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Dividido por Akire-Kira

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Notas del capitulo:

Una cosa: adoro a Edward. No me gusta mucho hacer que ¨sufra¨, pero las cosas deben ser así...

Lo siento. Aquí el capítulo:

No ha dejado de pensar en ello desde que Billy se lo dijo. Es un pensamiento que se repite y se repite dentro de su cabeza, imparable, molesto, pero cierto. Intentar detenerlo sería infructuoso y decepcionante; tanto tiempo controlando qué oír de las mentes ajenas, moderando el ruido de otras personas, y no es capaz de callar su propia mente, sus recuerdos.

La música siempre había ayudado a calmarlo, como un bálsamo o una suave y exquisita pócima. Recuerda a su madre, a Elizabeth Masen, tocar el piano con sus dedos largos y delgados cuando él se asustaba o estaba preocupado. Ella presionaba las teclas con naturalidad, como si sus dedos siempre hubieran hecho eso, y él, viéndola, escuchándola, lograba tranquilizarse. Ese tipo de memorias abundaban – siempre las guardó con aprecio, no se evaporarían nunca – y, a veces, la melancolía lo roza muy de cerca. Esperó que con los años el rostro de Elizabeth se volviera difuso e inexacto, pero todavía recuerda el color de su piel, la forma de su nariz, la redondez de sus mejillas y el color de sus ojos.

Sin embargo, ahora, la música no está funcionando en lo absoluto. Todo lo que Edward escucha es ¨intruso, intruso, intruso, intruso¨ y no el sonido de las teclas, la melodía que Esme adora y él no encuentra el modo de tocar correctamente. Se detiene, sus manos bajando la tapa del instrumento sobre las teclas, y espera en silencio, queriendo que la horrible palabra pare de golpear sus sentidos.

Intruso. Él es uno. Él está complicando todo. Él no debería estar ahí, interfiriendo en la vida de Jacob, poniéndose en medio de él y Paul, que han nacido para el otro. Si se fuera de ahí, si dejara a su familia y diera el espacio para que las cosas sean como deben, los problemas quizá se arreglarían. Su presencia no hace más que confundir y re-direccionar la conducta de Jacob. Si lo dejara en paz, si decidiera no ser su amigo y acabara con ese enredo…

Oye el ritmo de los pasos de Jacob, el conocido compás con el que camina, acercándose a la habitación. Un poco de su frustración se va; tenerlo cerca, poder sentirlo, es un eficiente calmante. Jacob vacila antes de poner la mano en el picaporte – no tiene nada que hacer ahí dentro, ningún hecho aceptable que excuse su entrada –, pero recuerda la preocupación que Esme tiene por la actitud reciente de Edward. Gira el picaporte y entra.

Edward está sentado frente al piano y le mira. Sus ojos son un par de tonos más oscuros que lo usual. Jacob, entonces, deduce que no ha bebido sangre cuando ya debería haberlo hecho. No quiere creer que su descuido es intencional.

-          Hace un buen tiempo que no te escucho tocar – murmura Jacob –. La última vez fue antes de ir a la isla – es un tema peligroso de tocar, pero necesita que Edward diga algo.

-          Sí, lo recuerdo – dice Edward, sonando dubitativo y distante –. Me habría gustado tocar estando allá – lo que menos desea es sacar provecho de las circunstancias, piensa, pero en verdad añora la calidez de Jacob, el aroma encantador que desprende su piel –. ¿Por qué no vienes aquí, Jacob? No me molestaría – señala con un ligero ademán el espacio vacío a su lado.

El tono que Edward ocupa – suave, dulce, tan agradable – hace que Jacob se sienta fuera de lugar unos segundos. Esa voz está en sus memorias más íntimas, varias que incluyen la Isla Esme. Aparta sus pensamientos desviados y acepta el ofrecimiento de Edward, sentándose junto a él con apenas unos centímetros entre sus cuerpos.

-           ¿Quisieras volver a escucharme? – hay un matiz misterioso en la pregunta, una petición implícita y dolorosa de la que ninguno dice nada.

-          Claro – contesta –. Toca algo para mí, Edward.

Edward retira la tapa de las teclas y toca un par de acordes al azar antes de decidirse por una melodía. Es especial. La más importante que ha compuesto. Siente a Jacob tensarse al reconocer el inicio de la canción que lleva su nombre. Edward lamenta que esa sea su reacción, pero continúa presionando teclas.

Es más sencillo interpretar esta pieza que otras. Es más sencillo teniendo a Jacob ahí. Las preocupaciones, sus planes de irse, desaparecen unos segundos después de la primera parte de la melodía. Edward sabe que esos pensamientos regresarán cuando Jacob se vaya y que posiblemente se tornen más extremos. Quizá acabará ideando maneras de reprimir sus sentimientos con la ayuda de Jasper o, quizá, acabará preguntándole a Alice qué sucedería si optara por ciertos caminos.

No obstante, mientras Jacob no se vaya, Edward se olvidará de eso y seguirá tocando.

Lo hará tantas veces como Jacob quiera.

Notas finales:

La vida es bella. No lo olviden aunque a Edward poco le importe...

Gracias por pasarse por aquí, hasta luego :)


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