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Dividido por Akire-Kira

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Notas del capitulo:

Me encantaría poder escribir más de este grupo, pero las circunstancias de la historia me lo impiden :(

Monstruoso, piensa Leah. Ella rasguña las hierbas, la tierra y la roca que siente bajo sus patas mientras intenta buscar un modo, una estrategia o un plan que funcione en una situación como esta.

Es horrible, gruñe Seth. A un lado de Leah, Seth aplasta las orejas contra su cráneo, estremeciéndose cada vez que escucha uno de los aullidos que emiten Sam y Paul.

Hay que detenerlo, Quil apoya los pensamientos aleatorios de Leah, donde ve el deseo que ella tiene de saltar sobre sus hermanos para separarlos.

Esto es demasiado para todos, Jared aporta en voz baja, apenas queriendo observar el pie de la colina en la que están parados. Abajo, golpeándose contra el suelo, dándose fuertes mordidas, Paul y Sam están hundidos en la más pura rabia, asfixiándose el uno al otro dentro de esa maldita rivalidad que han hecho crecer con los años

Actuemos rápido, se matarán, Embry murmura, sus músculos tensos y preparados para frenar a esos dos lobos que perdieron la capacidad de razonar hace un largo rato.

No podemos contra Sam, señala Brady, encogiéndose contra Collin, asustado de que, siendo los más jóvenes, los menos experimentados, Sam se deshaga de ellos con un par de gruñidos.

Él es nuestro Alfa, no Paul, Collin se recarga en Brady aceptando los sentimientos de apoyo que éste le da. Brady comprende su miedo. Nadie más que Brady.

Lo único que Leah siente a través del vínculo con Brady y Collin es miedo, un terror básico a ser atacados o, peor aún, exiliados por el Alfa. Sin embargo, ella no le teme. Hace mucho aprendió a canalizar su miedo y convertirlo en valentía. Además, piensa con sombrío humor, Sam ya le ha quitado mucho, es momento de retribuir el daño.

Así, a sabiendas de que será secundada por cuatro lobos más, Leah corre colina abajo, directo a Sam, e interviene en la pelea mordiendo y arañando a su Alfa, intentando darles tiempo a Quil y Jared para que detengan a Paul y lo mantengan a varios metros de su odiado contrincante.

¡Detente ya, Sam! ¡No puedes ganarle!

Puedo, maldita sea, ¡puedo ganarle a ese imbécil!, Sam no quita su mirada de Paul, que huele a sanguijuela, desobedece sus órdenes y pone el beneficio propio antes del bien común. Paul, que jamás quiso comandar y ahora le amenaza con desafiar su liderazgo y hacerse el Alfa de la manada. Sam no permitirá que esto último suceda mientras esté vivo

¡¿Tengo que matarte, entonces?! Paul vocifera, agitándose violentamente entre los cuerpos de Quil y Embry. ¡Voy a matarte si continúas diciendo que acabarás con Jacob! ¡Lo haré con mucho gusto!

¡Obedéceme! Sam grita y su voz hace eco en las mentes de todos, incluyendo a Brady y Collin, que miran con indecisión desde la cima de la colina. Está gestando a un demonio, ¡debes destruirlo! El consejo no confía en los Cullen y tú los estás protegiendo.

No los protejo a ellos, sino a Jacob, y lo sabes bien. Así como tú mueres por la felicidad de Emily, así como tú vives para cuidarla, yo estoy en este mundo para asegurarme de que Jacob esté bien. Si tú me dices que lo matarás por el bien de la tribu, estoy dispuesto a ser un lobo solitario e ir en tu contra.

Estás loco, ¡tan loco! Si ese bebé fuera tuyo no habría ningún problema, pero es de Edward, ¡de un frío! ¡¿Cómo puedes soportarlo?! ¡¿Cómo es que no mataste a ese vampiro apenas supiste que el engendro es suyo?!

