~shiro~
Desde que nanamune me había dicho la fecha de la llegada de mis hermanos el tiempo me parecían segundos, estaba mas que feliz por volver a verlos pues aunque solo tuviera 3 semanas en este palacio ya hacía 3 meses que no los veía.
En cierta forma la visita del médico fue un bendición y maldición al mismo tiempo, seghit ya me dejaba salir a los jardines, con un batallón tras de mi, de alguna forma no me molestaba pues sabia que pasaria un tiempo antes de que saliera de nuevo sin tanta supervición, pero lo que mas me fastidiaba era que las doncellas del diario o al menos una, siempre! estaba conmigo y para mi desgracia siempre era la mas paranoica, que no entendía bien lo que yo tenía prohibido hacer y todo lo exageraba acusándome en vano mas de una ocasión con nanamune sin haber hecho nada realmente pero lo que me sacaba de mis casillas era que nanamune solo se reía de la paranoia de la joven y de mi cara de niño regañado.
Hoy seria la prueba de "vesturio" por lo que estaba algo ansioso ya que no sabia que tipo de vestimenta usaría, el traje de nanamune ya lo había visto, era muy elegante y resaltaba su superioridad, más su alto turbante lleno de joyas perfectamente armonizadas unas con otras.
Desperté con un nudo en el estomago debido a la emoción, estaba a un día de la llegada de mis hermanos, nanamune ya se había retirado de la habitación por lo que desperté solo, me levante y me metí a bañar para aprovechar el tiempo, como me había despertado antes de lo habitual decidí llenar la tina y tomar un baño caliente, una vez que estuvo llena me adentre en ella y deje que el agua me relajara.
Al parecer perdí la noción del tiempo porque entraron las doncellas y yo seguía en la tina, me termine de bañar y deje que me ayudaran a secarme, aun me daba vergüenza mostrarles mi cuerpo pero ellas parecían estar ya acostumbradas y no mostraban ni asombro, morbo o indignación por verlo y eso me tranquilizaba, al salir del baño me vestí con las prendas ya preelegidas por las jóvenes, aun seguía usando ropa de dos piezas ya que según seghit debía aprovechar mientras durara, aunque creo que ese comentario era mas para él que para mí.
Me deje peinar y colocar cuanta joya se les ocurriera ya que no tenia ánimos de contradecirlas, una vez que estuve listo el desayuno fue traído, el doctor me había quitado varios alimentos y para mi desgracia los mas buenos, o eso al menos que tuviera un "antojo" cuando me contaron sobre ellos no pude reprimir una risilla pensé recordando la palabras de Jacob.
"son muy insistentes y no debes ignorarlos ya que es lo que le falta al bebe, ademas que no podrás resistirlos y te darán a todas horas" como se supone que un antojo significaba tanto? pero no sabía si había sido el karma por burlarme u otra cosa pero justo al día siguiente desde la visita del médico un raro impulso de comer chocolate me llegó al cuerpo y eso si que era raro, odiaba el chocolate! y ahora resultaba que quería comer? me trate de contener pero mi mente no se concentraba solo parecía pensar en ese exclusivo dulce y no descanso hasta que ya sin resistir le pedí a nanamune justo antes de dormir que me trajiera chocolate, todo el que pudiera y de todos los tipos que hubiera en el castillo, 10 minutos después tenía grandes charolas de distintas variedades en el cuarto, comí de todos y una vez que ya no pude más me quede dormido.
Lo curioso era que ahora recordaba el chocolate con asco y mi antiguo odio por el no se disipo.
-su alteza no piensa comer?-
la vosecilla de una de las jóvenes me saco de mis pensamientos y me devolvió a la realidad, mire mi plato y comprendí su pregunta, no había comenzado a comer.
-si claro, solo que estaba pensando en otras cosas-tome como ya era mi costumbre de todo un poco y me decidí por los que mas me gustaban, no demore mucho en comer ya que no tenia mucha hambre.
