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EL JUEGO DEL DESTINO por rynu

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Notas del capitulo:

¡Hola queridos lectores! después de mucho tiempo volví a publicar, antes de nada quiero aclarar que aunque me tarde en publicar no lo olvido de ninguna de mis historias y aunque me pase meses sin publicar publicare cueste lo que me cueste.

Ahora a otra cuestión es que me parece que no os gusta mi historia, bueno por lo que puedo ver os resulta ¿aburrida? ¿Repetitiva? ¿Sin sentido? Bueno supongo que lo entenderé que no lo os guste, pero no por ello voy a cambiar mi manera de escribir, porque si cambio por los demás es  ir a lo fácil y quiero conservar mi estilo aunque a los demás no les agrade.

Por ultimo agradecer a mis lectores fantasmas XD porque aunque me lean poquitos sé que alguien me lee y por tanto se lo agradezco. Ahora si os dejo con el capi espero que os guste. 

PD: Perdonar mis faltas de ortografia :(

En el reino de sol...

Se encontraba un Seiya completamente en Shoock, Selene le dijo que se sentara para que pudiera ir asumiéndolo poco a poco, ya que una noticia así era muy difícil de asimilar para cualquiera.

Llevaba diez minutos en un estado de congelación, ya que no se movía nada, ni labios ni parpados, es más parecía que no respiraba, aunque eso era una ironía, ya que estaba muerto y no le hacía falta respirar, pero ese asunto era complicado por lo que lo mejor era dejarlo de lado por el momento, cuando por fin reacciono.

Se levantó y miro a Selene con expresión muy seria.

-Entonces... ¿Estoy muerto?- Pregunto serio, pero con una serenidad, que casi daba miedo.

Selene cerró los ojos mientras daba un largo suspiro. No era tan sencillo como aquello, tendría que explicárselo con cuidado para que lo entendiese. Abrió de nuevo los ojos, antes de comenzar a explicarle:

-No es tan simple Seiya, si estuvieras muerto, no estarías aquí, te encontrarías en el campo de elíseos que es donde las almas puras o inocentes descansan- Empezó a explicarle, pero fue interrumpida por Seiya.

-¿Entonces si estoy muerto, por qué...?- Empezó a preguntar Seiya pero fue interrumpido nuevamente por la diosa.

-Por favor no me interrumpas Seiya, es difícil explicar, luego que termine de contarte me  preguntas las dudas que tengas ¿De acuerdo?-Seiya asintió con una leve inclinación de cabeza- Bien, veras Seiya es cierto que para ser un dios tenías que morir y eso es imprescindible pero no estás muerto, estas vivo pero no vivo como un humano sino como dios, o sea que como dios ya no puedes morir, salvo con dos excepciones que no te contare de momento, con esto quiero decirte que eres inmortal- Finalizo su explicación con una media sonrisa.

El pobre moreno al escuchar la palabra "inmortal" entro de nuevo en un estado de Shoock, pero que esta vez se le paso en seguida por que dos preguntas importantes se le vinieron  a la cabeza.

-¿Cómo he muerto? No recuerdo que me haya sucedido algo para acabar muriendo-Dijo confuso.

Selene sonrió melancólicamente.

-Recuerda Seiya...La mansión...- Dijo misteriosamente.

Seiya cerró los ojos, mientras recuerdos se le vino a la mente.

"Mal presentimiento" "Habitación" " Mansión" "Shun" "Dolor" "Sangre" "asfixia"...

Seiya abrió los ojos de golpe, lo había recordado todo de repente.

-¿Yo...morí en ese momento?- Pregunto a Selene para confírmalo.

-Así es...- Afirmo la diosa con tristeza.

Entonces Seiya recordó lo más importante, que hasta ahora no había caído en cuenta.

-¿Y Shun? ¿El murió también? Él estaba pasando por lo mismo que yo..- Selene asintió despacio con la cabeza - Pero entonces... No... No es posible ¿El...?- Dejo la pregunta inconclusa, debido a la sorpresa de lo que se estaba imaginando.

-Así es Seiya, tu amigo Shun es también un nuevo Dios ahora- Confirmo Selene, a los pensamientos de Seiya que estaba teniendo.

en el inframundo...

Pandora le estaba contando también a Shun cuál era su situación ahora mismo. Y cuando se enteró quedo como en una  especie de trance. Después de unos segundos se recompuso de su estado y miro con dudas a los ojos de Pandora.

