Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nueva Vida por UsagisWhife

[Reviews - 93]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! cómo están? :33 

bueno, aquí vengo yo con el décimo capítulo de este fanfic.

bueno, nuevamente no he tenido tiempo de corregir el capítulo, mis vacaciones están terminando y yo no he ehcho un carajo de tarea, así que es por eso que no he tenido tiempo, así que mi disculpo por los herrores que puedan encontrar.

Estoy muy feliz, ya que en el documento de word en el que tengo el fanfic he llegado a las 100 páginas, sé que no es mucho, pero al menos a mí, que me gusta leer, me siento feliz al imaginar que si se adaptara a libro tendría unas 200 páginas, que es el mínimo de páginas que debe tener un libro cuando lo compro, al menos a mí eso me hace feliz <3

si alguien quisiera el documento, puede pedirmelo vía facebook, les dejaré la liga en los comentarios finales <3

 

bueno, las dejo leer (:

CAPITULO  10

Un pequeño cosquilleo en mi cintura había comenzado a molestarme, sentía la necesidad de reírme para liberar un poco esa molesta sensación, sin embargo en mi cuerpo se hallaba una enorme pereza que me impedía desde abrir los ojos hasta hablar, quería seguir durmiendo, hacía mucho que no dormía de aquella forma tan pacífica.

-Vamos Misaki, es hora de despertar…- susurró una dulce, suave y ronca voz en mi oído haciéndome estremecer.

-mmmh…- me quejé sin querer resignarme a tener que despertar.

Estaba empeñado en continuar mi sueño, la suavidad de las sábanas, lo esponjoso de la almohada y la calidez del cuerpo a mi lado eran simplemente un paraíso a la hora de dormir. Sin embargo las cosquillas en mi cintura cesaron, para dar paso a la pegajosa sensación que provocaban unos suaves labios en mi cuello, la sensación  fue lo suficientemente fuerte como para que no pudiera resistir reírme.

-jajaja basta…- dije riendo aun con los ojos cerrados.

-pues despierta entonces- oí mencionar para después continuar con la sesión de besos a mi cuello.

No tuve más opción que finalmente abrir mis ojos, a este paso era imposible que yo pudiera seguir durmiendo. Así que lentamente comencé a abrir mis parpados, preparándome psicológicamente para los rayos de luz que pronto se colarían en mis pupilas, sin embargo estos nunca llegaron, estaban siendo bloqueados por un amplio torso de porcelana.

Ahí estaba él, mirándome con aquellos ojos lilas llenos de brillo y con aquella sonrisa tan encantadora.

-Buenos días…- susurró

-Buenos días…- dije con una sonrisa.

Quise estirar mis piernas para aliviar un poco la tensión de haber pasado la noche en una misma posición, pero al rozar mi piel desnuda fue que me percaté de mi situación: estaba desnudo, pegajoso, al lado de este hombre y en una cama ajena.

Des un momento a otro los recuerdos de la noche anterior me pasaron como una bomba por la mente, causando una sensación sofocante en mi pecho, no sabía si a causa de la alegría o a causa de la vergüenza que estaba sintiendo en esos momentos

-Adoro esos sonrojos en tu rostro, eres tan adorable cuando estás avergonzado…- me dijo mirándome a los ojos, avergonzándome aún más a la vez que acariciaba mi mejilla suavemente.

-Ya le he dicho que no diga esas cosas- susurré desviando la mirada.

-Sí, sí, si…- dijo para volver a estrecharme entre sus brazos, lo único que pude hacer fuer esconder mi encendido rostro en su fuerte pecho, llenando mis poros con su varonil aroma.

Así nos quedamos, abrazados el uno al otro durante algunos… ¿qué fueron?, ¿minutos?, ¿horas?, pudieron haber sido años y yo no lo hubiera ni notado, lo único que me importaba en momentos así era aferrarme cada vez más a su cuerpo.

