—Vaya, jugaste muy bien—Dijo Yugi cuando se estaban cambiando para irse a dormir.
—G-Gracias...—dijo apenado apenas terminó de ponerse la camiseta. Yugi sonrió y se terminó de poner la pijama. Los dos se acostaron quedando de cara a cara. "Yami" seguía sonriéndole al otro, pero este estaba con la cabeza un poco gacha. No se atrevió a mirarlo a los ojos.
—¿Yami? ¿Pasa algo?—dijo apenas vio la expresión del contrario.
—Yugi... ¿Es normal que sienta que alguien más tiene temor pero que no sepa quién es?—preguntó de repente. El aludido se sitio realmente desorientado. ¿Sentir?
—Pues... Cuando vez a alguien... Pues...—intentó formular Yugi.
—Pero no lo veo... Solo lo siento... Siento que tiene miedo... Miedo de algo...—dijo mirando a directamente a los ojos que antes eran suyos.
—¿S-Sentir? —dijo confundido. Negó un poco con la cabeza, de seguro Yami tenía un sentimiento raro o algo y solo estaba entrelazando todo. —Esta bien... De seguro no es nada
—¿De verdad no hay nadie aparte de nosotros por aquí?—preguntó.—En serio siento alguien cerca...
—¿Qué tan cerca?—preguntó Yugi solo por si acaso.
—Como a unos 7 metros...—dijo mientras recordaba las unidades de medida. Yugi se tranquilizó.
—Nada pasará a 7 metros de aquí... Mis papas no vienen hoy y... Estamos solos—dijo tratando de tranquilizarlo. Pero el contrario se mostró solo un poco más preocupado.—En... ¿En qué dirección es?—preguntó con cautela. Se le había ocurrido una idea. Yami señaló una dirección en concreto. El famoso terror de los niños que estaba junto a su ventana. Yugi contuvo una risita. Le recordó a aquella vez que tuvo que cuidar a su primo en su casa. Ahora sabía que debía de hacer.—Yami... Tranquilo, es solo el armario, nada va a salir de él—dijo mientras sonreía. Yami solo se arropó y se ocultó entre las sabanas. El más alto se paró de allí y se dirigió al armario. —Yami...—llamó con dulzura.—Mírame.—con cierto grado de vergüenza, el aludido se topó con un tricolor mayor parado en medio del armario. Un armario con ropa únicamente. —¿Ves? Nada malo va a salir de aquí. No hay nada, solo yo. Y yo no voy a salir a asustarte.—dijo recordando irremediablemente a una película que había visto de niño. El que estaba acostado en la cama se tapó con las cobijas nuevamente. —Esta bien... Yo me quedaré despierto hasta que te quedes dormido.—Dijo sonriente. El contrario asistió. Yugi sonrió y se acostó al lado de Yami, este último lo abrazó apenas se acomodó. Sería una noche que ambos recordarían por mucho tiempo.
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—Ya están dormidos.—dijo en voz baja aparentemente a la nada y esperó instrucciones. —¿Está seguro de que debemos esperar más? —hizo una pausa para después suspirar sin hacer el más mínimo ruido—Ahora es el momento, el alíen se dejará engañar fácilmente, y será mucho más fácil, además, no entiendo por qué nos empeñamos tanto con el chico, no tiene nada que ver con...—interrumpió su opinión al escuchar de nuevo la voz que le daba órdenes.—¿En serio?—suspiró, su mirada se mostró en aburrimiento—El chico será aún más complicado, tendría que haber sido dejarlo tanto por el alíen como por los dos jóvenes que están con él, y viendo las cosas será casi improbable... Bien bien... Haré los movimientos necesarios para que puedas crear esa cura que tanto buscas...
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Despertó de repente. Ahora todo era mar. Todo a su alrededor, mirase por donde mirase. Solo podía encontrar aquel color azul rey tocándole toda la piel. Se sentía agradable. De repente vio un objeto que se hundía en las profundidades. Nadó hasta el con la curiosidad al tope. Lo que le sorprendió fue que llegó muy rápido, más rápido de lo que debería, pero poco le importó. Solo quería saber que era aquello que vio.
Cuando llegó la placa de policía se puso en su campo de visión. Era algo nueva, parecía recién hecha de fábrica. Estaba reluciente y pulida. Era hermosa.
Y aquella imponente forma de tiburón apareció en frente suyo. Se asustó inmediatamente. Empezó a nadar de la manera más rápida que sabía, haciendo ondulaciones con la cadera y los pies. Avanzó rápidamente, pero el tiburón le estaba pisando los talones. Con desesperación empezó a ondular más fuerte.
Y lo recordó.
Aquel documental sobre tiburones que vio hace unos días, recordó esas palabras claramente "Los tiburones blancos son más rápidos y letales en línea recta, pero las cosas se le complican cuando tiene que nadar en zigzag".
Pero justo antes de comenzar su acción, antes de hacer la única acción que permitiría su supervivencia, fue mordido.
Le habían mordido en la cola de pez. Espera, ¿cola de pez?