Al terminar me quede un rato en el balcón,hasta que la doncella mayor me informo que el sastre ya había llegado y me estaba esperando para mi primera prueba de vestuario, asentí a su anunció y regrese a la habitación pero justo antes de irme me detuve y mire fijamente a la mujer tras de mi, recordaba que seghit a nuestro regreso de la Meca le había dicho al guardia"dile a rosalit que traiga al medico mañana" pero quien era rosalit? nunca había escuchado de ella ni tampoco la conocía así que tal vez fuera la doncella mayor quien se negaba a darme su nombre, igual nada perdía llamándola así.
-Rosalit donde esta el sastre?-
pregunte interesado en la reacción de la contraria, esta que antes tenía un semblante relajado ahora estaba tenso por el asombro.
-como dice su majestad?-
-te pregunte que en cual habitación estaba el sastre "rosalit", ese es tu nombre verdad?-
Vi que la pelinegra no dijo nada y guardo silencio comprobando mi teoría.
-No le veo lo malo a que sepa su nombre, además es muy bonito o al menos más que el mío si-
-Quien se lo dijo su alteza? fue alguna de las jóvenes?-
-no para nada, mi.....prometido lo comento cuando regresamos de la Meca cuando le pidió a un guardia mandar decirle que trajera al médico-
Eso pareció relajarla pues soltó un suspiro de alivio.
-es tan malo que sepa su nombre?-
-Nuestro señor al principio me prohibió decirle mi nombre por miedo a que simpatizáramos y lo ayudara a salir del palacio pero en vista de que él ya se lo a dicho supongo que no hay problema-
-Bueno me alegra, ya me había cansado de llamarla doncella mayor todo el tiempo y por cierto llámame por mi nombre, no me gusta que me digan "su alteza" o algo similar, nací siendo un simple japonés y espero seguir siéndolo-
-....Como usted guste pero solo cuando no este su esposo o algún guardia aquí o podrían reprenderme-
-Me parece bien pero hablare con nanamune para que eso se corrija-
Después de eso finalmente salí de la habitación y me dirigí a un salón cercano donde esperaba el sastre quien llevaba con el algunos maniquíes, varias cajas de zapatos y un mundo de cosas más al parecer esa habitación la habían adaptado como cuarto de costura por que había una que otra maquina de coser y un gran espejo del cual podías verte de todos los lados posibles, claro que todo bien ordenado y organizado.
-Buenos días su alteza-
musito un hombre con pelo canoso y algo regordete, que hizo una perfecta reverencia.
Aun no me acostumbraba a como todo el mundo me llamaba, me era incomodo que todos me trataran con tanta formalidad siempre, pero no se podía evitar.
-Buenos días, agradezco su presencia y su tiempo por venir a verme-
respondí algo sorprendido de mis palabras, al parecer las clases de modales con rosalit no habían pasado en vano y esta sonreía victoriosa.
-O pero que cosas dice su majestad, el que debería agradecerle soy yo, por permitirme ser quien confeccione su vestido-
-Vestido!?-
-Así es, una hermoso y glamoroso vestido, haré que su cuerpo luzca hermoso y me encargare de que el velo también sea de su agrado,confecciones varios vestidos a la espera de que usted decidiera cual portar-
-Pero porque un vestido? no puedo usar un traje como el de mi prometido o uno de dos piezas no se pero vestido no-
-me temo que no, el castillo así me lo a ordenado y es lo que tengo que hacer-
-pero...pero yo soy quien lo usara y según la "maharin" que no tiene algo de poder serlo?-
-en contra de la palabra de su esposo me temo que no, pero no se desanime, que tal si primero les hecha un vistazo? puede que alguno le guste-
-claro que si, pero para una mujer-
-usted es un doncel no hay mucha diferencia su alteza-
-como que no! si que la hay las mujeres tienen senos, cintura marcada, caderas anchas y hermosas y no tienen ese "extra", dime en que me parezco a una?-
-...no se si decírselo sea lo correcto su alteza, puede que se malinterprete-
-Yo te lo pedí así que nada se malinterpreta-
-Pues usted no es muy alto, tiene la piel nívea, mirada inocente, bonita cintura, un abdomen plano pero....bueno lindo, sus caderas son torneadas y sus piernas estilizadas ademas de que parece lampiño y a pesar de no tener senos su cuerpo se contonea muy bien y..-
-Basta!-dije completamente rojo por la descripción del sastre, estaba que me desmayaba de la vergüenza no esperaba esa contestación por parte del contrario, el pelicano solo embozo una sonrisa sin prestarle mucha atención al asunto.
