Todos se miraron. Las miradas de color miel, chocolate y amista se encontraron. Preguntándose qué hacer. Preguntándose qué decir. Preguntándose si ahora debían de dejarlos ir o no. Todos se preguntaban cosas por medio de los sonidos del silencio.
Sin duda, el que más se preguntaba era el más pequeño de los tricolores. En definitiva no quería perder a Yami. Pero él tenía que irse, además, ¿Haou se lo llevaría en lugar del tricolor copia? ¿Haría Haou eso? ¿En verdad? Ya empezaba a tener más miedo del que tenía desde un principio.
Pasos, pero se acercaban algo inseguros. Todos abrieron los ojos a tope y salieron corriendo en puntitas a su lugar original pasmados de miedo, si se daban cuanta, fuera quien fuera, de que los estaban espiando, se iba a armar un pequeño problema, y ninguno quería pasar por esa vergüenza.
La tristeza de cierto tricolor era muy evidente. Yami se iría, toda aquella amistad se iba a acabar para siempre. No volverían a hablarse, no volverían a verse, no volverían a sentirse como completos en uno con el otro, nunca más. Dolía, dolía demasiado como para explicarlo en palabras. Iba a perderlo. De solo pensar que se iría lejos, le arrugaba el corazón. Era verdad, si él se iba, se sentiría con un gran vacío en el interior. No quería sentirlo, no otra vez, no quería volver a sentirse solo y vacío. No quería volver a gritar tan fuerte sin que nadie le escuchara, sin que nadie se diera cuenta de que estaba sufriendo, no quería sentirse invisible.
Inconscientemente y sin saberlo, su corazón y cabeza formaron un plan para que el alíen se quedara. Aunque fuera algo macabro, era un deseo de todo su corazón.
Yami entró a la escena. La panorámica era algo triste, se sentía en el aire, y se sentía en los presentes. Pero de todos, el más triste de todos era Yugi, tenía la cabeza baja, los dedos entrelazados con sus brazos apoyados en las rodillas, y la mirada perdida. El tricolor se deprimió un poco al verlo de aquella manera. Suspiró por la nariz y se fue a sentar al lado de su compañero.
Puso una mano en su espalda y un suspiro se oyó. Yami llevó su extremidad al hombro de Yugi y lo hacerlo acercase a su pecho. El aludido se sorprendió de la acción, sin embargo se limitó a disfrutarla y a sonrojarse. Después de un rato, apoyó su cabeza en el cuerpo ajeno. Ve sentía tan bien hacerlo. No quería separarse nunca. Y la mejor parte, fueron los mimos en su cabeza. Apenas los sintió, una débil sonrisa se posó en sus labios. Al menos, le había hecho cambiar un poco esa cara de tristeza y dolor que nadie nunca antes le había podido cambiar.
—Chicos... Tengo algo que comentarles—la voz del rubio perpetuó el silencio. Todos le miraron de inmediato. Poniéndole toda la atención del mundo. El rubio suspiró y de su chaqueta sacó aquel documento extraño que había encontrado. —Encontré esto cuando atacaron a Yugi, no lo he visto pero... Juzgando por el hecho de que no había nadie más allí y de que creo que Yugi no se había percatado de ella antes... Creo que era del atacante.
El tricolor más bajo fue el primero en interesarse. Su atención se centró únicamente en él. Se dirigió hacia su dirección con una penetrante mirada sin apartarse del pecho de Yami en ningún momento.
Joey dejó la carpeta en la mesita que tenía cerca. Acto seguido la abrió. Lo primero que notaron todos fue la imponente marca que estaba al reverso de la portada. Unas enormes "KC" se alzaban por en medio de todas las demás cosas. En general la reacción fue de sorpresa con una pizca de confusión y de enojo. El primero por parte de Yami, el cual era ajeno a "KC". Sin embargo, el enojo, era por parte del rubio. Como odiaba a Kaiba y a su... próxima empresa. No le agradaba ni un poco. Su atención se dirigió ahora hacia el resto de papeles. Sin embargo lo único con lo que se encuentro fueron anotaciones ininteligibles y algunas fotos del atacado. Pero nada más. Joey trató por todos los medios de descifrar que era. Sin embargo le era imposible. La letra pegada de este sujeto o sujeta era imposible de entender. Pronto perdió los estribos y azotó la carpeta contra la mesa en un ataque de ira y de frustración.
—¡Agh! ¡Esa letra es imposible! ¡No se entiende de ninguna manera!—reprochó visiblemente molesto. Los demás le miraron algo desconcertados. Pero nadie dijo nada más sobre ello, Yami se dedicó a coger las fotos y a examinarlas, Jaden en cambio solo agarró entre sus manos la carpeta con las anotaciones.
—Esto es extraño,—dijo Yami en voz baja, procurando de que únicamente Yugi pudiera entenderle.—Creo que son recientes.
—Y... Son tomadas en el colegio—observó Yugi también. Se mordió el labio, eso quería decir que sabían dónde estudiaba y podían atacarle allí también.
"Clic"
Pero ya lo habían hecho, el día de la feria de ciencias, ese mismo día en el que calló desmayado. El mismo en el que alguien infectó el lugar con un gas. El mismo día en el que alguien lo jaló hacia algún lugar indefinido y lo abandonó. Esa jornada fatal, donde Yami casi se muere por el miedo a perderlo.
