Se detuvo a ver la pequeña presentación que estaban haciendo con ayuda del proyector. Hablaba un poco de que las adaptaciones de los cómics a la pantalla grande. Estaba algo interesante, pero no quiso sentarse. En principio porque no había sillas para personas de su tamaño, y en general los espectadores eran niños. A decir verdad le daba algo de pena. Era algo muy tonto pero prefirió verlo parado.
Hasta que oyó como alguien ponía un asiento a su lado.
Yusei. Por lo general, no haría este tipo de acciones hasta pensarlas dos veces, pero a decir verdad estaba algo desesperado, era la única vez que lo había encontrado solo y tenía una excusa para acercársele. Jaden se volvió hacia el recién llegado y le miró. El de ojos azules hizo que sus miradas se encontrarán por un momento y después él la apartó. Abrió la boca para decir algo pero la cerró. Esto era precisamente lo que no le gustaba de actuar de esa manera.
—¿Volviste a perseguirme?—preguntó Jaden sin pensarlo. La verdad no quería volver a ello, era algo demasiado tedioso.
—No...—respondió aún sin mirarle, odiaba recordarlo. Ese tiempo donde... Nada de lo que hacía lo pensaba demasiado.
—Entonces, ¿por qué estás aquí?—preguntó con un tono que lo acusaba de mentir. El más alto no se podía quejar, al fin y al cabo se lo había ganado, pero ahora debía arreglarlo.
—Ayudé a traer unas cajas junto con la bibliotecaria.—explicó con calma y bastante serio.
—¿Por qué la bibliotecaria...?—empezó a preguntar teniendo en mente que la dicha señora era alguien que jamás pedía ayuda y menos con unas cajas.
—Perdonen...—dijo una voz pequeña desde la espalda de Yusei. Este volteó apenas la cabeza y después se acercó un poco al castaño con la intención de dar espacio.—Muchas gracias.
—Por eso,—empezó en un susurro.—es que necesitaría ayuda.
Los dos se quedaron viendo a la señora que acababa de pasar. Apenas si lograba llegar a la espalda media de Yusei. Era una persona de proporciones pequeñas y delgadas. Y por lo que dejaba ver el uniforme, era la encargada de la biblioteca. Jaden se quedó algo anonadado. ¿Acaso la señora medió bravucona había sido reemplazada? No se lo creía mucho, pero también hacia ya mucho tiempo que no visitaba ese lugar.
—Entiendo...—respondió simplemente. Yusei, lo miró a los ojos una vez más pero, estos tenían otro objetivo. Pensó en irse, en dejar las cosas en una buena acción y así llegar a un punto no tan incomodo entre los dos para poder disculparse. Pero una vez más quiso actuar de manera impulsiva, lo anterior llevaba algo de tiempo haciéndolo y no había dado fruto en ningún momento. Ya se había artado, tenía que aclararlo.
—Jaden,—llamó su atención pero este ni lo volvió a mirar.—lo de aquella vez, perdóname, soy un idiota por dejarte solo. Si hubiera que pudiera hacer para remediarlo yo...
—Deja de insistir,—dijo.—Ya lo hiciste.—tomó una pausa para respirar—Ya dejé de tener matrícula condicional. No hay nada que arreglar.
—"Debería pegarle un puño a ese idiota..."—pensó Yusei con algo de rabia. Sin embargo, todos esos sentimientos fueron aplastados por su gran la seriedad que dominaba su rostro.—Si, si lo hay... Y el hecho de que no me perdones, es muestra de ello.—suspiró, agarró fuerzas y volvió a hablar.—En realidad, lo único que quiero es que me perdones, no que volvamos a ser amigos... Bueno, sí, pero no si tú no lo quieres.
Jaden lo miró con el rabillo del ojo. Pero apenas logró mantener la mirada fija en los penetrantes ojos azules de Yusei. Apartó la vista de inmediato, decía la verdad, pero no importaba que emoción reflejara, sus ojos siempre serían igual de serios y penetrantes.
—No lo sé Yusei... —Dijo Jaden en un murmuro. Se mordió un labio. El aludido sólo le miró y suspiró tratado de no hacerlo sonoro. Entonces miró a la silla también.