-Con usted no se puede discutir-
-Llevo muchos años en este negocio, además no dije nada que no fuera cierto,su alteza nanamune es muy afortunado por tenerlo a su lado, al igual que yo de estar felizmente cazado con una mujer tan hermosa como la mía-dijo con ojos soñadores recordando a su esposa.
Sin más remedio entre por completo al cuarto y me senté en un largo sofa de terciopelo blanco y bordes cafe bajito, el hombre comenzó a destapar varios de los maniquíes del lugar levantando las sabanas que los cubrían y mostrando largos y hermosos vestidos de color blanco y color perla todos de diferente diseño y con estilos únicos, unos ya tenían accesorios incluidos y otros no, todos tenían algo que los diferenciaban de los demás y sinceramente si me dieran a elegir no podría, todos estaban parejos a mi parecer.
-y bien que opina?-
-Que son bellísimos!-dije con una voz aguda de chica emocionada, que me apenó al escucharla.
-Me alegro que sean de su agrado,ahora dígame cual quiere usar?-
-Yo...yo no puedo decidir todos son muy bonitos y no se cual escoger-
-que tal si se los prueba? puede que le gusten en el maniquí pero no en usted, suele pasar mucho-
-me parece buena idea, pero dudo poder ponérmelo-
-Su alteza para eso he venido con usted, yo le ayudare-
-gracias rosalit se lo agradecería mucho-
El sastre comenzó a quitar los vestidos del maniquí y los fue colocando dentro de un gran probador que también tenia un espejo, rosalit entro conmigo al probador, me comencé a quitar la ropa y cuando termine ya habían 3 jóvenes más junto conmigo, no me altere ya que rosalit me había advertido que ella no se haría cargo arreglarme ese día, escogí un vestido al azar y con ayuda de todas las jóvenes me lo puse,este era muy largo pues la cola fácil media dos metros, sentía que no podía respirar cuando apretaron el vestido pero tras unos jaloneos finalmente pude amoldarlo a mí, me gustaba el vestido mucho, pero no me gustaba mi reflejo, dijeran lo que dijeran yo era un chico,doncel o no, seguía siendolo, si bien había usado kimonos y algunos femeninos y ahora prendas de dos piezas seguía sin disfrutarlo, muy por el contrario las jóvenes gritaron emocionadas al verme.
-Se ve hermosa su alteza!-
-o parece un ángel-
-no puedo esperar a ver la reacción del príncipe-
-enserio me veo bien?-
-pero que dice, se ve fantástico-
-....no me convence-
-Se supone que usted debe de llorar cuando encuentre su vestuario perfecto para su boda entonces sino siente nada por este será mejor probar otro-
las jóvenes parecían mas emocionadas que yo y todas veían con anhelo mis vestidos, al parecer ellas si los querían.
Decidi que era mejor disfrutar del momento ya que así hiciera un berrinche de aquí al cielo terminaría por usar un vestido,además que rosalit ya me había advertido que un futuro los usaría mucho debido a mi embarazo y que debía irme haciendo a la idea.
Me probé otro,este era mucho mas pesado que el pasado pero muy lindo, me lo quite y me medí otro y otro y otro y otro y en fin, me medí todos los que había y ninguno me llego al corazón,al salir el sastre me veía esperanzado pero al ver mi cara supo que ninguno lo había logrado.
