Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BackPack por electroyusei

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Yugi no se dio por enterado cuando estuvo pilotando la nave hacia lo desconocido. No se dio cuenta de cuando la pequeña nave empezó a fijar un rumbo fijo, ni mucho menos de cuando las cosas empezaron a elevarse dejando a Jaden atrás. Todo había sido muy confuso y las cosas simplemente se salían de control, cualquier cosa que intentase le salía inútil. No parecía tener salvación. Ni siquiera para poder mantenerse cuerdo por más de dos segundos. Estaba mareado, perdido y más que nada confuso. Todo aquello le hacía daño. Todo aquello lo mataba.


 


Sin pensarlo demasiado intentó al menos poder dejar de moverse tanto en ese espacio reducido y simplemente dejar de marearse y ser útil para algo. Puso sus dos manos en los extremos de ventana. Tener dos puntos de apoyo quizá le ayudase. Pero falló, su fuerza le era traicionera y su habilidad era casi tan escasa que no servía de nada. Él no parecía servir de nada. “Demonios” se maldijo mentalmente mientras sentía como de alguna manera bajaba. Iba a estrellarse. Y los sonidos provenientes de afuera no ayudaban a su calma.


 


Gritó fuertemente, la ira contenida hacia sí mismo era insoportable.


 


Hizo cualquier movimiento a la desesperada que terminó por pegarle a un par de botones y hacer algunos ruidos. Pero al menos detuvo las cosas un poco, dejó de zarandearse de un lado a otro sin control y la velocidad de la nave era aceptable. Pudo parar un rato y dejar de sentirse al borde de vomitar lo que sea que hubiese comido. Tomó aire con necesidad, y lo soltó con desespero. Las cosas se habían calmado.


 


Pero seguía sin tener ni las más remota idea de que hacer.


 


—Curso fijado hacia el identificador número…—Yugi se sobresaltó de inmediato al oírle. Su piel se erizó y sus ojos se abrieron. Había hecho algo mal— C-3—Yugi entró aún más en pánico por lo lento que estaba diciendo el número, esas pausas lo desesperaban sin contar con los intentos fallidos por detenerlo. Todo lo hacía entrar en pánico—1-4—Sabía que terminaría pronto, pero no sabía que se avecinaba para él. Ni en ese instante, ni algunas horas después, donde todo empezaría a arremolinarse y a dejar de tener sentido—6-4. Ajustando cinturón de seguridad—dijo la voz robótica mientras un par de cinturones se abrochaban alrededor de su cuerpo. Un escalofrío pasó por la espalda del tricolor original mientras seguía mirando botones—. Preparando propulsores al 80 %—para este punto, el pequeño híbrido había empezado a machacar botones al azar, sin preocuparle de lo que ocurriese—. Aceleración automática en piloto automático iniciando en 3…—sintió que en ese momento había valido poco realmente todo lo que hizo y todos los riesgos que había tomado. Poco o nada podría ser peor que aquello en esos instantes—2… 1…


 


Y la nave salió disparada hacia adelante sin ningún pare. Todos los objetos a los lados pasaban a ser simples haces de luz que duraban más bien poco en el campo de visión. Por acto de la inercia, todo se cuerpo se fue sobre el espaldar con algo de violencia. Durante eternos segundos todo fue confusión y aceleración por un par de segundos. Pero después todo se calmó nuevamente cuando pareció acelerar de la nada, las cosas parecían ser más bien arranques de locura y después momentos calmados. Era casi como una montaña rusa, una a la que Yugi no le gustaría montarse muy seguido.


 


Unos pequeños sonidos provenientes de su lado izquierdo le llamaron la atención. Arrugó un poco la nariz y después miró en esa dirección. Lo que parecía ser un radar estaba titilando no con insistencia, sino más bien con un tono algo amable. Tono que Yugi no sabía descifrar, y por ello temió. Tantas películas que mostraban al radar como una señal de alerta. Simplemente no la podía dejar en paz. Tembló por completo y se asustó. Volvió a mirar de un lado para otro completamente desorientado y perdido. Se encontró entonces con varios símbolos que quizá en un principio no reconoció, pero ahora los veía mejor. No eran ni letras, ni dibujos, eran un montón de líneas. En condiciones normales, no hubiese entendido nada. Pero ahora, todo parecía claro, y parecía casi como algo cotidiano. Entendió casi a la perfección aquello, ni siquiera se preguntó por qué, simplemente lo supo y asumió que ya lo sabía.


 


Con aún desespero entre sus expresiones y temblores, Yugi pudo hacer que de alguna manera el Piloto automático se fuese. Y ahora estaba en control de una nave. Una nave que nunca había manejado. Una nave que jamás había visto en acción. Un una nave que parecía ser la única salvación de su amigo. Pensó en volver de alguna manera y regresar a aquel parque para poder pensar mejor las cosas y quizá encontrar una manera más práctica de solucionar las cosas. Pero los pitidos perforaban su oreja. De algún modo le estaban persiguiendo y si volvía pondría en peligro no sólo a él, sino también a Jaden. No podría dejar que le hicieran daño a su castaño amigo, no cuando era lo último que le quedaba. Suspiró decidió quedarse, ¿cómo demonios haría las cosas? Ni lo quería pensar.