No comprendes, Paul resopla, no comprendes nada. Su estuvieras en mi posición…

¡Yo ya habría matado al maldito!, Sam está fuera de sus cabales por completo.

Tú no amas a Emily, entonces.

Este serio comentario consigue callar todos los gruñidos, los gritos y las acusaciones. Paul está siendo franco, y cada lobo presente puede sentirlo en sus propios tejidos, como si saliera de sus corazones. Un silencio denso los cubre, y Paul es quien se alza sobre la mudez de los demás.

Debí haberlo previsto, dice Paul, empujando a Quil y Embry para que lo dejen libre. Tú y yo no podemos estar en la misma manada, no mientras seas el Alfa. Es demasiada la competitividad entre ambos, así que no me dejas más alternativa que irme.

Paul…, Leah gime, no, no, no. No nos dejes así, por favor.

Lo siento, Paul suena igual de afligido pero, ¿qué más le queda? Él no tiene nada que hacer en esa manda. Su mundo entero está del otro lado de la frontera. Sam…

Si lo haces, iremos tras él.

Paul no escucha.

... tú, como miembro de la familia Uley, no tienes ningún poder sobre mí. Te concedí el lugar de Alfa ante la ausencia de un miembro de la familia Black, y ahora me desligo de ti y de aquellos que te sigan. Un Tyson jamás se inclinará ante un Uley, así como un Black jamás se inclinará ante un Tyson.

Paul siente el golpe de siete lazos siendo bloqueados. Ya no escucha a Leah y a Seth pedirle que se retracte, ya no escucha a Embry y a Jared diciéndole lo drástico que es su movimiento, ya no escucha a Collin y a Brady temiendo por él y por Sam.

Ya no escucha a Sam…

Se asusta un instante. ¿Y si ya no puede hablar con Jacob por medio del lazo por culpa de los otros, que punzan y arden y se resisten a ser olvidados?

Jacob.

Silencio.

Jacob.

No, no, no. Por favor.

Jacob.

¿Estás bien? ¿Paul?

El aludido suspira. Se toma un segundo. Adivina que Sam está estupefacto ante lo que acaba de hacer, pero no le importa. Sólo los otros lazos duelen, porque su manada está a completa merced de ese hombre ahora… echa a correr de regreso al territorio de los Cullen. Los gimoteos de Seth y de Leah son lo único que le cuesta ignorar.

¿Paul?, Jacob insiste.

Estoy bien.

¿En dónde estás?

La Push, pero ya voy para allá, Paul apresura el paso y da todo de sí para llegar lo más rápido posible. Edward, sé que me escuchas, lo dice de mala gana, fastidiado con el hecho de que no puede compartir eso a solas con Jacob, y tengo malas noticias. Sam quiere atacar.

¿Qué?

Los he dejado, Jacob. Ya no pertenezco a ese lugar.

¿Qué estás diciendo? Paul, naciste ahí, yo nací ahí.

Bueno… ya sabes, nunca fuimos muy apreciados por los viejos, en especial yo. Estaba esperando que esto sucediera.

Y es verdad.

Desde que el consejo estuvo al tanto del contacto entre Jacob y los Cullen – desde que no sufrió la transformación estando con ellos –, Jacob fue despreciado por los ancianos. Y Paul, que se reveló ante sus leyes y reglas desde temprana edad, estuvo a punto de ser exiliado de la tribu en varias ocasiones; cuando sus padres murieron, Paul perdió la protección del apellido Tyson y estuvo bajo el cuidado de los Clearwater.

Nunca nos quisieron, Jacob murmura, su garganta apretándose.

No, pero nosotros tampoco los quisimos a ellos.

Es un amargo consuelo, pero funciona bien para los dos.

Notas finales:

¡Hey! Recuerden lo de los nombres que mencioné el capítulo anterior, en verdad me emociona la idea de que el nombre sea elegido por ustedes ;)

Gracias por leer :)


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