Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Premonition (KaiSoo) por DebyMil

[Reviews - 52]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí llego con la segunda parte del capítulo 29. Disfruten su lectura y alisten pañuelos 3:)


Ok no jaja

Después de lo que me habías hecho, sólo estaba seguro de una cosa: quería deshacerme de mis sentimientos por ti, así que a la mañana siguiente cuando salí a trotar muy temprano, fui hasta el mirador. Si ahí era donde mis sentimientos habían aflorado al fin, entonces era el lugar perfecto para intentar eliminarlos. Pero no pude...No pude sacarte de mi cabeza ni por un segundo, ni siquiera de mi corazón. Y eso me frustró. Estaba completamente enfurecido conmigo mismo; mientras tú estabas de maravilla después de haberme destrozado, yo aún estaba dolido. Así que pensé que la mejor forma de terminar con esto era decírtelo en la cara, por eso volví a casa, para tratarte de la misma manera que tú lo hiciste, para humillarte delante de todos.


No me esperaba que apenas entrar a la casa me topara contigo, más bien nos chocamos; pero lo que me desconcertó totalmente, fue que cuando viste que era yo, me miraste como siempre solías mirarme. Como si hubieras esperado que yo apareciera, como anhelando encontrarte conmigo. Al ver tus ojos mi odio se disipó, no había rencor en ellos, sólo tristeza. Incluso al escuchar que decías mi nombre, sentí que cualquier malestar que tuviera se esfumaba con el sonido de tu voz. Pero no iba a ceder, no iba a tener piedad. Tú me habías quitado toda felicidad así que yo haría lo mismo. Te ignoré, te demostré que para mí tú no existías y actué mi papel muy bien gracias al sentimiento de odio que empezó a dominarme. ¿Y sabes qué? Se sintió muy bien. Tanto así que empecé a maquinar cómo hacerte la vida imposible. Si me iba vengar, sería con creces. Pagarías caro tu error, te haría desear nunca haberme conocido.


Tú te fuiste en cuanto yo llegué a casa, pero no importaba. Llevaría a cabo mi plan durante la práctica en la compañía. Sabía que mientras bailaba me mirabas, en ningún momento dejaste de hacerlo y por supuesto lo noté, así que me esforcé al máximo para demostrarte que no importaba cuánto me habías herido, no te daría el gusto de saber que me sentía mal, aunque para eso tuviera que aguantar el punzante dolor en mi pie. Pero mientras yo luchaba por cumplir con la práctica, tú no estabas interesado en lo más mínimo y cometiste varios errores, tantos que tuvimos que parar. Aproveché ese momento para clavarte mi primer puñal diciéndote que eras un inútil, simplemente te devolví el favor. Pero no contestaste. Bien, no importó...ya que Baekhyun se encargó de tirar abajo tu escasa confianza. Al principio me regodeé al verte abatido, pero luego lo lamenté. Se habían metido con tu pasado, y yo sabía qué tan horrible había sido, sabía cuánto habías sufrido y ciertamente Baekhyun había metido la pata, él también pareció darse cuenta, porque en cuanto te fuiste se sintió terrible.


Luego de eso, ya nadie pudo practicar más, no había ganas de nada así que nos fuimos a casa. En ningún momento pude dejar de pensar lo mal que te estarías sintiendo y lo confirmé cuando por fin llegaste junto con Chen. Te vi tan entristecido, tan ido que estuve a punto de correr hacia a ti y consolarte, pero me contuve. El casi haber perdido el control de mí mismo me ofuscó. ¿Por qué debía sentir empatía por ti? ¡Ni siquiera tenías que estar en mi mente! Pero por supuesto no pude evitarlo. De hecho tenía algo de curiosidad. Quería saber todo sobre tu pasado, quería averiguar qué era lo que tanto te había lastimado ya que sospechaba que no me habías contado toda la historia. Así que le pedí ayuda a Tao. Él no pudo decirme mucho, pero sin querer terminé enterándome por Baek y Chanyeol cuando los escuché hablar a escondidas.