-Por su cara deduzco que ninguno es el indicado cierto?-
-así es, enserio lo siento pero-
-no diga nada, mañana traire los que faltaron, haber si alguno le gusta, espero que sí, porque son los que mas trabajo me costo hacerlos y me gustaría mucho que portara alguno de ellos-
-espero que el indicado siga en su local-
-Ya vera que si su alteza-
Me despedí del pelicanoso con una sonrisa y me retire del lugar, Me dirigí a la biblioteca del castillo y comencé a buscar algo para leer, había muchísimos libros pero no existían muchos que me interesaran o no en esa biblioteca donde la mayoría eran registros del castillo y políticas de Arabia, después de una larga búsqueda finalmente encontré algo de mi interés cuando estaba por irme me topé con un hombre de aspecto severo y traje de militar quien me miro con una seriedad que me calo los huesos.
-buenas días maharin-
-ee...buenos días igualmente-
-permitame presentarme,soy el general homada watari, a su servicio-
-haruiko shiro un gusto - dije con desconfianza, ese señor no me daba buena espina, justo en este momento me había arrepentido de mandar a la joven que me acompañaba por algo de beber.
El hombre no dijo nada y su vista se clavo en en mi vientre, instintivamente puse mis manos en él en señal de protección.
-Muchas felicidades su majestad, ya me llego la noticia de su embarazo-
-gracias...-
-Pero dígame algo, no se le hace una pena que ese niño lo retenga aquí? en una jaula de oro impenetrable?-
-No es impenetrable,ya logre salir una vez-
-no respondió a mi pregunta su alteza , además no logro hacerlo solo verdad?-
Como es que este señor sabía de como había logrado salir, ese día destruí la carta y nunca supe quien la dejo en mi cuarto.
-No me arrepiento de este bebé-
Me sentía intimidado por el general y aunque no me había tocado no podía evitar sentir que tarde o temprano me haría algo.
-Ya veo...-
al decir esas palabras este se fue acercando obligándome a retroceder.
~Nanamune~
Hoy parecía que todos los problemas se había puesto de acuerdo para suceder el mismo día, no me había alcanzado ni a despedir del rubio pues tenía mucho trabajo, había papeles que revisar, documentos que firmar, una junta y por si fuera poco tenía que dar el entrenamiento matutino, esperaba que al menos mi consorte tuviera un mejor día en la prueba de vestido por tradición no podía verlo hasta el día de la boda con el vestido puesto así que aunque hubiera podido no tendría permitido verlo.
Le había prometido a shiro que comeríamos juntos todos los días así que intentaba acabar todo el trabajo lo más rápido posible, el entrenamiento fue fácil todos los cadetes obedecían a la perfección y no cedían a te su cuerpo cansado serían grandes soldados en un futuro,jûdo me ayudó a organizarlos y después se marcho a dar su propio entrenamiento matutina ya que existían varios escuadrones.
Apenas termine me bañe y me cambie de ropa para dirigirme a la oficina donde desayune con algo de prisa apenas acabe mi comida me concentre en los documento frente a mí, y así sumido en un mundo de documentos e informes se me fue toda la mañana, hasta que Xerets entró y me recordó la hora tal como se lo pedí.
-Sabes donde se encuentra mi maharin?-
-Hace un momento me tope con rosalit quien iba a la cocina por agua para la maharin, según me dijo esta en la biblioteca-
-Gracias, volveré en una hora treinta al despacho, mientras no pases a nadie o atiendelo tú, esta bien?-
-Como ordene-
La biblioteca estaba algo retirada de mi despacho pero tras años de vivir aquí ya avanza con rapidez por los pasillos del lugar.
Cuando llegue a la entrada de la biblioteca vi que el guardia de la entrada lucía algo nervioso.
-esta mi esposa adentro?-
-Sí...señor solo que no esta sola-
algo confundido por su contestación entre algo más apresurado a lugar y busque con la vista a shiro, cuando mis ojos finalmente lo ubicaron visualice al general watari cerca de él, eso fue suficiente para que corriera hasta su ubicación y me pusiera en medio de los dos dejando a shiro tras de mi quien se aferro a la ropa de mi espalda.
