Ambas miradas castañas se encontraron, una más decidida que la otra. Furihata no dejaba de ser a su madre en busca de una respuesta clara. ¿Rakuzan? ¿Cómo se le ocurría la sola idea de enviarlo a esa preparatoria? Él estaba perfectamente bien con su equipo, con sus amigos, con su escuela, si este tipo de consecuencias traería la boda; entonces no hubiera aceptado tan fácil desde el principio. Su madre dio un suspiró.
-Sé que es difícil para ti ahora, Furi.- su madre sonrió.- Hijo no te obligare a nada; pero intenta-
-Estás bromeando ¿No?- Furihata se puso con un semblante serio.- No iré a ese lugar.
Naomi dio otro suspiro, ya se esperaba esa reacción de su hijo; pero aun así tenía que intentarlo.- Furi hay algo que no te he dicho…y espero que entiendas…- en ese momento el castaño sentía que una noticia terrible estaba por llegar a sus oídos.- Nos mudaremos a Kyoto después de la boda.
¡BAMG! Había acertado; giro su vista hacía la ventana y no dijo nada. Se sentía inseguro y a la vez muy sorprendido; muchas cosas en su vida desde ese momento tendrían un giro inesperado; pero no creyó recibir tantos como esos. Debía aceptarlo, al fin y al cabo, su madre estaba en todo su derecho a rehacer su vida; pero él no. Su hermana fácilmente podría adaptarse a esa vida; después de todo, aún era una pequeña de seis años; en cambio él a sus dieciséis, no podía dar vuelta a tras a todo lo que había conseguido. Cuando estaba por respondes, el chofer abrió la ventanilla.
-Señora, hemos llegado a la mansión.- Kouki miro por la ventana y pudo ver como dos grandes rejas de color negro y con una “A” dorada en el centro, se habrían dándole paso a la limosina. El camino desde ahí dentro no se veía tan largo; pero para cualquiera que vaya caminando, se le agotaría todas las energías. Pudo ver una gran cantidad de árboles por todo el camino y muchos arbustos y entre otras plantas. Su hermana en aquel momento se levantó y también se asomó por la ventana con un brillo en los ojos.
-Mamá este lugar es inmenso.- dijo Yumi bajando del auto y corriendo hasta las puertas de la mansión.- me voy a perder aquí.
Su madre rio mientras iba sacando las maletas junto con Furihata que prefería no hacer comentarios.- Tranquila Yumi.- cargó a su hija.- te acostumbraras con el tiempo.- Antes de si quiera tocar la puerta, estás se abrieron danto una vista de un salón amplio con una escalera que se partía en dos al centro, de derecha a izquierda. En el centro de este había sillones rojos con toques dorados cubiertos de una tela de alta calidad. Las paredes eran de un color crema y tenía varios cuadros en este; Habían diferentes puertas por toda la estancia y los mayordomos y criados les sonreían de una manera tranquila.
-Bienvenida, Furihata-san.- dijo una de ellas, tenía el cabello rubio y ojos color violeta.- Permítame llevar sus cosas.
Naomi tardó en reaccionar.- No-No es necesario querida.- un leve sonrojo se apoderó de sus mejillas.- Yo puedo llevarlas.
-Vamos Naomi-san.- una voz se escuchó desde la escalera.- Ese es su trabajo.
-Seijuuro-kun, no quiero causar molestias.- En ese momento el emperador suspiró y pudo ver un gran parecido entre Kouki y su madre. Lo que sorprendió a todos; bueno, solo a los recién llegados, no fue la aparición del emperador, sino de ciertas personas que el castaño ya conocía a la perfección.- Pero miren…La Generación de los milagros.
Y no se equivocaba, los nombrados voltearon sorprendidos al ver quien sería la futura esposa y madre de su ex – capitán; a excepción de un peliceleste que ya estaba al tanto de toda la noticia. Naomi sonrió y se acercó hasta los muchachos que habían entrado desde otra puerta.- Buenas tardes, soy Furihata Naomi, mucho gusto.- los chicos seguían sin habla.- Veamos…tú- señalo al rubio.- Kise Ryouta la copia perfecta de la generación de los milagros.- Sacó una revista de su bolso junto con un bolígrafo.- ¿Podrías darme tu autógrafo? Soy una fan tuya.- Kise salió del trance y solo asintió recibiendo la revista.