Se volteó y la vio, aquella escamosa y brillante cola de pez azul que salía de su cadera, pero también la sangre estaba disolviendo en el agua salada. L dolía, le dolía mucho e intentó liberarse. Y justo cuando creyó que lo había logrado el tiburón lo haló fuertemente hacia sí y lo soltó solo para volver a morderlo esta vez completo.
—¡No!
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Una vez más, despertó de súbito y se sentó en la cama. Respiró fuertemente y se llevó la mano a la cabeza. Estos sueños que tenía cada vez eran más extraños. ¿Él con cola de pez? Eso, eso era imposible.
—Mmm ¿Yugi?—oyó una voz. Se volteó hacia su amigo. A tope se abrieron los ojos del mencionado.—¿Eh? ¿Por qué estás sorprendido?—preguntó algo adormecido Yami. Era curioso, por que en realidad él no había visto claramente al tricolor original.
—T-Tienes t-tres mechones r-rubios...—tartamudeó el tricolor original.
—¿Eh? Pero tu cabello apenas tiene u...—dijo mientras revisaba su frente buscando su mechón caído. Nada. Entonces frunció el ceño y revisó más arriba, encontrándose con largo y erguido cabello. Abrió sus orbes de sobremanera y fue a revisar al lado derecho de su pelo. Allí había otro, ¡y al otro lado otro también! ¡Tenía tres mechones rubios en su cabello! Miró a su compañero entre sorprendido y feliz—Yugi... También tienes un solo mechón—dijo sonriente.
—Y mis ojos redondos—dijo emocionado, Yami asintió. Casi como si fuera acto reflejo Yugi abrazó al tricolor copia.
—Allí están... Allí están—dijo algo hipnotizado por el momento.
El cambio finalmente había ocurrido nuevamente de manera natural.
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—¡Libertad!—gritó Joey ante el imponente y peligroso mar que tenía en frente suyo. El viento y las olas golpeaban con fuerza la Costa. Este sería una recolección de datos muy interesante.
—¡No deberías de exagerar tanto! ¡Después Yami te copiará en tus malos hábitos de odiar a la escuela!—gritó a modo de regaño Jaden desde el comienzo del muelle. El algo cofmuycof destruido muelle.
—Jeje...—rió Yugi mientras dejaba la última maleta en una banca cercana al muelle y alcanzaba a sus amigos seguido de un Yami algo desconcertado. ¿Cómo alguien podría copiar el odiar algo? Él no podría hacer eso jamás, solo copiaba ADN, nada de emociones.
Los días habían pasado rápidamente. Una vez todos se enteraron del cambio de cuerpo todo se relajó bastante. Las cosas iban muy bien en la escuela. Todos se habían conocido aún mejor y salían a menudo para comer, jugar cartas y aveces organizar el trabajo de la Feria de Ciencias de la semana entrante. Ahora mismo era una de esas reuniones. Habían decidido estudiar sobre los cambios de velocidad en el viento cerca a la Costa y como se podría aprovechar de esto. Sonaba complejo, pero hasta ahora lo habían podido redactar y desarrollar de manera fluida.
Yami siguió asistiendo al colegio. Escondido en la maleta claro está. Había aprendido muchas cosas, incluso hasta había desarrollado una personalidad, pero todavía quería saber más. Haou de asistía de vez en cuando. Él no había cambiado en lo absoluto.
—¿Quién dijo que hablaba de la escuela? Solo siento la libertad en mi c... ¡Ah! —gritó repentinamente cuando una ola lo había mojado al chocar contra el muelle. Todos, con excepción de Haou, se partieron a reír.—¡Eh! ¡No se burlen! ¡Pudo haberle pasado a cualquiera!—replicó Joey.
—Eso solo te pasa a ti Joey—dijo Jaden apenas terminó de reírse.
—Este viento es agradable...—dijo Yami sintiéndose confortable con el fuerte viento que creaba un sonido bastante extraño. Yugi asintió.
—Si... Aunque está algo más fuerte de lo normal...—agregó. Miró al tricolor copia con sus ojos cerrados mientras disfrutaba del aire que golpeaba contra su piel. Sonrió al verlo de aquella manera—Si quieres sentir mejor el viento, ¿por qué no vas al borde del muelle? Nos tardaremos un rato... Tú también deberías ir Haou—propuso amablemente.
—Prefiero quedarme en tierra—dijo Haou mirando a Yugi de manera penetrante. Al aludido le dio algo de miedo, pero lo dejó pasar.
—Esta bien—dijo el tricolor copia mientras se dirigía al borde el muelle.
—¡Oye Yugi! Una pregunta—dijo Jaden mientras corría hacia dónde estaba su amigo.—¿Cómo dices que se hacía el trabajo escrito?
Yami siguió avanzando mientras sentía la agradable brisa. Hubiera pasado un buen rato, le habría encantado la brisa combinada con la pequeñitas gotas de agua. Le hubiera encantado de no haberse parado en la misma tabla en la que estaba Joey, y de no haberse caído al mar, de seguro le hubiera encantado.