-Que pasa aquí?-
-nada de lo que tenga que alarmarse,solo vine por un par de expedientes y me encontré con su esposa así que decidí felicitarla por su embarazo nada más-
-Mi consorte esta temblando dudo mucho que solo haya sido una felicitación-
-No le he tocado un solo cabello, no entiendo el porque de su nerviosismo-
-No quiero volver a verlo en cercanía de mi esposa-
-eso es una advertencia?-
-No, es una amenaza, si quiere decirle algo será en mi presencia-
-Como guste,igual no tengo intenciones de volver a dirigirle la palabra por cuenta propia-
-Espero que así sea-
Mi voz sonaba amenazante y me controlaba por no subir mi tono de voz,tome la mano de shiro y comencé a caminar con el tras de mí,el rubio tenía una mano sobre su vientre y parecía no querer moverla de ese lugar, lo conduje hasta mi despacho e hice que tomara asiento en uno de los sofás.
-Estas bien?Te tocó? Te hizo algo?-
-No me tocó, pero ese hombre me dio mucho miedo, parecía hablarme con rabia y no dejaba de mirarme el vientre y me asuste-
-Que te dijo?-
Por un momento el chico pareció meditar entre si me decía o no, tal vez creyendo que mi estado actual no era el mejor para que me lo contara.
-Shiro,dime que te dijo-
-me felicito en un principio pero después me pregunto que sí no me parecía una pena que mi embarazo me retenga en el castillo luego de eso comenzó a acercarse y después llegaste tú, no me hizo nada malo, solo que no me da confianza-
-No quería que te encontraras con él,por eso no te lleve al ala de armería, de ahora en adelante ordenare que siempre este un guardia cerca de ti así sea dentro o fuera del castillo-
-No es para tanto nanamune..-
-Créeme cuando te digo que ese general no quiere nada bueno,siempre esta buscando un motivo para la guerra,así que mi decisión no esta discusión-
Nos fuimos a comer o al menos eso intento shiro, pero un ataque de nauseas parecía oponerse por lo que al final desistió y tomo sus vitaminas, yo por el contrario si comí y trate de hacer que las nauseas del rubio bajaran pero no funciono,cuando terminamos de comer shiro trato de irse pero no se lo permití, no quería perderlo de vista o al menos no por ahora.
-Seghit no soy un niño que se perderá apenas lo pierdas de vista-
-No temo a que te pierdas,temo a que algo te pase, así que volverás conmigo al despacho o dejaras que yo mismo te escolte a nuestra alcoba-
-pero no quiero volver al cuarto ni acompañarte a trabajar,quiero irme al kiosco del jardín o al camino de rosales a leer-
-eso lo harás mañana, así que decídete, cuarto o despacho-
-Mañana llegan mis hermanos,sabes que no podré ir-
-Lastima por ti-
el ojiazul bufó descontento, pero no le quedo de otra que acompañarme al despacho, el rubio parecía olvidar y perdonar muy rápido pero el incidente con watari aun me tenía algo preocupado, nunca llegamos a tener una buena relación aunque realmente no lo logro con nadie, solo con su hijo y porque no tenía de otra.
Me puse a trabajar apenas llegue al despacho y mande traer el libro que shiro quería de la biblioteca para que se entretuviera en algo mientras yo seguía con lo mío, después de un rato el rubio pareció aburrirse de leer y dejo el libro sobre mi escritorio, pensé en sacarle platica para que no se aburriera pero no se me ocurría nada de que hablar, así que comencé a pensar un tema de conversación hasta que recordé que hoy fue su prueba de vestuario.
-que tal te fue hoy con tu vestuario?-
-vestuario? no querrás decir vestido de nena?-
-eso mismo-dije sin tomar en cuenta el sarcasmo del ojiazul y sonriéndole de forma animada.
