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BackPack por electroyusei

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Notas del capitulo:

Algo corto, lo sé, pero creo que es lo mejor que he podido hacer en mucho tiempo para esta historia qwq. Muchas gracias a todos ustedes, perdonen todo el drama del otro día, de verdad que muchos de ustedes me llenaron de ganas de continuar esto. Los amo, gracias en serio.

 

Además, tampoco es como si el capi estuviese corto en revelaciones ewe 

Recordar las cosas como si hubiesen sido ayer se le hacía algo tedioso a ratos. Pero esta vez lo hacía más que nada para recordar porque estaba haciendo todo aquello contra alguien que no se lo merecía en realidad. Quería ser una persona sin sentimientos en aquel momento. Kaiba Corb le estaba pidiendo eso desde hacía ya un rato. Cuando tenía que molestar a alguien hasta el hartazgo. Cuando tenía que hacer daño. Cuando tenía que arruinarle la vida completa a un chico cómo Yugi Mutou. Suspiró para sus adentros. Y se dedicó a divagar un poco mientras esperaba a que el radar detectara algo, cualquier cosa.

En realidad, nunca había trabajado en Kaiba Corp por elección propia. Su madre, que ya trabajaba allí le obligó a ir desde pequeña. Lo entendía hasta cierto punto ahora de adolecente. Muchas de las personas que trabajaban en esa empresa se negaban a tener hijos y necesitaban a gente joven en sus filas, gente que fuese despreciable como ella, gente que hiciera las cosas sin sentimiento alguno hacia los demás. Eso era ella. No lo podía negar. Trabajaba sin paga alguna más que alimentación gratis y algo de apoyo para su familia. No sabía ni siquiera porque lo hacía, quizás sentía que esa necesidad de sentirse parte de algo. No era parte de su propia familia, no era parte de su escuela, no era parte del grupo formado por sus amigas. Realmente, ella sólo era parte de KC por puro instinto. Allí había estado durante gran parte de su vida, y allí estaría. Pero ahora las cosas parecían tan necesarias para ella.

Aunque hubiese empezado a dudar incluso de sus propias decisiones y Yugi había sido una de las cosas que más la tenían al borde en toda su vida. No sabía qué hacer con él. Nada concordaba si lo ponías a él en la ecuación de su vida. Todo daba errado, falso o directamente improbable. Ese chico, al cual intentó engañar muchas veces, al cual intentó capturar, al cual le había hecho sufrir tantas veces atrás; ahora era su amigo, le había aceptado, le había perdonado. ¿Por qué? Sabía lo bueno que era eso para la misión, así no se tardaría meses en saber más información. Todo sería más rápido, las cosas fluirían. Pero ella no quería nada de eso, quería que él se quedase con ella hablando de cualquier cosa, incluso de aquello que ella había aprendido por simple acercamiento, aquello que no entendía del todo. Se mordió un poco el labio y siguió concentrada en el radar. En cualquier instante aparecería y lo dejaría entrar, no por decisión propia, sino por órdenes de su jefe.

—¡Avances!—exigió el que estaba al mando con fuerza.

—¡Sin novedades!—gritó el que estaba encargado de las cámaras de seguridad.

—Sin novedades—respondió Tea con voz casi robótica.

—Sin novedades—un pequeño sentimiento de culpa se le sintió en la voz. La castaña fue la única en notarlo, por suerte.

Ese era otro dilema en su cabeza. Yusei Fudo. En realidad apenas y hablaban en KC, se limitaban a lo necesario. Quizás era mejor así. Los dos tenían a algo muy parecido en sus vidas, trabajaban aquí por sus padres. Y los dos eran amigos de alguien de la escuela a la que asistían por órdenes. No se quejaban, no se irían a quejar jamás, pero todo aquello les era… confuso, o al menos así lo veía ella. Bajo su punto de vista, Jaden era alguien muy valioso a nivel personal de Yusei. No sabía porque, no sabía desde cuándo, pero si sabía que eran personas muy cercanas. Alguien cómo ellos no sentiría culpa por estar haciendo esto. Alguien como ellos no estaría sudando desde que entró a la habitación sabiendo que habían capturado a los dos Aliens y que ahora estaban en busca del de ojos amista. Lo podía entender claramente, al fin y al cabo, ella estaba en la misma situación y no tenía por qué ocultarlo hacia ella misma. No iba a negarlo, y mucho menos a pensarlo de alguna otra manera. Yugi le preocupaba casi de sobremanera y si llegaban a agárralo sabía lo que le esperaba.