-Ahora, Aomine Daiki.- dijo.- el as milagroso, eres un gran jugador querido, mi hijo mayor es un fanático tuyo desde el partido contra la escuela de Furi.- sonrió con dulzura provocándole un leve sonrojo al moreno.- Midorima Shintarou, el lanzador prodigio de larga distancia.- Midorima dio un pequeño respingo al ser nombrado y se sorprendió bastante de ver que la señora le entrega un pequeño cascabel.- Yo también soy Cáncer; casi nunca revisó el horóscopo y eso; pero hoy fue un buen día para hacerlo.- Midorima seguía sin articular palabra alguna.- Murasakibara Atsushi, el “titán” con una buena defensa.- sonrió y se acercó hasta el pelimorado entregándole una bolsa de papitas en las manos de este.- y claro, fanático de los dulces.- Los ojos de Atsushi brillaron con intensidad.- Por último; pero no menos importante, Kuroko Tetsuya, el sexto jugador fantasma.
-Buenas Tardes, Naomi-san.- dijo Kuroko dando una reverencia. Naomi sonrió y le acarició los cabellos al menor.- Es bueno verla de nuevo.
-Tetsuya-kun, digo lo mismo.- se acercó hasta un pelinegro que no había pasado de su vista.- Claro que no me olvido de Takao Kazunari, el ojo de halcón de Shutoku.- Takao sonrió y asintió.- Eres adorable.- le apretó las mejillas.
-Nee~ Naomi-chan no haga eso.- se quejaba el ojiazul.
-Perdón, tengo la costumbre.- rio.- Himuro Tatsuya, un gran jugador con un estilo único e inigualable.- Himuro se sonrojo al escuchar eso y solo dijo un “Buenas tardes”.- No seas tímido hijo; y al final…Kagami Taiga, la luz de Seirin, un jugador capaz de igualar a la generación de los milagros.- el pelirrojo se sorprendió al escuchar a la pelinegra.- ¿Pasa algo?- preguntó al ver la cara confundida de todos los presentes.
-No…bueno… yo…- ninguno de los presentes podía articular palabra alguna, la señora los había dejado impresionados.
-Me he visto todos sus partidos.- Naomi sonrió.- ¿De dónde crees que sacaste el fanatismo por el básquet?- esa pregunta iba para el castaño.- No creas que fue de tu padre.
-Parece que ya se conocieron.- el señor Akashi hacía su presencia.- Vaya; pero… ¿Por qué tanto silencio?
Kouki seguía sin saber que decir; su madre le había sorprendido; hasta a él mismo. ¿Desde cuándo sabía todo eso? o ¿cómo es que no se había dado cuenta de los intereses de su madre? Dirigió su vista al grupo de cabellos arcoíris en frente suyo. No le sorprendió mucho la llegada de estos; ya que después de todos, eran los amigos de Akashi y era claro que serían invitados a la boda. Lo que si le sorprendió fue ver a los acompañantes de estos.
-Chicos.- Seitarou se dirigió a todos.- Naomi y yo tenemos que ver unos últimos detalles; sus cuartos están arribas listos, hay un cartel en cada puerta, procuren no acostarse tan tarde.
-Y no hagan mucho ruido en la noche, queridos.- todos se sonrojaron ante el comentario de la pelinegra.- Cuidado de tu hermana Furi, los veo luego.
La pareja salió y el sonido de la puerta al cerrarse despejó el ambiente. Aun así parecía que las palabras no querían salir.
-Tu madre es muy interesante, Kouki.- fue Akashi quien dijo eso.
-L-Lo sé.- Kouki suspiró.- E-Es una persona de mente abierta…
-Quien diría que el chihuahua y el león se volverían hermanos.- Aomine rio un poco y se acercó hasta Furihata.- ten cuidado, no vayan a aparecer unas tijeras por ahí.
-Daiki…- la voz tenebrosa de Akashi hizo al moreno callar.- Será mejor que no digas más tonterías.
-No creí que los encontraría aquí chicos.- Takao sonrió y abrazó al castaño.- es bueno verlos de nuevo.- su vista se dirigió hasta una pequeña castaña que se había quedado en silencio.- hey~ ¿Quién eres tú, pequeña?
