me lo hayas dicho? ¿Por qué siento que cuanto más me pides que me aleje pareciera que más me necesitas?


-Kai, por favor –imploró –Nunca hubo nada entre nosotros. Entiéndelo de una vez.


El moreno agachó la cabeza tapándose los ojos con las manos mientras se mordía el labio con fuerza.


-Sí lo entiendo –farfulló –Y eso es lo que más duele. Duele saber que el que se ha quedado solo ahora soy yo, y no tú. Me duele verte mal y no poder hacer nada para ayudarte, porque no me dejas. Me angustia saber que desde hace días las cosas han estado tensas entre nosotros y no saber la razón. Entiendo que nuestra relación se ha vuelto de lo más extraña, de verdad lo entiendo, me doy cuenta. Pero por favor ¿no podemos volver a la realidad?


-¿Volver a la realidad? –repitió sin comprender -¿A qué te refieres?


-¡Me refiero a volver a como éramos antes, Soo! A cuando te ponías nervioso cuando me veías, cuando te reías conmigo, cuando te molestabas por mis bromas pero porque sentías vergüenza. Cuando pasábamos el rato juntos hablando de cualquier cosa. Cuando nos preocupábamos por el otro. A cuando te hacía sonreír aunque estuvieras preocupado, al instante en que un solo beso tuyo podía alegrarme como no tienes idea por más gris que hubiera sido mi día. Extraño esos momentos. Extraño tu sonrisa, tus besos, tus abrazos, tu calor. Echo de menos esa realidad, mi realidad. Extraño el nosotros…Te extraño, Kyungsoo, ¡no tienes idea de cuánto te extraño! –logró decir antes de quebrarse y empezar a llorar desconsoladamente.


El mayor sólo se limitó a observarlo. Kai se veía tan frágil y dolido, tan roto por fuera y por dentro. Y eso lo destrozaba. Él le había hecho esto, él tenía la culpa de haberlo lastimado tanto. Pero no podía enmendarlo.


<<Lo estás diciendo como si yo no te extrañara, como si no lo hiciera. Por supuesto que yo también te extraño. Nadie puede hacerme sentir lo que tú hacías, nadie puede hacerme tan feliz como tú lo hacías. Nadie nunca podría llenar el hueco que dejaste en mí. Pero, sin embargo, no puedo retractarme. Hago esto para protegerte de mí ¿Qué puedo hacer o decir para que te des cuenta?>>


-Kai…-llamó el más bajo.


El chico no lo miró y siguió cubriéndose la cara con las manos mientras seguía sollozando.


-Por favor, no llores.


-Sólo déjame ser débil y llorar hoy, mañana volveré a ser fuerte –musitó.


Suspirando, Kyungsoo se sentó a su lado y suavemente tomó las manos del moreno. Con delicadeza tiró de ellas hasta quitarlas de su cara y descubrir el rostro bañado en lágrimas del menor. El chico lo miró a los ojos, totalmente afligido y el mayor comenzó a borrar cada una de las lágrimas que surcaban aquel hermoso rostro con sus dedos, sin embargo cada vez que borraba el camino de una gota, otra más recorría el mismo lugar. Sintiéndose a punto de llorar él también, posó su mano en la mejilla de Kai. Acortando la distancia entre ambos, y sin decir ni media palabra, lo besó. Selló sus labios con los contrarios en un beso lento y lleno de sentimientos, uno que disipara todas las angustias. El moreno se quedó pasmado al ver lo que Kyungsoo estaba haciendo pero no le negó el beso.


Por su parte, Kyungsoo sintió que la mano del bailarín comenzó a apretar más fuerte la suya al tiempo que el aliento comenzó a escapársele, sin embargo no paró, no se separó. La cabeza empezó a darle vueltas y dolerle, terribles imágenes le advirtieron que se detuviera, que era peligroso, pero no lo hizo. Kai era más importante que una estúpida premonición, Kai era su todo, su mundo, la persona que amaba, aquella a la que había lastimado y debía intentar reparar.


