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Comenzando por el final por Broken Kiara

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Notas del capitulo:

Lo siento mucho! Perdon, perdon, perdon. Me he vuelto a tardar soy una mala persona lo se.

Pero tengo buenas noticias! Ya tengo tiempo libre y mi inspiracion esta de vuelta asi que voy a poder escribir mas seguido ^^

Muchisimas gracias a todos los que seguis el fic y me aguantias

Aviso de que es un capitulo cargadito de sorpresas que espero que os gusten y por supuesto seguimos con los recuerdos, con aparicion de nuevos personajes... no digo mas...

No os entretengo mas, disfrutad de la lectura ^^

FELIZ

La primera patada acertó en el costado, seguida de un rodillazo en el abdomen que le hizo doblarse. Su asaltante volvió a levantar la pierna intentando darle una patada en la curvatura de la rodilla. A duras penas logró esquivarlo, sacando a su vez la pequeña navaja que guarda en la bota. Con un hábil movimiento lanzó un corte a la pierna levantada, consiguiendo dañarle.

Sonrió más confiado, pero en un descuido una rápida patada le golpeó los tobillos tirándole de cara al suelo. La navaja cayó de su mano y su agresor la pateó lejos, no sin antes poner el otro pie en su espalda, presionando su columna vertebral, inmovilizándole.

El hombre se agachó con un cigarro en la boca, siendo este la única iluminación de aquel oscuro callejón junto al brillo de su ojo azul zafiro. Exhaló hacia su rostro, haciéndole tragar parte del humo.

-          Si vuelves a hacerle daño – susurró amenazante con la voz cargada de ira – Te matare.

Y sin más se fue, dejándole allí tirado mientras que ese hombre de cabellos claros y traje oscuro se alejaba, sin importarle lo más minino que le viera.

Gruñó frustrado. Aquel bastardo ni siquiera había sacado las manos de los bolsillos.

 

 

-          Joder Trafalgar – gimió enredando su mano en el pelo de su amante.

El moreno sonrió mirándole desde abajo con su miembro aun en la boca. Trafalgar apretó los labios alrededor del  miembro, clavando sus ojos grises en los ámbares de su pareja, dejándole mover las caderas tan rápido como quisiera. El pelirrojo volvió a gruñir de placer notando como la lengua de Law jugaba ahora con su glande.

-          Joder… Me vengo… Ahh Law – empujó aún más las caderas contra la deliciosa boca del moreno, agarrándole del pelo para impedirle que se separara a la vez que se vaciaba en su garganta.

Law tragó gustoso la esencia de Kid sin dejar de mirarle con lujuria. Cuando acabó se levantó  sonriendo al pelirrojo mientras cogía papel para limpiarse su propio semen de su mano.

-          Sabes delicioso Eustass-ya – se burló.

-          Eres un maldito bastardo Trafalgar – rio el menor antes de besarle.

Escucharon la puerta del baño abrirse para al segundo volver a cerrarse. Kid intercambio una mirada con Law, sonriéndole divertido sin moverse dentro del cubículo, intentando no hacer ruido.

-          Marimo…

Trafalgar ensancho su sonrisa con un brillo malicioso en los ojos al oír ese apodo tan peculiar, seguido de unos pasos apresurados y el característico sonido de dos amantes al besarse.

Abrió la puerta de golpe, sobre saltando a la pareja que se comía a besos contra ña pared, cada uno con las manos perdidas en el cuerpo del otro.

-          Vaya… ¿Interrumpimos? – preguntó Kid con una sonrisa burlona.

Tanto el rubio como el peliverde les fulminaron con la mirada, sin hacer el amago por separase.

Sanji estaba con la espada pegada a la pared con una mano en el culo del espadachín y la otra enredada en su pelo y con Zoro aferrado a sus caderas.

-          Vete a la mierda Eustass.

-          Los novios escapándose de su propio banquete – dijo Law divertido poniéndose delante de Kid – Seguro que están todos buscándoos.

