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BackPack por electroyusei

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Eran exactamente las 6:43 PM cuando estaban a 3 cuadras (o manzanas) de llegar a la casa de Yugi. Ninguno de los presentes hablaba. No se habían peleado en lo absoluto. Solo estaban profundamente preocupados por el residente de aquella casa. Estaban alertados, cualquier mínimo movimiento era una señal de advertencia. No podían estar tranquilos. No cuando alguien quería capturarlos.

Fue entonces, cuando una voz perpetuó el silencio que se había formado entre los dos.

—Yami...—llamó su atención.—¿Tú puedes guardar un secreto?—preguntó con cautela.

—Si, si puedo hacerlo.—afirmó casi sin pensarlo. Sabía que Yugi tenía algunas dificultades. Quería ayudarlo sin importar que pasara. El más pequeño dudó. Miró con el semblante preocupado a su peculiar amigo. Después habló.

—Es... Algo que nunca antes le había contado a nadie...—murmuró de manera entendible mientras los nervios se le subían a la cabeza. Esto, no paso para nada desapercibido por el alíen. —Por favor... Promete de que no le contarás a nadie....—Yami lo miró y vio cómo estaba realmente nervioso y dudoso. Le pasó una mano por el hombro y le hizo saber de qué allí estaba para él.

—Lo prometo—dijo lo más seguro que pudo mientras los latidos de su corazón se aceleraban.

—P-Pero no aquí... En casa...—murmuró Yugi.

—Esta bien... Vamos a casa.

Durante el trayecto no pronunciaron más palabras y tampoco cambiaron de posición. Yugi, el cual se supone que debería de estar protestando, no dijo nada al respecto, es más, parecía que le estaba gustando esa mano allí, diciéndole que todo estaría bien, que nada malo le pasaría mientras lo tuviera cerca. Cuando llegaron, verificaron de que todo estuviera bien y Yami se ocultó. Por precaución, el tricolor original entro rápidamente a su casa y sin saludar siquiera a quien estuviera en la misma casa, subió rápidamente las escaleras como si un demonio lo persiguiera. Apenas llegó a su cuarto, con la misma rapidez entró y cerró la puerta descargándose sobre esta una vez cerrada solo para relajarse un poco. La maleta empezó a moverse por lo apretado que estaba. Yugi al notarlo rápidamente puso la maleta en él y se arrodilló. Abrió el cierre y la baba de su amigo no se hizo espera. Mientras se transformaba, el tricolor original se desplazó hasta se cama y se dejó caer como si de eso dependiera su vida. Estaba a punto de contar uno de sus más grandes traumas. Esto no sería fácil.

De repente sintió como un enorme peso le aplastaba mientras unas manos trataban de abrazarle. Yami. Estaba haciendo algo poco habitual, por alguna razón había acogido algunas prácticas que hacían parejas como algo que hacían los dos. Era algo más que todo bastante íntimo. No eran pareja. Y quizás alguno de los dos pensaba que nunca lo serían. Pero esas cosas, solo las hacían entre ellos y para ellos. Casi nadie era un espectador de aquel espectáculo de confianza entre los dos tricolores. Lo cierto era, que a los dos se les aceleraba el pulso y que lo disfrutaban bastante por qué, de alguna manera, se sentían amados y apoyados. El tricolor original sonrió. Hace cuanto que quería sentirse de aquella manera. Quizás no era con una pareja, pero era un amigo muy querido, ¿qué más podría desear?

Yami se retiró de allí después de un rato y se puso al lado de su compañero. Se miraron fijamente a los ojos. Sin omitir detalles, analizando todas las partes de los ojos ajenos, sus iris, sus pupilas, sus córneas, y quizás más allá. Tratando de descifrar lo que el otro piensa.

—Yami...—lo llamó en voz baja. —nunca le he contado esto a nadie más... —dijo en un tono que solo él pudo escuchar—Yo... No sé cómo contarlo... Amm...

—Tómate tu tiempo... Tenemos toda la tarde. —sonrió con la esperanza de darle confianza. Sabía que Yugi casi nunca hablaba con alguien sobre sus problemas, comprendía que era difícil. El tricolor original tomó aire y lo soltó. Ya era hora.