-Entonces... ¿Seiya también?- Pregunto con asombro en su voz, ya que recordaba que a Seiya le paso lo mismo que a él en ese momento que vivieron en la mansión.

Pandora suspiro ligeramente. Se colocó un cabello detrás de la oreja que le tapaba la vista antes de asentir con la cabeza al peli verde.

-Así es Shun...Seiya es el nuevo Dios del Sol - Le explico con delicadeza.

Shun abrió los ojos, una cosa era pensarlo y otra era confírmalo.

El dios del sol. Ahora que lo pensaba. Seiya tenía todo el aspecto de serlo. Con ese carácter alegre, impulsivo, un aura cálida le rodeaba siempre que siempre a atraía a todos para ayudarle.

No pudo evitarlo, Shun sonrió.

Shun también se preguntaba cómo se estaría tomando la noticia. Esta vez no pudo evitarlo y soltó una pequeña carcajada que sonó como un suave tintineo de cascabeles.

-¿De qué te ríes pequeño Shun?- Pregunto curiosa y divertida la pelinegra, con una sonrisa en el rostro por ver feliz al de los ojos esmeraldas.

-Me estoy imaginando la reacción de Seiya al enterarse de su situación, y como lo conozco también seguro que su reacción  será montar un buen alboroto - Dijo Shun con otra carcajada.

Pandora no pudo evitarlo y se unió a sus risas. La chica estaba feliz. Estando con el todo los miedos y preocupaciones que tenía con el anterior Hades se fueron. Estando junto a él solo sentía paz, felicidad, y un gran afecto, aunque apenas hubieran estado juntos.

Una vez terminaron de reírse, Shun volvió a mostrar una cara de preocupación. Necesitaba saber que iba a pasar con él y sus amigos.

-¿Y qué va a pasar ahora? ¿E Ikki? ¿Y mi maestro? ¿Y mis amigos? Quiero ir a verlos al menos y decirles que estoy bien, porque si se enteran lo que paso en la mansión estarán muy tristes sobre todo mi niichan, no quiero que sufran - Dijo con tristeza, pensado en el sufrimiento de ellos, sobre todo en Ikki. Ya que se lo tomaría muy mal, y eso Shun no lo podría soportar que sufriera por su culpa.

Pandora ahora estaba completamente seria, y desviaba la vista del chico incomoda.

-Veras Shun... Eso no será posible...N-no podrás volver a ver a tus amigos nunca más...-Dijo con lentitud y con una profunda tristeza.

Shun abrió los ojos de golpe por aquellas palabras, y se incorporó del sillón de golpe, intentando asimilar aquella información. Cosa que no lo logro.

-¿¡QUE, POR QUE!?- Grito alterado Shun.

Pandora tenía los ojos llenos de tristeza, se notaba que no quería comentarle nada de aquello.

-Shun ahora eres un Dios, y por tal eres inmortal. Ellos son humanos. Ellos tarde o temprano morirán, pero tu no. Solo hará aumentar tu tristeza a la hora de que ellos mueran. Además no puedes ir a la tierra. Pertenece a la Diosa Atenea, y si vas sin avisar se podría formar una nueva guerra. Solo los que soliciten una audiencia pueden visitar el reino de un dios sin que se presente batalla. Además si se entera Atenea de lo que te sucedió se lo comentara a sus caballeros y ellos pensaran que es culpa de ellos por lo que te sucedió, e intentaran encontrar una manera de que vuelvas a ellos. Lo que sería malo porque eso sería considerado intento de asesinato contra el dios, por lo que se vendría una nueva guerra ¿Entiendes Shun? ¿Entiendes que no puedes volver? ¿Que si lo haces provocaras algo desastroso para todos y que harás sufrir más a los que te quieren?-Le explico, con razonamiento para que entendiera bien a todo lo que se exponía, si hacia algo que no debía, mirándole a los ojos fijamente.

Un par de silenciosas y gruesas lágrimas caían por el rostro del joven Dios.

Shun entendió perfectamente todo. No podía ser egoísta. No quería ser el causante de nuevos sufrimientos para todos.

Con un leve asentimiento de cabeza le dio a entender a la joven, que haría caso a sus palabras.

-Si es por bien de todos... Yo... dejare que piensen que estoy muerto. No intervendré o me hare presente de ningún modo para que sepan que estoy vivo - Declaro con una sonrisa triste.

La chica asintió con la cabeza entre triste y orgullosa por el joven peliverde. No podría ser mejor Dios que aquella persona tan pura que tenía por el corazón, sacrificando su propia felicidad por la de los demás

En el reino del sol Seiya estaba en estado de Shoock, como si de una estatua se tratara.

