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Vientre de Alquiler. por niky-cham

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Notas del capitulo:

Ya tengo ganas de llorar :C

Capítulo 2: Esta extraña propuesta, sus rígidas clausulas.

-Acepto…- a pesar de que creía estar completamente seguro de su decisión, la voz le había salido apenas en un hilo, temblorosa y acobardada.

-Buena actitud, para ser un comienzo- El tono viril, sus cabellos azabaches bien peinados hacia atrás, de pie se veía aún más imponente, Castiel notaba como el empresario le sacaba fácilmente treinta centímetros de altura- ¿Tienes tiempo?-

-¿Qué cosa?- La pregunta le había cogido por sorpresa, se encontraba ensimismado desde hace varios minutos en esa figura alta, en esos cabellos azabaches, en aquellos vibrantes orbes de intenso verde.

-¿Qué si tienes tiempo ahora?- Repitió frustrado, era como hablar con un niño temeroso y con déficit atencional.

-Yo, ahora, si tengo tiempo, bueno algo…

-Todos los dias entre las 12:00 y las 13:00 pm, subes a tu casa para darle de comer a tu hermano- Asevero el mayor sin un ápice de duda.

-¿Cómo sabes eso?- Pregunto aterrorizado, ¿Qué tanto sabia esta persona de el?

-Te investigue Castiel, a ti y a tu familia- Confeso tranquilo- ¿Crees que buscaría a cualquier prostituto, el primero que encuentre por la mañana y le diría: “Ten un hijo mío”, por favor no estoy tan necesitado- Soltó el pelinegro observándole con arrogancia.

-Es justo lo que me sorprende- La voz quebrada y muy baja de Castiel cruzo débil por los oídos de Owen, aunque por puesto su astuto tímpano pudo captar, muy bien sus palabras.

-Deja de hablar y camina- Indico ya serio, el olor a humedad y basura en ese lugar comenzaba a asquearle y la actitud temerosa y poco interesada de su interlocutor estaba consiguiendo volverle loco- Sube- Ordeno medio molesto, un último modelo “Audi”, de color negro, descapotable se impuso frente a sus ojos, el que nunca había subido si quiera al transporte público estaba a punto de subir a uno de los autos más costosos de la época.

-Tu… ¿Quieres ya...?- Pregunto temeroso nuevamente, antes de meter su cuerpo en el auto.

-¿Quiero que?- Christopher no le estaba comprendiendo del todo, era una cosa extraña, Castiel temblaba de pies a cabeza y no conseguía formular bien sus oración, cosa que sin dudas le exasperaba.

-El bebé- Susurro convencido de que en ese mismo instante seria tomado y fecundado por el mismísimo Christopher Owen, en persona.

-¡Claro que no! ¡Diablos!- Exclamo molesto- Solo quiero hablar contigo- Enserio comenzaba a frustrarse más de lo que debía- Sube al auto muchacho, volveremos antes de la hora de almuerzo.

No le quedo más que obedecer, el tono de Owen no daba espacio a replicas, simplemente movió su cuerpo endurecido por la tensión y lo monto en aquel carísimo auto, sintiendo que su ropa sucia y su aroma a calle terminarían por arruinar tan espectacular modelo.

-siéntate en toda la silla y ponte el cinturón de seguridad- El pelinegro tenía la vista al frente, aun así sabía que el muchacho se encontraba posicionado en el borde del asiento para el copiloto, sintiéndose incapaz siquiera te tocar con su espalda el respaldo del asiento. Aunque claro movido por las órdenes del mayor se vio obligado a sentarse como corresponde de todos modos.

Bien sabido era que Christopher Owen no era una persona de muchacha paciencia, ese día especialmente estaba más irritable de lo normal, su mano tensa le subió el volumen a la radio, donde sonaba una de sus canciones favoritas, encendió un cigarrillo y abrió la ventana del piloto, para dejar salir el humo y botar por esta las cenizas del mismo, de alguna u otra manera esas simples acciones lograron destensar un poco su cuerpo.