Al principio quería saber más sobre ti para saber con qué podía lastimarte, quería hacer mi mejor jugada, herirte donde más te doliera, pero a medida que escuchaba la conversación entre los chicos, me olvidé de aquello.


Me llamó la atención una cosa que Baekhyun había dicho: que tú eras capaz de cualquier cosa por proteger a los que querías, que eras capaz de sacrificar lo que fuera por el bienestar de los demás. Dijo que tal vez me estabas protegiendo de algo. Eso me desconcertó, quise saber más pero cometí un pequeño accidente culpa de mi lesión y corrí a ocultarme en mi pieza. Grande fue mi decepción cuando tu maldito mal tono me recibió. Acabamos peleando de nuevo y por poco me sacas de mis casillas, casi termino golpeándote. Pero ¿sabes por qué no lo hice? Porque yo no iba a ser igual que Joon. Había prometido siempre protegerte y cuidarte. No importaba qué tan enfadado estuviera, no te pondría un dedo encima. Además no podía, algo me estaba pasando. No sabía si era la furia o qué, pero mi mano temblaba sin control al mismo tiempo que el dolor en el tobillo me estaba partiendo en dos. Me di cuenta que tu sobradora actitud cambió a preocupación al darte cuenta de eso, pero ya había tenido suficiente de ti. Decidí que lo mejor era cortar por las buenas, ignorarte. Ley del hielo. Y así lo hice.


 


***


 


Después de eso, la convivencia entre todos no volvió a ser la misma. No sólo nosotros dos nos habíamos distanciado, todos vivíamos en la misma casa y ensayábamos juntos pero parecíamos completos extraños. Nadie hablaba con nadie, ni siquiera nos mirábamos. El silencio se había vuelto un hábito. Y como ese tipo de situaciones se volvían tan incómodas, terminé por alejarme. Vivía mi propia vida y sólo me preocupaba por mí. O al menos eso intentaba. Me pasaba todo el día afuera, y sólo volvía para la cena o los ensayos. Simplemente quería estar solo y ahogarme en mi angustia. ¿Y quieres saber qué hacía realmente? Iba al mirador...


Me sentaba por horas ahí y sólo lloraba compadeciéndome de mi mismo por no poder olvidarte. El alejarme de ti sólo ayudaba a destrozarme aún más, nada podía hacerme olvidar cuánto te amaba, ni siquiera el baile. También extrañaba tanto oír tu voz. A pesar de que ambos estuviéramos en el mismo lugar, ninguno de los dos hablaba, tampoco nos veíamos a la cara. Sin embargo, nuestra relación no era lo único que me preocupaba. Mi lesión empeoraba con el correr de los días y se me estaba haciendo difícil hacerles creer a todos que podía seguirles el ritmo. Mi única opción era tomar analgésicos diariamente –incluso durante las prácticas –para poder continuar.


Pese a eso sabía que yo no era el único que la estaba pasando mal. Aquel día que me prometí averiguar la verdad con Baekhyun, no sé por qué estaba tan pendiente de ti. Tal vez era por tus tambaleantes movimientos al bailar o por la palidez de tu rostro. No te había mirado a la cara en días y creía que estarías bien, pero lo cierto era que parecías muy enfermo y eso me preocupó. Parecías tan agotado que temí que te fueras al piso en cualquier momento. Por unos segundos me olvidé de mi rencor hacia a ti y estuve a punto de preguntarte si todo estaba en orden, aunque por supuesto eso no pasó. De hecho las cosas empeoraron otra vez cuando accidentalmente me choqué contigo y en tu furia por culparme, me llamaste por mi nombre verdadero con desprecio.


En ese instante sentí que el tiempo volvía hacia atrás, a los primeros días en que nos habíamos conocido. A los días en que me detestabas y eso me recordó todas las cosas feas que me habías dicho. No podía creerlo. Esta vez no había hecho nada, y aún así era yo quien recibía el golpe. Dolió que dijeras que yo no era tu amigo, dolió que me menospreciaras, y de nuevo el sentimiento de cólera empezó a controlarme. Juro que te habría matado de no ser porque Baekhyun me frenó. De hecho me sorprendió que lo hiciera, siendo que tú y él no estaban en buenos términos aún. Mayor fue mi sorpresa cuando decidió revelarme la verdad que me habías ocultado con respecto a tu pasado, con respecto a Joon.