Selene le había explicado, al igual que Pandora a Shun, que no podría regresar a la tierra ni siquiera un día para verlos. Por qué según Selene la causa de una posible guerra serían muy altas.

Seiya con todo su carácter que tenía y por el cual se le conocía, hizo alarde en ese momento. Grito, golpeo, maldijo a todo lo que se le venía a su mente. Por fin después de media hora en ese estado, en el cual Selene no intervino, porque pensó que sería mejor para el chico desahogarse, por fin se tranquilizó.

Seiya cogió aire lentamente, mientras cerraba los ojos y apretaba los puños. Con la asimilación de aquella noticia y con una resignación dolorosa en su corazón, pregunto qué es lo que pasaría ahora.

-Selene... ¿Ahora que pasara a partir de ahora?-Pregunto el castaño, con toda la tranquilidad, que no sentía en ese momento, mientras se daba la vuelta y la miraba fijamente a los ojos.

Selene suspiro, mientras meditaba lo que diría ahora. Después de unos segundos en un completo silencio, la joven chica le explico que sería del ahora.

-Como nuevo Dios necesitas saber muchas cosas para saber sobre cómo gobernar este reino. Te daré clases particulares sobre todo tipo de enseñanzas que serán las siguientes-Y empezó a recitarlas, con una disimulada risa, ante la cara horrorizada del castaño por la idea de estudiar.

-Economía - un gemido de horror salió del Pegaso - Historia Universal - Otro gemido de horror de parte del castaño- Alquimia- un "mátame" apenas audible salió del Pegaso- Y control sobre tus nuevos poderes-Dijo esto último con una sonrisa la joven diosa al ver la cara de entusiasmo de Seiya al escuchar lo último.

-Lo último me apetece mucho por empezar, pero lo demás no me gusta, ¿no podemos olvidarlo? No es tan importante- Dijo el castaño mientras hacia un puchero adorable.

La diosa negaba divertida, mientras en su mente pensaba que aquel chico era muy divertido y adorable.

"Sera muy divertido todo a partir de ahora, junto  Seiya, aunque tengo el presentimiento de que necesitare mucha paciencia para tratarlo"-pensó la joven mientras observaba a Seiya en silencio, que estaba murmurando incoherencias en el suelo como cosas de "odio estudiar" o "ojala no sea muy aburrido"

Seiya siguió despotricando ante su desgracia, y a Selene aquella actitud del chico le hacía mucha gracia. Pero llegado un momento Seiya se calló, miro a Selene fijamente y hablo con voz decidida, como si hubiera estado meditando seriamente las palabras que iba a decir:

-Si ese es mi nuevo destino lo aceptare, por más que mi alma se rompa en miles de pedazos. Sé que lo que me pides será difícil. Pero me esforzare, no me rendiré. Así que estoy dispuesto a empezar con mi educación desde mañana mismo-Dijo con una seguridad, que no dejaba lugar a dudas.

Selene sonrió ampliamente orgullosa de Seiya. La adivina había acertado con su predicción. El ex-Pegaso sería un buen Dios del Sol.

-Me alegra oír eso Seiya, y gustosa acepto tu oferta, pero no empezaremos mañana, antes me dedicare a enseñarte todo el reino.-Le dijo amablemente.

Seiya le agradeció. Entonces una idea se le paso por su mente, y su semblante se oscureció por un momento. Tenía que  preguntárselo para poder llevarlo a cabo.

-Selene, en este reino ¿hay algún lugar parecido donde podría estar yo solo y que nadie pueda entrar?- Pregunto con una seriedad inaudita en él.

Selene lo miro con un deje de tristeza en sus ojos. Ella había intuido por lo preguntaba eso y lo que quería hacer.

-Sí, existe un lugar...- Empezó a decir con un murmullo de voz - Se llama “La eterna atardecer”, es un lugar muy especial, en el cual solo puede entrar el rey del sol. Nadie salvo yo ha visto el lugar. El porque te lo explicare más adelante. De momento confórmate con saber que es un lugar sagrado y más hermoso que el paraíso donde habitan las almas puras.-Dijo la joven con un brillo de emoción en sus ojos y en su voz.

Seiya parecía feliz al oír aquello. Un lugar así era perfecto para lo que tenía planeado.

Despedirse silenciosamente para siempre de todos a los que amaba. Dejaría allí su corazón para empezar una nueva vida como Dios del sol. Y para hacer aquello necesitaba hacerlo en un lugar muy especial.