De re ojo observaba el rostro impresionado de su acompañante en esos cortos cinco minutos habían salido de los barrios bajos de la ciudad, ahora transitaban por una zona neutral, de gente modesta pero humilde y de buen corazón, ya luego vendría el centro de aquella gran metrópolis, un lugar que Castiel nunca había pasado y tras el centro estaba la zona acaudalada, lugar en donde él tenía el hogar más grande y adinerado de todas las casas en la zona, sin embargo ese día, solo llegarían al centro, un lugar decente para tomar un café y comer una galletas sería suficiente para él.

Castiel nunca había abandonado su zona, de hecho apenas conocía su barrio y algunas tiendas contiguas donde conseguir pan y alimentos para hacer el almuerzo, la farmacia de la zona y un hospital triste y empobrecido, que era el único al cual recurrir en momentos críticos.

-Ya llegamos- En un estacionamientos de pequeñas proporciones dejo su auto, se apresuró en bajarse y le indico a su acompañante que hiciese lo mismo.

-¿A dónde vamos?- Pregunto Castiel sin dejar de observar todo con impresión.

-Quiero ir a una cafetería, necesito algo cargado para comenzar la mañana- fue su escueta respuesta, con un pequeño botón bloqueo las puerta del auto, luego comenzó a caminar sin fijar la vista un solo segundo en Castiel, quien como un pequeño infante le siguió de cerca y con miedo a perderse en ese inmenso mundo nuevo.

Otra vez era lo mismo, dentro de aquella cafetería, con olor a limpiador, vitrinas brillantes y limpias, asiento de tela suave y delicada, lugar en donde definitivamente no encajaba y se sentía culpable de ensuciar con su presencia tan sublime local.

Instado por la mirada de Owen tomo asiento, una muchachita de rostro afable y el pelo recogido en una tersa coleta, llego para atenderles, extendió hacia ellos dos cartas llenas de distintos alimentos, todos ellos para pedir, aunque Owen lo rechazo de inmediato.

-Yo solo quiero un café amargo, bien cargado y una porción de galletas sin azúcar- La muchacha anoto rápidamente la petición del cliente, luego miro al acompañante de este, dos personas muy distintas a decir verdad- Pide lo que quieras, va por mi cuenta- Acoto al ver el rostro indeciso y nervioso de Castiel.

-Yo, gracias, em… Quiero, jugo- Soltó nervioso.

-¿De qué sabor?- Inquirió la muchacha.

-Em… Naranja.-

-¿Algo más?- Volvió a preguntar ella, luego de anotar en su pequeña libreta el nuevo pedido.

-Yo, si… Una porción de galletas, sin azúcar- Un sonrisa se formuló en su rostro, no había tenido tiempo de leer la carta completa, pero Christopher le había dado la idea hacer aquella caprichosa petición.

-Enseguida- una pequeña reverencia y luego se retiró con ambas cartas bajo el brazo y la libreta lista para hacer el pedido.

-¿Por qué quieres… un bebé?- Por primera vez en mucho tiempo su voz sonó segura y tranquila al realizar la pregunta, inconscientemente llevo su mano hasta la zona alta de su vientre y la aferro allí con algo de temor.

-No quiero tener una relación seria con nadie- Soltó molesto.

-¿Cómo?- Castiel estaba confundido, no entendía como esa podría llegar a ser una razón válida.

-Escúchame bien, hace tres meses yo estaba comprometido…

-¿Y qué paso?- Interrumpió Castiel.

-Me engaño, se fue con otro hombre poco tiempo antes de la boda, muchos me dijeron que solo estaba interesada en mi dinero y así fue, se llevó tanto como puedo llevarse y luego se marchó, seguro ahora deben estar felices, disfrutando de todo ese dinero robado, desgraciada- Su voz sonaba tensa, veía la mano derecha de Owen cerrada en un fuerte puño, su mandíbula mostraba tensión y rigidez, sus hombros de la misma manera parecían temblar de rabia pura.