Tú te habías sacrificado por una persona que no te consideraba porque para ti una amistad era más importante, porque eres extremadamente ciego con la confianza que das a los demás, una vez que entran en tu corazón. Entonces lo entendí. Baekhyun tenía razón: estabas siendo cruel conmigo para protegerme de algo. ¿Pero de qué? ¿Por qué? Tenía que preguntarte, debía hablar contigo. Me sentía mal, porque había una razón detrás de tu comportamiento y yo no me había dado cuenta.


Te busqué por todos lados hasta que te encontré. Cuando lo hice me alivié, pero tú no parecías pensar igual. Sin embargo, aceptaste a regañadientes escucharme. Te dije que lamentaba mi mal accionar y que comprendía un poco tu comportamiento. No fue la mejor manera de comenzar la conversación, pero fue lo único que se me ocurrió. Para mi mala suerte, volviste a levantar un muro entre nosotros y no me dejaste pasar. Me estabas bloqueando de nuevo y no encontraste peor manera de alejarme que herirme otra vez. Diciendo que todo este tiempo fingiste interés por mí y que no me necesitabas para nada, que yo nunca debí conocerte, que nunca debí aparecer en tu vida. Que te había robado a tus amigos.


Me rechazaste de la peor forma posible y eso me enfureció, tanto que yo mismo perdí el control. Ni siquiera recuerdo ahora qué me estabas diciendo, sólo sé que en ese momento quería matarte, así que en un arranque de furia te empujé con todas mis fuerzas contra la pared.


Cuando caíste al piso...creí que estabas fingiendo para librarte de mí, pero cuando me di cuenta de que no era así...


No sabes cómo lamento ese día. No tienes idea lo terrible que me sentí al ver que te había lastimado. Me había convertido en lo que había prometido jamás ser. Te había jurado cuidarte y en cambio te ataqué. Me sentí la peor persona del universo y más aún cuando después de lo que había hecho, te aferraste a mí. Dejaste que te ayudara, al menos por escasos minutos. Se me partió el alma cuando vi el enorme moretón que afloraba en tu espalda. Yo te había hecho eso. Pero me asustó más aún el ver el demacrado estado en el que te encontrabas. Ya no lo soportaba. Sentía que la persona que tanto amaba se estaba yendo de mi vida, que tú estabas desapareciendo. No podía permitirlo, debía recuperarte. No me importaba qué tan diferente eras ahora. El Kyungsoo que yo conocía debía seguir dentro de ti, muy en el fondo pero existía aún, estaba seguro.


¿Recuerdas lo que te dije? Que a pesar de todo lo que había pasado, te seguía amando. ¿Cómo no hacerlo? ¿Cómo no querer a quien me enseñó lo que es el amor de verdad? Mis sentimientos por ti jamás cambiaron, sin importar cuán furioso estuviera contigo, siempre te seguí queriendo. Y supe que no era diferente contigo cuando me miraste a los ojos. Tu mirada me decía que me amabas también, pero tus labios no hablaron el mismo idioma.


'No te amo' dijiste con seguridad, pero sollozando. ¿Crees que me lo creí? ¿Cómo iba a hacerlo si estabas llorando? Era obvio que no sentías lo que decías. No obstante, eso no impidió que mi corazón se agrietara. Una vez más me habías roto. ¿Eso significa que lo nuestro había terminado?


'Lo nuestro nunca existió' fue tu última respuesta, y eso acabó por destruirme por completo. Mi última esperanza se esfumó cuando cruzaste el umbral de la puerta y me dejaste solo.