Los recuerdos de anoche eran… abrumadores… aún podía sentir sus besos sobre mi piel, el placer que me provocaban sus caricias, el dolor de sentir mi virginidad perdida;  pero no me arrepentía ni en lo más mínimo, para nada, estoy seguro que nunca tuve una mejor noche en toda mi vida, la noche en que mi amado y yo nos volvimos uno mismo, en que hicimos el amor.

Kisa me había dicho que la primera vez no era como uno la esperaba, y tuvo razón, no esperaba que fuera tan increíble, era simplemente indescriptible, la sensación de saberme suyo me llenaba el alma, la sensación de saber mis sentimientos correspondidos era la gloria; ¿quién se imaginaría algo tan maravilloso?

No sabía cómo transcurriría nuestra relación a partir de ahora, de lo único que estaba seguro era de mis sentimientos, que estaba enamorado, y que era del hombre tendido a mi lado, aquel que en estos momentos me presionaba contra su cuerpo como para que no fuera a escapar, tuve ganas de decirle, “no te preocupes, no iré a ningún lado, soy completamente tuyo”, pero no hubo necesidad de hacerlo, ya que estoy seguro de que él lo sabía.

-Te amo…- susurró de repente- te amo demasiado…- añadió aferrándose más fuerte a mí

-No tanto como yo te amo a ti…- dije sin mirarlo, seguramente me derretiría ahí mismo si lo veía a la cara mientras se lo decía

-Eres completamente mío, no lo olvides, tienes prohibido abandonarme, tienes prohibido mirar a alguien más- dijo con una seriedad, un miedo y una inseguridad que logró estremecer mis tímpanos.

No pude responderle, no supe qué responderle.

De la nada me soltó y se incorporó en la cama, levantándose de ella, creí que estaría completamente desnudo al igual que yo,  pero grande fue mi sorpresa al caer en la cuenta de que llevaba puestos unos pantalones deportivos grises, ¿en qué momento se había vestido?

-Ven- dijo ofreciéndome una mano para que me levantara de la cama.

Tomé la mano que me ofrecía tímidamente, sintiendo como al momento tiraba de ella sacándome de la cama, como pude tomé la sábana para envolverme en ella y no estar completamente desnudo en plena luz del día.

-¿Qué sucede?- murmuré

-Te mostraré algo que nunca le enseñé ni a ella, ni a nadie… solo tú lo sabrás- exclamó

Mi corazón comenzó a latir rápidamente, no solo al recordar el miedo y la angustia que sentí la noche anterior respecto a la foto que ahora se hallaba rasgada y tirada en algún lado de la amplia habitación; sino por el hecho de que me estaba abriendo su corazón, me hacía feliz, pero tampoco quería presionarlo.

-Akihiko-sempai, no es necesario, no quiero presionarte a hacer algo que no quieres, te creo, no es necesario que me demuestres nada…- dije mirándolo a los ojos.

-No, quiero hacerlo… anoche, anoche fue la mejor noche que he tenido y… me di cuenta de que… de que te quiero en mi vida, quiero que formes parte de ella, así que quiero mostrarte mi más grande tesoro- dijo suavemente mientras acariciaba mi cabello con una mano.

Mi corazón parecía querer saltar de mi pecho, sentía mi cara arder y mis ojos querer soltar las lágrimas que sabía pronto podrían conmigo, sin embargo quise detenerlas, si mis manos no hubieran estado sosteniendo la sábana que ahora mismo me cubría, bueno, hubiera abrazado con todas mis fuerzas al apuesto y romántico hombre frente a mí.

Quitó sus dedos de mi cabello y caminó hasta el amplio librero.

-Dicen que la mejor forma de esconder  algo es ponerlo a la vista de todos, y debo decir que me ha funcionado de maravilla- dijo alzando la mano hasta alcanzar el primer cuaderno de la larga hilera de cuadernos negros hasta arriba del librero. Una vez hecho esto se acercó nuevamente a mi tendiéndome la gruesa libreta- ábrelo

Haciendo lo que me indicaba abrí la libreta en la primera página donde se hallaba escrito el nombre de “Usami Akihiko” en una delicada y pequeña caligrafía que se hallaba ya desvaneciéndose por el desgaste del tiempo, a juzgar por la calidad del papel y la nitidez de la tinta, podía juzgar que tenía alrededor de 8 o 9 años.