-          Si ya has acabado de chupársela a Kid, lárgate Trafalgar – gruñó Sanji, sonriéndole a su amigo con la misma malicia.

El médico le sonrió de vuelta pasando al lado de ellos con Kid yendo detrás de él.

Cuando se quedaron a solas Zoro soltó un suspiro recargando la frente en el hombro del rubio.

-          Es la segunda vez que nos interrumpen en el mismo día – suspiró Sanji acariciándole distraído la nuca.

-          Deberíamos volver – sugirió Zoro – O Luffy se comerá la tarta entera el solo.

Sanji bufó molesto, totalmente en contra pero consciente de que Zoro tenía razón. El peliverde rio suave al ver la expresión infantil de su pareja, similar a la de un niño cuando sus padres le niegan algo que quiere.

-          Solo tienes que esperar a esta noche – dijo besándole la perilla – Allí nadie nos va a interrumpir.

-          Mas te vale estar preparado entonces marimo – dijo dándole un dulce beso antes de salir del baño.

 

Cortaron la tarta apenas salieron del baño y fue Luffy quien rompiendo todos los tópicos la probó primero, seguido de Chopper. Zoro fue el único que no tomo bocado ignorando las quejas y muecas de disgusto de los demás y negándose a soltar su cara botella de sake. EL espadachín odia el dulce y nadie podía cambiar eso.

Cuando quisieron darse cuenta ya estaba atardeciendo y el ambiente estaba más relajado, a excepción de algunos torbellinos que tenían por amigos. Brook había empezado a tocar una suave melodía y algunas parejas bailaban al son de la música.

Zoro estaba sentado descansando un rato mientras veía como Robin y Franky bailaban, con el peli azul haciendo reír a su pareja con sus típicas tonterías. Estaban aprovechando que Chopper junto a Ussop y Kaya estaba vigilando a la pequeña Olivia de apenas un año.

Nami también bailaba con Sanji en la pista del Baratie. El rubio tenía dos enormes corazones en los ojos y prácticamente babeaba atrayendo a la pelirroja hacia él por la cintura, sin dejar de decirle lo maravillosa que era. Nami le apartaba cada vez que intentaba propasarse, con una mueca de desagrado en el rostro que Zoro sabía que era totalmente fingida. Por mucho que ella dijera que bailaba con Sanji solo porque era su boda, para Zoro era evidente que se divertía con las tonterías del cocinero.

Su pareja era un caso, daba igual que acabaran de casarse y estuvieran celebrando su boda, el seguía ligando con toda chica que encontrase. Desde luego era un pervertido, pero al peliverde no le importaba, su cocinero era feliz así. Sanji podía ligar cuanto quisiera pues al final de la noche era con él con quien se iba a casa y hacia el amor.

Se levantó dejando la botella al ver cómo Nami se alejaba de Sanji, dejándole solo en la pista. La chica le dedicó una mirada cómplice que Zoro entendió a la perfección. Se acercó a Sanji quedando justo a sus espaldas.

-          ¿Bailas conmigo cocinero?

El rubio se giró al oírle.

-          Creí que no sabías bailar marimo – sonrió burlón.

-          Y no sé.

-          ¿Entonces?

-          Tampoco será tan complicado.

-          ¿Y a qué se debe este cambio, cabeza de alga?

-          Solo… ¿Quieres bailar o no? – apartó la mirada molesto al ver como Sanji ensanchaba sus sonrisa.

El rubio soltó una risa, agarrando el brazo del moreno antes de que se fuera.

-          Está bien, está bien, perdona.

Colocó una mano en la cadera contraria y la otra la entrelazado con la del espadachín, Zoro por instinto llevó su mano libre al hombro de su pareja.

-          Es como en una pelea – le explicó Sanji – deja que tu cuerpo se mueva acorde con la música y mis movimientos, déjame guiarte – continuó empezando a bailar – Y sobre todo, confía en mí.