—Piénsalo...—Pidió para después retirarse no sin antes dejar un pequeño golpecito en la silla y pronunciar de manera apenas entendible:—Disfruta de la exposición.
Jaden lo miró y después a la silla recién golpeada. ¿Sería capaz de perdonar después de todo?
-.-.-.-.-.-
Con el labio mordido y la mirada algo nerviosa se encontraba Yusei atravesando los pasillos. No podía creer lo que acababa de hacer. Vaya, definitivamente actuar de manera impulsiva no era bueno para él. No sabía si iba a dar efecto o no. Estaba algo intrigado por lo que pasaría. No tenía ni la más remota idea de que iba a pasar entre ellos. Jamás le había gustado estar así. Pero, ¿qué más daba? Era por Jaden, ¿acaso eso no valía la pena?
Dobló la esquina y pasó por el lado de los laboratorios. Se dirigía hacia su salón, la aburrida aula de clase para Inglés, como odiaba esa clase, sobre todo con el profesor que tenía, era algo... Que no soportaba. Deseó entonces, tener algo más que hacer antes de la clase.
Entonces oyó ese golpe proveniente de la bodega.
Se acercó con algo de inseguridad, quizás estaba loco al escuchar algo como eso. Oyó también un murmuro. Tras una pequeña lucha mental, decidió abrir su boca y preguntar.
—¿Hola?—preguntó poniendo una oreja sobre la puerta—¿Hay alguien allí?
Algo se movió allí adentro.
—¡Yusei!—gritó alguien desde adentro.
—¿Yugi?—preguntó. Quitó su oreja de alli y puso su mirada encima de la puerta.—¿Te quedaste atrapado allí?—Se había acordado de lo que le habían advertido de la bodega.
—Nos quedamos, Tea esta aquí.—informó. Yusei de inmediato se alarmó un poco, cuando trabajó en equipo con la mencionada, se enteró de que tenía claustrofobia, y ese no era un lugar precisamente amplio.
—¡Iré a buscar al encargado de laboratorios!—informó antes de salir corriendo. Pensó en ir también por la profesora para que también ayudase, pero sería doble búsqueda, Tea no lograría soportar tanto, y, aunque no quisiera admitirlo, estaría peor si su única compañía era Yugi. Dobló la esquina corriendo y se chocó con alguien logrando caerse al suelo. Miró a quien había golpeado y se percató de que era Jaden.
—¡Auch!—exclamó.
—Lo siento,—se disculpó y se levantó con algo de rapidez solo para después tenderle la mano a Jaden para que se levantara—tengo que ayudar a Yugi—dijo para llamar la atención del castaño.
Efectivamente funcionó.
—¿Yugi?—preguntó levantándose y rechazando la ayuda del más alto. Este último no le extrañó.—¿Qué pasó con él?
—Se quedó atrapado en la bodega—informó.—Tengo que ir a buscar al encargado y a la profesora.—Jaden puso una cara sorprendida pero después su mirada se tornó sería.
—Demonios... ¿Puedo ayudar en algo?—preguntó mirándole a los ojos sin importarle lo que había vivido hace poco.
—Ve a buscar a la profesora,—dijo—yo iré por el encargado.
Sin más que agregar, los dos corrieron.
-.-.-.-.-
Se encontraba otra vez en frente de aquella puerta. Mirándola, y decidiendo qué hacer ahora. Bueno, más bien meditando lo que seguía. Cuando estuvo listo suspiró y se acercó al objeto que estaba observando.
—Yugi, Tea—comenzó tratado de sonar lo más fluido posible—, no encontré al encargado... Así que he decidido abrirla yo mismo. Y... Les pediré, que se aparten lo que más puedan de la puerta. Yo los sacaré de allí.
No hubo una respuesta hasta pasados unos minutos.
—Esta bien Yusei—oyó a Yugi hablar.—estamos listos.
Fue en ese entonces, cuando las fuertes patadas empezaron a resonar en la bodega. Y entonces, tras 3, pa puerta cedió algo dañada, dando la libertad a los dos encerrados.
—¡Yusei! No encontré...—se detuvo a ver lo que pasaba.—A la profesora...