Miré a Akihiko-sempai extrañado, no entendía que era la cosa tan especial que tenía en mis manos en aquel momento; él me indico con la mirada que siguiera mirando, así que curioso di vuelta a la página.

Aquella página estaba completamente llena de texto, al igual que el nombre tenía una delicada y desgastada caligrafía, que apenas me daba cuenta de que ya conocía y que se encontraba en mi libreta de matemáticas señalando fórmulas. Aquella era la letra de Akihiko-sempai.

Comencé a leer rápidamente, era una narración, describía los sentimientos de alguien, sin embargo las palabras eran frías, casi dolorosas. Di vuelta a la página y me encontré con dos páginas completamente llenas de texto, leí de reojo, notando que los párrafos llevaban una secuencia. Comencé a pasar las páginas rápidamente, percatándome de que se implementaban diálogos, no era un simple cuaderno, era una historia, una novela, una muy triste novela por lo que podía ver.

Voltee a mirar a mi Sempai, que se encontraba atento a cualquier reacción mía.

-¿qué es esto?- pregunté mirándolo a los ojos

-¿qué es lo que te parece?- respondió devolviendo mi mirada.

-tú…tú escribiste esto, ¿cierto?...- no dijo nada, simplemente asintió y procedió a quitar el cuaderno de mis manos, tomándolo entre las suyas y sentándose nuevamente en la cama.

-sé que… seguramente debe parecerte estúpido…- comenzó, yo decidí sentarme por un lado de él, escuchando con atención sus palabras, las cuales tenían un toque de nerviosismo en ellas- esto es una parte muy extensa de mi vida, ¿recuerdas que te conté que nunca me llevé muy bien con mi familia?, pues… estos cuadernos fueron mi escape… en ellos gastaba mis tardes, aquí plasme todo lo que sentía en ese entonces y lo representé en una historia, estos… son mi tesoro, si alguien los viera, se enteraría de toda mi vida, es por eso que quiero mostrártelos, porque quiero que tú seas parte de mi vida- terminó mirándome fijamente, no supe qué decir, estaba atónito, él me estaba entregando su tesoro más valioso, una parte de su alma, ¿cómo se supone que debía responder?- aunque, no eres el primero en verlos…- sentí una punzada al escuchar eso- eres el primero al que se lo muestro, pero hace algunos años un amigo, llamado Isaka se metió a mi habitación y comenzó a trasculcar mis cosas, eso lo llevó a encontrar los cuadernos; su padre es dueño de una importante editorial, así que… cuando los vio, prácticamente me obligó a publicarlos, pero nunca se ha publicado un libro en sí, a través de una revista publica 1 capítulo cada mes, de ahí recibo mis ingresos, pero al parecer, el fin podré llevar mis historias a un verdadero libro…-

-eso… eso es increíble…- dije maravillado-

-no lo es tanto- respondió- no es algo que me cueste trabajo hacer, después de todo, es solamente mi pasatiempo, aunque debo admitir, que estoy feliz con ello…- dijo con una sonrisa, todo lo que me había dicho, que esos cuadernos eran su más grande tesoro, no era cualquier cosa, era una verdad.

-gracias…- pronuncié- gracias por hacerme parte de tu vida- dije recostando mi cabeza en su hombro, cerrando los ojos, llenándome con su calidez.

-gracias a ti, por ser parte de ella…- dijo besando mis cabellos.

 

Unos minutos después decidí meterme a la ducha ya que después de lo de anoche, bueno… creo que nunca había quedado tan pegajoso en toda mi vida, sin embargo al recordar la razón, no podía evitar sonreír.

Me quite la ropa mirándome en el espejo, no exactamente sorprendido de encontrar algunas marcas rojizas, incluso algunas en tonos morados, dispersadas por mi cuello, pecho, abdomen, e incluso una que otra en mi espalda, las cuales por más que lo pensé no tuve ni la más mínima idea de cómo pudo hacerlas.