-Mañana, cuanto te muestre todo el reino te llevare a aquel lugar - Le propuso con dulzura y tristeza a la vez.

El chico miro agradecido por ser tan buena persona. Siempre le agradecería por todo lo que ha hecho por él.

Seiya se viro y se asomó por una ventana que había en su habitación.

Un hermoso cielo rojo intenso dejaba en claro que era ya casi el anochecer.

Seiya miro hacia el horizonte sumergido en sus pensamientos.

-"Mañana todo acabara y todo empezara"- Pensó sabiamente mientras seguía contemplando el hermoso atardecer en silencio, junto con la joven diosa, que  se había puesto a su lado, para contemplar también aquella hermosa vista en silencio

Después de una noche sin dormir, ya que el castaño no podía conciliar el sueño. Mañana era el día en el que se despediría para siempre de aquellos a los quería para empezar su nueva vida como dios del sol.

Por fin el amanecer hizo su aparición, a través de la ventana de la habitación de Seiya. Seiya estuvo toda la noche delante de aquella ventana pensando en sus recuerdos del pasado. Esa sería la última vez que se sumergiría en aquellos recuerdos. Cuanto antes aceptara que no volvería a verlos, antes dejaría de doler ese punzante dolor en su corazón.

Seiya suspiro largamente. Era hora de reunirse con la joven.

Selene se encontraba en los jardines del palacio donde vivían. Ella misma le había dicho al castaño que esperaría todo el día ahí, hasta que el quisiera  ir.

Seiya se vistió y salió de su habitación para ir a reunirse con la chica. Fue un camino silencioso pero lleno de tranquilidad.

Un sol cálido y arable asomaba entre el horizonte, consiguiendo que Seiya sonriera.

Después de observar el sol, se encamino hacia donde se encontraba Selene sentada, que estaba mirando el horizonte sumergida en sus pensamientos.

Con su carácter de travieso, decidió asustar a la chica. Camino sigilosamente hacia la chica, y una vez a su lado, dijo en voz alta.

-¡BUENOS DIAS!-grito enérgico, mientras que la pobre chica daba un rebote en su asiento por el susto.

-¡Por Zeus! ¡SEIYA CASI MUERO DEL SUSTO!- Le grito en reproche.

El joven ex-Pegaso empezó a reírse abiertamente y con fuerza. Aquella expresión en la chica era difícil de olvidar.

Selene le miraba con aire ofendida, aunque a los segundos mostraba una gran sonrisa.

"Me alegro que no pierda su carácter alegre"

Pensó la joven diosa de la Luna.

Entonces recompuso su rostro para mostrar una cara de preocupación.

-¿Seguro que quieres hacer esto?- Pregunto dudosa.

Seiya dejo de reírse para componer un rostro lleno de seguridad.

-No quiero retrasarlo más, cuanto antes lo haga antes lo superare, si fueran mis amigos ellos también lo harían. Y sé que ellos también lo harán aunque sea doloroso, así que guíame hacia aquel lugar Selene- Explico calmadamente, pero que mostraba cierto tono de voz de seguridad por lo que decía.

Selene le miro orgullosa,    con los ojos brillantes. Ella nunca había sido tan fuerte como él. En verdad aunque no fuera su verdadero hermano de sangre, ella ya lo consideraba como uno.

Y así en un agradable silencio, caminaron hasta donde se encontraba ese santuario, donde se despediría de sus seres queridos para siempre

Caminaron en un agradable y pacifico silencio. Un ligero viento les recorría el rostro mientras se dirigían hacia aquel lugar. Pasaron varios minutos hasta que llegaron a la entrada del recinto sagrado. No se podía ver que había tras las puertas doradas-naranjadas, pero si podían sentir que a traves de ellas transmitían una profunda tranquilidad.

Selene miro con una dulce sonrisa a Seiya.

-Yo a partir de aquí no puedo pasar, solo tú puedes entrar en este lugar sagrado. Por qué nadie más puede entrar es porque en su antaño el antiguo dios perdió lo más importante para él, y creo este lugar para recordar a esa persona eternamente. Es como una especie de cementerio, pero a la vez es un santuario espiritual. El dios creo este lugar porque no quería que la oscuridad manchara el recuerdo de su amada. Por ello nadie que tenga un alma pura y brillante como el sol puede entrar. Ya que si un humano o un dios que no sea de tal extrema  pureza intentara penetrar este santuario caerá un vacío de oscuridad de la cual no podrá salir nunca y eternamente tendría que vagar por la oscuridad con tus peores recuerdos vividos-Explico la joven, temblando ligeramente en las últimas palabras.