 


Como pudo se acopló a los controles y al vuelo. Lo hizo de manera rápido y sin apenas pensar. Fue casi mágico ver como sus manos y cabeza sabían que hacer ningún pensamiento innecesario o lo que fuese. Sólo se dejó llevar por sus instintos y por lo que creía correcto. Y había sido de las mejores decisiones que pudo tener. Bajó la nave aún más hasta casi rozar las puntas de los árboles. Como puede y poco a poco, se introduce en la vegetación bajando la velocidad. Al ser una nave relativamente pequeña, esquivar fue más una cuestión de suerte que de alguna otra cosa. De alguna manera logró aterrizar metros más adelante. Soltó aire cuando la nave se apagó y las manos dejaron de temblarle.


 


Sin embargo todavía miraba el monitor con miedo, las cosas estaban algo tranquilas, pero él era desconfiado. Yami debía  de estar cerca, pero no sabía dónde era exactamente cerca. Estaba justo por encima del punto que le había indicado y de todos modos estaba algo mal. No había nadie allí y tampoco había nada. Estaba justo en medio de la nada.


 


Aún sentía su respiración errónea y las manos entumecidas. Las piernas estaban algo dormidas y los pies ni se diga. Gracias a esto decidió salir e inspeccionar porqué el punto daba justamente allí y porque justamente en ese montón de nada. Retiró el fuerte cristal que había en su cabeza y lo empujó hacia arriba para que pudiese salir.


 


Cuando tocó el pasto sintió algo distinto, algo que no pudo definir que era exactamente. Sentía que el suelo era más duro que de costumbre. Era como si el suelo fuese artificial y todo estuviese puesto allí por obra humana.


 


 


Pero realmente Yugi no tuvo tiempo de pensar en todo aquello con detalle ni mucho menos con detenimiento. Pronto empezó a oír cosas a su alrededor. No eran sonidos animales exactamente, eran pasos, voces y movimiento. Alguien estaba allí, pero no parecía estar solo. Y los sonidos eran cada vez más y más insistentes. Cada vez más cercanos. Parecía que querían torturar al pequeño híbrido. Miró a todos lados en busca de alguna sombra o algún indicio que pudiera decirle a de dónde venían aquellos sonidos.


 


Pero lo único que recibió fue un disparo a cambio.


 


Aquel estruendo resonó por todo el bosque y los que le siguieron también hicieron ruido. El primero fue el más sorpresivo y le dio a la nave unos pocos centímetros de la cara de Yugi. Su corazón se disparó y casi sin pensarlo comenzó a correr para salvar su vida. Se alejó de la nave y los disparos con una rapidez sublime y pensó en lo rápido que podría ser si tuviese una forma de animal, algún venado o alguna liebre. Pero principalmente pensó en el venado, en como corrían sus cuatro patas y en como escapaba de sus depredadores o cazadores. Pensó en aquella película que se había visto.


 


Y una vez más, sus deseos se hicieron realidad, pero esta vez completamente. Yugi tuvo que dar un pequeño salto para evitar caer con una roca y cuando aterrizó tenía cuatro patas y un oído mucho más atento. No se sorprendió, más bien no quiso sorprenderse y simplemente dejó de pensar que tenía pezuñas y corrió lo más rápido que pudo aun escuchando voces y balazos a sus espaldas. Recorrió más de lo que debería y se cayó más de una vez en el camino, pero aun así se levantó en todas las ocasiones. Luchó hasta el final y cuando llegó a una parte del bosque en la que no se oían más disparos se permitió parar a descansar.


 


Cerró los ojos por unos instantes y sintió el cambio en su cuerpo. Cuando lo abrió nuevamente volvía a ser un chico común y corriente a cuatro patas, cercano a una parte del bosque que no tenía vegetación, más allá del pasto. Ese cambio había sido demasiado brusco y corto. Ni siquiera sabía porque se había ocasionado exactamente. Solo sabía que estaba muy cansado y que le dolían tanto plantas como palmas. Ni eso fue capaz de detener su determinación. Yugi estaba determinado a seguir buscando a Yami hasta el fin de los tiempos. Aunque eso no era tan necesario, debido a que tendría algo de ayuda.


 


Cuando miró hacia el lugar en círculo y sin árboles que se encontraba unos metros más allá descubrió que justamente en su centro estaban ocurriendo dos cosas. Una bastante importante, que era una compuerta que estaba saliendo de la tierra como si nada. Y la otra que era aún más inquietante, era una especie de triángulo que estaba descendiendo de los cielos para tocar tierra. Yugi ya no estaba solo. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).