Dejé el agua recorrer mi cuerpo, y con una suave esponja lavé mi cuerpo relajándolo con un delicioso jabón de lavanda, ahora entiendo por qué Sempai huele tan bien.

Me coloqué mi ropa y salí de la ducha solamente con una toalla alrededor de mi cuello, secando mi cabello, sin embargo al regresar a la habitación encontré a Sempai  luchando por untar algo en su espalda, que hasta ahora no me había percatado que se encontraba llena de marcas rojas y punzantes.

-¡dios mío!, ¿qué te ha pasado?- dije alarmado, pasando los dedos suavemente sobre sus heridas.

No me contestó, únicamente se quedó mirándome.

-¿por qué no me contestas?, ¿quién te ha hecho esto?-

Nuevamente no me contesto, se limitó a alzar las cejas y a sonreírme burlonamente.

Fue ahí cuando un brillante rojo pinto mi rostro por completo, recordando como me aferré a él tan fuerte como pude me limité a esconder mi rostro entre mis manos muerto de vergüenza.

-no te avergüences, estas marcas no me molestan- dijo retirando mis manos, acariciando mi mejilla-estas son solo pruebas de que hemos estado juntos- dijo con una sonrisa.

-como sea…- dije desviando mi mirada- déjame ayudarte con eso- tomé el pequeño frasco de crema que se untaba y comencé a hacerlo yo, en completo silencio, y con un enorme sonrojo.

Después de otra de las más grandes vergüenzas de toda mi vida salimos a desayunar, fuimos a un pequeño restaurant familiar que quedaba no muy lejos de la casa de Sempai, caminábamos de la mano, era uno de los pocos días en lo que nada me importaba, nada que no fuéramos nosotros dos.

Llegamos al lugar y fuimos recibidos por una de las camareras, sin embargo nos dijo que ya no tenían servicio de desayunos, puesto que ya pasaba del medio día, fue ahí que la realidad calló como un balde de agua helada sobre mí.

Era más de medio día, había pasado la noche fuera de casa, y no le había dicho absolutamente nada a mi hermano, bueno, ahora si que estaría bien muerto.

Saqué mi celular de la mochila, encontrándome con lo que tenía, 34 mensajes y 47 llamadas perdidas, se me heló la sangre solamente de pensar la forma medieval en la que mi hermano me torturaría.

-Sempai, lo siento, no puedo quedarme a desayunar, debo ir volando a mi casa antes de que mi hermano envíe a la CIA por mí- le dije

-entonces vamos, tomemos un taxy-

No pude negarme ante su ofrecimiento, esta vez no, tomamos un taxy y le indicamos mi dirección, pasó solo un cuarto de hora para hallarme frente a lo que era mi casa, tenía pánico de entrar, pero entre más tiempo dejara pasar, peor sería todo.

-bueno, muchas gracias Sempai, lo veré el lunes…- dije aun dentro del taxy

-puedo explicarle todo a tu hermano, después de todo es mi culpa…- respondió

-No, tú no tienes la culpa de nada, me voy-

-¿estas seguro?-

-completamente…- dije con una sonrisa, acercándome para dejarle un breve beso en los labios para después bajar del taxy.

Miré como el auto se alejaba lentamente a través de la calle, despegué mi mirada de él y la dirigí a la puerta de la entrada, caminé lentamente hacia ella, introduciendo mi llave en la perilla, suspirando, hasta que la abrí.

 

 

Entré a mi habitación suspirando, si ben sabía que me había equivocado, bueno, pero aquello era demasiado, nunca en toda mi vida había visto a mi hermano tan alterado, sus ojos y su rostro se habían puesto completamente rojos debido a la preocupación que debió sentir al no saber dónde estaba.

