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Dividido por Akire-Kira

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Notas del capitulo:

Así, una bestia, poderosa, imparable. Paul es eso. En ocasiones, por supuesto.

No me excusaré por la larga ausencia. Sólo voy a dejarles varios capítulos el día de hoy :)

Ha regresado.

Del otro lado de la frontera imaginaria que separa a los Cullen de los Quileutes, pasando por la longitud completa del claro y a través de las gruesas paredes de maleza y musgo, la voz de Paul retumba con el poder de mil tambores. Sus rugidos se escuchan como el primer trueno de una tormenta y sus pisadas férreas contra el suelo hacen eco en los árboles; Edward siente la furia crecer en sus venas, la rivalidad quemando en su cabeza, pero se mantiene impasible, callado, mirando por la ventana de la planta superior de su casa y aguardando por el momento en el que esa pelea entre la manada acabe.

Paul no lo pensará dos veces cuando “arregle” el asunto con Sam. Edward percibe la idea formándose en su cabeza: es algo inexacto ahora que está distraído discutiendo con el Alfa, pero estará bien clara después. Paul correrá rumbo a la casa. Va a atravesar la frontera y pasará con habilidad sobre cada roca o tronco. Con su imponente figura asustará a los animales que estén por ahí alimentándose de la hierba del bosque y, de no ser suficiente, sus gruñidos amenazantes los ahuyentarán.

Como una bestia poderosa, con su fuerza magnífica y su temperamento inestable, se abrirá paso hasta el sendero que conduce a la casa y lo recorrerá en segundos. Carlisle y Jasper se darán cuenta primero, su sorpresa alertará a Emmett y a Alice y éstos murmurarán entre ellos para que Esme y Rosalie, alojadas en la cabaña que está a un kilómetro, se enteren. Y así, siendo el único que mantendrá la suficiente calma ante la presencia del lobo, Carlisle se lo dirá a Jacob.

Edward no sabe qué es lo que hará Jacob entonces. No sabe cómo reaccionará. No sabe qué le dirá a Paul. No sabe cómo lo tratará. Edward es ciego y sordo cuando se trata de ellos dos juntos, y todavía no está acostumbrado a ello. Jamás lo estará, pero, a estas inverosímiles alturas, agarrado apenas a una gastada porción de su antigua tranquilidad, Edward está convencido de que puede volverse una bestia aún más poderosa que Paul si éste se atreve a tocar a Jacob, si comete la atrocidad de lastimarlo de nuevo, si se le acerca más de lo que nunca debió.

Si Edward es el intruso, no le importa más. Nada importa cuando Jacob es vulnerable, cuando está en peligro, cuando puede morir justo en frente suyo. El lazo entre Jacob y Paul tampoco importa, no si Paul se deja convencer por Sam al ver lo que su semejante está haciendo con Jacob. Cualquier cosa podría suceder con Paul.

Sin embargo, Edward está dispuesto a actuar igual de impredeciblemente. Con tales nuevos pensamientos, se aleja de la ventana al instante – revisa las voces de la manada un segundo: ellos continúan inmersos en la discusión, tardarán un poco más en dejar a Paul partir – y baja las escaleras. Camina al ritmo en que lo haría un humano. Últimamente, estos pequeños detalles, los que le recuerdan que alguna vez fue humano, le regalan una suave calma de la que disfruta con todo lo que tiene.

La memoria de los más básicos placeres humanos le hace sentir anhelante y frustrado. Estas memorias son la representación exacta de lo que nunca volverá a tener.

Son lo que Jacob puede perder.

-          Edward.

Al oír que lo llaman, que su más amada voz lo llama, se pregunta muchas cosas. Quiere saber por qué Carlisle llegó a su pequeña ciudad de origen justo cuando su madre y su padre enfermaron, quiere saber por qué él también enfermó de aquella mortal gripe, quiere saber cómo es que su madre descubrió la naturaleza de Carlisle y por qué le rogó que lo mantuviera vivo fuera como fuera. Se pregunta qué habría sucedido si se hubiera negado a regresar a Forks cuando Carlisle lo propuso hace cinco años. Se pregunta dónde estaría Jacob de haberse negado a regresar a Forks por mandato de su padre.

Se pregunta qué habría pasado si ambos se hubieran negado a obedecer a sus padres.

Sus respuestas a esas preguntas son meras suposiciones, al fin y al cabo.

-          ¿Si, Jacob? – responde. Se dirige a la sala, donde la voz nace.

-          No lo detengas.

La furia – caliente, dolorosa, imparable…– incrementa dentro de Edward. Jacob, de algún modo, sabe que Paul está cerca, ya corriendo hacia los alrededores de la propiedad Cullen. La manera en la que le pide no detenerlo es francamente desesperante; como si Paul no se hubiera ido durante meses, dejándolo solo e inmerso en un sufrimiento indecible. Edward no pudo hacer nada por Jacob más que esperar a que el largo calvario finalizara, siempre a su lado, acompañándolo día y noche aunque Jacob deseaba que se marchara.

¿Cómo, entonces, Jacob no se rehúsa a verlo? ¿Por qué lo acepta con tanta facilidad? Pero Edward sabe por qué. Desde que el lazo se formó en su gigantesca totalidad, Edward sabe que esta es una verdad absoluta, como una ley constante: Jacob y Paul, cerca o lejos, felices o tristes, en desacuerdo o en paz, se pertenecen. No del modo que Jacob se entregó a Edward y viceversa, sino de uno que Edward no comprende. Esa unión – maldita, maldita –, con todos sus desperfectos e inconvenientes, no puede ser vencida por nada más que la misma muerte.

En otro lugar y tiempo en el que Edward no estuviera tan enamorado, quizá habría intentado matar a Paul. Eliminarlo para tener a Jacob Black por toda la eternidad y sin ninguna oposición. Pero en este universo Edward adora a Jacob con lo que queda de su alma pútrida, lo adora como adoraría al sol o a las estrellas, lo adora como los mortales adoran a sus dioses. Lo adora sabiendo que Jacob nunca podrá adorarlo tanto como al sol, las estrellas o los dioses. Lo adora a pesar de que Jacob ama a Paul…

-          No lo haré – asegura.

Jamás iría en contra de los deseos de Jacob. Los de Paul, sin embargo, le importan un bledo.

-          Sólo retrasaré un poco su llegada…

Con esto, sale de la mansión a una velocidad que Jacob es incapaz de distinguir.

Notas finales:

El primero de hoy.

En lo personal, me gusta este capítulo :)

Gracias por leer.


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