Seiya la miro con incredulidad por varios minutos. Un sonido ronco por la impresión salió de la voz del ex-Pegaso.

-No...No podía imaginar que fuera tan especial... ¿Seguro poder entrar yo? No me siento que sea lo suficiente puro para entrar en un lugar tan puro- Comento en un murmullo apenas audible, con preocupación.

Esta vez Selene le sonrió más ampliamente, mientras miraba fijamente los ojos del castaño

-Por eso tú eres digno de entrar. No hay nadie más puro que tú. Solo hay uno que iguala tu pureza, pero solo podría entrar si tú lo autorizaras - Explico con tranquilidad.

-Esa persona es Shun ¿verdad? Si hay alguien que sea más puro que yo ese es el-Dedujo Seiya seriamente. Y Selene confirmo sus palabras con un asentimiento de cabeza.

-Pero ahora eso no es importante, entra ahora. Yo te estare esperando aquí para ayudarte a superarlo. Ten todo el tiempo que necesites para despedirte para que tu alma lo asimile y puedas empezar una nueva vida sin tormentos. Para entrar solo tienes que tocar las puertas con las dos manos. Tu cosmos será detectado por el santuario y se abrirán las puertas para que puedas entrar.- Le comento la joven mientras le apretaba una de las manos del castaño, para intentar darle fuerzas para aquel momento.

Seiya le sonrió de vuelta, mientras le daba las gracias.

Cerró los ojos por unos segundos y suspiro con fuerza por unos instantes, antes de caminar ante las puertas que daban paso a aquel santuario sagrado.

Seiya poso las manos en las puertas y al instante pudo sentir que una energía cálida le recorría todo el cuerpo. Volvió a cerrar los ojos mientras se dejaba llevar por aquella cálida sensación que le recorría por dentro.

Cuando volvió a abrir los ojos pudo comprobar que las puertas se estaban empezando a abrir con lentitud.

Cuando se abrieron completamente Seiya penetro en aquel sagrado santuario. Una luz intensa le cegó por unos segundos, forzando que Seiya cerrara los ojos. Cuando la luz se extinguió pudo abrir los ojos y con un jadeo como exclamación, se maravilló ante tal pureza que brindaba aquel santuario

Seiya no tenía palabras para describir tal paisaje que se desarrollaba delante de él. Era algo que no se podía explicar con palabras. Era único. Era mágico. Al muy contrario de lo que se esperaba no era un paisaje iluminado por el sol o con toques dorados o naranjados. Si no que el cielo era completamente morado. Pero no era un morado completamente oscuro, si no que era como color purpura, que conseguía transmitir esa magia por todo el lugar. El paisaje estaba rodeado por sauces llorones, que estaban cerca de un gran y hermoso azulado cristalino lago, en el cual sus ramas tocaban suavemente el lago provocando ligeras ondulaciones en el agua, y por plantas exóticas que él nunca había visto pero que le encantaban. No había animales en aquel magnifico paisaje, pero casi era mejor, ya que le daba un aspecto de profunda paz y magia.

Seiya cerró los ojos mientras se dejaba llevar por el aroma de aquel lugar. Tenía un olor muy delicado y no sabría como definirlo. Pero sí que pudo distinguir un aroma en particular. El Lirio. Ese aroma  de esa flor le encantaba. Además tenía la sensación de que ya lo había olido anteriormente en alguien, pero no recordaba en quien ahora mismo.

Después abrió los ojos y miro al cielo. El cielo era  de un morado profundo, pero una luna creciente iluminaba el pacifico lago, dando de aquel lugar un aspecto completamente mágico. Seiya pensó que nunca había visto algo tan hermoso en su vida. Y eso que él había visto el paraíso del infierno, que ya era decir mucho. Quizás era más hermoso ese lugar. Pero este santuario trasmitía algo único que lo hacía superar con gradeces al paraíso.

Un suave viento acaricio el rostro del joven castaño, como si le diera la bienvenida en este magnífico santuario.

Seiya sonrió con una sonrisa llena de melancolía. Era un paisaje perfecto para despedirse para siempre a aquellos a los que quería.

Con pasos lentos se acercó hasta las orilla del  lago y ahí se dejó caer de rodillas, mientras unas cálidas y amargas lágrimas caían por su joven rostro. Los recuerdos invadieron al joven Seiya. Todo lo que había vivido con sus amigos. Con su hermana. Con su maestra. Con... Aioros...

