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Dividido por Akire-Kira

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Notas del capitulo:

Si tengo que ser sincera, he de decir que escribir de temas sexuales aún me causa cierta incomodidad. Apuesto a que muchos tiene la misma dificultad, pero bueno...

Segundo capítulo de hoy. Ojalá disfruten.

Edward es tranquilidad y pasión equilibradas. Su personalidad de suave trato hace que sea fácil interactuar con él. Jacob descubrió que Edward escucha con atención cualquier cosa que se le diga, sea una simple palabra o la frase más extensa posible. Él atiende a quien le llama y hace cuánto puede por entender. Lo hace con calma, descubriendo los matices y las capas, desmenuzando los muchos sentidos, obteniendo la mejor respuesta. Es un proceso veloz, de apenas segundos, pero Jacob lo nota.

Hay ocasiones en las que su tranquilidad pierde ante la pasión. Algunos temas y situaciones logran hacer que olvide el equilibrio y se incline por uno de los lados, el más intenso y arriesgado. Cuando Jacob besa el cuello Edward, cerca de su oído, y acaricia sus hombros, una fracción de su tranquilidad se evapora en un instante. Las sensaciones que la reemplazan son una mezcla calinosa y reptante que sube por su columna y se instala en su cuello, presionando y quemando esa zona; es su instinto, que le menda a beber de Jacob cuanto antes. Tras superar la urgencia de encajar sus colmillos, la necesidad se transforma hasta ser un deseo físico, un hambre carnal que ha satisfecho del modo más delicioso junto a Jacob; el recuerdo es poderoso y nítido, una escena repleta de movimiento y sonidos que le enardecen en demasía.

En la isla, Jacob supo cómo tocarlo para arrastrarlo al límite y, de golpe, regresarlo a la seguridad del control. Fue un paso difícil para Edward iniciar una etapa sexual en su relación con Jacob. Luchó contra el fuerte impulso de morder, de saciar su apetencia básica de sangre, mientras Jacob estaba sobre él, impulsándose por sí solo de arriba hacia abajo; Edward no quería terminar magullando o rasgando la piel de ese hermoso cuerpo por, sencillamente, no conseguir dominar sus tentaciones.

En días posteriores a la primera vez, el sexo fue cada vez menos peligroso para la integridad física de Jacob. Edward logró centrarse en tocar y besar y acariciar a Jacob sin pensar en nada más, perdido en los pliegues de la piel, las formas de los huesos, las curvas que podía agarrar entre sus manos, los colores de la dermis oculta y el sabor de los rincones que se prohibió durante tanto tiempo. Jacob estaba descubriendo un lugar desconocido, aprendiendo qué tipo de cosas le gustaban y cuáles le agradaban a Edward, qué tanto era capaz de soportar éste y cuánto era capaz de soportar él mismo…

La Isla Esme les mostró la comodidad del acto, el placer de hacerlo, la libertad con la cual debían experimentar las cosas que se les antojara probar. La confianza entre ambos alcanzó un punto que no se quebraría nunca. Cualquier cosa podría decirle Edward a Jacob o Jacob a Edward y se sentiría correcto y normal. Sobre sus familias, sobre sí mismos, sobre lo que pasaría en el futuro. Ya nada era terreno vedado.

Lo sucedido en la Isla Esme permitió que la ruptura fuera soportable.

Notas finales:

Hasta luego, lectores. Gracias por leer :)


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