Bella fue una de las primeras en saber que aceptó casarse con Edward, y también es una de las primeras en enterarse que la boda se cancela. Jacob lucha contra el impulso de decirle la verdad, de darle los detalles de sus razones, pero no puede decirle más que ¨ha sido bastante para ellos, no están preparados para el matrimonio¨. Bella le pregunta qué hará en adelante, él contesta que sus planes no han cambiado, sólo la naturaleza de su relación con Edward.
- Espera – le detiene Bella –, ¿seguirán viéndose?
- Sí, estaré viéndolo todavía – responde, acomodándose mejor en la cama de Bella –. Estuvimos juntos por más de un año, y antes fuimos amigos… no quiero perderlo, no completamente.
Bella extiende una mano y agarra la de Jacob, apretando el agarre. Jacob ve en los ojos de Bella el cariño con el que sus hermanas lo miran. También, ve el brillo de suspicacia, el murmullo que dice ¨sé que no quieres hacerlo, pero está bien¨.
- ¿Aún lo quieres? – pregunta Bella, su voz baja y afable.
- Sí – contesta Jacob –. Lo amo, a decir verdad – y su pecho se contrae, la sensación tirando mucho a ser dolorosa –. Pero es más difícil que eso – continúa, pensando en evitar por completo el tema de Paul; el que es su imprimación, algo que Bella nunca comprendería –, y no podemos hacer nada más.
- ¿Y él? – Bella suelta un poco el apretón de sus manos –. ¿Qué piensa Edward acerca de eso? ¿Estuvo de acuerdo?
- Lo estuvo – afirma Jacob –. Habíamos tenidos ciertos problemas desde meses atrás, creo que previó lo peor desde el principio – Jacob muerde el interior de su mejilla, el recuerdo de James causándole un miedo irracional –. Ahora sólo… ha pasado lo inevitable.
No está seguro de a qué se refiere con ¨inevitable¨. Quizá la cancelación de la boda – nunca estuvo conforme con los planes de la ceremonia –, quizá su rompimiento con Edward – todo entre ellos se sintió extraño luego de hacer oficial el compromiso –, quizá el aceptar su amor por Paul – tarde o temprano, se repite, tendría que haberlo admitido – o, quizá, la resolución del problema con James, el que los Vulturi se lo hayan llevado – es algo que esperó por más de un año: sentirse en paz porque ya no está siendo acechado por él –.
- Sólo algo más – dice Bella –: ¿él te ama todavía?
Jacob nota el uso de la palabra ¨amar¨, que Bella no utilizó al preguntarle lo que él sentía; hay razones, lo sabe, pero prefiere no conocerlas por el momento. Piensa en Edward, la manera en la que apoyó su decisión, y el corazón se le encoje. El amor de Edward es tan fuerte, fiel e irrevocable que parece algo irreal. Haga lo que haga, Edward estará ahí, de un modo u otro.
- Sí – dice Jacob, contestándole a Bella, que dejó de respirar por un segundo ante la simple palabra –. Él me ama y yo lo amo pero… no puedo.
Bella ya no entiende el inconveniente. No sabe de Paul, no sabe de vampiros y licántropos, no sabe de lazos más sólidos que la misma vida, no sabe lo que Jacob debe enfrentar, pero él aprecia su preocupación.
- Más adelante – murmura Jacob, pensando en la probabilidad de que la imprimación se rompa cuando muera –… más adelante tal vez podamos estar juntos.
Sosteniendo su mano con más energía, Bella espera a que se recomponga.
Las pocas lágrimas que empañan los ojos de Jacob se evaporan sin manchar sus mejillas.