LOKI
Loki estaba tranquilamente sentado fuera del palacio, leía un libro mientras la brisa del último día de verano acariciaba su rostro. A la vez en la que bebía el agua mas fresca de la mañana en una copa.
Sintió una patada ligera en el estomago, no gimió pues ya se estaba acostumbrado a ellas. Pero el silencio se vio perturbado por una bella voz.
-¿Mi señora, cómo me veo ahora? -Loki miró, era Bardo usabndo los ropajes de sirviente pero sin importar que fuesen los mas grandes que habían encontrado, aun eran muy ajustados para él.
-No está mal, pero no se ve muy cómodo. -dijo Loki mirándolo de arriba a abajo y suspirando mientras cerraba el libro.
-¿Le sucede algo, majestad? -Bardo se sentó a su lado.
-Estoy tan aburrido. No puedo moverme, no puedo salir mas allá del territorio del palacio porque es peligroso. Sólo soy un estorbo inútil y gordo.
-No, no, no es así. -tomó su hombro. -Usted espera a un bebé, eso no la hace inútil, la hace mas fuerte. Mi esposa solía decir que las mujeres embarazadas eran mas fuertes que los caballeros y mas valientes y resistentes al soportar un dolor terrible para finalmente recibir su recompensa nueve meses después.
Bardo miró a la nada, nostálgico y deprimido mientras que Loki admiraba su rostro.
-¿Cómo era tu esposa? -dijo el dios finalmente.
-Muy hermosa; castaña, morena, sus ojos eran del color avellana mas hermoso de todos. Su risa llenaba de alegría mis días y su voz, sus brazos y los latidos de su corazón callaban mis lamentos cada noche.
-Es una pena. -dijo Loki bajando la mirada.
-Bueno, si. Pero no se puede vivir del pasado ni de la melancolía. -Bardo sonrió con cierto dolor.
Loki bajaba la mirada, estaba apenado por haber preguntado por su esposa. Así que sólo quiso distraerlo pues veía que sus ojos azules comenzaban a cristalizarse.
-Sé que es difícil. -Loki tomó su mano, y Bardo lo miró ruborizado y con lágrimas en los ojos. -Pero no se puede vivir del dolor, así que podremos hacer lo que sea para mejorar tu animo. -Loki sonrió, era una sonrisa dulce que hizo que Bardo sonriera entre dientes, feliz pero mas ruborizado. -Acompañame.
Loki y Bardo entraron al palacio con las manos tomadas. Bardo estaba emocionado, sentía que su corazón iba cada vez mas rápido y su rostro estaba tibio.
-Voy a mostrarte el castillo. Caminar por aquí siempre me hace sentir mejor. Y tal vez te pueda ofrecer un poco de vino.
Bardo no habló, estaba muy emocionado por que su "reina" tomara su mano con fuerza. Y así, Loki le mostró todo el palacio a Bardo y este permanecía callado escuchándolo y aprendiendo las cosas que Loki aprendió de Legolas y Thranduil. Y nada encantaba mas al humano que escucharlo hablar.
Mas tarde, Bardo bebía de una copa de vino. Y se sentía en paz por primera vez en mucho tiempo y como Loki no podía estar con su amado esposo por el momento pues estaba trabajando, estaba feliz de tener una compañía.
-Oye, mira esto. -dijo Loki tomando la copa de Bardo, y de pronto esta se congeló.
Bardo lo miró asombrado pero encantado de ver tal magia. Él amaba la magia desde muy pequeño y eso realmente lo impresionaba. Loki sostuvo la copa con dos dedos, uno de cada mano hasta que pudo soltarla y esta flotó sobre sus palmas abiertas.
-Por los dioses.... -susurró Bardo impresionado.
Loki de pronto hizo que la copa se volteara pero el vino no cayó al piso, flotó a la vez como si no hubiese gravedad alguna. Acarició el vino con sus delicados dedos y algunas gotas resbalaban por estos para después volverse a elevar.
-Jamas.... en mi vida.... había visto algo como eso.... -dijo Bardo impresionado.
-¿Qué sucede? -dijo una voz autoritaria y la copa cayó rompiéndose en varios pedazos mientras que el vino se derramaba. Loki miró al responsable, era Thranduil que fruncia el ceño.