Aun se preguntaba porque había sido incapaz de secuestrarlo cuando tuvo la oportunidad en la feria de ciencias. A decir verdad, esa había sido la cuartada perfecta, hacerse la chica tonta que había hecho algo mal. Todos en ese pequeño grupo sabían que era lo que tenían que hacer para lograrlo, y además era algo demasiado improbable. Pudo haber hecho las cosas perfectamente en ese momento. Pero se había negado. Había decidido que apenas escuchara como Joey llamaba con desespero a Yugi lo soltaría sin más. Fue un momento realmente complejo para ella. No supo si aquello había estado bien o no. Y como iban las cosas, la línea poco a poco se iba difuminando en su mente. Pronto iba a desaparecer. Como estaba la de Yusei.

Ella no era ninguna tonta, de verdad que nunca se había fiado del todo con alguien con las características de Yusei. Y podía entenderlo, podía entender lo que se sentía querer traicionar parte de lo que eres por alguien que crees que vale la pena. Por ello no lo había delatado. Por ello no le había dicho a nadie de la copia que él había dejado salir hace un par de semanas. Ella permanecía callada por ello. No por nada más. Y de cierta manera quería ayudarlo, porque al fin y al cabo querían proteger al mismo lugar. Bufó con la nariz. No podía sentirse peor.

—¡Yusei!—lo llamó de manera severa el jefe. Ella sólo miró la escena por el rabillo del ojo. El aludido se levantó de manera algo pesada y se enfrentó al hombre sin expresión definida—Necesito que vayas a ver a las carnadas un momento, quiero que vean tu rostro—Tea abrió los ojos de asombro y volvió a ponerlo normales antes de que alguien pudiera verla—. Queremos crear una reacción negativa en los dos.

—Si señor—La castaña pasó entonces a admirar mucho como él mantenía su serenidad totalmente. Ella no sería capaz de hacer eso cuando le tocara hacerlo con Yugi. No quería hacerlo siquiera. Fracasaría, Yugi nunca se enojaría con nadie. Fudo pasó por el nado del hombre con la misma expresión.

—Por cierto—el chico de detuvo—, quiero que trates de que te perdonen diciéndoles que nada de esto era tu intención, que te habían engañado por alguien más y que nunca supiste lo que estabas haciendo realmente.

Yusei no tendría problema. Eso era lo que él pensaba.

El chico salió poco después sin emitir más palabra. El jefe sonrió socarronamente. Cuando menos lo pensé, supe que tenía en mente. Quería anestesiarlos, o al menos parcialmente. Por lo que podría deducir, ellos estaban ganando fuerzas, y cuando lo hicieran totalmente serían capaces de escapar con facilidad, la anestesia parcial que les habían puesto estaba perdiendo efecto. Ella pudo verlo hace algunos minutos con el sujeto llamado “Haou”, todavía no entendía cómo no había escapado, estaba casi al cien por cien de sus habilidades. No lo sabía, quizás era por el otro, por… “Yami”. En cualquier caso, ese amor fraternal o lo que sea que fuese le había constado algo muy complejo, el escape. Incluso si eso fuera una acción egoísta o no, un acto de valentía estúpido o no; el escape era algo que le abría todo un abanico de posibilidades hacia el exterior, incluso podía volver a rescatar al ser que había dejado, traer más refuerzos, hacer lo que sea. Pero quedarse allí había sido una estupidez, y lo pagaría caro, muy caro.

Se fijó nuevamente en el radar. Su mirada reflejaba desinterés total, pero nadie nunca le veía hacer el trabajo. No importaba hacer una mala cara. Nadie lo notaría. Y era feliz con ello. Pronto las cosas cambiaron. Su mirada se volvió en terror a lo desconocido. Esto era algo totalmente improbable. Revisó los cables y las conexiones, todo en orden. Se quedó mirando a la pantalla lívida.

—¡Avances!—exigió el que estaba al mando con fuerza.

—¡Sin novedades!—gritó el que estaba encargado de las cámaras de seguridad algo más tranquilo.

 

—Señor—Pensaba ayudarlo, pensaba en hacer alfo bueno por él y dejarlo entrar. Pero esto se le salía totalmente de las manos. Sudó frío y trató de mantenerse en calma. Casi tartamudea al hablar—, hay cuatro objetos acercándose a velocidad.


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