-Aioros...- Susurro Seiya con profunda tristeza, mientras el aire volvía acariciar su rostro, como si notara su melancolía y quisiera consolarle- Ahora que ya no puedo volver a verte he comprendido todo-Siguió hablando para sí solo con una infinita amargura en su voz.

-Yo... ¡Te...! - Pero lo que iba a decir fue silenciado por una gran viento que se levantó de repente y ahogaron las palabras del chico.

Seiya empezó a sollozar mientras nuevas lágrimas cubrían su rostro. Y con un gran desazón en su pecho empezó a cantar la canción que en su día había escrito inconscientemente para Aioros.

Cuando Seiya acabo de cantar aquella melancólica canción que compuso, unas traicioneras lagrimas se le escaparon de sus ojos para caer en el césped, donde permanecerán allí para siempre, junto con los recuerdos de sus seres queridos.

Después de cantar cerró los ojos y en silencio se despidió de ellos. Una vez que se desahogó, se levantó, con una sensación de alivio en el alma.

Se encamino hacia las puertas de la entrada y antes de salir de allí miro por última vez hacia el lago, donde había derramado sus últimas lágrimas por aquellos a los que quería.

-Aquí dejare mi corazón...Eternamente mi alma llorara aquí recordándoos -Susurro Seiya con una muy pequeña sonrisa.

Después de decir aquellas desgarradoras palabras, salió del santuario, encontrándose con Selene que le miraba con preocupación pintada en su rostro.

Selene iba a preguntarle qué tal le había ido, pero el joven Seiya se adelantó.

-Todo está bien Selene -Le aseguro Seiya con una sonrisa, con los ánimos recuperados- Vámonos hay mucho que hacer a partir de ahora ¿no?-Le aseguro el castaño con una amplia sonrisa.

Selene observo la expresión del chico, y observo en el que aunque se había quitado un peso de encima, sabía que por mucho que lo ocultara esa infinita tristeza le acompañaría por siempre.

La joven diosa se entristeció por ello, y se prometió a sí misma, en silencio mientras volvían caminando lentamente al palacio, que haría todo lo posible para que su tristeza no fuera tan profunda. Aunque apenas lo conocía, haría lo que fuese por verlo feliz, como a su antiguo Hermano. Daria su inmortalidad por ver a Seiya con ese brillo que deslumbraba anteriormente cuando era el caballero del Pegaso y  rebosaba entusiasmo por todo, por cada poro de su piel

En el inframundo el joven de ojos esmeralda se encontraba en su habitación solo. Miraba a través de la ventana, mientras se sumergía en sus propios pensamientos, que daba lugar a un paisaje  oscuro y deprimente, justo como se sentía en esos momentos. Sabía que tenía que elegir el deber antes que sus sentimientos, pero aun así dolía mucho. Por más siglos que pasaran, nunca podrá sacarse ese dolor que lo acompañaría siempre. No podía ni quería deshacerse de ese dolor. Porque olvidar aquellos sentimientos que tenía por sus seres queridos sería una traición hacia ellos.

Shun suspiro mientras se llevaba una mano a su pecho, en donde descansaba el relicario que le dio su hermano Ikki.

Lo saco de entre sus ropas y lo observo con tristeza. El relicario era lo único que le quedaba de él. De su Nissan. De su persona más especial.

Como si fuera un objeto al que adorar, acaricio el colgante con delicadeza, como si temiera romperlo. Luego llevo el relicario a sus labios y lo beso con infinito cariño.

*Inicio pensamientos de Shun*

"Ikki... Hermano... por más siglos que pase sin ti nunca poder sacarte de mi corazón... Siempre... Eternamente te llevare en mi corazón. Es una promesa. Yo ojala pudiera haberte dicho lo que sentía antes de que sucediera esto... Ahora no podre por lo que Nissan te pido desde el fondo de mi alma que seas feliz, que encuentres a tu alma gemela y te haga muy feliz, y no te sumerjas en la culpabilidad por lo que me paso a mí. Por favor te deseo lo mejor en la vida. Lo mismo que a vosotros amigos (Shiryu, Hyoga, Saori, Aioria, Afrodita, Camus...) rezare porque vuestra vida sea plena. Maestro espero que tú también encuentres tu propio camino y que vivas una larga vida llena de prosperidad... Yo empezare desde hoy una nueva vida... Pero eternamente os llevare a todos en mi corazón y en mi alma"

*Fin pensamientos de Shun*

Al acabar de dirigir silenciosamente aquellas palabras a sus amigos, lagrimas brillantes caían por el rostro del peli verde. No intento meterlas. Las dejo fluir por su rostro.