-Muchas gracias, querido, llevaba practicando eso desde hace mucho tiempo y me haz desconcentrado. -dijo Loki tratando de agacharse para recoger los cristales rotos.
-No se moleste, mi reina. -dijo Bardo agachandose.
-¿Qué estaban haciendo? -la duda de Thranduil no era respondida aun.
-Le mostraba a Bardo mi poder. -dijo Loki. Thranduil sintió una sensación amarga en la garganta y suspiró, conocía a Bardo de dos días y ya le estaba mostrando sus poderes. Cuando Thranduil lo había descubierto por si solo cuando Loki salvó a Legolas de un orco. Eso no le gustaba.
Thranduil miró molesto a Bardo que recogía los cristales con la mano desnuda como si no le importara cortarse la piel sólo para ayudar a su rey. El rubio tragó saliva y miró a otro lado, preocupado decidió ir nuevamente dentro.
-Sólo tengan cuidado. -dijo por ultimo sin mirar a ninguno a los ojos.
Loki fruncia el ceño, percibía que algo no estaba bien. Pero sólo calló y sus pensamientos fueron interrumpidos por el quejido de Bardo. Se había cortado la piel de su pulgar, unas cuantas gotas de sangre rodaron por su piel blanca. Loki tomó su mano, haciendo que Bardo se pusiera de pie y casi al instante, Loki besó su dedo, manchando sus dedos de sangre pero para sorpresa del humano, la cortada había desaparecido.
-Oh mi Reina... -dijo Bardo extasiado ante el poder de Loki. -Mi Reina, su corona, el color de su gema está cambiando.
Loki se quitó la corona, ahora lucia entre un color rojo fuego y una combinación de varios colores como el de las hojas secas en el otoño, pero de pronto pudieron escuchar un sonido proveniente del palacio, algo se había roto.
Loki sonrió con serenidad y ayudó a Bardo a entrar en el palacio.
THRANDUIL
Daba vueltas en su oficina, de una esquina de la habitación a otra mientras pensaba. Estaba ocupado pensando en Bardo y Loki. Su relación no era nada parecida a la suya. Loki parecía tener cierta confianza en Bardo que con Thranduil le costó conseguir.
Fue corriendo hacia la ventana, donde aun se encontraban ambos y por una pequeña abertura pudo verlos. Bardo seguía de rodillas recogiendo los cristales y pudo ver que este se cortaba la piel de su pulgar, derramando un par de gotas de sangre.
El dolor no era nada grave, pero si molesto. Por alguna razón desconocida por el rey, sonrió al verlo un poco herido. Pero su sonrisa se vio borrada de sus labios cuando Loki besó el pulgar, manchando sus labios del carmín de la sangre.
Thranduil abrió completamente los ojos, molesto, admiró la sonrisa de Bardo al ver a su "mágico rey". Dejó de espiar, era suficiente para sus ojos y para su ira alimentada por los celos en ese momento. Trató de controlarse, pero sus ojos claros se oscurecían de tan sólo recordar lo que había pasado tan sólo hace pocos segundos.
Su respiración estaba algo acelerada. Tomó un jarrón lleno de flores que comenzaban a lucir secas y marchitas por el ultimo día de verano. Lanzó el jarrón, se estrelló contra el piso, rompiéndose en varios pedazos.
Y de pronto, Thranduil se sintió melancólico. Era un hermoso jarrón negro con bordes y decorados de oro que pertenecía a su madre. Recordó que cuando era un niño, un pequeño elfo como Legolas, su madre lo llevaba de la mano y ambos recogían las flores mas hermosas y las ponían dentro del jarrón. Thranduil solía admirar a su bella madre cantando en elfico cada vez que ponía las flores dentro del jarrón y con su melodiosa voz estas se abrían de sus capullos, liberando un delicioso aroma que estaba impregnado en los ropajes de su madre.
Thranduil se sentó en el piso, sus ojos se habían llenado de lágrimas sin que él lo notara. Recogió cada pedazo con cuidado, acariciando la porcelana. Pasó sus largos dedos por las esquinas afiladas y sin pensar, fuera de si, enterró una de las afiladas esquinas en su dedo indice, logrando herirse un poco.