Lloré sin consuelo por horas. Lloré hasta que ya no tuve más lágrimas que derramar, y seguí llorando. Cómo deseaba no haberte conocido; de haber sido así no hubiera sufrido como sufrí esa noche. Y en mi martirio no se me ocurrió mejor idea que volver a cometer otro error: pasearme toda la noche en 'nuestro lugar' soportando el frío y la lluvia, de hecho eso me hacía sentir mejor por más extraño que parezca. Sólo me senté en los bancos del mirador por un largo rato dejando que la lluvia y el viento helado traspasaran mi cuerpo. Mi corazón ya estaba congelado ¿qué importaba si mi cuerpo se congelaba también? No había diferencia para mí, pero cuando mis pensamientos se calmaron decidí volver a casa. Tenía que hacerlo o me regañarían.


No recuerdo siquiera cómo llegué a destino, el camino fue tremendamente largo y me sentía muy mal. ¿Acaso estaba enfermo o algo parecido? Porque cada paso era un suplicio. Caí en la cuenta de que efectivamente si estaba mal, pero ningún calvario se comparaba con el que tú me habías hecho experimentar. Y a pesar de eso, te vi en la puerta del edificio aguardando por mí. ¿Por qué estabas ahí? ¿Para burlarte? ¡¿Por qué diablos me estabas esperando, Kyungsoo?! Me confundes. Primero me alejas, me lastimas y ahora ¿te preocupas por mí? Pronunciaste 'Kai' con anhelo cuando horas atrás habías dicho 'Jongin' con desprecio, me cubriste de la lluvia con tu paraguas, me ayudaste a entrar a casa ya que no me podía mantener en pie siquiera, te ocupaste de mí e incluso me preparaste la cena.


¿Qué demonios pasaba contigo? O conmigo...No creo que la fiebre fuera tan alta como para que delirara...pero ¿por qué estabas haciendo todo esto? ¿Acaso estabas jugando conmigo? ¿Jugando con mis sentimientos? De repente actuabas como si nada hubiera pasado ¿y pretendías que hiciera lo mismo? No, Kyungsoo. Así no funcionan las cosas.


Me heriste, me lastimaste y no sé la razón. Te disculpas, genial...pero ¿para qué? Si yo de verdad te hubiera importado no me hubieras hecho daño, sin embargo aún así me hieres para luego disculparte como si fuera un pedazo de trapo al que puedes reemplazar cuando se te antoje. Soy una persona, una condenada persona que te entregó el corazón para que lo rompieras. Me ilusionaste inútilmente. Me usaste, me engañaste para clavarme un puñal por la espalda cuando menos me lo esperé. Hiciste que te necesitara para luego desecharme como si nada. ¡Y yo como un estúpido te sigo amando a pesar de todo esto!


Me quitaste mi dignidad, me quitaste lo que más amo. Distorsionaste y destruiste mi realidad. La realidad en la que tú me sonreías, aquella en la que tus nervios te jugaban malas pasadas culpa de mis triviales provocaciones. Momentos en los que me abrazabas, en los que me necesitabas, momentos donde estábamos juntos y tu compañía era lo único que quería. Instantes donde podía ver ese maravilloso destello en tus ojos cuando te decía cuánto te amaba, segundos en los que con un beso llegaba a tocar el cielo. Echo de menos esos momentos, ya no están...tú me los arrebataste. Extrañaba el antiguo Kyungsoo, el verdadero...


Esa noche sentí que me partía en dos. Cuando te dije todo eso, sentí que la oscuridad me cubría. Siempre fui una persona fuerte, pero contigo...no pude. Me volviste débil, al punto de que no tenerte, me había vuelto loco. No veía esperanzas, ya no las tenía contigo. Sentí que todo había acabado.


Y entonces me besaste.


Tomaste mi mano y me besaste. No fue un beso cualquiera, fue como si todo lo que no me habías demostrado hasta ahora, lo hubieras liberado en ese momento con tus labios. Muchas emociones pasaron por mi cabeza y se mezclaron con las tuyas; entonces lo comprendí: tú sí me amabas. Baekhyun estaba en lo correcto después de todo, yo aún te importaba. Ahora que lo tenía claro, abandoné mi control, me dejé llevar, permití que me dominaras, me rendí ante ti. Y al hacerlo, descubrí lo que en verdad significaba entregarse al otro en cuerpo y alma. Fue como si hubieras tomado nota de todo lo que extrañaba de ti y me hubieras devuelto lo que tanto anhelaba: tus abrazos, tus besos, tos roces, tu calor...todo. Hasta tu sonrisa.