-pues no muy bien,ninguno me agrado del todo,según mañana traería los que faltan, espero que me agraden más-
-vele el lado bueno, mañana ya estarán tus hermanos para ayudarte a elegir-
-es verdad! será mucho más fácil decidirme con su opinión-
-Por cierto dudo que tu familia quieran estar todo el día en el castillo así que los dejare ir a la ciudad y eso te incluye-
-Enserio!? Genial, aunque dudo que mi familia quiera salir de este castillo, tiene muchas cosas en que entretenerse como el cine privado, el área de consolas etc,aunque me pregunto por que tienes un área de consolas?-
-Buenos príncipe o no me gustan los videojuegos como todo hombre-
-...son tuyas?-
-claro que sí, pero por todos mis compromisos rara vez puedo jugarlas, espero que después de la coronación tenga más tiempo, pero puedas usarlas si quieres-
-Soy pésimo en los videojuegos,cuando yo apenas voy a disparar ya me mataron 3 veces-
-solo necesitas practica es todo-
Seguimos charlando, un tema llevaba a otro y de esa forma termine el trabajo sin aburrirme y shiro permaneció conmigo son quejarse, poco a poco el rubio era mas cercano a mí y eso me agradaba me tenía más confianza y me contaba en "secreto" varias cosas que a mi parecer eran secretos de niños para él no y eso me divertía,nos trajeron la cena al despacho y posteriormente salimos al jardín pues ambos necesitábamos aire fresco,me quite el turbante y lo deje sobre mi escritorio, la noche era fría gracias a que vivíamos en una tierra desértica por lo que hice que el ojiazul se pusiera un abrigo antes de salir.ñ
Para cuando mi hijo u hija naciera yo ya tendría algo de practica pues no había mucha diferencia entre shiro y la conducta de un niño, incluso se lo comente y este como contestación frunció el ceño y se hizo el ofendido.
-En ese caso yo ya tengo experiencia con viejos-
-Porque lo dices?-
-pues trato todos los días contigo-
-Yo no estoy viejo,tengo 25 años estoy en la flor de mi vida, en cambio tu tienes 17 aun estas peque-
-perdóneme ancestro conocedor de los dinosaurios por mi error-
-te perdono-
dije en tono de burla, el rubio soltó una pequeña risilla y me siguió sin rechistar, cuando finalmente llegamos a la puerta principal shiro me miro sorprendido pues nunca había ido a los jardines principales dado a que no se lo tenía permitido, los guardias abrieron la puerta y caminamos por algunos minutos hasta llegar al centro del gran jardín,nos sentamos en una de las bancas descansando de la corta caminata, el cielo no mostraba ni una sola estrella pero en cambio una gran luna se postraba en el cielo nocturno iluminado todo sutilmente.
unas pequeñas lamparas formaban los caminos y algunos faroles iluminaban el lugar sin quitarle lo hermoso a la noche, nos mantuvimos en silencio un tiempo, pero un silencio exquisito que dejaba apreciar los sonidos del exterior sin ser incomodo, tenía agarrado a shiro de la cintura y aunque este se había resistido en un principio finalmente se dejo hacer y pegó su cabeza a mi pecho, de haber leído lo que ocurría en ese preciso momento tal vez me hubiera reído ya que este tipo de cosas solo pasaba en los cuentos y ahora me daba cuenta que no, que dependía de ti si lo hacías o no realidad.
Después de casi una hora regresamos al palacio y nos fuimos directo a nuestra habitación,shiro se reía de lo dehace unos momentos pues según el había escurrido mucha miel de tan dulce, no entendí muy bien su analogía pero igual le dedique una sonrisa.
Con todo lo que había ocurrido en el día estaba más que cansado al igual que mi consorte quien apenas se puso la pijama y toco la cama cayo profundamente dormido, no tarde mucho en hacerle compañía, me desvestí y me coloque a su lado atrayendo su pequeño cuerpo hacia el mio.