Bella y Jacob han estado en contacto por medio de correos electrónicos y mensajes de texto desde que ella se fue a Florida para vivir con su madre. Ha sido una época ajetreada para Bella con el ingreso a la universidad, pero ya que se ha instalado y acostumbrado al nuevo ambiente, puede respirar con tranquilidad y tomarse su tiempo para llamar a Jacob.
Bella marca a su número y espera mientras el aparato repica del otro lado. Cuando atienden la llamada, Bella no sabe qué decir al escuchar la voz de Edward, tan única y singular que confundirla sería imposible.
- ¿Diga?
- Eh… hola, Edward. Yo… ¿puedo hablar con Jacob?
Hay algo de jaleo en la línea. Bella espera, respira profundo y pide que su amigo esté disponible. Alcanza a escuchar a la que, presume, podría ser Alice, y piensa que hablar con ella sería más reconfortante que con Edward, con quien jamás tuvo una buena relación.
- Isabella – ella rueda los ojos al oír su nombre entero, pero evita el usual “Bella, sólo Bella” –, él no puede atenderte ahora mismo.
- ¿No está ahí? – frunce el ceño. ¿Cómo es que el celular de Jacob está, pero él no?
- Está aquí, pero no conmigo. Carlisle está atendiéndolo.
Carlisle. Bella siente su pecho contraerse. Si Carlisle lo está tratando, entonces Jacob…
- ¿Está bien? – pregunta, su voz alzándose.
- No tienes de qué preocuparte.
- Edward, mira, sé que no te agrado, y tú tampoco a mí, pero necesito que me digas qué es lo que le pasa.
Bella se estremece al escuchar a Edward apretar el teléfono con su mano, pero se mantiene firme.
- Dime qué le sucede.
El hombre suspira y ella sabe que ha ganado.
- Salimos de viaje a Brasil hace unas semanas. Él enfermó allá. No estamos seguros de lo que es, pero esperamos encontrar el modo de tratarlo.
- ¿No están seguros? Debe haber algún diagnóstico – insiste Bella, ansiosa por escuchar algo que le asegure que Jacob estará bien.
- Lo hay, pero esta enfermedad no es común.
- ¿Medicamentos? ¿Algún tipo de tratamiento?
Edward se queda callado.
- No. No existe algo así.
- Entonces… ¿qué…?... Edward, ¿qué pasará entonces? Si no hay nada, ¿cómo mejorará?
- No lo sé. Estamos buscando una manera de ayudar, como te he dicho. Hacemos todo lo que está en nuestras manos.
- No lo dudo – acepta Bella –. ¿Tienen algún plan ahora mismo?
- Sí. Estamos pensando en ir a Europa a buscar más, cualquier cosa que nos acerque a una cura. Ahí es donde se han presentado más casos, existe más información que en América.
- ¿Llevarán a Jacob con ustedes?
- No lo dejaría solo aquí.
- Agradecería mucho que me avisaran si deciden viajar. Llamaré a Jacob después, gracias por decirme de esto. Adiós, Edward.
Antes de colgar la llamada, Bella oye, fuerte y claro, la petición Edward le hace.
- Él está estable, pero no es seguro que permanezca así durante mucho tiempo. Estoy seguro de que tienen muchas cosas que decirse. Si pudieras llamarle tan pronto como puedas, te lo agradecería, Isabella.
Bella cuelga la llamada sin dar una respuesta, pero el resto del día se le va de las manos imaginando un destino en el que el temor de Edward se cumpla.
Ella imagina un futuro en el que Jacob no esté, y sus mejillas se empapan de lágrimas hasta que es la hora de dormir.