Y cómo olvidar cuando por fin escuché decirte 'te amo'. En ese momento fui la persona más feliz del mundo, sabía que nada podría separarnos, no si ya habíamos sellado nuestro amor.


Rogué que aquella noche tan especial no hubiera sido un sueño cuando desperté a la mañana siguiente, y para mi suerte no lo fue. Cuando te vi acurrucado bajo mis brazos a mi lado sentí que iba a estallar de alegría, al fin todo parecía haberse arreglado, más o menos...No podía olvidar los errores que cometí el día anterior y me sentía mal por haberte lastimado, sólo cuando te vi a la luz del sol matutino completamente desnudo comprendí la gravedad de tu situación. No sólo el enorme moretón de tu espalda –cortesía mía desgraciadamente –adornaba tus delgadas facciones, muy delgadas de hecho. El Kyungsoo que yo conocía no era quien tenía frente a mis ojos.


Tu deplorable figura no fue lo único que me alarmó. A pesar de que las cosas entre nosotros se habían calmado, la oscuridad en tus ojos no había desaparecido. Evitabas 'El Tema' a toda costa y ahora en vez de alejarme, te aferrabas a mí. Sé que buscabas consuelo y protección, querías olvidarte de todo conmigo, pero me daba cuenta que no lo lograbas. De hecho, cuando creías que no te miraba, notaba que tu estado de ánimo empeoraba considerablemente. Cuanto más intentabas fingir, más te enfermabas, era como si tu cuerpo se estuviera rindiendo a lo que sea que te afectara, y aún así querías seguir ocultando lo que te pasaba.


Esa mañana toqué fondo. No podía verte tan desgastado, me destrozaba verte tan mal y no poder ayudar. Insistí en saber qué te ocurría pero fue en vano, así que por esa vez lo dejé pasar y recuerdo me dormí contigo a tu lado. Grande fue el susto cuando los chicos me despertaron y no estabas en la casa. Comencé a pensar lo peor cuando no te encontré por ningún lado, creí que me habías abandonado. Por suerte tales suposiciones fueron erradas y al menos me llevé la recompensa de que pasáramos el día juntos otra vez, ya que ninguno estaba en condiciones de ensayar con el grupo –y tampoco queríamos, admitámoslo –Me alegró ver que el antiguo tú que yo extrañaba, estaba comenzando a aflorar otra vez, como si el tiempo volviera atrás y me hiciera revivir los mejores momentos junto a ti, como por ejemplo tu terrible vergüenza por el acto de amor que habíamos efectuado la noche anterior.


Eso me encantó; y por cierto me quedó la duda: ¿creíste que lo que habíamos hecho fue sólo sexo de reconciliación? ¿O sólo fue tu pudor el que te controló? Lo que fuera no importa. Extrañaba esa timidez tuya y me alegró ver que había regresado. Más aún me alegró ver que no negaras que me hubieras dicho que me amabas, eso para mí fue motivo suficiente para acabar mis bromitas y no molestarte más, al menos por un rato...


Porque ¿recuerdas lo que hicimos al llegar a casa? Oh, sí...Si hacer el amor había sido tan maravilloso la noche anterior, entonces había que repetirlo. Sólo que me di cuenta de algo: estabas cada vez más pendiente de mí y ya no me negabas nada. ¿Tienes idea de cómo mi corazón saltó de gozo cuando dijiste que mi amor te pertenecía? No necesitaba escucharte decirme 'te amo' una vez más para saber que me querías. Sólo lo demostrabas, y para mí no hacía falta nada más. De nuevo cualquier cosa que hicieras, cualquier sonrisa que me dedicaras, lograba que me olvidara de todo y disfrutara de tu compañía. Me hacías feliz, y por mucho.