Zoro asintió intentando hacer lo que le decía, sintiéndose abrumado al tener los ojos de Sanji fijos sobre el de él a medida que comenzaban a mover por la sala y Zoro se dejaba llevar.

-          No lo haces nada mal marimo.

-          Vete a la mierda, cook.

Sanji le sonrió con cariño, desenlazando sus manos para rodear su cuello y besarle. Zoro le correspondió abrazándole también. Cerró su único ojo dejándose envolver por el calor del cuerpo de Sanji, por la agradable sensación de tener sus labios unidos sin que ninguno dejara de moverse lentamente por la sala.

 

Cerró los ojos respirando profundamente el aire fresco que se respiraba dentro del centro comercial, contrarrestando el insoportable calor de afuera. Era un cambio bastante agradable.

Abrió los ojos de nuevo encontrándose delante suya a Nami y Kai que miraban ansiosos los escaparates de las tiendas, la pelirroja atenta a las tiendas de ropa y el más pequeño emocionado con las de juguetes. Sanji miró a los lados buscando a Zoro, pero el espadachín no estaba por ningún lado. Frunció el ceño, tan solo había cerrado los ojos un momento y ya se había perdido, desde luego el marimo no tenía remedio.

Siguió buscándolo con la mirada y por fin lo encontró a punto de entrar por una puerta que daba a los almacenes del centro comercial. Corrió a alcanzarle antes de que abriera la puerta.

-          No puedo dejarte solo ni un segundo – dijo a sus espaldas.

-          Cocinero – se dio la vuelta para ver a su pareja que le reñía con la mirada.

-          Cualquier día estaré poniendo carteles de “Se busca marimo perdido” – suspiró con hartazgo.

-          ¿Qué dices cejas rizadas? – gruñó molesto - ¡Y yo no me pierdo! Son las cosas las que cambian de sitio.

-          ¡Hay que ser idiota para creerse esa estupidez!

-          ¿Quieres pelea cocinero? – frunció el ceño pegando sus frentes.

Se retaron con la mirada unos segundos hasta que el rubio se separó para sacar un cigarro y encenderlo.

-          Vamos antes de que los demás se vayan – dijo dando una calada y entrelazando su mano con la de Zoro.

Esta vez no pensaba perderle de vista.

 

-          ¡Papás! ¿Dónde estabais? – preguntó el pequeño cuando sus padres por fin volvieron.

-          Lo siento enano, el estúpido de tu padre se había perdido – suspiró Sanji dando una calada.

Zoro miró a otro lado refunfuñando por lo bajo, sin soltar la mano de su pareja cuando su pareja reanimó la marcha.

Pasaron gran parte de la mañana viendo tiendas y comprando. Habían comprado ropa nueva para Kai ya que el peli azul cada día crecía más y con la ayuda de Nami no gastaron mucho. Chopper y Brook fueron a la librería a buscar varios libros que querían, cada uno de su profesión. Y por último Luffy y Ussop estuvieron dando vueltas de un lado para otro sin mirar nada en concreto.

Cuando se cansaron y el hambre se hizo presente, Luffy les arrostro a todos a un puesto de takoyaki donde se sentaron en las banas a comer. El pobre dueño había acabado agotado intentando ir al ritmo de los pedidos, algo imposible a la velocidad que Luffy comía, aunque Zoro y Ussop tampoco se quedaban atrás.

Después de descasar un rato se decidieron a buscar aquello por lo que habían ido, comprar un regalo para el futuro integrante de la familia. Dentro de unos meses el pequeño de Franky y Robin nacería. Así que habían acordado ir a comprar todos juntos cosas para el futuro bebe, ya que lo más probables era que a la mayoría se le olvidara o algunos compraran lo mismo.

-          Muy bien chicos, ¿Alguna sugerencia de que podemos comprarle? – preguntó Nami.