Yumi sonrió, aquel pelinegro le daba algo de confianza.- Furihata Yumi.- sus ojos brillaron, provocando cierta ternura en Takao.
-Yumi-chan, mucho gusto, soy Takao Kazunari; pero puedes decirme Kazu-niichan.- todos suspiraron al ver como la pequeña empezaba a hablar y a jugar con el halcón.- Shin-chan parece que no eres el único que mira Oha Asa.
-¡Cállate, Bakao! aunque es tu sí que es una sorpresa, nanodayo.- dijo Midorima acomodándose sus lentes.- Tu madre nos conoce muy bien Furihata.
Kouki asintió.- Y-Yo no tenía mucha idea de eso, no creí que le interesara tanto el básquet. – tenía que averiguar que tanto conocía su madre.- No me esperaba esto…
-Jóvenes la merienda esta servida.- dijo una de las mucamas.- acompáñenme al jardín trasero, por favor.
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Furihata casi se volvía a desmayar. El jardín era amplio, casi del tamaño de su casa. Tenía una piscina en la parte lateral derecha, rodeaba por varios árboles de sakura y rodeada de plantas diferentes. En el centro habían dos mesas servidas con varios platillos y postres que lucían deliciosos a la vista de cualquiera. Cerca de la piscina había una cascada con un paisaje rocoso y formidable. Seguía sin salir de su asombro.
-Vamos Kise-kun, Takao-kun, Himuro-kun y Furihata-kun.- dijo Kuroko mientras se sentaba en una de las mesas.
-Takaoochi rápido, estos postres se ven exquisitos.- el rubio dio un chillido sentándose al lado del peliceleste.
-Kise cálmate.- Himuro suspiró.- Oi, Furihata, no te quedes ahí parado, anda vamos.- Kouki salió del trance y fue a sentarse con ellos. Mientras que en otra mesa…
-Bakagami, Ahomine dejen de competir por quien come más, nanodayo.- exclamó Midorima al ver como varios platos ya iban quedando vacíos.-Son unas bestías.
-Aunque Eikichi lo podría superar.- dijo Akashi al acordarse de unos de sus compañeros de equipo.- Taiga, Daiki compórtense de una vez o los arrojo a la piscina.
-Aka-chin estos bocadillos están ricos.- dijo el pelimorado comiendo un pastel de arándanos con frutos rojos.- Gracias por la invitación~
-Termina de masticar Atsushi.- Akashi tomó un poco de té.- Insistí, la boda solo sería con familiares y amigos cercanos de nosotros.-
-Me sigue sorprendiendo que tu padre vaya a casarse, nanodayo.- dijo Midorima.- ¿No te molesta?
Akashi no se inmutó.- No puedo negar que no me siento muy cómodo con esto; pero él luce feliz y además Naomi-san es una buena persona.- Además podre tener más cerca a Kouki- eso último lo dijo para sus adentros.
Un grito asustó a todos, no sabían de donde venía; pero gracias al ojo de halcón de Takao pudieron ver de donde provenía.- ¡Kou-niichan! ¡Seijuuro-oniichan sálvame!- gritaba una pequeña con lágrimas en los ojos.
-¿¡Oniichan!?- exclamaron todos. Ni en sus más locos sueños se imaginaban aquello.
-¿Cuándo empezaste a llamarlo así? – gritó Kouki; pero cayó en algo más importante.- ¿Cómo llegaste hasta ese árbol Yumi?
La pequeña solo lloraba aferrándose a la rama de un viejo roble que amenazaba con romperse, era peligroso si alguno de ellos subía, arriesgarían la vida de la niña y las suyas propias. Akashi lucía sorprendido y una parte de él, se podía decir que asustado.- Yu-chin ven.- dijo el pelimorado estirando sus brazos. Era cierto que la castaña había subido gran altura; pero aun así Atsushi podía llegar a atraparla. Yumi solo asintió y se soltó, provocándole un mini infarto a Kouki; pero para suerte de todos cayo sana y salva en los brazos del gigante.- Yu-chin no debe subir a esos lugares.-
-Pe-Perdón.- sollozaba la pequeña aferrándose a la pierna del ojivioleta.- había visto un gatito y quería atraparlo…creí que era Shiro…- Kouki reaccionó ante ese nombre y se entristeció. Sabía muy bien que su hermana extrañaba al gato que habían tenido ellos alguna vez; pero como el ciclo de la vida continua, aquel gato murió una tarde de invierto; era de esperarse que su hermana reaccionara así.