No obstante, esa felicidad no duró desgraciadamente. Tu extraño padecimiento siempre lograba destruir nuestros hermosos momentos y otra vez volvió a hacerlo, como de costumbre. Te apartaba de mí y te lastimaba. Tú ya no soportabas más, querías seguir fingiendo que estabas bien para que yo no le diera importancia. ¿Pero cómo? Si sentía que en cualquier momento podía perderte. Estaba desolado. Dos ataques habías sufrido en un mismo día y aún así intentabas mantenerte firme, insistías que nada de esto era mi culpa pero yo no podía sacarme de la cabeza la idea de que tu malestar era provocado por mí.


Quería ayudarte, curarte de una vez. Pero tú sólo querías que me quedara a tu lado, sólo querías mi compañía. Eso me rompió el alma. Ya ni siquiera te quejabas, te habías dado por vencido y sólo llorabas en silencio quién sabe por qué. Nada podía hacer para aliviarte, excepto una cosa. Me dirías de una vez qué estaba pasando. Así que en cuanto despertaste, te interrogué. Merecía una explicación, después de todo lo que ambos sufrimos era lo menos que podías hacer. Tal fue mi decepción y enojo cuando dijiste que si me lo confesabas, debías irte. ¿Desaparecer de mi vida? ¡Eso jamás! ¿Qué parte de no puedo vivir sin ti no entiendes? Si no te tengo conmigo, entonces nada más me interesa. Eres el aire que respiro, Soo; la luz de mi vida. Sin ti sólo soy un pájaro con las alas rotas, sin ti no soy nadie.


Tenías que decirme, yo podía ayudarte. Y por poco lo hiciste, pero dijiste que sólo me dirías lo que yo necesitara saber. Es decir que, al no contarme nada, significaba que no necesitaba saberlo.


Me rendí...


No podía con esto, no más. Era inútil, jamás ibas a confesarlo. Al menos te tenía conmigo y prometiste jamás abandonarme. Eso era suficiente para mí pero, ¿por cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo te tendría conmigo?


Pensé que lo mejor era disfrutar de los momentos que teníamos y no pensar en nada más. Eso nos haría bien a ambos. Ya sea pasando tiempo juntos o cocinando, prefería eso a verte triste por mi causa. Aunque ¿sabes qué? esa noche lo entendí todo, esa noche supe toda la verdad y de la forma más extraña. Tal vez de la misma forma en que tú habías descubierto un futuro del que querías protegerme.


Cuando tomé el analgésico que me diste por el dolor de mi lesión y me dormí, tuve un sueño de lo más inusual en el que te perseguía en la calle a través de la lluvia hasta el parque, y cuando llegábamos a ese lugar tú te parabas en medio de la calle totalmente indiferente al vehículo que corría en dirección hacia a ti a toda velocidad, yo corrí hacia ti intentando salvarte; pero antes de que esa camioneta te tocara desperté. Entonces lo comprendí, tú habías tenido el mismo sueño. Probablemente habías visto que quien resultaba herido al salvarte era yo, por eso todo este tiempo lo que habías intentado era protegerme, tratar de impedir que esa premonición se cumpliera, querías evitar ese destino. Ahora lo sabía, tenía que decirte que lo sabía, decirte que no me importaba, que juntos podíamos burlar esa premonición. Pero cuando abrí los ojos, tú no estabas; de hecho ni siquiera estabas en la casa. Les habías mentido a los demás diciendo que tenías que comprar medicina para mí.


No pensé que el escenario fuera preocupante, hasta que Baekhyun mencionó que eran las diez de la noche. Esa pista, sumada al hecho de que afuera llovía a cántaros, me hizo entrar en pánico porque la situación que se estaba desarrollando era idéntica a la del sueño; o sea que sabía lo que ibas a hacer y no podía permitirlo.


Salté de la cama y corrí hasta la puerta. Sólo atiné a ponerme las zapatillas y corrí. Ignoré los llamados de todos, nada más importaba ahora. Tenía que encontrarte. Mientras bajaba en el ascensor, llamé varias veces a tu teléfono pero la llamada nunca conectó; sólo cuando llegué a la vereda y vi tu teléfono roto en el suelo, sentí que el alma se me iba a los pies. Corrí lo más rápido que pude yendo por el mismo camino que había recorrido en sueños. La lluvia y el frío me calaban hasta los huesos, estaba completamente mojado y embarrado, mis ropas y mis zapatillas estaban manchadas de lodo. Charco que hubiera en la calle, lo pisaba sin remedio ensuciándome, pero no me importó. El miedo me impulsaba a ir más rápido que nunca, temía no llegar a tiempo, la desesperación me mataba...y entonces te vi.