Al fin cuando ya no podía derramar una sola lágrima más se le dibujo una pequeña sonrisa en el rostro.

Sería feliz por ellos. Su querido hermano se lo pediría. Y él no quería defraudarlo. Así que aunque le costara lucharía por intentar ser feliz.

Una vez firme en su decisión se limpió con agua del lavabo del baño  las lágrimas que aún quedaban en sus mejillas para después dirigirse al salón grande donde le esperaba preocupada Pandora. Era extraño antes aquella chica no le transmitía sentimiento alguno, pero ahora la sentía como si fuera una hermana mayor.

Antes de entrar en el salón para empezar con los preparativos para gobernar el inframundo suspiro con fuerza para darse fuerzas así mismo por lo que vendría de ahora en adelante...

Desde aquel día en que los dos ex-caballeros decidieron empezar con su nueva vida pasaron 5  meses con mucha rapidez.

En la tierra los habitantes de ella vivían felices y sin preocupaciones de lo que había sucedido. Seguían su vida tal y como habían vivido hasta ahora. Pero ese caso no se aplicaba a cierta diosa y a varios de los caballeros.

Desde que Seiya y Shun murieron muchos de ellos cambiaron. Atenea, una de ellos, ya no tenía aquel brillo de felicidad y esperanza que daba fuerzas a sus caballeros en las batallas. Para ella Shun y Seiya eran como sus hermanos, no solamente caballeros que luchaban por protegerla. Ahora después de sus muertes apenas se la veía. Casi siempre se la pasaba en su habitación del santuario mirando con nostalgia por la ventana mientras se perdía en sus pensamientos. Todos los caballeros estaban preocupados por ella, pero por más que lo intentaron no pudieron hacer nada para que volviera a ser ella misma. Otros que cambiaron para mal fueron Aioria, Shaka, Shiryu, Hyoga, Ikki y Aioros.

Especialmente en ellos les afecto más que a los demás la muerte de esos dos caballeros.

Aioria que era antes el alma de la alegría y de las fiestas, ahora raramente se le podía ver sonriendo  y mucho menos gastando alguna que otra broma. A él le dolió mucho especialmente la muerte de Seiya. Para Aioria era como un hermano pequeño al que cuidar, además de divertirse juntos ya que tenían un carácter muy parecido.

Y en las primeras semanas de su muerte sufrió no solo por su perdida si no por su hermano. Ya que para Aioros Seiya significaba mucho para él.

Shaka también cambio, aunque fue menos visible. Antes de por si no hablaba mucho o apenas se metía en conversaciones, pero ahora no salía prácticamente del santuario o hablaba con nadie si el patriarca o Atenea se lo ordenaban.

Se la pasaba todo el día meditando y rezando por aquellas dos almas, especialmente por su discípulo al que quería como si fuera un hijo. Le gustaba aquel chico de buen corazón, tímido y valiente. Siempre le gustaba darle consejos y enseñarle todo lo que podía para que alguna vez pudiera ser su sucesor de portar la armadura de Virgo.

Fue una semana después de su muerte que Shaka encerrado en su santuario se permitió llorar en silencio por aquella alma tan pura.

Shiryu estaba en un estado parecido a Shaka, se la pasaba el día meditando en el santuario de Libra y aunque hablaba con los demás el también perdió aquel brillo que tenía en sus ojos que tanto le gustaba al caballero de Aries. Su maestro Dokho conversaba muchas veces con él. Eran conversaciones muy profundas y aunque le ayudaban de mucho, no dejaba de sentir ese dolor por la pérdida de dos de sus mejores amigos.

Hyoga fue el que más sorprendió a todos con su cambio de actitud. Todos pensaban que iba a comportarse fríamente o al menos no mostraría sus sentimientos abiertamente. Pero se equivocaron. Después del entierro de sus mejores amigos Hyoga se la pasaba llorando día sí y día no. Había veces que ni probaba bocado, y si no fuera porque Camus estuvo a su lado en todo momento, Hyoga hubiera hecho algo de lo que después se hubieran lamentado. Camus estaba muy pendiente de el a cada momento. Le hablaba con dulzura, que era algo raro en él ya que no era de los que dejaban ver sus sentimientos abiertamente, le daba ánimos, le acariciaba el cabello para tranquilizarlo cuando despertaba en la noche entre gritos por las pesadillas que tenía, entre otras cosas.