Me sentía mal, se suponía que yo no debía preocupar a mi hermano, suficiente tenía con su trabajo que ya le exigía demasiado, y yo en cambio, me daba el lujo de dormir fuera de casa sin siquiera avisarle aunque si me lo preguntaban, lo volvería a hacer, pero claro, esta vez me aseguraría de mandarle un mensaje diciéndole que dormiría fuera de casa.

Gracias a dios fui lo suficientemente cuidadoso de cubrir y esconder las marcas en mi cuello, ya que si mi hermano las hubiera visto, bueno, no quiero saber qué es lo que podría pasar.

Mi hermano no tenía idea de mi relación con Sempai, no es que se lo quisiera ocultar, era solo que… bueno, Akihiko-sempai y yo, ambos somos hombres, y no sé cómo pueda reaccionar mi hermano ante eso, pero si de una cosa estaba seguro, es que no podía dejar que pasara mucho tiempo para decírselo, decirle que me había enamorado de un chico.

Me recosté en mi cama, estirando mi cuerpo entre las mullidas cobijas, tratando de descansar un poco mi cuerpo y mi mente.

Abrí mi celular, que gracias a dios no me había castigado, un paso en falso y me lo habría quitado. Fui a la bandeja de entrada viendo los 34 mensajes que me había dejado mi hermano, me sentí aun más culpable al leerlos, así que decidí dejarlo, en el momento en que iba a apagar el teléfono, este comenzó a sonar, dejando ver en la pantalla una foto de Kisa haciendo una extraña mueca.

-¿hola?- contesté

-hola, Misaki, ¿tienes algo qué hacer?, estoy aburrido y pensaba en ir al centro comercial…- dijo al otro lado de la línea

-no creo que pueda Kisa, hice algo  horrible y creo que estaré castigado el resto de mi vida…- dije suspirando, con un inmenso pesar.

-¿ahora qué hiciste Misaki?-dijo Kisa

-pues… pase la noche fuera de casa y no le avisé a mi hermano…-

-espera, ¿cómo que pasaste la noche fuera de casa?- dijo en tono burlón, ya sabía lo que se avecinaba- ¡eres un…! Jajaja, no pasaste la noche en un convento ¿o si? Jaja…

-mmm bueno…- no supe qué decir, mi amigo no perdía oportunidad alguna para avergonzarme.

-entonces…-continuó- ¿al fin de verdad… lo hicieron?

-si…- susurré

-¡wow!, ¡no puedo creerlo!, jaja seguramente el castigo valdrá la pena, pero dime, ¿cómo fue?

No es que me gustara mucho hablar de estos temas, pero con Kisa, a él podía contarle cualquier cosa, él siempre me apoyaba, así que, si a alguien podía contarle lo que había sido mi primera vez, era a él.

-fue… increíble- dije, no lo tuve que pensar mucho, simplemente había sido así.

-¿qué fue lo que sentiste, dolió?-

-pues… algo, al inicio sentí que me partiría en dos, pero después… no, no dolió-

-ya veo, mi primera vez, bueno… ni siquiera recuerdo con quién la tuve, solo recuerdo que dolió, y mucho, creo que no fueron cuidadosos conmigo…-

-Akihiko-sempai, él… fue tan cuidadoso, tan… delicado… no lo sé, simplemente… no sé si sea porque fue con  él, o si de verdad sabía lo que hacía…-

-¿de verdad estás enamorado, cierto?- pregunto, esto me tomó por sorpresa, aunque yo sabía bien qué responder.

-si- dije sin dudar

 

 

Pase todo el fin de semana enclaustrado en mi habitación, no podía salir absolutamente para nada, ni siquiera a la tienda, Nii-chan decía que con lo rebelde que me había vuelto era capaz de usar eso como pretexto para volver a escapar.

Pero al fin llegó el lunes, el inicio de una nueva semana, y a la escuela no podía evitar que fuera, creo que nunca me sentí tan feliz de poder ir a la escuela.

Me levanté con uno de los mejores ánimos que he tenido en toda mi vida, me vestí  y baje al primer piso a desayunar con mi hermano, aún se le notaba algo molesto, sin embargo al fin pudimos entablar una conversación no tan incómoda.