Doblé la esquina y divisé tu figura a lo lejos parado al otro lado de la vereda, dispuesto a dar el primer paso con los ojos cerrados y aferrado a aquel regalo atado en tu muñeca. Grité tu nombre y te frenaste en seco. Me miraste como si no me reconocieras, casi con temor, como si fuera una especie de fantasma de tu imaginación, pero luego sonreíste. Sonreíste como siempre lo hacías, te alegrabas de verme ahí. Por unos segundos olvidé lo que sucedía, el sólo verte aún con vida hizo que negara cualquier cosa que pasara. Pero no por mucho, tenía que disuadirte de tu plan. No iba a permitir que acabaras con tu vida para salvar la mía. Te dije la verdad, te dije que lo sabía todo y al principio no comprendiste, sin embargo cuando me creíste, para mi espanto no diste vuelta atrás. Estabas decidido. Estaba a punto de decirte que no lo hicieras, cuando la luz de la camioneta nos iluminó.


 


Todo pasó tan rápido...Sólo escuché que me decías 'Perdóname' y cerraste los ojos esperando. Me lancé hacia a ti, estaba lejos pero no lo pensé dos veces y me paré entre medio de la camioneta y tú. Te saqué del camino de un fuerte empujón, lo hice con tanta fuerza que rodaste unos cuantos metros fuera de peligro, sólo que calculé mal y tu cabeza golpeó el cordón de la vereda con fuerza y quedaste inconsciente. Al menos en cierta forma te había librado, pero no hubo tiempo para mí...


No pude apartarme y la camioneta golpeó mi cintura y mis piernas levantándome en el aire. Golpeé el capó del auto y el parabrisas, astillándolo. Sentí que todo había terminado cuando caí al asfalto nuevamente.


Debo haber perdido el conocimiento en ese momento, porque cuando desperté todo estaba en completo silencio. Sólo la lluvia se escuchaba. Giré la cabeza hacia un lado y te vi tirado en la acera. Quise ir hasta ti pero cuando traté de moverme, un dolor agonizante me atravesó. Recuerdo haber estirado la mano en tu dirección tratando de alcanzarte, llamándote con el pensamiento, y luego nada más. Sé que mi conciencia iba y venía todo el tiempo porque recuerdo intervalos de oscuridad, mezclados con la escena de verte en el suelo lejos de mí, necesitaba saber que estabas bien, tenía que verte. ¡Pero por todos los malditos demonios no podía moverme! Y tampoco lograba mantenerme despierto por mucho tiempo.


Entonces sentí tu mano, escuché que me llamabas. Tu voz se oía demasiado baja y lejos pero la escuché. Abrí los ojos y te tenía frente a mí. Todo un costado de tu rostro estaba manchado de sangre culpa del golpe que te habías dado, pero parecías estar bien. Levanté mi brazo y acaricié tu mejilla, me alegré al saber que no estaba soñando, de verdad estabas conmigo. Pero de repente querías irte, querías buscar ayuda. ¿Por qué? ¿Por qué querías abandonarme? No podías irte, no quería que te fueras, te quería mi lado.


Me aferré a ti, pero como insistías, entonces te distraje hablando preguntándote si estabas bien. Dijiste que sí, probablemente sin saber que estabas lastimado, pero sonreí de todas formas ignorando mi propio estado, hasta que el dolor nubló mi mente. Todo el costado de mi cuerpo ardía y ahora se me hacía difícil respirar. Me asusté al igual que tú, pero mantuviste la calma, tomaste mi teléfono y avisaste a emergencias. Pero yo sabía que era inútil, no saldría de esta.


