- ¿Realmente estas seguro de esto?
- Ya te dije que si -sonrojado
- De acuerdo
Con una tierna sonrisa, Itachi guio a Deidara hasta el cuarto de la habitación, ¿pero que los llevo a esto?
Horas antes...
Deidara miraba a un grupo de chicas y donceles platicando amenamente, todos tenían un rubor en sus mejillas y eso le daba curiosidad al rubio, pero no quería pecar de entrometido hasta que
- Están hablando de su primera vez
- Sasori, me asustaste, ¿cómo lo sabes?
- Porque me preguntaron su Tobi y yo, tú sabes -sonrojándose
- ¿Y ya?
- ¡No!, Tobi quiere esperar un poco y la verdad yo también. ¿Y tú?
- Pues la verdad, ni Itachi ni yo hemos pensado ni hablado de eso
- La verdad yo creo que si lo piensa, pero con la fiera que tiene de tío el cual es tu padre, cualquiera lo pensaría dos veces
Deidara suspiro, Sasori tenía razón en eso, si bien Madara adoraba a sus sobrinos también era capaz de despellejarlos vivos, colgarlos de su hombría y esperar a que los buitres se los comieran; desde que Indra, en especial había nacido, Madara era más sobreprotector con él, Naruto y el bebé. No olvido el castigo que le dio a Sasuke:
Luego de que Madara había visto, como Sasuke subía con intensidad los besos y caricias, cuando le dio a Naruto su regalo el día blanco y haber dejado a Minato, el azabache menor aun cumplía el castigo de lavar los baños con un cepillo de dientes después de clases. Pese a las suplicas de Fugaku por levantarle el castigo, Madara no cedió. Eso le hacía preguntarse, si eso le hizo a Sasuke, ¿qué le haría a Itachi?
Itachi por su parte, solo miraba a su pensativo rubio, él también sabia de lo que hablaba ese grupito de sus compañeros y la verdad, el azabache de coleta ya se sentía en su límite.
- ¿En qué piensas Ita?
- Si te lo digo, ¿prometes no abrir la boca, Tobi?
- Lo prometo
- Bien -suspiro- sabes, desde hace mucho tiempo he querido proponerle a Dei que...
- ¿Si?
- Bueno... quiero hacerlo mío
Tobi abrió los ojos lo más que pudo, mientras una sonrisa se dibujó en su rostro
- ¿De verdad?
- Si, pero no sé cómo decírselo, además
- Esta Madara-ojisan -Itachi asintió- y si sabe que te comiste a su pequeño, te castra
Itachi solo asintió, pero la verdad no le importaba solo lo que pensaría Deidara si se lo propusiera, pero recordó que una vez, el rubio no se opuso
FLASH BACK
En una de sus citas, Itachi y Deidara volvían a casa, caminaban tranquilamente hasta llegar a un parque donde vieron un vendedor de dangos, el azabache no pudo resistirse y fue por una orden
- Sí que te gustan estas cosas -sonrió Deidara
- Son mi debilidad -sonriendo- ¿quieres uno?
Deidara sonrió y tomo una de las brochetas, ambos la comieron gustosos, sin embargo
- ¿Porque te ríes?
- Dei, tienes salsa en los labios, permíteme
Con cuidado, Itachi limpio despacio la comisura de los labios del rubio, quien sentía que explotaría de pena, pero tampoco se opuso. Cuando la lengua del azabache llego a los labios, ambos se dieron un fuerte beso, cuando Deidara se puso tenso
- Ita... tu mano
- Yo... lo siento
Ambos se dieron cuenta, de que sin pesarlo, la mano del azabache se había colado debajo de su camisa. De inmediato la saco
- ¿Dei?
- Esta bien -sonrojado
Después de eso, durante el trayecto a casa, ninguno decía nada.
FIN DEL FLASH BACK
Ante ese recuerdo, Itachi tomo aire y tomo su decisión, si bien podía esperar quería conocer la respuesta de Deidara, aunque eso le costara la vida. Al término de clases, Itachi salía a paso lento de la escuela, cuando vio a su rubio esperándolo. Deidara al oírlo no pudo evitar sonrojarse, eso hizo que el azabache sonriera tiernamente.
- No tenías que esperarme Dei
- ¿Te molesta que lo haya hecho?
- No -tomándolo en sus brazos- pero mi tío
- Esta bien, le dije a mi papi que saldría contigo y él se encargara de papá. Itachi
- ¿Si?
- Bueno... como sabes... tu y yo
- Vamos a otro lado
Deidara asintió y ambos llegaron hasta un pequeño parque. Una vez ahí, reanudaron su plática
- ¿Que querías decirme, Dei?
- Bueno -sonrojándose
- Dei, no tienes que presionarte -mirando al cielo- cuando estés listo, yo también lo estaré
Deidara miro el tranquilo rostro de su amado y este hizo lo mismo, con una tierna sonrisa, sin poder resistirse, ambos se fundieron en un beso
- Estoy listo -susurro Deidara
Itachi asintió y ambos fueron a buscar un buen hotel, ya que no podían acudir a sus respectivos hogares. Una vez ahí, pidieron un cuarto, sencillo pero hermoso e ideal para una pareja enamorada. Primero Deidara entro a darse un baño, Itachi hizo lo propio después para ambos estar sentados al pie de la cama
- ¿Realmente estas seguro de esto?
- Ya te dije que si -sonrojado
- De acuerdo
Con cuidado, Itachi repartió besos en el cuerpo de Deidara al mismo tiempo que lo depositaba en la cama. Lentamente, el azabache formo un camino de besos empezando desde el vientre hasta el cuello del rubio, quien con cada toque lanzaba un suspiro haciéndolo sentir escalofríos en su cuerpo
- I-Itachi...
Dio un gemido al sentir la lengua del azabache lamer uno de sus pezones, eso hizo que enredara sus dedos en la cabellera de Itachi quien después reclamo los labios del rubio.
- Dei, ¿estás listo?
Pero sin que Itachi se lo esperara, Deidara cambio las posiciones, ahora el rubio estaba sentado sobre el azabache
- ¿Qué piensas hacer?
Pero Deidara no respondió, sino que el mismo tomo el miembro de Itachi y poco a poco lo fue introduciendo en su entrada
- Dei... -tomando aire- espera
- Ca-cállate
El cuerpo de Deidara fue bajando hasta introducir por completo la hombría de Itachi, donde permaneció inmóvil por unos minutos
- Dei
- Que te calles te dije -cerrando sus ojos llorosos- esto duele demasiado
- Debiste dejar que te preparara
- He querido esto desde hace mucho -abriendo sus ojos- así que no me hagas arrepentirme
Itachi y Deidara esperaron un tiempo para que el rubio empezara a moverse por sí mismo, en un vaivén lento para luego ir más rápido; el azabache con sus manos, subía y bajaba las caderas del rubio al mientras mordía su labio inferior. Deidara por su parte mantenía su cabeza hacia atrás y al momento de bajarla, Itachi cambio las posiciones sin dejar de moverse
- Itachi… Itachi -aferrándose a las sabanas
- Dei… necesito que me sueltes o si no
- Ni se te ocurra
- Dei…
Ambos lanzaron un fuerte gemido para correrse, una vez recuperado el aliento, no pudieron evitar caer dormidos.