Tomé mis cosas y salí de mi casa, respirando finalmente el aire del exterior, sé que puede ser una exageración, pero realmente había sido una eternidad el estar encerrado en mi casa. Comencé a caminar disfrutando de la brisa matutina; Akihiko-sempai no había pasado por mí esta vez, no quería que mi hermano pensara que mi iba a escapar nuevamente por ahí, seguramente ahora no tenía una muy buena perspectiva de mi Sempai.

Llegué a la escuela saludando a Kisa quien nuevamente comenzó su interrogatorio, pero yo estaba de un muy buen humor como para rechazarlo.

El día pasó rápidamente, los maestros dieron su clase y después de tomar apuntes todo el día, bueno, comenzaban a dolerme las manos; pasé el receso con Onodera y Kisa, cada uno con sus respectivos novios,Hiroki-san, y claro, con Akihiko-sempai, era una de las pocas veces que me había reído tanto con mis amigos, bueno, todos nos reíamos, excepto Takano, pero Onodera dice que el ríe en su interior.

-te veo de muy buen humor Misaki- dijo Hiroki-san

-Omm yo, bueno…-

-¡Es que le ha tocado sobre!- dijo Kisa entre risas, haciendo que los demás comenzaran a reír de igual forma

-¡Kisa!- reclamé enrojeciendo, Sempai en cambio reía quedamente.

-¡oh vamos!, ¡no quieras hacerte el virgen!- definitivamente, tenía que matarlo.

-Por favor- dijo Takano dándole un sorbo a su bebida- no tienen nada de qué extrañarse, Onodera y yo lo hacemos a cada rato.

-¡Takano-san!- exclamó Onodera golpeando en el hombro a su novio, nuevamente las risas no se hicieron esperar.

-¡chicos por favor compórtense!- gritó Hiroki-san

-Oh Hiroki, mejor no digas nada- dijo Akihiko-sempai- ¿es que no has visto ese enorme chupetón en tu cuello?, ¿o es que acaso me vas a decir que te lo hizo el espíritu santo?

Hiroki-san tapó con su mano su cuello a la vez que volteaba su mirada, escondiendo su enrojecido rostro, las risas continuaron y una muy vergonzosa platica con ellas.

Regresamos a clases, y al igual que en la mañana las clases se me pasaron volando, en un abrir y cerrar de ojos  la campana de salida ya estaba sonando y nosotros, al menos yo, me veía obligado a dejar la escuela.

-Vamos, Misaki, no puede ser tan malo…- dijo mi Sempai

-supongo que no, pero… no sé, creo que el hecho de tener prohibido salir, hace que tenga más ganas de hacerlo…- dije mientras caminábamos hasta la salida.

-Misaki…-

-¿si?-

-bueno… es obvio que no puedes venir a mi casa, pero… no te prohibieron tener visitas, ¿o sí?-

Se me iluminaron los ojos ante la idea, Sempai, ¡en mi casa!, mi hermano estaba trabajando, y no llegaba hasta tarde, así que… ¡no habría problema en que Sempai fuera a mi casa!, ¿o si?.

Así, de la mano de Sempai, lo arrastré corriendo a mi casa, ansiaba pasar unos momentos a solas con él, ansiaba besar sus labios, anisaba sentirme entre sus brazos.

Al cabo de unos cuantos minutos llegamos a mi casa, que se encontraba solitaria, mi hermano se encontraba en el trabajo.

-Bienvenido, Sempai- dije con una sonrisa, invitándolo a pasar

-con permiso…- dijo entrando

Me dirigía la cocina con la idea de preparar algo, pero la comida ya estaba preparada, únicamente con la necesidad de calentarla, me sentí un poco desilusionado, puesto que a mí me gustaba cocinar para Sempai, pero no podía desperdiciar la comida que mi hermano había preparado.

Calenté la comida y la serví, colocándola en la pequeña mesa de madera, invitando a Sempai a sentarse.

-tienes una casa preciosa, Misaki- dijo Akihiko-sempai comenzando a comer.