Unos cuantos segundos más pasaron y ambos por fin se separaron, cuando se miraron el uno al otro, Kyungsoo vio que el  más joven aún lloraba y lucía triste, por lo que no perdió tiempo y volvió a besarlo para segundos después tumbarlo hacia atrás en el colchón con suma suavidad y acomodarse a horcajadas encima de él. Llevó las manos del muchacho por encima de su cabeza y entrelazó sus dedos con los de él.


Siguió besando cada parte del rostro del menor, si no podía borrar esas lágrimas con sus manos entonces lo haría con sus labios.


Del sabor salado de las mejillas por las lágrimas que las habían inundado, regresó a la dulce miel de la boca contraria para después recorrer el cuello lentamente, y decantarse por último en el pecho del moreno, luego de deshacer uno a uno los botones de su camisa. Cada botón que desabotonaba equivalía a un beso en ese desnudo lugar, pero Kyungsoo se estaba tomando su tiempo, lo hacía muy lentamente, recorriendo cada músculo, cada centímetro de piel.


<<Dijiste que extrañabas mis besos, déjame recordarte cómo eran una vez más>>


Ambos se quitaron la ropa y el más bajo volvió a posicionarse encima de Kai, abrazándolo con todas sus fuerzas, besando su cuello otra vez al tiempo que el menor acariciaba su cabello.


<<Mencionaste que extrañabas mis abrazos, pues deja que el calor de mi cuerpo vuelva a entibiar tu corazón>>


Cuando la impaciencia entre ambos estaba a punto de explotar, Kyungsoo se apartó colocándose en posición para permitir que Kai se zambullera dentro de él. A un ritmo constante pero lento, los dos comenzaron a moverse disfrutando plenamente del otro, intercambiando caricias y besos en medio de un balanceo cada vez más cálido, sensual, dulce y fluido; más lento pero a la vez más excitante acompañado de gemidos apenas audibles. Ninguno de los dos quitó su mirada del otro hasta que se fundieron en un abrazo, con sus cuerpos completamente pegados de la cabeza a los pies, sintiendo los latidos de dos corazones que bombeaban al compás de cada movimiento.


En un momento Kai cerró sus brazos con fuerza sobre el pequeño y delgado contorno de Kyungsoo, empujándose fuerte dentro de él y el chico arrugó el entrecejo tratando de soportar la molestia de su espalda. Pero ese dolor se disipó en cuanto sintió la lengua del moreno jugar con el lóbulo de su oreja, enviando corrientes eléctricas por todo su cuerpo. A modo de agradecimiento, el más bajo buscó los labios contrarios para saborearlos otra vez mientras sus manos apretaban fuertemente las contrarias.


Los segundos pasaron más largos y la oscilación de ambos cuerpos se volvió casi nula hasta que ambos se detuvieron consumidos por el placer.


En medio del éxtasis Kai pudo escuchar dos palabras apenas perceptibles cerca de su oído: “Te amo”


Para cuando logró recuperarse de su estupor, volteó hacia un lado al darse cuenta que Kyungsoo se había deslizado hacia un costado, y se acomodó cerca de él, una de sus manos aún seguía entrelazada con la suya. El más alto se giró, acercándose aún más al pequeño sonriendo, pero se quedó en shock al ver como unas pequeñas gotas transparentes resbalan de sus ojos. Preocupado secó con sus dedos esas lágrimas suavemente y luego lo abrazó acurrucándolo en su pecho.


-¿Te hice daño?


-No.


-Entonces, no llores. Yo estoy aquí, no estés triste.


-No lloro porque esté apenado, Kai.


-¿Entonces qué sucede?


-Nada. Sólo estoy feliz –susurró mirándolo fijamente, esbozando una tímida sonrisa, una que Kai imitó.


<<Me dijiste que extrañabas mis sonrisas, así que te regalé una sólo para verte feliz otra vez>> pensó.


-Qué bueno. Yo también estoy feliz contigo a mi lado. Te amo mucho. Lo sabes ¿no?


-Sí, lo sé –murmuró.


-Jamás me perderás, Kyungsoo. Siempre estaré para ti –confesó el más alto, cerrando los ojos hasta que se quedó dormido.


Acurrucándose una vez más en los brazos del bailarín, Kyungsoo sonrió amargamente, porque sabía que lo último que Kai le había dicho, no sería del todo cierto.


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