Pero sin duda los que más cambiaron fueron Ikki y Aioros.

Del primero no supieron nada por que inmediatamente del entierro de Shun y Seiya desapareció completamente de la tierra. Nadie sabía dónde se encontraba o si le había pasado algo. Intentaron localizarlo a través de su cosmos, pero fue imposible. Él no quería ser encontrado.

Ikki sentía su corazón completamente destrozado, sentía que la oscuridad le consumía cada día que pasaba. Era tal la tristeza que sentía que un día estuvo a punto de cometer una locura para reencontrarse con su preciado Ototo. Él tampoco era de las personas que solían llorar pero como se encontraba a solas. En las noches oscuras agarraba la pulsera, que era lo único que quedaba de Shun que lo guardaba como si de un tesoro se tratase, y lloraba hasta quedarse sin voz y sin lágrimas.

Aioros cayó en un estado de Shoock. Al principio cayó en un estado de negación. Gritaba golpeaba negándose a creer a que lo hubiera perdido. Y golpeaba a cualquiera que le insistía a ver la realidad. Todos temían que se hubiera vuelto loco. Pero un mes después cayó en el estado de la depresión ya que al fin un día acepto la realidad de lo que había sucedido. No salía de su templo, tampoco hablaba con nadie, ni siquiera con su hermano, se la pasaba todo el día entrenando para no pensar en nada, excepto para comer un poco, y caer en la noche en la cama entre amargas lágrimas, mientras  se sumergía en terribles sueños donde el protagonista era su preciado Pegaso.

Fue una época muy difícil para todos los habitantes del santuario, pero por más que la desgracia estuvieran con ellos eternamente, pronto llegaría el momento donde tendrían que recuperarse para luchar contra la nueva amenaza que estaba a punto de llegar a sus vidas...

Mientras, en un lugar muy remoto, de todos los reinos de los dioses y diosas, y profundo, se encontraban ocho sombras misteriosas en las que estaban discutiendo sus planes de los cuales no presagiaban nada benévolo.

El que parecía ser el jefe de los ocho presentes empezó a hablar:

-Nuestros poderes casi están recuperados, nos falta muy poco para que nuestro poder vuelva a ser el de antes. Solo un año tenemos que esperar para escapar de la prisión en la que estamos. Entonces podremos recuperar lo que nos quitaron los dioses nos arrebataron. Por fin después de tantos siglos condenados estamos a un paso de destruir nuevamente a todos los dioses. Y esta vez no fallaremos- Dijo muy seguro, mientras se reía, con voz grave, malévolamente.

Los otros siete se arrodillaron ante su líder.

-Todos nosotros estaremos a sus órdenes siempre aun si tenemos que morir por usted- Declaro suavemente una voz femenina que se encontraba en el grupo de aquellos siete.

-Confió en vosotros muchachos, juntos lograremos que nuestra ansia de venganza se haga realidad-Volvió a decir muy seguro el Jefe.

Y los siete soldados inclinaron su cabeza en señal de respeto hacia él,  conformes con lo que les decía.

Mientras en los pensamientos del jefe pensaba en un motivo más del porque quería destruir a los dioses.

-"Zeus... Cuando nos encontremos de nuevo... te juro que te arrebatare aquello que tan celosamente proteges... y todo el universo temblara, incluido vosotros los dioses. ¡Jajajajajaja!"-Se rio con voz maligna en su mente.

Horas oscuras se avecinaban... El universo  pasaría por la mayor crisis de todos los siglos muy pronto si nadie lo evitaba...

Notas finales: Os ha gustado el capi? Si es un poco triste pero bueno era lo normal, no van a poner a celebrar? Cuando escribí esta parte me dolió mucho por Shun y Seiya como muchos os sentiréis igual. Pero aunque sea triste espero que os haya gustado 
Bueno y para animar esto a partir de hoy os hare una pregunta para conocernos mejor, claro que no es obligatorio y si no queréis contestar no os obligo a nada 
La pregunta es:  aparte de S.S. ¿Qué otros animes o películas yaois leéis y cuales son vuestras parejas favoritas?
En mi caso leo de naruto en la cual mi pareja favorita es itanaru, one piece mi pareja fav es acelu y lawlu, y HP en la cual mis parejas fav son el snarry y TomxHarry. 
Bueno nos vemos en el siguiente capítulo. Besitos a todos  ;)
 

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