-Shiro está bien.- Kouki cargó a su hermana.- sabes que él es feliz a pesar de que no este con nosotros.- la castaña escondió su cabeza en el cuello de su hermano.- ven, te daré tu pastel favorito, no llores.
Todos se quedaron sorprendidos al ver a ambos hermanos en esa escena. Se podría decir que cierto castaño había logrado traspasar la barrera que bloqueaba el corazón de cierto pelirrojo. Había accedido a él…completamente.
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Después del incidente y de que a Naomi casi le diera un ataque. El anochecer cubría el cielo con un manto de estrellas y ya todos se iban dirigiendo a sus cuartos. Comprendieron en aquel momento lo que Naomi quiso decir en la tarde. Las habitaciones en cada puerta tenía un cartel con; no uno, sino dos nombres respectivamente.
La primera decía en letras celestes: “Taiga y Tetsuya”. Al frente de está estaba pintada con color verde: “Shintarou y Kazunari”, provocando un rubor en el peliverde y una sonrisa en el ojiazul. A la derecha de esta misma decía con letras azules: “Daiki y Ryouta” y al frente con letras moradas se podía leer: “Atsushi y Tatsuya”. Era claro que esa noche, no iba a ser muy tranquila; para nadie.
Kouki agradeció a todos los santos que en su cuarto solo estuviera su nombre y que se encontrara un poco más alejada que la de los milagros. Pero antes de poder ingresar, una pregunta lo hizo voltear.
-¿No te gustó la idea? – algo en su interior le decía de que estaba hablando el pelirrojo; un tema que no había podido terminar de aclarar con su madre.- Kouki.
-Se lo dije a mi madre y te lo digo a ti, Akashi-san.- se volteó y quedo frente a frente con el emperador.- No pienso irme de Seirin.- agradecía que no hubiera nadie en el pasillo para escucharlos. Aunque eso cambió al ver que Akashi se iba acercando a él, provocando que retrocediera.
-Kouki~-su voz sonaba diferente y el castaño solo trago saliva al escucharlo.- Miren, el pequeño chihuahua se enfrenta al león, esto me trae recuerdos.- un sonrojo se apareció en las mejillas del castaño.
-L-Le p-pido por favor que deje de llamarme así.- a pesar de querer sonar firme lucía muy nervioso.
-No quiero.- Akashi sonrió al ver lo que provocaba en el castaño.- Kouki-
-B-Buenas nochesAkashi-sanquedescanse.- lo dijo tan rápido y tan atropellado que ni el mismo se entendió. Solo se escapó de los brazos del pelirrojo y se escabulló hasta su cuarto. Dentro de esta se metió en la cama y se cubrió con las sabanas.- Soy un cobarde- pensó temeroso. Mientras que afuera de esta Akashi solo suspiró. Ya habría tiempo de hablar con el castaño. Además…tenía que aclarar sus sentimientos.
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-Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.- Lo veo y sigo sin creerlo, mi madre se está casando con el gran Seitarou Akashi; es decir que en poco tiempo pasaría a ser un Akashi; pero ¿Por qué la idea me atemoriza? ¿Por qué ciento que en este lugar corro peligro? Veo que todos celebran y aplauden, yo lo hago; pero no de forma natural, hay algo que me inquita. Mi madre sonríe y me siento feliz por ella; Seitarou-san también lo hace y ambos saludan a todos. Volteo y siento su mirada encima de mí. La de mi hermanastro, desde ahora. Es diferente y lo siento extraño.
-Y con esas palabras siento que mi pesadilla recién acaba de empezar.- No sé porque digo esto, debería sentirme feliz; pero no puedo. Hace poco éramos un par de extraños; pero ahora, nuestras familias están unidas. Por favor que alguien me despierte, por favor sáquenme de este sueño.
Y como por arte de magia, el despertador sonó tumbándolo de la cama aun envuelto en las sabanas. Kouki se levantó con la esperanza de que lo que soñó haya sido eso, solo un sueño; pero no era así. Al aclarar bien su vista reconoció donde estaba y que en menos de unas 8 horas, sin saberlo, su vida daría un giro inesperado.