-Vaya es…-

-No quiero tu lastima- Corto rápidamente- No la necesito y tú no eres el mejor para tenerme lastima a mí- Eso de alguna manera era cruelmente verdad, Owen tomo el café ofrecido por la muchacha, las galletas y el jugo fueron de la misma forma puestos sobre la mesa, luego con un rápido y serio movimiento le indico que se retirara- Quiero un hijo, pero ya no confió en nadie para eso, entonces pensé… “Si de todos modos lo único que importa es mi dinero, mejor le quito el dolor a todo y simplemente pago por el”… Nadie más se aprovechara de mi- su mano antes cerrada tomo el café y le dio un largo sorbo.

-¿Y por qué yo?- Consulto Castiel, que hasta el momento había estado entre coger y no coger el largo vaso de jugo.

-No te importa, deberías sentirte agradecido de que fuiste tú y nada más, nadie además de mi te ofrecerá cambiar tu vida como yo lo hago.

-Lo sé, pero… Soy, tú lo dijiste soy una “puta”, no era más fácil alquilar un vientre, incluso tal vez hasta más barato- su voz quebradiza sonaba débil y triste, Castiel no era capaz si quiera de levantar la vista, era tan poca cosa.

-Podría, y si, sería mucho más económico, pero el dinero es lo que menos me importa, soy un filántropo amargado, sin ganas de una relación estable, y con muchos ánimos de crían a un hijo y tener descendencia… Además un cercano mío te conoce- Lo último lo soltó mucho las bajo que el resto, y aun así fue oído por Castiel quien levanto la vista.

-¿Conocido?- Pregunto.

-Eso no es de tu incumbencia- Respondió severo Christopher, su rostro molesto no dejaba paso a preguntas, por unos minutos se sumieron en un completo silencio y por primera vez Castiel dio un sorbo a su jugo, era naranja natural, un sueño para el…- Inseminación artificial- Soltó Owen con tono fuerte y serio.

-¿Qué?- Pregunto nervioso.

-Sera por inseminación artificial, tu conmigo no tendrás sexo, y hasta que nazca el niño, no tendrás sexo conmigo ni con nadie más, yo mantendré tus necesidades y las de tu hermano, también las de mi hijo, pero antes de la inseminación, todos los exámenes.

-¿De qué?-

-De enfermedades venéreas, si es solucionable pagare por ellas, si tienes SIDA, se acaba el trato.

-Yo no tengo…- Soltó nervioso, el no podría, la única cosa en la que el gastaba dinero era en condones, a veces se los regalaban, otros debía comprarlos, pero siempre tenía, nunca había cogido con nadie sin protección- No tengo enfermedades venéreas- Soltó seguro.

-No me consta, quiero los exámenes- Nuevamente no le daba lugar a sus réplicas- El jueves, a las 10:00 am, pasare por ti, iremos a una clínica de buena reputación, si todo sale bien hay trato.

-Yo sé que va a salir bien- Castiel tenía total seguridad- Por eso quiero cambiar algo…- Aun está indeciso, pero debía probar suerte, tal vez y solo tal vez podria cumplir su mas grande sueño de tan solo tomar valentía.

-¿Qué quieres cambiar?-Pregunto.

-Salva a mi hermano, no necesito que me pagues nada, solo quiero que lo cures a el, yo necesito ayuda, el necesita ayuda, yo podría tener mucho dinero, pero sin poder no conseguiremos lo que necesita.

-¿Qué necesita?- Pregunto.

-Un corazón, mi hermano se va a morir si no tiene un trasplante, pero no está ni siquiera en la lista nacional, él no tiene edad para inscribirse y a mí no me lo permiten porque soy un doncel, el no llegara a los dieciocho años sin un trasplante, por favor…- susurro.

-Bien ¿Un trasplante para tu hermano es lo que quieres?- Castiel asintió- Y te mantengo económicamente hasta que nazca el bebé- Asevero luego- ¿Ni un centavo más?

-Ni uno- Dijo con seguridad el muchacho.

-Es un trato, si estas en condiciones de tener a mi hijo y lo tienes, yo curo a tu hermano…

Notas finales:

Sigo mal :C


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