LOKI & THRANDUIL
-¿Estas bien? -Loki había entrado en la oficina, mirando a Thranduil de rodillas mirando el jarrón y su dedo herido. -¿Estuviste llorando?
-¿Acaso importa? -Thranduil secó sus lágrimas.
Loki se arrodilló con un poco de dificultad debido al embarazo y su vientre cada vez mas abultado.
-Oh Dioses, el jarrón de tu madre. -Loki lo ayudaba a recoger los pedazos sin percatarse de la cortada de Thranduil. -Puedo repararlo.
Thranduil no lo miraba, seguía pasmado pensando en su madre y en Loki y Bardo a la vez mientras sus ojos no dejaban de producir lágrimas.
-Thranduil.... -la voz de Loki interrumpía sus pensamientos. -Melda... -tomó el ultimo pedazo de jarrón que las manos del rey sostenían con fuerza.
-El jarrón de mi madre está roto. -dijo con tristeza. -Ella amaba este jarrón, yo.... crecí admirandolo como si ocultara un secreto dentro de la porcelana y ahora está hecho pedazos.
-Lo podemos reparar. -dijo tomando el pedazo. -Tu dedo está sangrando.
-No.... No sería lo mismo. Ya no tiene el mismo valor. -dijo mirando la nada.
-Sabes, Thor y yo solíamos jugar mucho en el palacio de Odin, yo usaba mis poderes y él su fuerza y muchas veces teníamos peleas y llegamos a romper muchas cosas. Mi madre reparaba los daños de jarrones y muchos adornos de porcelana, pegando los pedazos con oro fundido. Parecía que la pieza quedaba arruinada pero no; ella decía que un objeto viejo restaurado era aun mas valioso que antes. Al igual que las personas, estos artefactos tuvieron su historia y sufrieron dolor y al restaurarlos con oro nos mostraba que estos objetos se transformaban en algo imperfecto pero resistente, capaz de recuperarse del dolor. Sin ocultar lo que alguna vez sufrieron.*
Thranduil lo miró a los ojos, Loki sonreía, besó la frente de su rey y frotó suavemente su nariz con la del rubio antes de besarlo en los labios.
Thranduil sollozó un poco cuando sus labios se separaron, lo tomó de las mejillas y volvió a besarlo apasionadamente.
-Nunca me dejes, Loki. -susurró el rey.
-¿Qué? Jamas haría algo como eso. -frunció el ceño. -Sabes que soy sólo tuyo y para ti.
-Lo sé. Es sólo que.... No me fio de ese humano. -dijo un poco molesto.
-¿Bardo? Oh, ya veo. Estas celoso. -sonrió de manera picara.
-No, no es verdad. -se ruborizó.
-Claro que si. -pellizcó sus mejillas. -Melda, Bardo es mi sirviente y puedo apreciarlo, he visto dentro de su mente, no es peligroso. Pero puede ser capaz de matar a un dragón. Sin embargo, no podría arrebatarme de tus brazos.
Thranduil miró a otra parte, aun ruborizado. Loki tomó sus mejillas para que lo mirara a los ojos y sonrió tiernamente con los ojos llenos de bondad y amor.
-Ai armiel telere maenen hir*. -dijo Loki besando ambas manos. Thranduil se sorprendió y se levantó para tirar de su cabello y besarlo con fuerza en la boca.
El rubio besó su barbilla y su cuello desesperadamente mientras Loki jadeaba deseando a su amado esposo. Hasta que Loki jadeó con fuerza.
-¿Qué sucede? -Thranduil se separó.
-Es tu hijo... -tomó su vientre. -Está pateandome
Thranduil se arrodilló para besar el vientre y sentir un pequeño bulto que comenzaba a moverse lentamente dentro del vientre.
-Dejó de moverse. -dijo Thranduil mientras Loki se relajaba de sentir su vientre normal nuevamente.
-Se siente seguro de saber que su padre está con él, protegiéndolo y amándolo, esperando por su nacimiento. -Loki sonrió mientras Thranduil se recargaba en su pecho, escuchando sus latidos.
Estuvieron en esa posición por un rato antes de que Thranduil cayera dormido y Loki sólo lo admirara mientras besaba su rostro con cuidado. Sin embargo, el rey no durmió tranquilo.
Continuara....