-          Ya sabemos que será un niño así que la ropa de Olivia no le servirá en parte, podemos comprarle algún body o pijama.

-          ¡Y carne!

-          ¿Cómo vamos a darle carne a un bebe? – gritó Chopper dándole un golpe a Luffy.

-          ¿Ocurre algo Kai? – cuestionó Zoro.

Su hijo estaba con la mirada baja observando indeciso al suelo.

-          ¿Se te ha ocurrido algo enano? – preguntó esta vez Sanji.

-          Yo… - empezó el pequeño levantando la cabeza – Antes vi un peluche de un león muy chulo y como a Olivia le gustan tanto… Podríamos comprarles uno a cada uno para que los tengan iguales – miró a su padre rubio con duda - ¿Podemos papi?

Sanji asintió, sonriendo.

-          ¿Por qué no vas con Chopper a comprarlo? Dile donde está la tienda donde los viste. Papá y yo todavía tenemos que comprar algo más.

Kai asintió conforme yéndose con el resto del grupo mientras sus padres se iban en la dirección contraria.

 

-          Maa-rii-moo

-          Ya va, no seas pesado cocinero.

Sanji suspiro esperando a que Zoro acabara de cambiarse y saliera de detrás de la cortina.

-          ¡Te queda genial! – escuchó.

-          ¿De verdad? Muchas gracias.

Giró al oír las voces. Dos chicas estaban probándose ropa en un probador más al fondo. La chica que acaba de salir estaba probándose un bikini azul y su amiga la esperaba luciendo unos pantalones cortos a juego con una camiseta de tirantes.

-          Estas babeando pervertido – dijo de pronto Zoro, ya fuera del probador.

Se había quitado los pantalones vaqueros por las rodillas cambiándolos por otros iguales de largo de camuflaje en tonos arena y aun con la misma camiseta negra que llevaba aquel día.

-          No te queda mal – concedió el rubio – Aunque no puedes competir con las lindas señoritas.

-          Vete a la mierda ero-cook – dijo entrando de nuevo en el probador.

El cocinero volvió a quedarse a solas, esta vez sin tener ninguna linda dama a la que observar, pues ya se habían ido. Y allí tampoco podía fumar. Aburrido y sin ganas de esperar otra vez miró a los lados asegurándose de que nadie le veía para rápidamente meterse en el probador de Zoro.

-          Vaya marimo, que postura tan… tentadora – dijo relamiéndose los labios.

Y es que el peliverde se encontraba de espaldas a él, medio agachado con los pantalones subidos hasta las rodillas, dándole un primer plano a Sanji de su perfecto culo dentro de los boxes rojos.

Zoro enrojeció.

-          ¿Qué coño haces aquí pervertido? – medio gritó acabándose de subir los pantalones mientras se daba la vuelta.

Pero no le dio tiempo de abrochárselos cuando el rubio coló sus manos dentro de la tela vaquera.

-          Me aburría afuera – respondió pasando las manos a los glúteos del moreno – Las lindas señoritas ya se han ido.

-          Así que soy tu segunda opción – dijo, pero en vez de reprochárselo, sonrió.

-          Tendrás que conformarte con eso marimo.

Zoro rio besándole, a lo que Sanji respondió pegándole a su cuerpo.

-          ¿Has logrado lo que querías cocinero?

-          Si, dentro de tres días tengo que venir.

Estaban en una de las tiendas donde Sanji solía comprar sus preciados trajes porque al rubio se  habían roto uno de sus elegantes pantalones y al parecer en la tienda podían arreglárselo. Y Zoro había encontrado los de camuflaje, dentro de unos días se iría de nuevo a una misión, aunque esta vez solo tres semanas, y no le venían nada mal unos pantalones nuevos.

-          ¿Y cómo es que se te han roto? – preguntó curioso el espadachín.

-          No lo sé, se me habrán enganchado en algo y rasgaría la tela – contestó sin darle importancia.