Comenzaba a sentir sueño y estaba cansado. Sólo quería dormir pero si cerraba los ojos temía no poder volver a abrirlos, temía no verte nunca más; así que me obligué a permanecer despierto a pesar de que estaba aterrado. El dolor se tornó insoportable y el miedo me consumió. En mi mente sólo pensaba una cosa: no quería morir, no quería dejarte. Rezaba porque todo terminara de una vez y empecé a llorar.


<<Por favor, Dios, no puedo irme. No puedo dejarlo. Kyungsoo me necesita, no puedo dejarlo solo>> pensaba una y otra vez.


¿Qué había hecho? ¿Por qué salté frente a la camioneta? Quise salvarte para que ambos tuviéramos un futuro y ahora yo no estaría en ese futuro. Al final terminaríamos separados de todas formas. Fue un error, yo no... ¿no debí hacerlo? Pero lo hice por ti, para que tú vivieras; sin embargo, estarías solo...


<<Oh, no ¿Qué he hecho, Soo?>>


 


Sentí que me abrazabas, sentí el calor de tu cuerpo y cómo tus manos me acunaban con delicadeza.


-Estoy aquí...tranquilo, estoy contigo –dijiste.


Sí, estabas conmigo. Lo sentía. ¿Pero yo estaba contigo? No tenía idea. Me sentía extraño, como si mis sentidos empezaran a apagarse...aunque podía escucharte más claro ahora. Estabas cantando. Mencionaste el sueño que ambos teníamos, nuestro sueño; y sonreí, tu voz me tranquilizaba así que cerré los ojos para disfrutarla. Una tibia gota de agua cayó en mi mejilla y abrí los ojos confundido. Ya no cantabas más, estabas llorando.


¿Pero por qué? Sabes que no me gusta verte llorar, Soo.


Cuando te pregunté por qué sollozabas dijiste que estaba equivocado y que no estabas lloriqueando, pusiste una tonta excusa para explicar que en definitiva sí lo hacías. Eso me hizo reír, al menos intentabas mantener el humor para hacer de cuenta que todo estaba bien. Entonces, súbitamente me di cuenta de algo. No sé por qué en ese momento vino a mi mente aquella tarde que estábamos en el mirador cuando te confesé mis sentimientos. Fue el primer recuerdo que ocupó mi mente seguido de muchos más, y en todos estabas tú. Recordé la promesa que te había hecho de que volviéramos juntos al mirador algún día, y eso hizo que más lágrimas resbalaran de mis ojos otra vez.


No iba a poder cumplir esa promesa...


Te lo dije y tercamente discrepaste diciendo que al día siguiente iríamos. No reí pero me resultó gracioso que dijeras eso, cuando sabías perfectamente que no era posible. Sin querer, sin pensarlo siquiera, te dije que te amaba. Sentí que debía decirlo y creí que te alegraría escucharlo, pero no quisiste oírme y empezaste a llorar cada vez más. Estaba confundido.


<<¿Por qué no quieres que te diga que te amo? ¿Por qué lloras otra vez? Si ya no siento dolor. Todo está bien, Soo. Te dije que siempre estaría a tu lado, te lo prometí y lo voy a cumplir, no tienes por qué estar triste>>


Mi último aliento se fue en cuanto me besaste, estaba exhausto pero te correspondí. Quería demostrarte que no tenías nada de qué preocuparte...Y entonces no sentí más nada...


Te escuché decir que me amabas, después de tanto tiempo ¡al fin te escuché decir esas palabras tan deseadas para mí! No era que no lo supiera, pero oír esas palabras de tus labios fue lo más hermoso del mundo. Oír esa frase era todo lo que necesitaba, aunque no sé si sucedió realmente o porque yo...me estaba yendo...


De todas formas no me importa. Cuando te conocí, no sabía que terminarías convirtiéndote en la luz que ilumina mi camino, no sabía qué tanto te necesitaría en mi corazón. Sólo sé que cuando te vi, me dije a mi mismo: tengo que conocerte. Y cuando lo hice, ya no pude despegarte de mí; por eso te agradezco, Soo. Mi amor, la razón de mi existencia...mi vida...mi Kyungsoo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).