Era vulnerable. Era sumamente vulnerable. Y lo peor de todo, era que no sabía quién era el objetivo. No sabía si él, o era Yami. Nunca había dejado al descubierto al tricolor copia, y por ello no habría una foto suya si lo estuvieran buscando a él... Estaban en peligro. En un gran y peligroso peligro donde no se puede huir. O al menos no lo podría hacer Yugi. Se volvió a morder el labio. Tenía miedo y temblaba un poco en el pecho del más alto.
—¡Bingo!—gritó de manera espontánea Jaden. Tenía una sonrisa de campeón en su rostro. Una que era complicada de entender en una situación como esta.—Ya entiendo más o menos lo que dice—los mira a todos con un cierto brillo en los ojos. Luego vuelve su vista a la carpeta y agudiza su mirada.—"Salida: 3:47 PM, por lo general con amigos" o al menos eso entendí de la primera línea.
—¿S-Se sabe mis horarios?—tartamudeó Yugi.
—"A veces se va solo a la casa entre las 3:50 PM y las 4:10 PM. Sin embargo, esto no ha... T... Transcurrido en las últimas 3 semanas."—siguió leyendo el castaño. —"W. Peligro. Esperar órdenes" Y...—Miró la hoja leyendo todo lo mejor y más detallado que podía—No dice nada más en realidad...
—¿Qué?—preguntaron todos al unísono.
—Son solo... palabras en... Creo que es alemán o algo así... O... ¿Francés?—sugiere confundido.—Esto es muy raro, es como si solo quisiera que supiéramos lo que ahora leí... —suspira y tira la carpeta a la mesa.—Esto me parece preocupante.
—Lo sé, pero tenemos que hacer algo, no podemos dejar a Yugi solo—dijo Yami para sorpresa de todos los presentes. A Joey se le ensancharon las comisuras de los labios. Cuánto quería escuchar unas palabras como esas en el tricolor más alto.
—Yami tiene razón, ¡Yugi no puede quedarse solo!—dijo con energía.—No con una persona que es del colegio o que al menos se infiltra en el, buscándolo. —se volteó a mirar al menor y le dedicó una sonrisa algo débil. —Tranquilo Yug', no te dejaremos solo.—murmuró de manera entendible. Yugi sonrió una vez más. Agradeció mucho tener amigos como los que gozaba en aquel momento.
—Gracias chicos...—Agradeció el menor.
—No es nada Yugi, ¡no es como si te fuéramos a dejar abandonado después de esos ataques!—soltó el castaño y acto seguido soltó una pequeña carcajada. —Los amigos se cuidan.
-.-.-.-.-
—Am... ¿Jaden?—preguntó Joey de la nada después de un tiempo en el que ellos se dedicaron a tratar de descifrar las palabras de la carpeta.
—¿Uh? Ah sí... —el rubio levanto una ceja por aquel extraño gesto que acababa de presenciar.
—¿C-Cómo pudiste leer esa letra tan ininteligible?—preguntó. Jaden sonrió, esa pregunta le traía buenos recuerdos.
—¿Tienes idea de cómo escribe Yusei con letra pegada?—preguntó alegre.—Esa letra es horrible, no se entiende nada de nada. Antes, me hacía con él en todos los trabajos o estudiábamos juntos, ya se imaginaran como era yo tratando de entender sus jeroglíficos. Jajaja.
—¿Eran muy unidos?—preguntó por instinto Yami. Una mirada nostálgica se posicionó en los ojos chocolate.
—Sí, así era...
—¿Y qué pasó?—preguntó Yugi en un murmuro algo avergonzado. Pero no había hecho sin querer, rogó por qué Jaden no lo escuchara, sin embargo, lo hizo. Más no tuvo perturbación alguna, es más, parecía que esa pregunta se la habían hecho un millón de veces.
—El rompió con mi confianza...—respondió bastante inexpresivo. Todos los demás se quedaron pasmados. ¿Cómo se atrevía siquiera a dañar a alguien como Jaden? Eso era algo casi que imperdonable. Sobre todo porque tanto el cómo Yugi eran personas solitarias, si se les partía el corazón, a nadie le iba a importar y sufrirían solos, en lo más profundo de sus habitaciones, gritando en silencio, con un deseo potente, de ser escuchados en algún momento.
Nadie dijo nada más, respetaron a la privacidad y sentimientos del castaño. A este último casi se le escapa una lágrima de solo recordar cómo fueron esos días. Le dolía. Le dolía incluso más que el hecho en sí. Ese momento en el cual, se dio cuenta de que estaba complemente sólo, sin que nadie le apoyara. Ese solo recuerdo, había logrado tocar esa pequeña grieta de su corazón. Apretó los puños y se mordió el labio para evitar el sufrimiento y el llanto. Para apoyarlo, Joey se acercó hasta su lado y le abrazó con una mano en un lugar cercano a la cadera. Sonrió ante aquel gesto, como deseaba que ellos hubieran estado allí en aquel entonces. Estos dos años sin ellos habían sido algo duros, no sabía siquiera como lo había soportado.
Lo cierto, era que el otro planeaba arreglar las cosas, pero no quería permitírselo, de ninguna manera.