-          Así que... No tiene nada que ver que ayer te fueras en mitad de la noche y que casualmente Chopper me  haya contado que hoy temprano han ingresado a Saga tras recibir una buena paliza – habló dejándole totalmente al descubierto – Al parecer le han molido a patadas, literalmente.

Sanji le miró con una media sonrisa en la cara.

-          No tengo ni idea de que me estás hablando.

-          Ya, claro.

Esperaba que el peliverde se molestara o que saltara con un “puedo cuidarme yo solito” o similar, pero jamás se imaginó que Zoro le abrazara fuertemente al enterarse de lo que había hecho. El rubio se tensó esperando alerta al próximo movimiento de su pareja, sin saber cómo actuar.

-          Podrías dejar de meter mano cocinero – dijo de pronto Zoro, pues Sanji aun tenía las manos en su trasero.

-          Mmm… No – negó agarrando con mayor firmeza los glúteos.

Se quedaron así unos minutos, sin moverse, disfrutando del contacto con el cuerpo del otro.

-          Cocinero yo… - susurró Zoro abrazándole aún más fuerte – Aunque te dije que estuve unos dos años con Saga, yo nunca… Nunca deje que él me lo hiciera a mí.

-          Quieres decir que… - tragó saliva sintiendo como sus mejillas comenzaban a enrojecer – En nuestra primera vez… Cuando yo te… - balbuceo incapaz de acabar una sola frase.

-          Si… Era la primera vez que dejaba que me lo hicieran.

Los recuerdos de aquel día aparecieron en la mente de Sanji. Recordaba cada detalle de la primera vez que lo había hecho con Zoro y debía reconocer que fue un completo desastre, pero… jamás se imaginó que al igual que él, el único que le había hecho el amor a Zoro fuera el propio cocinero. Era una faceta de Zoro nadie más había visto, solo él, algo que únicamente compartían entre los dos.

Sacó las manos de los pantalones del peliverde para poder abrazarle mejor, sin saber que decir, se limitó acariciarle los cortos mechones de su nuca. Zoro ronroneó, restregando su mejilla contra el cuello de Sanji.

-          Marimo idiota – le insultó – Me haces tan feliz.

-          Tú a mí también cocinero.

Notas finales:

Hasta aqui el capitulo de hoy ^^ Que os ha parecido? Personalmente este es de mis capitulos favoritos :D

Os esperabais la primera escena? Creo que no hace falta que aclare quienes eran no? Nuestro elegante cocinero defendiendo lo que es suyo, por mucho que Zoro pueda protegerse solo, Sanji como buen marido posesivo (y temperamental) que es no iba a dejar las cosas asi.

KidLaw

Espero que os haya gustado el capitulo! El siguiente lo subire como muy tarde el viernes por la noche/sabado y seria el ultimo con recuerdos de la boda.

Tema aparte, Killer-san queria que le dijera de los proximos projecto que tengo en mente y me parecia que todos teneis derecho a saberlo asi que os lo digo aqui:

- Otro ZoSan, esta vez ambientado en el mundo de One Piece tras los dos años, Trafalgar saldria como personaje importante al igual que todos lo migiwara. Es un drama (nada exagerado no preocuparse) y tendra si eso algo de angustia. No sera tan largo como este pero tampoco corto, entre 10 y 15 capitulo mas o menos.

- Tengo en mente un KidLaw en un universo alterno, este si seria largo y tendria seguramente mas pajeras, aunque serian secundarias. Es relajadito y en cierto aspecto similar a este, pero tengo pensados varios retos para la pareja. Tengo que acabar de darle forma pero creo que os gustara.

- Y por ultimo tengo los tres one-shots que me pedisteis. El KidLaw es el que tengo mas avanzado junto al ZoSan (que es tal y como me pidio Killer-san) y para acabar esta el Mihawkx Shanks, este me esta costando mas pero prometo acabarlo. 

Eso es todo, muchas gracias por leer ^^


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