-gracias, supongo que mi hermano tiene buen gusto, pero no es tan linda como tu departamento…-

-pues… creo que me gusta más este lugar, tiene un ambiente más, hogareño, familiar, algo que siempre he deseado…-

No supe qué decirle, así que simplemente permanecí callado.

Al cabo de unos minutos terminamos de comer y después de fregar los platos nos mudamos al sillón, simplemente a fingir que mirábamos la televisión, al menos yo, ya que en lo único que pensaba era en lo relajante que era el sube y baja de su pecho al respirar, simplemente me tranquilizaba demasiado.

Mis parpados comenzaron a pesar como siempre que me recostaba en su pecho, ¿qué era lo que tenía que me tranquilizaba de esta forma?, me sentía seguro con él, a salvo, no había nada que me preocupara en sus brazos.

-Misaki, debo dejar de abrazarte de esta manera si siempre vas a terminar dormido…- dijo divertido, mirándome a los ojos.

-lo siento…- dije tallando mis ojos.

-eres adorable…- dijo tomando mi mejilla con una de sus grandes manos, acercándose lentamente.

¿Me iba a besar?, claro que lo haría, y así lo hizo, no pasó mucho tiempo hasta que pude sentir sus labios sobre los míos, moviéndose lentamente, acariciándome con ellos, haciéndome sentir nuevamente como mi corazón trataba de escapar de mi pecho y el cosquilleo casi doloroso en mi estómago; sin pensarlo, le devolví el beso.

Con solo un beso, solo con eso bastó para encender nuevamente esa llama que me hacía querer más de él, nuevamente esa ansiedad de sentirlo junto a mí me embargaba y él lo sabía, ya que su lengua ahora se abría paso entre mis labios dispuesta a jugar con la mía, la cual la recibió gustosa.

Llevé mis manos a su nuca atrayéndolo hacia mí, sintiendo como el exceso de fuerza me hacía recostar en el sofá con Akihiko-sempai encima de mí. Abrí mis piernas permitiéndole acomodarse mejor, ¿hoy lo volveríamos a hacer?, ¿sería hoy la segunda vez?, al menos por mí, eso lo tenía asegurado, ansiaba sentir nuevamente ese inmenso placer que solo él me provocaba, ansiaba sentir ese fuego entre nosotros.

Sus labios abandonaron los míos para comenzar a bajar por mi cuello, y sus manos juguetonas ahora se adentraban por mi camisa acariciando mi piel, haciéndome estremecer. De esta forma los suspiros comenzaron a escapar de mi boca.

Arquee mi espalda deseando sentir más de todo aquello, me derretía el sentir el calor de sus labios en la piel de mi cuello, sus manos acariciando sin piedad mi piel desnuda.

-ahh… Sempai- gemí

Jalé sus plateados cabellos hacia mí, ansiando besar sus labios nuevamente, deseo que me fue concedido, ya que al sentir su tacto procedía morder su labio inferior, notando su aliento chocar contra el mío. Delicioso.

Me besaba vorazmente, como si quisiera devorarme por completo, y yo ansiaba serlo, sentía mis mejillas arder debido a rubor, sin embargo mis bellos se erizaron al escuchar una voz que sabía no era la de Sempai.

-¿Misaki?, ¿qué están haciendo?- dijo mi hermano.

 

Notas finales:

¿qué tal?, ¿les gustó?

chan chan chan... oh por dios! Takahiro los ha encontrado!, bueno, siempre me han dado ganas de escribir qué pasaría si Takahiro los descubriera, sinceramente, es algo que me llama mucho la atenci´n y que aún no nos ha tocado ver en el manga original.

Una vez más las invito a que me dejen uno de sus sensuales y eróticos reviews con sus comentarios, críticas o lo que sea, siempre son bien recibidos <3

y mientras yo, voy a bañanarme que no me he bañado en cuatro días! :'D

sin más que decir...

Usagi'sWhife... ¡fuera!

Facebook----> https://www.facebook.com/mafer.morales.96558


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).