—¿T-Tú sabes que tengo algo de fobia a la sangre?—Yami asintió—T-Te contaré cómo comenzó, verás... Yo... En realidad nací por accidente.—confesó llevándose la sorpresa por parte del tricolor copia.—Mis padres no me planearon, jamás quisieron tener hijos, pero nací yo. No sé si les arruiné la vida, pero ellos no... tienen cariño por mi. Solo... Se preocupan de que no tenga problemas en el colegio, no quieren que el apellido Motou quede manchado, lo demás no les importa. Y nunca lo hizo. Incluso cuando era niño, ellos eran.. De la misma manera, pero en ese entonces tenía una tía, me visitaba casi todos los días. Le decía Nina, su nombre era complicado de pronunciar para un niño de 3 años así que me dijo que le llamara así. No recuerdo su nombre...—divagó apartando la vista.—Ella... Tenía una moto, me acuerdo por qué cada vez que oía el motor cerca yo... Me acercaba a la puerta, la abría y salía corrido a... A abrazarla.—su voz empezaba a cortarse. Yami no hizo más que mirarle, no podía reaccionar, ¿o tal vez solo quería darle tiempo? No lo sabía, pero suponía de que esto no era absolutamente nada bueno.—Solía emocionarme mucho, ella traía un libro de cuentos, era muy... Entretenido poder escucharla a ella y sus cuentos. Sobre todo por que ella... Era la única que me hacía sentirme amado. Ese día no fue distinto.—siguió con su relato.—Cuando llegó tenía aún más ganas de estar con ella, mis padres me habían dejado solo casi toda la mañana, ella estaba ahí antes del almuerzo. Comimos juntos y también jugamos, creo que... también me llevó al parque ese día, ese mismo donde está tu nave—divagó en detalles menores. No quería llegar hasta ese punto. Se le notaba en la mirada. Esos hermosos ojos amista estaba poco a poco brillando más por la cantidad de agua que empezaba a acumularse. Pronto soltaría el llanto. No era como si quisiera retenerlo, pero tenía que hacerlo si quería llegar hasta el final. De la historia. Yami se mantuvo expectante. No había querido moverse. Había tenido una fuerte tentación de agarrarle una mano. Pero en este estado, parecía que cualquier cosa acabaría por romperle. Yugi tomó aire, infló sus pulmones de ese gas vital y votó aquello desechado e intercambiado por los alveolos. Llegó la hora de la verdad. —Pero entonces ella tenía que irse. Más temprano de lo normal, eran las 6:18 PM, la hora donde más autos y motos hay. Nina se despidió dulcemente de mí y se fue de la casa. Cuando volvía a mi cuarto, noté que ella había olvidado el libro de cuentos. No lo pensé dos veces...—se mordió el labio. —No lo pensé dos veces y salí a buscarla. Cuando la vi y le grité, ella estaba ya bajada del andén. Entonces dirigió su atención hacia mi. No sé qué pasó en realidad... Sólo recuerdo lo que me dijeron. El conductor de un carro, esquivo una bicicleta más abajo y... —el agua empezó a caer directamente a la cobija debajo de ellos. La boca de Yugi se abrió con la intención de decir algo, pero solo temblaba sin pronunciar más allá de un simple gemido intentado ser voz. Pero al poco rato, logró volver a tener compostura.—Y para entonces Nina ya se había bajado por un lado de la moto... Justo en el lado en el que la atropellaron...—Yami abrió los ojos en señal de sorpresa mientras Yugi dejaba escapar uno que otro sollozo. Como dolía recordarlo.—L-La aplastaron contra su propio m-medio de trasporte... Yo... Yo...—su voz empezaba a fallarle cada vez más y más. No podía mantenerla. Era demasiado doloroso. Quería parar y solo llorar, sollozar y lamentarse. Pero había empezado algo. Y tenía que preguntarlo.—Y-Yo no pude evitar correr a su lado.... Y-Y... Y no hacía más que... Qué agitarla un poco llamándola una y otra vez... Solo recuerdo que en aquel entonces solo podía agitarla... N-No sabía qué hacer... Quería que reaccionara p-porque tenía los ojos cerrados y no respondía... —el llanto se hizo aún más fuerte. Los sollozos eran más notorios.—Y-Yo solo quería ayudarla... Pero nunca pensé que yo... Que yo al hacer eso solo estaba... Estaba... —con una de sus manos se tapó el rostro por completo en señal de completa vergüenza y arrepentimiento.—Condenándola...—murmuró.—Y-Yo no sabia que hacer, yo solo veía sangre y a mí tía y tenía que hacer algo y... Y... Soy un monstruo...

A partir de entonces solo se escuchaban los fuertes sollozos de Yugi. Tenía muchos espasmos y no podía controlarse. Solo podía llorar. Había terminado si, pero no había podido mantener la compostura. Ahora estaba débil emocionalmente. No podía pensar en otra cosa que no será la culpabilidad. Simple y llanamente no podía estar más al borde de un colapso. No recordaba siquiera donde estaba o con quién estaba. Esa enorme grieta que nunca pudo sanar en su corazón, estaba expuesta, cualquier cosa negativa que le dijeran ahora lo único que haría sería quitarle la esperanza de vida que tenía. Y eso, era un enorme problema.

 

Notas finales:

... Ok no tengo nada que decir aparte de... Preguntas Random!!

¿Por qué crees Yami y Yugi tienen estas prácticas como pareja a pesar de no ser una?

¿Alguien se imaginaba lo de a tía? Creo que sorprendí a más de uno XD ok, no creo.

¿Qué pasó con Nina al final?

¿Qué hará Yami ahora?

Y... Eso es todo :3 gracias por leer y comentar, los quiero!!


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